Daños ambientales en sector donde a mediados de 2017 se presentó una emergencia ambiental por ruptura del oleoducto Barquereña-Araguaney, aún no han sido cuantificados ni reparados



Para casi cualquier persona descubrir petróleo en su propia finca sería un hallazgo afortunado. La oportunidad de enriquecerse, de cambiar su destino y alcanzar los sueños que por falta de recursos siempre se aplazan. Sin embargo, para Ernesto Cuevas Plata encontrar petróleo en el pozo de agua de su finca se convirtió en una pesadilla.

Su increíble historia es un terrible ejemplo de lo que viven muchos campesinos en varias zonas de Casanare, que han sido afectados por derrames de crudo. En su caso, la emergencia ocurrió en cercanías del caño El Espino, ubicado en el municipio de Nunchía, Casanare, donde hace 14 meses se presentó un derrame de crudo que afectó a varios finqueros de la zona.

El Oleoducto de la Estación Cravo Sur-El Cruce-Estación Araguaney, línea Caño Garza-Araguaney, (tramo Barquereña – Araguaney), operado por Perenco Colombia Limited, se rompió por daño mecánico sobre el tubo y corrosión externa, ocasionando el derrame de varios barriles de petróleo, afectando de manera directa el suelo y agua del área aledaña a la finca Buenos Aires, de propiedad del arrocero Mauricio Cala, y predios aledaños, de la vereda Sirivana, en jurisdicción de Nunchía y San Luís de Palenque.

Lo peor es que más de un año después del derrame, las quejas constantes de algunos afectados del sector, no han tenido respuesta a pesar de las visitas realizadas por delegados de la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquía, Corporinoquia, y de la expedición de una medida preventiva por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA.

Por el contrario, uno de los finqueros afectados denuncia presencia de trazas de crudo en un pozo de agua subterránea y las autoridades ambientales se muestran lentas en su actuar, teniendo en cuenta lo manifestado por Corporinoquia, que argumenta que conoció el caso por redes sociales y medios locales, realizó visita técnica, pero a la fecha no ha enviado aún el concepto técnico a la autoridad competente (ANLA), para su conocimiento y fines pertinentes.

A su vez la ANLA, manifiesta que, durante las visitas de seguimiento a la contingencia ocurrida a mediados de 2017, se realizó la verificación del sistema de suministro de agua (aljibe) de la finca El Espino, ubicado aguas abajo del punto de ocurrencia del derrame de crudo, para verificar las propiedades organolépticas, identificando que el mencionado sistema de agua subterránea a la fecha de la visita, el 22 de junio de 2017, se encontraba libre de iridiscencia (color) y olor característico de hidrocarburos.

Ernesto y su pozo profundo

Cuevas Plata es propietario de la finca El Espino, que hace parte del predio Bizerta, vereda Macuco, municipio de Nunchía y asegura que el pozo profundo de donde saca agua para realizar las actividades diarias, está contaminado por hidrocarburos desde noviembre del año pasado, cuatro meses después de la ruptura de un tubo de la línea de flujo, Barquereña- Araguaney, de la empresa Perenco Colombia Limited, que ocasionó graves daños, en suelos, animales, cultivos y aguas subterráneas y superficiales, en predios de las veredas Sirivana y Macuco.

Cuando el señor Cuevas abre la llave del lavamanos de su casa, por la tubería donde debería salir agua, sale petróleo crudo, como se pudo constatar en visita efectuada a su finca. Según el denunciante esta situación solo ocurre en su predio, el cual fue afectado por el derrame de crudo, el 18 de junio de 2017, que cayó en el caño El Espino y se esparció por varios kilómetros.

Esta fuente hídrica fue la más comprometida por la contaminación del agua, ya que las precipitaciones de la época contribuyeron a la propagación del derrame y la dispersión del hidrocarburo, ampliando de esta manera el área afectada.

Cuevas recuerda que en el momento de la emergencia perdió 50 gallinas, un mulo, algunas babillas y peces que murieron intoxicados, entre otros animales; “los cerdos quedaron caminando de rastra”, dice en tono de queja ya que, a la fecha, no ha recibido compensación alguna. Durante la emergencia, funcionarios de Perenco, estuvieron en El Espino, con un perito acompañados de Corporinoquia e hicieron un informe de lo que había pasado, “ellos dijeron, vamos a hacer un avalúo por los daños y perjuicios ocasionados por el derrame y nunca más volvieron”.

