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Martes, 21 Agosto 2018

Cauca: ¿ocaso de la política tradicional?

Por Olga Portilla Dorado

Organizaciones sociales buscan unidad para próximas elecciones. Partidos tradicionales consideran que sólo una gran coalición en el Cauca podrá alcanzar el principal cargo departamental y las alcaldías en gran parte del territorio caucano. Ese pareciera ser el panorama regional con las elecciones parlamentarias y presidenciales como telón de fondo y con la violencia como un desafío apremiante.

Los resultados de las elecciones legislativas permiten dibujar la línea de partida de los diferentes partidos y movimientos hacia las elecciones de 2019:

En la bancada parlamentaria caucana los liberales son quienes más representantes tienen, seguidos por el partido de la U, Centro Democrático y Cambio Radical. Luis Fernando Velasco Chaves (Liberal) obtuvo 74.265 votos, de los cuales 32.781 fueron en el Cauca; fue el séptimo senador más votado de ese partido y el más votado en el Cauca después de Temístocles Ortega. Ortega, senador de Cambio Radical logró su curul con 63.592 votos, de los cuales 53.978 fueron depositados en su departamento. Por su parte, la senadora Paloma Valencia del Centro Democrático obtuvo 29.319 votos (solo 1.529 en Cauca) ; y el senador por la Circunscripción Especial Indígena Feliciano Valencia logró 29.449 de los 72.591 que sumó el Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais) al cual representó.

Para el caso de los Representantes a la Cámara por el Partido Liberal, Carlos Julio Bonilla Soto obtuvo 38.468 y Crisanto Pisso Mazabuel logró 27.350. En La U Jhon Jairo Cárdenas Morán logró 24.995, y Faber Muñoz sobrepasó los 21.046 que obtuvo Carlos Felipe Muñoz, a quien en el escrutinio le ganó la cuarta curul en la Cámara gracias a la aparición de más de 300 votos en el municipio de López de Micay (resultados que fueron demandados y hoy en la Fiscalía hay una investigación para determinar si hubo fraude o no en esa votación).

De acuerdo con las posturas de estos congresistas en los pasados comicios presidenciales, todo indica que no harán oposición al Gobierno de Duque (ver en este mismo texto: La previa electoral para la alcaldía de Popayán y la Gobernación del Cauca). En la antesala de las elecciones locales, el panorama en los territorios podría cambiar, pues muchas organizaciones no simpatizan con Duque, los partidos tradicionales no tienen un candidato fuerte y los movimientos alternativos intentan unirse para conquistar el poder. Varios actores consultados coinciden en la necesidad de una gran coalición para las elecciones de 2019.

Contexto electoral nacional

Al finalizar la jornada electoral del pasado 17 de junio (y también las legislativas del 11 de marzo), el entonces Presidente Santos, su Ministro de Defensa, y la Misión de Observación Electoral (MOE) no se equivocaron al decir que fueron las elecciones “más tranquilas, más seguras y las más participativas”.

Más tranquilas y más seguras porque en ninguno de los tres días que los colombianos se dirigieron a las urnas (11 de marzo, 27 de mayo y 17 de junio) se reportó ni una sola alteración de orden público ejecutada por algún grupo armado.

Después de las elecciones legislativas en el informe que entregó el entonces Ministro de Defensa Luis Carlos Villegas, destacó que estas “han sido las más tranquilas y seguras en dos generaciones de colombianos”.

De otro lado, en la jornada de la primera vuelta presidencial, al finalizar los comicios, el Fiscal General de la Nación Néstor Humberto Martínez, señaló que “estas elecciones se convierten, de lejos, en las más pacíficas en Colombia ya que no se presentaron acciones terroristas en ninguna zona del país”.

El informe de estas instituciones señalaba que por amenazas o ataques no se tuvo que trasladar ninguna mesa. Sin duda el tránsito al posconflicto -luego de la firma del Acuerdo de paz con las Farc- permitió mayor libertad para votar, especialmente en regiones donde este grupo imponía condiciones y en aquellas donde el Eln mantuvo la tregua unilateral.

De otro lado, la Misión de Observación Electoral en su informe de cierre al finalizar los comicios para elegir Presidente, señaló que de parte de la ciudadanía recibió un total de 2.030 reportes sobre posibles irregularidades electorales para el proceso de Presidencia de la República 2018, lo que representa un incremento del 65% frente a las mismas elecciones del 2014. Para la jornada de votación de la segunda vuelta del 2018 se recibieron 363 reportes, mientras que en esa misma jornada de votación del 2014 se registró un tal de 197 presuntas irregularidades.

