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Martes, 28 Junio 2022

Comisiones de la verdad en el mundo, apuestas por la reconciliación y la memoria

Por Mónica Ospino Orozco

América Latina ha sido pionera en el establecimiento de organismos para el esclarecimiento de las violencias en el marco de conflictos armados o regímenes autoritarios. La experiencia en el mundo ha sido retadora y difícil, en todos los casos.

El informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, y que se reveló este martes 28 de junio, comprenden  un periodo de análisis e investigación que abarca el conflicto armado desde 1958 hasta 2016.

Pionera de muchas maneras, como lo ha sido esta Comisión de la Verdad, creada a partir del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc, ésta no es ni la primera que se ha establecido en el país, ni tampoco la primera en el mundo. 

Y como también ha ocurrido en otros países, esta Comisión no ha estado exenta de polémicas, cuestionamientos e incluso ataques a su legitimidad desde el mismo momento de su creación y claro, de desinformación, que ya en Colombiachek hemos verificado (1, 2, 3).

Hoy, en el continente, aparte de la Comisión de la Verdad de Colombia, acaba de empezar su trabajo en México  la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de los hechos ocurridos entre 1965 y 1990.

 

Por eso en este explicador abordamos la experiencia que organizaciones similares han tenido en otros países y de qué manera su trabajo ha aportado en la ruta hacia una paz estable y duradera.

¿Para qué se crea una comisión de la verdad?

De acuerdo con el Centro Internacional de Justicia Transicional, ICJT (por sus siglas en ingles), “Las comisiones de la verdad son organismos oficiales, no judiciales y de vigencia limitada que se constituyen para esclarecer hechos, causas y consecuencias relativos a pasadas violaciones de los derechos humanos”. 

Y en este artículo del director de la Maestría de Estudios de Paz y Especialización en Resolución de Conflictos de la Universidad Javeriana, Egoitz Gago, “las comisiones de la verdad son mecanismos ampliamente utilizados en todos los procesos de construcción de paz resultado de un acuerdo. Estos organismos recuperan los relatos de la violencia, no para ensalzarla, sino para presentar una memoria de los hechos que garantice la no repetición”.

De acuerdo con este texto de la Comisión de la Verdad de Colombia, “Priscilla B. Hayner explica en su libro ‘Verdades innombrables’ que las comisiones de la verdad se centran en eventos pasados, en la investigación de patrones durante un período de tiempo, en la relación directa con la población afectada y la recopilación de información sobre sus experiencias. Además, indica que estas entidades están bajo la supervisión de cada Estado y son órganos temporales que concluyen con la publicación y divulgación de un informe final”.

¿Cuáles son las características de las comisiones de la verdad? 

En el informe publicado por la ICJT, llamado En busca de la verdad, las características de estas comisiones son:

Complementariedad con la justicia penal: las comisiones de la verdad no son investigaciones judiciales. No establecen responsabilidad penal individual para casos específicos; no determinan el castigo ni utilizan normas de debido proceso aplicables en una corte de justicia. Su análisis puede contribuir a entender la lógica y estrategia de los abusos, ayudando a establecer responsabilidades morales o políticas.

Enfoque en violaciones graves de los derechos humanos: Históricamente, las comisiones de la verdad han concentrado sus investigaciones en los derechos que protegen la integridad física y mental, al investigar crímenes como la tortura, la desaparición forzada, los asesinatos extrajudiciales, el desplazamiento forzado y la violencia sexual. Con el pasar del tiempo, sus roles se han extendido y las comisiones recientes han investigado abusos más graves, como los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra. 

Periodo de investigaciones: A diferencia de las comisiones parlamentarias de investigación, que son comunes en muchos países, y que tienden a enfocarse en asuntos particulares o en las circunstancias de un evento específico, las comisiones de la verdad normalmente cubren periodos más largos de abuso, que a veces duran hasta décadas. Vale recordar en este punto que el informe final de la Comisión de la Verdad de Colombia comprendió una investigación entre 1958 y 2016.

Grandes cantidades de información: Debido a su enfoque más general, tanto en términos de violaciones como de periodos de tiempo, las comisiones pueden llegar a reunir información masiva de testigos directos, archivos y otras fuentes. La Comisión de la Verdad de Colombia, en su balance del 2021 registró que en total, se han recolectado 27.268 testimonios desde que inició el mandato hasta la fecha. La entidad también recibió 485 informes y 358 casos. 