Pozo profundo sub utilizado

Sumado a las pérdidas por el derrame del crudo a lo largo de la sabana, a comienzos de noviembre de 2017 empezó otro problema para el dueño de El Espino, quien comenzó a notar como del pozo profundo de su finca, del cual normalmente salía agua potable y cristalina, ahora manaba petróleo. De inmediato llamó y dio aviso a Perenco, sin que hasta la fecha haya obtenido respuesta alguna.

Al bombear el agua de la fuente subterránea, que tiene 72 metros de profundidad, a un tanque elevado, se veía de color oscuro y se sentía un olor raro, por lo que dejó de proveerse del preciado líquido afectando el consumo de los lugareños y de los cerca de 220 animales, -ganado, caballos, marranos, gallinas, entre otros-, dispersos a lo largo de las 440 hectáreas que tiene su finca.

Sin respuestas

Celmira Barragán, abuela de Ernesto, en calidad de propietaria y poseedora del predio Bizerta, instauró derechos de petición ante Ecopetrol, Perenco y la ANLA, en donde puso en conocimiento la presencia de trazas de crudo en el pozo profundo y solicitó acciones concretas para remediar la situación. Ante la falta de respuesta se instauró una tutela contra Perenco y Ecopetrol, el 17 de mayo de 2018, en el juzgado 64 Administrativo de Oralidad del Circuito de Bogotá, la cual fue remitida a los juzgados de reparto y admitida el 28 del mismo mes en el juzgado 70 Civil Municipal de Bogotá, por la presunta violación al Derecho Fundamental de Petición. El 30 de mayo Perenco dio respuesta al derecho de petición, en un folio de 154 páginas.

“Logramos que al menos nos escucharan, mejorando en algo la comunicación con Perenco, pero la respuesta de la empresa no nos dejó satisfechos. Lo único que hemos recibido de ellos es maltrato y abuso. Dicen que no es petróleo, que es otra cosa, que yo contaminé el pozo, y que no van a responder por nada”, afirma el denunciante.

Las difíciles relaciones entre Cuevas y Perenco vivieron su peor momento en noviembre de 2017, cuando el afectado se reunió con un ingeniero y una abogada de esa empresa. Ellos le informaron que, sin muestras de agua y resultados de los análisis de laboratorio, no podían mover una pala, “dijeron que los resultados de las muestras llegaban el 5 de diciembre, pero no sé de qué año, porque no los conozco”.

En mayo de este año, por presión de algunos medios locales, que hicieron visible la denuncia de la contaminación del pozo, Corporinoquia desplazó una comisión al El Espino, para tomar unas muestras de agua, “los encargados de la finca me comentaron de dicha visita, pero a la fecha no han dado respuesta alguna y tampoco han vuelto”.

Ante este nuevo inconveniente y la falta de respuestas efectivas, tanto de Perenco como de Corporinoquía, Cuevas sacó unas muestras de agua y las envió al laboratorio certificado en Yopal, Ambitest. Los resultados son bastante dicientes: más del 95% de presencia de hidrocarburos.

Trayendo agua en tractor

El drama de Cuevas y su familia se acrecienta por la falta del vital líquido. Es que para proveer de agua potable la finca para el consumo doméstico, tienen que transportarla en bolsas desde Yopal o desde fincas cercanas. Son dos horas en tractor, por un terreno agreste, las que se gasta transportándola para el uso diario. Mientras que, para satisfacer las necesidades básicas y proveer de agua los animales, se debe transportar en carro tanques, con el fin de llenar el tanque elevado, el del lavadero y varios timbos: “en verano se sufre mucho, y actualmente en época de invierno el poco ganado que queda está tomando agua de la sabana”.

Las actividades en la finca se han reducido por no contar con agua. Cuevas tiene que sacar parte del ganado y arrendar otro predio para que sus bovinos pasten. También tuvo que despedir gente. De 20 personas que tenía, hoy solo sostiene a una pareja de encargados que cuidan los pocos animales que aún sobreviven.

En el rostro adusto y marcado por el trabajo de campo de Cuevas se refleja hoy una infinita tristeza. La misma que genera haber tenido que salir desplazado de su propia finca, como sin aun persistiera la época de la violencia en Casanare.

Espera que, así como las compañías extraen los recursos del subsuelo, arreglen los daños que ocasionan a las comunidades, por irresponsabilidad y descuido, “como es el caso de Perenco, que no le hace mantenimiento a un oleoducto que lleva muchos años construido, no han cambiado tuberías por lo que han ocurrido catástrofes ambientales en la zona, que fácilmente se podrían evitar, si la compañía tuviera sentido de pertenencia con el departamento”, sentencia Cuevas.