“De la información recibida se encontró que las principales irregularidades reportadas por la ciudadanía hacen referencia a 167 que afectan la libertad del votante. Entre ellas compra y venta de votos, suplantación en el ejercicio al sufragio (32) y reportes por presiones al elector (26)”, indicó la MOE.

Para el caso del Cauca, donde la Misión de Observación Electoral informó que en 13 municipios había riesgo por fraude electoral y violencia (ocho en riesgo alto y dos en riesgo extremo), el balance después de las votaciones del 17 de junio fue positivo, pues sólo hubo una captura en el municipio de Mercaderes por el delito de ocultamiento y retención de cédulas.

A diferencia de otras épocas, el Cauca ya no fue noticia por alteraciones de orden público.

Más participativas… En el año 2014 para la elección de Presidente y vicepresidente en la segunda vuelta había un potencial de sufragantes de 32’975.158, pero solo votaron 15’818.214, es decir el 47,97%, la cifra de abstención que superó el 50% fue la más alta en 20 años (porque en la primera vuelta de 1994 fue del 66%); situación diferente a la registrada hace más de dos meses donde de 36’783.940 personas habilitadas para votar, lo hicieron 19’511.168, una participación del 53,04%.

A nivel departamental, para la segunda vuelta presidencial, el Cauca tuvo un potencial de votantes de 954.036, de los cuales 508.054 participaron, es decir el 53,25%; las cifras no cambian mucho al devolvernos cuatro años atrás, también para la segunda vuelta entre Santos y Zuluaga, de un potencial de sufragantes de 880.065, votaron 444.307, o sea un 50,48%.

Ahora bien, para el caso de las elecciones regionales (Gobernador, alcaldes, Concejo, Asamblea y JAC) en 2015, de los 914.689 habilitados para votar lo hizo el 61,46%, es decir 562.194 caucanos participaron de la jornada, lo que permite presagiar que para 2019 el número de votantes no disminuya y la participación de los distintos sectores tanto políticos como ciudadanos pueda darse en medio de un panorama electoral similar al del presente año.

Incidencia de la violencia y presencia de grupos armados

¿La violencia que aún persiste en el Cauca afectará la participación en política de la ciudadanía?

Las respuestas a esta pregunta son distintas y dependen de los sectores consultados. Algunas comunidades donde se ha denunciado la presencia de actores armados y donde las fachadas de sus casas empezaron a ser pintadas con letreros de “Auc” o “Eln”, temen que la zozobra regrese a la población con nuevas alteraciones del orden público. Si ello sucediera, podría hacer que los ciudadanos -por miedo- desatiendan la participación política, resten importancia a las elecciones locales y no salgan a votar.

Fachada de una vivienda en la vereda La Independencia, corregimiento El Carmelo, municipio de Cajibío. /Fotografías: Suministradas

 

De hecho, el pasado martes 7 de agosto, mientras la capital del país se preparaba para la posesión de Iván Duque, siete municipios del norte del Cauca sufrieron ataques por grupos ilegales que ocasionaron daños materiales, algunos heridos y una víctima mortal. Como reacción, las comunidades indígenas anunciaron una movilización “pacífica” por la vía Panamericana hacia la ciudad de Cali pero la protesta derivó en actos vandálicos, detención y daños de varios vehículos y afectación del tráfico por la principal carretera del suroccidente del país.

Sumado a esos hechos, ese mismo martes en la vereda Altamira, corregimiento El Carmelo, en el municipio de Cajibío, sicarios acabaron con la vida de Uriel Rodríguez, campesino afiliado a Fensuagro, integrante de la Asociación de Trabajadores Campesinos de Cajibío, militante del movimiento político Marcha Patriótica, del Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano, Pupsoc, y líder del Programa de sustitución de cultivos de uso ilícito en la zona. Rodríguez estaba en una tienda, fue atacado por hombres armados.

Aunque la muerte de este líder no estaba anunciada (no habría reportado amenazas), en Cajibío los habitantes presentían que algo así pasaría pues, desde mediados de julio, denunciaron que en algunas veredas había presencia de grupos armados y que a los moradores los estaban deteniendo en medio de sus recorridos para informarles que “las Auc estaban ahí e iban a tomar el control del territorio”. Incluso los habían citado a reuniones donde estarían pidiendo recursos económicos a comerciantes y a cultivadores de hoja de coca.

“En el Michinchal y en la Independencia Cajibío han denunciado presencia de un grupo que se autodenomina paramilitar, que sale a hacer retenes, está extorsionando a la gente pidiéndoles 5, 10, 20 millones de pesos, y les dicen que los van a matar, que van a limitar la actividad de su organización base. Yo lo puedo decir porque conozco la zona, porque es donde yo trabajo y no he podido volver al territorio porque la misma comunidad genera mecanismos de protección sobre nosotros”, señaló Jonathan Centeno Muñoz, vocero del movimiento político Marcha Patriótica en el Cauca.