Enfoque centrado en las víctimas: Las víctimas y sobrevivientes son las fuentes primarias de información para las comisiones de la verdad, y muchas comisiones tienen el mandato legal de asegurar el bienestar de las víctimas. Muchas han desarrollado servicios para las víctimas como por ejemplo la ayuda de emergencia, apoyo sicológico, seguridad y ayuda legal. La Comisión para la Acogida, la Verdad y la Reconciliación (CAVR) de Timor Oriental tenía personal especializado para otorgar fondos de emergencia y ayudar a las personas desplazadas a regresar a sus hogares. 

¿Desde cuándo existen las comisiones de la verdad?

Se ha establecido que la primera comisión de este tipo que se creó en el mundo fue en Bangladesh en 1971 y se llamó Comisión para investigar crímenes de guerra. Esta institución, según recoge este texto de la organización Gernika Gogoratuz, ”investigó atrocidades generalizadas, abusos generalizados de los generales pakistaníes por la pérdida de Pakistán Oriental, aunque se considera que fue un completo fracaso, el informe aclara una serie de delitos: el asesinato de miles de bengalíes, tanto de civiles como de soldados, las violaciones, contrabandos, el saqueo de los bancos en el este de Pakistán. El informe final fue presentado el 23 de octubre de 1974”.

En este enlace se encuentran más detalles del informe de la Comisión para investigar crímenes de guerra de Bangladesh. 

¿Cuál fue la primera comisión de la verdad que se creó en América Latina?

La primera comisión de este tipo que se creó en el continente fue la que nació el 28 de octubre de 1982 tras la firma del Decreto Supremo N. 241 por parte del presidente Hernán Siles Suazo, y que ordenó la creación de la Comisión Nacional de Desaparecidos. 

“Esta Comisión investigó hasta abril de 1983 el asesinato de 14 prisioneros políticos en 1972 por el gobierno de Banzer, y la desaparición de 22 personas en el periodo de García Meza, siendo todos estos datos objeto de construcción constante hasta la fecha bajo la premisa de que aún hoy existen casos no esclarecidos e información que continua alimentando las investigaciones”, según relata este informe de la plataforma Espacio de la Memoria Histórica de Bolivia.

Posteriormente, en Argentina, a través del Decreto N.º 187 del 15 de diciembre de 1983, el presidente, Raúl Alfonsín, creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Establecida el 16 de diciembre de 1983. Informe terminado el 20 de septiembre de 1984. El período de investigación que cubrió esta comisión fue entre 1976 y 1983, es decir el período que duró en ese país la dictadura de la Junta Cívico Militar.

En este enlace se encuentran los detalles del informe de esa Comisión y que se tituló, Nunca más.

¿Cuáles son las ventajas o beneficios de las comisiones de la verdad? 

De acuerdo con el Centro Internacional de Justicia Transicional, “al brindar especial atención al testimonio de las víctimas, las comisiones aseguran su reconocimiento; con frecuencia después de largos periodos de recibir estigmatización y ser escuchadas con escepticismo”.

“Adicionalmente, “Las comisiones de la verdad pueden contribuir a los procesos judiciales y a las reparaciones mediante sus conclusiones y recomendaciones; pueden también ayudar a que sociedades divididas superen la cultura del silencio y la desconfianza; y pueden, por último, identificar las necesarias reformas institucionales para evitar nuevas violaciones”. 

Para el director de la maestría de Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Andrés Sandoval, “en el trabajo de las diferentes comisiones de la verdad en el mundo no se puede hablar de absolutos, todas han ido aprendiendo unas de otras y se han ido ajustando a las necesidades del país, de la sociedad y del conflicto que se está estudiando”.

¿Qué incluye el mandato de las comisiones de la verdad en el mundo?

Según describe el ICTJ, “El mandato de una comisión de la verdad es su documento legal fundamental y a menudo toma la forma de un decreto ejecutivo o de una ley, aunque algunas comisiones han sido establecidas por otros medios”.

 “Los mandatos legales usualmente abarcan los siguientes elementos: Objetivos de la comisión de la verdad, funciones autorizadas, alcance de la investigación, poderes y recursos, incluyendo el tiempo permitido para las actividades, composición de la comisión”.

“La característica más recurrente en la práctica de las comisiones de la verdad que existen actualmente es la complejidad, que se expresa en mandatos más amplios, con objetivos más ambiciosos, con más funciones, con mayores alcances para la investigación, con más poderes y con una composición más amplia que busca representar a todos los sectores de la sociedad. Es posible ver la expansión como un esfuerzo para asegurarse de que más víctimas tengan una oportunidad de ser reconocidas y de asegurar una mayor participación social”. 

