Cuando Petro cambió el esquema de la recolección de basuras en diciembre de 2012, tuvo que ampliar o renovar los contratos de los cuatro operadores privados que tenía la ciudad hasta entonces, porque la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), a la que había hecho incursionar en el aseo por medio de Aguas de Bogotá, no contaba con los recursos y equipos necesarios en ese momento. La entidad distrital asumió solo 18 por ciento de la cobertura, cuando su objetivo era la mitad.
Aunque la compañía sí logró llegar a 52 por ciento de la capital en abril de 2013, nunca hubo licitación para el resto, que siguió en manos de algunas de esas empresas. Solo se volvió a abrir un proceso de este tipo para la recolección de basuras cuando el alcalde Enrique Peñalosa volvió a cambiar el modelo en 2018.
Es más, Aguas intentó participar porque en ese momento ya estaba generando utilidades, pero no pudo conseguir las pólizas necesarias y se quedó por fuera del negocio. Por tanto, este dato de la senadora es verdad.
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