Incluso, tres días antes de que asesinaran a Uriel Rodríguez, Centeno y otros líderes de Marcha Patriótica y de otras organizaciones sociales decidieron “ponerle el pecho” a la situación y se movilizaron hasta la vereda La Independencia. Allí, junto a la comunidad, realizaron una jornada de movilización por la defensa de la paz, la vida y el territorio, para rodear a la gente de esa localidad. No sólo estuvieron los líderes sino habitantes para quienes estas últimas semanas no han sido fáciles. Algunos relatan que aunque las familias no se han desplazado están confinadas en sus casas, incluso tuvieron que tomar medidas desesperadas, pues la orden de los sujetos armados es que el día que se cite a una familia deben estar todos sus integrantes, sin excepción alguna.

“Tuve que renunciar a mi trabajo como empleada doméstica en Popayán porque mis papás se quedan solos con mis hermanos y ya los habían visitado esos hombres, el temor es que si no estamos todos pueden reclutar a mis hermanos, entonces yo mejor dejé mi trabajo y me vine para acá a la finca. Esperamos que no pase nada malo”, dijo una joven de unos 28 años y quien prefirió omitir su nombre.

La tensión en la zona continúa, las Fuerzas Militares sólo llegaron varios días después de la denuncia sobre presencia de estos grupos armados. Incluso hubo combates entre la fuerza pública y el grupo delincuencial. En la comunidad el miedo crece especialmente entre integrantes de las organizaciones y movimientos sociales ante posibles represalias.

La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, Anuc Cauca, es otra de las organizaciones con amplia experiencia en el Departamento y que hace presencia en la mayoría de municipios. Desde su concepción social, política y comunal, también opinaron sobre lo que está ocurriendo en el territorio caucano.

“Desde la Anuc Cauca vemos con preocupación cuando comienzan a asesinar líderes, dirigentes, uno se pregunta ¿Cuándo me tocará a mí? Hoy ve uno mucho grupo que quiere hacerse notar y con eso se van a llevar más de un dirigente. Para nosotros sí es preocupante esta situación que se viene, y las elecciones del próximo año se pueden ver bastante afectadas porque la gente vive con temor y eso afecta políticamente a la organización”, comentó Gilberto Marín, vicepresidente departamental de la Anuc.

Pero así como existe esa preocupación, también hay sectores que creen que desde la resistencia y las organizaciones de base puedan ‘jugársela’ por la democracia en cada municipio.

“Este año ha sido muy difícil, después de la firma del Acuerdo de paz nosotros hemos venido insistiendo en que aquí ha habido una persecución contra los líderes, y uno se da cuenta de que ha sido de unos meses para acá con más frecuencia. Las elecciones fueron tranquilas, pero la violencia ha estado presente. La violencia va a incidir en las elecciones locales, pero la gente va a jugársela”, expresó Miguel Fernández, coordinador del área de Derechos Humanos y Paz del Comité de Integración del Macizo Colombiano, Cima.

De otro lado, desde el análisis del Comunicador Social y Especialista en Derecho Internacional Humanitario Juan Carlos Varona, docente de Ciencia Política de la Universidad del Cauca, la seguridad en las elecciones locales podría ser igual que en las elecciones de 2018, donde no hubo hechos significativos de orden público porque, según dice, los grupos que hoy están en los territorios no tienen un fin político,sino criminal, basado en el negocio del narcotráfico y, contrario a lo que fueron las Farc, no tienen una estructura, unos principios, unas normas de querer incidir o participar en política.

“A los nuevos grupos armados no les interesa la política, puedes tener de aquí en adelante las elecciones más seguras de por vida, porque a ellos no les interesa atacar a la policía, al pueblo, tomarse el poder, a ellos les interesa su negocio y expansión de la coca. Excepto el Eln, que podría hacerlo, pero no son de esos grupos que entren a tomarse un pueblo, no es su forma de actuar. A los grupos ilegales no les importa quién sea el presidente, pero si alguien les habla de que les va a quitar su negocio, ahí sí preocúpese, pero no por cuestiones políticas e ideológicas sino por cuestiones económicas”, explica Varona.

Pero en esa lógica revive otro temor: los candidatos municipales que incluyan en su propuesta de gobierno el tema de sustitución de cultivos de uso ilícito, minería, defensa del agua, del medioambiente podrían ser amenazados.