El afectado pide una compensación por los perjuicios ocasionados, por la pérdida de animales y, principalmente, que descontaminen las fuentes subterráneas de su “empresita familiar”, como denomina a su finca, de la cual ha vivido su abuela, Celmira Barragán Farfán y en general toda su familia.

Ante el mal estado de la vía de acceso a las fincas por Sirivana, y en represalia por la renuencia al cambio de la tubería del oleoducto, los lugareños han tomado represalias contra Perenco y han instalado dos portones a lo largo del carreteable, restringiendo su uso, “la tubería de la línea de flujo está obsoleta, ya que su utilidad es de 15 años y no se ha cambiado por negligencia de la empresa, por lo que son constantes los derrames de crudo y las afectaciones al medio ambiente”, sostiene Ernesto Cuevas.

El denunciante reitera que, en el momento de la ruptura del oleoducto, el año pasado, algunos vecinos que vieron afectados sus predios fueron indemnizados porque estaban en plena cosecha de arroz, mientras que él no recibió nada. “A nosotros no nos dieron un peso, a pesar del peritaje hecho por Corporinoquia de los daños ocasionados, en donde tomaron fotos de animales muertos y dijeron que responderían por daños y perjuicios, pero hasta ahora nada, nunca más volvieron”.

Ecopetrol se pronuncia, Perenco calla

Y es que, lo manifestado por Cuevas, lo ratificó Perenco Colombia Limited en reunión cumplida el 9 de mayo de 2018, en donde Ecopetrol S.A, socio dentro de los contratos de Asociación Casanare, Estero, Garcero, Orocué y Corocora (CEGOC), le solicita a la empresa, como operadora de dichos contratos, la justificación sobre los hechos objeto de la denuncia por parte de los propietarios de El Espino. “El nivel de diligencia dispuesto para la atención del incidente entre El Cruce – Araguaney, el año inmediatamente anterior comportó la verificación completa de los predios vecinos al lugar en que se evidenció el derrame. Prueba de ellos son las indemnizaciones resultantes para los predios Salsipuedes, Buenos Aires, Buenos Aires 1 y Buenos Aires 2. Dentro de esa verificación que estuvo acompañada de la ANLA, Ministerio de Ambiente, Corporinoquia, Procuraduría Ambiental y Agraria Regional y Nacional, se constató que el área afectada no se extendió al predio Bizerta”, fue lo que informó Perenco, según José Luis Villota, gerente integral de Activos Centro Oriente de Ecopetrol.

Villota a quien, mediante derecho de petición, le indagamos sobre la responsabilidad de Ecopetrol, frente al derrame de crudo en Nunchía, la presencia de trazas de crudo en el pozo profundo de la finca El Espino y las acciones emprendidas por su operador para mitigar los daños ambientales, indicó que, según lo expuesto por Perenco, en atención a un requerimiento de los propietarios del predio Bizerta, en noviembre de 2017, se procedió a realizar muestras de aguas del pozo profundo del predio, y los análisis evidenciaron que, “los parámetros monitoreados y los resultados se encontraban acorde con la normatividad ambiental y de igual manera no se evidenció presencia de material contaminante”.

José Luis Villota dijo además que Perenco afirmó que, “por solicitud de los propietarios, Corporinoquia hace visita al sitio y toma muestras de un material nuevo encontrado en el aljibe del predio, resultados que serán compartidos directamente por Corporinoquia al dueño del predio”.

Perenco Colombia Limited, no nos respondió ninguna de las preguntas formuladas mediante Derecho de Petición, en relación con informe técnico sobre el derrame de crudo en junio de 2017 en Nunchía, protocolos a seguir durante emergencias, compensaciones a afectados por impactos ambientales ocasionados por derrame de hidrocarburos, acciones emprendidas en la finca El Espino en donde se denunció presencia de trazas de crudo en aguas subterráneas y el estado de las líneas de flujo que transportan petróleo en Casanare.

Se debe descontaminar pozo

Para el geólogo Fabio Velandia, es evidente la contaminación del acuífero de la finca El Espino, más si se tiene en cuenta que a varios kilómetros pasa la línea de flujo, Barquereña-Araguaney, que transporta crudo y que el año pasado se rompió.