¿Cuáles han sido las comisiones de la verdad más reconocidas del mundo?

Se contabilizan alrededor de 51 comisiones de la verdad las que se han creado en el mundo, y de éstas algunas han alcanzado mayor reconocimiento internacional por lo novedoso de sus métodos, el alcance de sus investigaciones, por los mandatos otorgados y claro, por las polémicas que han tenido en el trámite de sus mandatos y las revelaciones de sus informes finales.

Según el profesor, Andrés Sandoval, “por ejemplo la comisión de la verdad de Sudáfrica le agregó a su mandato un mecanismo penal, para juzgar a los responsables de los crímenes y también tuvo un componente de amnistía y eso fue positivo para ellos. Si vamos a los casos de América Latina, el caso de Perú fue la primera en abrir audiencias públicas para escuchar a las víctimas y eso fue muy novedoso y de gran impacto. Otras como la de Argentina fue solamente para buscar a los desaparecidos, un mandato corto y específico. En Guatemala por ejemplo se dedicaron a investigar el genocidio, Chile con su comisión de la verdad y la reconciliación, incluyeron por primera vez la palabra reconciliación y así cada una ha ido dejando su huella y afrontando los retos que les impuso la historia”.

¿Cuáles han sido las conclusiones de algunas de las comisiones de la verdad establecidas en el mundo?

En Argentina, por ejemplo, la Conadep, estimó en “8.960 el número de personas que continúan en situación de desaparición forzosa, sobre la base de las denuncias recibidas por esta Comisión, compatibilizadas con nóminas elaboradas por organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos”, dicha comisión publicó su informe final en septiembre de 1984.

Adicionalmente, dicha comisión agregó en sus conclusiones que “La desaparición de personas como metodología represiva reconoce algunos antecedentes previos al golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Pero es a partir de esa fecha, en que las fuerzas que usurparon el poder obtuvieron el control absoluto de los resortes del Estado, cuando se produce la implantación generalizada de tal metodología”.

En Guatemala, el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, Memoria del Silencio, entre sus conclusiones “registró un total de 42,275 víctimas, incluyendo hombres, mujeres y niños. De ellas, 23,671 corresponden a víctimas de ejecuciones arbitrarias y 6,159 a víctimas de desaparición forzada. De las víctimas plenamente identificadas, el 83% eran mayas y el 17% eran ladinos. Combinando estos datos con otros estudios realizados sobre la violencia política en Guatemala, la CEH estima que el saldo en muertos y desaparecidos del enfrentamiento fratricida llegó a más de doscientas mil personas”. 

Además, “La CEH comprobó que a lo largo del enfrentamiento armado el Ejército diseñó e implementó una estrategia para provocar terror en la población. Esta estrategia se convirtió en el eje de sus operaciones, tanto en las de estricto carácter militar como en las de índole psicológica y las denominadas de desarrollo. Las organizaciones guerrilleras cometieron hechos violentos de extrema crueldad que aterrorizaron a la población y dejaron secuelas importantes en la misma. Fueron las ejecuciones arbitrarias, sobre todo las cometidas frente a familiares y vecinos, las que agudizaron el clima de miedo, arbitrariedad e indefensión ya generalizado en la población”.

En El Salvador, el informe final de la Comisión de la Verdad para ese país, titulado “De la locura a la esperanza. La guerra de 12 años en El Salvador”, concluyó, entre otras cosas,  que “ninguna de las ramas del poder público: judicial, legislativa, ejecutiva, fue capaz de controlar el desbordante dominio militar en la sociedad. Se debilitó el sistema judicial en la medida en que la intimidación la apresó y se sentaron las bases para su corrupción”.

En Chile, el “Informe Rettig es el nombre con que se conoce al informe final entregado, el 9 de febrero de 1991, por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación sobre las violaciones a los derechos humanos acaecidas en Chile durante la dictadura Augusto Pinochet. La Comisión, sesionó durante nueve meses y su informe cubrió el periodo que va desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990”.

“La Comisión recibió poco más de 3.400 denuncias y clasificaron como víctimas de la violencia política a 2.279 personas. Este documento recomendó una serie de medidas de reparación simbólica y reivindicación a las víctimas, el entonces presidente, Patricio Aylwin acogió dichas recomendaciones y mediante la dictación de la ley 19123 creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en febrero de 1992”, como registra en esta entrada la Biblioteca Nacional de Chile.