“Muy seguramente lo que vamos a ver es que los candidatos a la alcaldía los temas de minería o coca, ni los van a tocar, y si no lo hacen pues todo mundo se va a sentir tranquilo y seguirán siendo las elecciones más tranquilas, lo mismo para Gobernación, pero si los tocan llegará la amenaza de que tienen que retirarse de la contienda, de que son un objetivo militar”, agrega el docente universitario.

El vicepresidente departamental de la Anuc, Gilberto Marín, quien fue candidato a la Cámara de Representantes este año, también opina que “a estos nuevos grupos, ya no se les ve en ese tono político, sino en la tónica de hacerse notar sin importar si tocó o no matar a alguien”.

La previa electoral para la alcaldía de Popayán y la Gobernación del Cauca

La próxima contienda se realizará en medio de un nuevo mapa electoral en Colombia, pero especialmente en la zona del Pacífico donde los resultados favorecieron a alternativas de “izquierda” en las presidenciales. Por ello es necesario analizar los posibles movimientos que harán partidos y organizaciones buscando conquistar los principales cargos de elección popular.

Analizando los resultados, Gustavo Petro y su fórmula vicepresidencial (hoy Senador y Representante a la Cámara, respectivamente) obtuvieron 323.443 votos en el Cauca, y el actual Presidente Iván Duque y la vicepresidente Martha Lucía Ramírez, lograron 160.191 votos; tan solo en cinco municipios (Buenos Aires, Piendamó, Timbío, El Tambo y Rosas) Duque obtuvo la mayoría de la votación, pero con diferencias con su contendor que no superaron los mil votos.

Los casos sui generis, fueron El Tambo y Buenos Aires, por su antecedente histórico como zonas donde las Farc hicieron presencia, y donde persisten problemáticas como: narcotráfico, presencia de cultivos ilícitos y de actores armados.

Si nos devolvemos al 2 de octubre de 2016 cuando se votó el plebiscito, el SÍ ganó en estos cinco municipios con porcentajes superiores al 50%, podría decirse que le apostaron a la paz, entonces ¿qué pasó?, para algunos el que persistiera la presencia de grupos armados, y la poca efectividad de los programas de sustitución, así como la demora del Estado para llegar a estas zonas, influyeron en esa decisión electoral.

Los senadores y las cuentas a la Gobernación del Cauca

Aunque aún es prematuro hablar de candidaturas a la Gobernación del Cauca y a las alcaldías de los 42 municipios, especialmente al primer cargo de la capital caucana, en el “sonajero político” del Departamento ya hay nombres de quienes se postularían, o al menos tienen potencial para ocupar estos cargos de elección popular. La decantación de la larga lista de candidatos se daría sólo hasta después de la Semana Santa de 2019.

Para Gobernación del Cauca podrían competir desde exgobernadores del Departamento como Juan José Chaux Mosquera hasta exrectores de la Universidad del Cauca como Juan Diego Castrillón Orrego. El primero, avalado por el Partido Liberal pero cercano al Centro Democrático y al Partido Conservador. Chaux Mosquera sigue siendo un influyente político pero su poder ha sido menguado por las acusaciones de promoción del paramilitarismo. Dicha investigación aún permanece abierta en la Corte Suprema de Justicia aunque él buscaría someterse a la Justicia Especial para la Paz. Entre sus aliados está el exsenador Jesús Ignacio García, otrora gran elector en Cauca.

El segundo es un destacado dirigente alternativo que hasta hace poco permaneció al frente del centro de educación superior más importante del Departamento: la Universidad del Cauca, una entidad pública tan influyente en la región como la Alcaldía y la Gobernación. En el 2007 fue candidato al primer cargo departamental por la Alianza Social Indígena (ASI). Aunque no logró el triunfo, obtuvo una votación interesante para su primer intento. Aunque es visto como un hombre independiente tiene buenas relaciones con los partidos tradicionales Liberal y Conservador y lazos fuertes con buena parte del sector académico local.

En esta carrera también podría competir Juan Carlos López Castrillón, uno de los hombres de mayor exposición pública en el Partido Liberal. Fue candidato a la Gobernación del Cauca, exgobernador por nombramiento, dirigente deportivo y Gerente del Consorcio Colombia Mayor. Tiene estructura política y fuerza entre las bases de las “toldas rojas”. Mantiene diálogo constante con todos los congresistas del Departamento, lo que parece ser, le ha permitido ganar espacio en la opinión política de los legisladores.