“Lo que se puede observar es que el acuífero está contaminado con hidrocarburos, ya sea por el crudo que se vertió a los alrededores o por otra causa. Es muy claro y en los resultados de los análisis de las muestras de agua se determina que hay presencia de petróleo”, explica el experto y reitera que, “ante esta situación, debería de existir toda la rigurosidad de los entes de control, llámese Corporinoquia o la ANLA, para certificar y poder buscar la forma de descontaminar los alrededores del acuífero.

A pesar que es un caso diferente, Velandia compara esta situación con lo que ocurre en Yopal, en donde en los alrededores del municipio, cuatro kilómetros aproximadamente, se planea explorar el pozo El Portón y, al realizar los análisis de muestras de agua, los resultados arrojaron que se encuentran contaminadas con hidrocarburos.

“El Estado colombiano es muy laxo y como necesita recursos, todos los órganos de control, llámense Anla, Corporaciones Ambientales, ANH y los mismos departamentos, como es el caso de Casanare, al no tener un conocimiento claro de los temas, muy folclóricamente respaldan toda la actividad petrolera”, afirma el geólogo.

Corporinoquia indecisa y Anla ausente

La subdirectora de Control y Calidad Ambiental de Corporinoquia, Karen Pinzón, expresó que el siete de mayo de 20108 el grupo de Queja y Contravenciones Ambientales realizó una visita técnica para corroborar la denuncia hecha a través de las redes sociales Celmira Barragán y Ernesto Cuevas. En la verificación se retiró la tubería de bombeo del pozo profundo y se observó una “sustancia oscura y aceitosa”, se tomó una muestra que fue analizada en el laboratorio ambiental de la entidad.

En esta, según la funcionaria, se constató “alteración (…) al recurso hídrico subterráneo”. Por ello está adelantando “gestiones para contratar un laboratorio certificado en el parámetro de densidad e hidrocarburos totales” porque el de la Corporinoquia no está acreditado para este análisis en el Ideam. Es decir, ya se cumplen cerca de cinco meses sin que se haya concretado el tema.

Karen Pinzón explica que, según cotizaciones hechas, el costo de analizar la muestra asciende a 12 millones de pesos y que se está determinando a quién le corresponde contratar este procedimiento. Y tan pronto se cumpla con este trámite el concepto técnico será enviado a la Anla para que actúe según sus competencias.

La vocera de Corporinoquia expresó que las competencias de la entidad solo permiten realizar una atención a la contingencia presentada, la cual debe informarse a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, para que se esta la que analice y tome las medidas preventivas, correctivas o sancionatorias.

Según lo informado por Corporinoquia, en 2018 en este sector solo se conoció de esta denuncia que no se hizo directamente en esta entidad sino a través de las redes sociales, pero que se atendió por oficio.

En relación al derrame de hidrocarburos ocasionado por la ruptura de la línea de flujo Barquereña-Araguaney, ocurrido el 18 de junio de 2017 en el sector de Macuco y Sirivana en Nunchía, Karen Pinzón dijo que se realizaron cuatro visitas técnicas, una, el 20 de junio de 2017, acompañada del dueño del predio Buenos Aires 1 y funcionarios de Perenco; la segunda, el 22 de junio de 2017, junto con funcionarios de la Anla y del Ministerio de Medio Ambiente; la tercera, el 28 de junio de 2017, con funcionarios de la Procuraduría y la cuarta, el 11 de agosto de 2017. De estas visitas se remitió concepto técnico a la Anla que es la entidad competente para atender estas situaciones según la licencia ambiental otorgada a la empresa Perenco Colombia Limited.

Sobre otras contingencias presentadas en Casanare entre enero y julio de 2018 Corporinoquia informó que se radicaron 20 reportes y una queja, relacionados con derrames de crudo, destacándose que el mayor número de reportes fue en marzo y julio (ver gráfica). Las empresas con mayores contingencias son Frontera Energy con al menos 6 incidentes, seguida de Perenco.

Estos derrames de petróleo han ocurrido en 11 de los 19 municipios de Casanare, siendo Tauramena con 4 casos y San Luis de Palenque con 3 incidentes, los más afectados. (Ver gráfica).

De otra parte la funcionaria expresó que Corporinoquia requirió en julio de este año a la ANLA para que les hicieran un reporte de lo actuado en todas las denuncias de contingencias por derrame de crudo registradas en la jurisdicción de esta CAR y que han sido radicadas. Todavía no se obtiene respuesta.


La ANLA no cuenta con oficinas en Casanare que permitan una mejor interlocución y acercamiento con las comunidades, a pesar de que este departamento es el segundo productor de petróleo del país.

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