No hay que olvidar el nombre de Aurelio Iragorri Valencia, el hombre fuerte del Partido de la U, exministro de Agricultura de Juan Manuel Santos y heredero natural del poder de su padre, Aurelio Iragorri Hormaza, uno de los barones electorales más importantes de los últimos 20 años en el Cauca. Iragorri Jr. tiene lazos fuertes con los congresistas del Cauca e influencia nacional por su condición de Director Nacional de la U. Es cercano al Partido Liberal y también tiene simpatías entre militantes del Centro Democrático.

En la apuesta hacia el primer cargo departamental se incluye, además, al exrepresentante a la Cámara, Óscar Ospina Quintero. El Magíster en Salud Pública pertenece al Partido Alianza Verde y cuenta un visible trabajo en la legislatura que terminó. Aunque intentó mantener su curul, los votos no le alcanzaron para ese propósito y es de los pocos dirigentes que abiertamente confirmó aspirar a la Gobernación mediante la búsqueda de acuerdos y consensos entre diversas expresiones políticas, aunque tampoco descarta “lanzarse” a ser candidato a la Alcaldía de Popayán. Fue Secretario de Salud Departamental y mantiene una enconada disputa con su exjefe, el hoy Senador Temístocles Ortega Narváez. Su aliada más cercana es la exsenadora Claudia López con quien impulsa la Consulta Anticorrupción.

De otro lado aparece el nombre de Édgar Papamija, viejo conocido en la política del Cauca pues fue congresista y dirigente en sectores alternativos. Sería otra opción desde sectores independientes, aunque tampoco ha confirmado una posible candidatura. Ha sido crítico de las recientes administraciones a través de sus columnas periodísticas.

También lo estaría pensando Amadeo Cerón Chicangana, exdiputado y excandidato a la Gobernación del Cauca por el Polo Democrático y fuerte activista en la reciente campaña presidencial de Gustavo Petro del movimiento Colombia Humana. Además, aparece en la lista el nombre de Jesús Enrique Piñacué, exsenador indígena con buena imagen nacional y relación cercana con sectores sociales y alternativos. En el mismo segmento podría competir Gilberto Muñoz Coronado, exsecretario de Educación, exalcalde de Toribío y excandidato a la Gobernación del Cauca en 2015, y actual representante legal de la Asociación Indígena del Cauca (AIC). Coronado es uno de los más influyentes líderes indígenas de la región y, aunque viene de una línea independiente, su carácter tranquilo le ha permitido establecer relaciones cordiales incluso con los partidos tradicionales. Buena parte de la base social indígena es cercana a su visión política, incluyendo el senador electo Feliciano Valencia, y a organizaciones como el Cric y la Acin.

Teniendo en cuenta los recientes resultados electorales que inclinaron una mayoría del electorado caucano hacia el movimiento Colombia Humana, varios sectores afines a este podrían tener mayores probabilidades de consolidar una eventual candidatura.

“Hubo unas fuerzas en torno a la Cauca Humana que desde luego siguen caminando y por supuesto que hay un sector de fuerzas que se unieron y demostraron que eran mayoría en casi todos los municipios, y por lo tanto esas fuerzas son las que en el ejercicio político local deben juntarse si quieren tener alguna opción del poder; esa fue una propuesta tanto de la Coalición Colombia en cabeza de Compromiso Ciudadano, Los Verdes y el Polo, pero también fue el tema de los que se juntaron en torno a la Colombia Humana, y era que en el 2019 había que hacer un ejercicio de juntarse para poder tener opciones en los poderes locales y yo creo que en esa dirección vienen caminando”, opinó al respecto Oscar Ospina.

Los “caciques” políticos que han jugado un papel especial en la política del Cauca podrían seguir incidiendo en el poder local y Departamental, pero no es seguro que puedan imponer un candidato entre tantas fuerzas dispersas. Por ejemplo el hoy senador Temístocles y el actual Gobernador Oscar Campo podrían buscar el siguiente “heredero” - si es que no se distancian y si el agotamiento de 8 años de gobierno no les pasa factura-. Ortega dijo abiertamente que votaría por Petro en las presidenciales ¿apoyaría a un candidato alternativo para el gobierno local?

En esa puja entrarían los senadores Velasco y Paloma Valencia a favor de “alguien cercano” como Gobernador. Valencia podría capitalizar que su partido tiene al Presidente de Colombia y buscar una eventual alianza con los conservadores e integrantes del Mira para concertar candidarturas en alianza.

No es claro hacia dónde se moverán las estructuras políticas de los Representantes a la Cámara. Jhon Jairo Cárdenas que es del partido de la U, se mueve cerca de sectores alternativos mientras su compañero de bancada Faber Muñoz, se apega más al uribismo. Los congresistas Carlos Julio Bonilla y Crisanto Pisso Mazabuel, aunque son del partido Liberal, tras la decisión de César Gaviria de inclinarse –antes de segunda vuelta- por apoyar a Duque, también “partieron cobijas”. Bonilla se alineó con sectores críticos del liberalismo mientras Pisso lo hizo con dirigentes del Centro Democrático.

La baraja en la Alcaldía de Popayán

Por los lados de Alcaldía, el panorama es un poco más incierto dada la coyuntura administrativa de la capital del Departamento. Las investigaciones que continúan en contra del alcalde César Cristian Gómez Castro y algunos de sus exfuncionarios, tanto en la Fiscalía como por la Procuraduría, copan la agenda política.

Los posibles aspirantes miden con cautela sus apuestas al primer cargo de la ciudad. Lo que suceda en los próximos meses – la posible ratificación en segunda instancia de la suspensión de la Procuraduría por once meses contra el alcalde local- supondría el arranque oficial a la campaña por la Alcaldía. Sin embargo, ya suenan algunos nombres.

Uno de ellos es el de Juan Carlos Bolaños Daza, exgerente de Emcaservicios, exgerente del Acueducto Municipal y excandidato a la Alcaldía. Muy cercano al senador Temístocles Ortega, pero que en la campaña pasada le dio un ferviente respaldo del actual mandatario local. Muchos sectores creen que podría ser la carta del alcalde para tratar de retener la alcaldía con miras a futuros procesos electorales. Bolaños Daza es militante del Partido Liberal, aunque lejano del senador Luis Fernando Velasco, cuya hermana se enfrentó en las elecciones de 2015 a Gómez Castro.

Jimena Velasco, podría postularse de nuevo a la Alcaldía de Popayán dado el momento negativo y el desgaste del mandatario de turno y aprovechando que su hermano ha ganado gran espacio político en el Departamento. De hecho, es el único senador influyente por parte del Partido Liberal. Pero Jimena, actual jefe de la Oficina de Planeación Departamental, aún no ha dado a conocer su decisión. Tiene plazo hasta octubre para renunciar a su cargo actual si quiere medirse de nuevo en las urnas.

Así mismo en la colectividad roja, suenan los nombres de los concejales Argeny Gómez y Pablo Parra que han estado en abierta oposición a temas locales y han manifestado su desacuerdo por las prácticas administrativas del alcalde Gómez Castro. También lo intentaría Fabián Acosta, exconcejal de Popayán por el Partido de la U, cercano al senador Temístocles Ortega.

Adicionalmente Carlos Alegría, exgerente de la Industria Licorera del Cauca y exsecretario de infraestructura está incluido en la baraja roja a la Alcaldía. Sería el partido con más opciones para llegar al palacio municipal.

Por el Partido Conservador se menciona a Nino Andrés Erazo. Hizo parte del gobierno del exalcalde y congresista Francisco Fuentes en cuyo mandato se desempeñó como Secretario de Gobierno y Secretario de Educación. Es de los políticos jóvenes de la colectividad azul. Actualmente es Director Territorial del Ministerio de Transporte y muy cercano al exsenador José Darío Salazar.

En esa colectividad ha sonado, igualmente, el nombre de César Sánchez, exdiputado y Secretario de Gobierno de Popayán. Es un hombre bien ranqueado en la opinión conservadora y tiene línea directa con la Vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez pues lideró la campaña de Duque y Ramírez en el Cauca.

Por el partido Mira, el nombre que suena “en los pasillos” es el de la actual secretaria de la Mujer, Elvia Rocío Cuenca, abogada, con más de 13 años de experiencia, fue concejal de la ciudad durante 10 años y fue funcionaria de la Cámara de Representantes, desde el 2016 ha hecho parte del Gobierno de Campo. Tiene carisma, carácter y cuenta con gran aceptación entre los sectores populares. Cuenca no descarta postularse para ocupar el primer cargo de la ciudad. Todo dependería, dice, de las alianzas o coaliciones que busque su partido para aspirar al primer cargo de la ciudad.

En la línea independiente suena el nombre de José Joaquín Olmedo Paz, exconcejal de Popayán y uno de los líderes fuertes en el movimiento Compromiso Ciudadano del excandidato Presidencial, Sergio Fajardo. Tiene buenas relaciones con partidos como Cambio Radical y Alianza Verde y es uno de los dirigentes destacados que ha pasado por el Concejo de Popayán.

Algunos sectores de opinión han expresado en esa apuesta por el primer cargo de la ciudad, los nombres de María Cecilia Baldrich y Santiago Zambrano a quienes las expresiones alternativas e independientes les consideran opciones importantes. La exconcejal tiene influyentes relaciones en los partidos alternativos como la Alianza Social Independiente y goza de respaldo entre las redes de mujeres del Departamento.

De Santiago Zambrano Simmonds, se conoce su paso por la Secretaría de Planeación del Departamento del Cauca. Fue candidato a la Gobernación del Cauca por el Partido Alianza Verde y es vocero de esa colectividad en la región. Es además columnista de varios periódicos donde goza de credibilidad por su conocimiento de la administración pública.

Son más de 20 personas que han puesto a sonar su nombre para la Gobernación del Cauca o para la Alcaldía de Popayán. Por ahora el Cauca continúa en medio de un complejo panorama social y de seguridad, a la espera de que el Presidente Iván Duque haga su primera visita al territorio para saber cómo enfrentará : uno, la presencia y el accionar de grupos armados, dos: las rutas de narcotráfico entre los municipios del norte y el sur que son frontera con la costa Pacífica, tres: la pobreza extrema de municipios como Guapi, Timbiquí, López de Micay y los de la bota caucana, cuatro: la sustitución o erradicación de cultivos de uso ilícito, y cinco: el conflicto interétnico entre comunidades indígenas por la tierra.

Temas que no solo deben estar en la agenda del Presidente sino en la de quienes deseen postularse en la escena política departamental y municipal de 2019, donde se espera que los ciudadanos participen activamente y puedan libremente escoger entre las opciones, la que mejor responda a esas necesidades de los territorios.

Las víctimas del Cauca y el calendario electoral

La cantidad de víctimas por los diferentes hechos victimizantes que contempla la Ley 1448 de 2011, sin duda ha sufrido una reducción histórica desde que se firmó el proceso de paz, incluso desde que iniciaron los diálogos y se dio el cese al fuego entre las Farc y las Fuerzas Militares.

Según la Red de Nacional de Información del Registro Único de Víctimas (RUV) a corte 1 de julio de 2018, se han registrado 1.353 víctimas del conflicto armado en Cauca, en el 2017 fueron 7.589, en 2016: 7.166 y en 2015: 23.463, números con tendencia a la reducción si volteamos la mirada hacia el 2012 cuando el Departamento registró 46.652 víctimas por diferentes hechos victimizantes.

En 2015 la cifra seguía siendo alta pues habían pasado tan solo tres años del inicio de diálogos entre Gobierno y Farc, pero el cese al fuego unilateral acordado en ese año por las partes y nuevos acuerdos en favor de la población civil dieron la confianza a esas personas que sufrieron los embates de la guerra para denunciar y decirle a las instituciones: “yo soy víctima, repáreme”.

“Una de las limitantes para que la gente declarara era el miedo, entonces sin acciones militares tanto de la Fuerza Pública como de este grupo armado, la gente confió en el Estado y en la institucionalidad; además porque ya se estaban viendo materializados los diferentes tipos de reparación como en el caso de Restitución de Tierras, donde muchas familias habían retornado y eso animaba a quienes no habían declarado”, indicaron desde la Unidad de Víctimas.

Pero, pese a esas cifras, 2018 “no ha sido un año fácil”. Los homicidios se han incrementado en más del 6%, el número de líderes sociales asesinados ya supera los 330 (según la Defensoría), y en departamentos como el Cauca, los secuestros se siguen denunciando y a la fecha van 27 líderes asesinados.

En los primeros seis meses del año asesinaron a 6.106 personas en el país, según la Fiscalía General de la Nación, “a raíz del conflicto que se está viviendo en el territorio por narcocultivos, el homicidio está creciendo. Así como dijimos que el año anterior decreció en 5%, al finalizar junio de este año creció en 6,5%”, aseguró Néstor Humberto Martínez, fiscal General.

Por otra parte, en el ‘Informe de violencia contra líderes políticos, sociales y comunales’ publicado por la MOE el pasado 24 de julio, “hay una correlación entre fechas importantes del calendario electoral y el aumento de la violencia política y social. Por ejemplo, el pico de asesinatos de líderes que se dio en septiembre de 2016, coincide con la campaña del Plebiscito, el final del 2017 coincide con la entrega de firmas de candidatos independientes, la inscripción de candidaturas y el inicio de la campaña legislativa, y los picos en marzo, mayo y junio de 2018 coinciden con las elecciones legislativas y las dos vueltas presidenciales. Este incremento en la violencia tiene un correlato en el discurso de intolerancia y agresividad en las redes sociales”.

A ello se suma el reporte que indica que en el presente año (1º de enero a 17 de julio de 2018), la Misión de Observación Electoral ha registrado 199 líderes políticos, sociales y comunales víctimas de violencia a nivel nacional; de ellos 88 ejercían un liderazgo social, 68 un liderazgo político y 43 eran líderes comunales. 31 de esas víctimas son del Cauca, 21 asesinados y el resto víctimas de otro tipo de agresiones. En los reportes de la Defensoría del Pueblo (desde el 1 de enero de 2016 al 13 de agosto de 2018) son ya 83 líderes sociales asesinados en este territorio.
Todos estos hechos han traído preocupación nacional, pero especialmente en la base desde donde se expresaban esos líderes: las organizaciones sociales, políticas y comunales, especialmente por esa correlación entre fechas importantes del calendario electoral y el aumento de la violencia política y social. Ese panorama, dicen, no los desanima para seguir participando en las jornadas político electorales porque consideran que han avanzado y han logrado buenas experiencias.

“Creo que ha habido ciertos niveles de avance en el tema de la participación política, en el sentido de que hoy hay unas mejores condiciones de parte de muchos sectores populares para leer el país, de acercarse más a la política porque siempre eran: ‘que vaya fulano, que gobierne zutano, nos da igual’, hoy la gente está diciendo no, nosotros también queremos gobernar, a pesar de todos los sinsabores que tiene la política, a pesar de las amenazas a quienes como nosotros hacen parte de esta misma lucha”, menciona Fernández del Cima.

Entre esos sinsabores también está la derrota, y esa la vivió Gilberto Marín cuando no fue elegido como Representante a la Cámara. Los casi 10 mil votos que logró los considera un importante inicio, porque -asegura- su campaña fue sin “maquinaria política”, sin apadrinamientos, porque sus propuestas como su candidatura eran diferentes a la política tradicional. También le dejó una lección: se debe fortalecer más el trabajo en la base para llegar a más sectores y a poblaciones vulnerables.

Para ambos dirigentes es claro que las elecciones para Congreso y las presidenciales distan mucho de lo que serán los comicios locales. Aunque ven con buenos ojos que en el Cauca la gran mayoría haya votado por el candidato de “izquierda” o progresista y que muchos ciudadanos se hayan inclinado por “desafiar” la política tradicional, también son conscientes de que ese fue un proceso coyuntural; que la unidad se logró desde las coaliciones, desde la unión de diversas fuerzas, las cuales no será tan fácil mover para “poner” un Gobernador y unos alcaldes.

“No es lo mismo un único candidato con las características de Gustavo Petro con toda su capacidad de liderazgo, que lo que puedan ofrecer toda una serie de líderes locales y departamentales. Si no hay un consenso entre todo el movimiento social que puso esos votos en el Cauca para ese candidato, será difícil. Aquí tiene que haber una unidad, por ejemplo si queremos pensar en una Gobernación, pero creo que como organizaciones nos falta ese fortalecimiento político hacia algo, esa solidez; puede ser que en un momento determinado toda la gente se vuelque y dé el voto por uno o dos candidatos efectivos y que ellos empiecen a cambiar esto, sería algo diferente y ojalá se dé”, agrega el líder del Cima.

Para Gilberto Marín, líder de la Anuc, esa posibilidad de crear una unidad entre todas las organizaciones sociales, políticas y comunitarias del Cauca, un “congreso social”, tampoco se puede descartar para el escenario político del próximo año. No cree que deba enfocarse en un partido político, o en el apoyo de un eventual candidato de Colombia Humana, sino en lo territorial, desde las necesidades más sentidas del Cauca, desde las fuerzas vivas de este Departamento.

“Las organizaciones sociales debemos juntarnos para poder hacer una oposición con más fuerza a este gobierno, porque de lo contrario nosotros creemos que vienen muchas represalias. No nos podemos dejar amedrentar y eso es lo que hoy estamos haciendo, llamando a todas las organizaciones para que nos juntemos y poder hacer un buen frente, no oponiéndonos a todo, pero sí mirar cómo se va a trazar la política de este gobierno y nosotros estar muy pendientes”, puntualizó Marín.

Por su parte, Oscar Ospina, exrepresentante a la Cámara y excandidato al Senado, cree que la influencia de los resultados de la votación presidencial podría dibujar unas “elecciones bien particulares” donde una alianza sea protagonista. Asegura que no habría posibilidad de que un candidato de un solo partido “se la juegue” por la candidatura departamental y habría, según su análisis, una coalición con organizaciones sociales y organizaciones políticas de centro – izquierda.

“Creo que en esa dirección se van a mover, en torno a temas que son neurálgicos para el departamento del Cauca como la implementación del Acuerdo de Paz, que eso sea efectivo, que se avance en los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet), que se avance en los Planes Nacionales Integrales de Sustitución de Cultivos (Pnis), que son factores que están contribuyendo a esta nueva criminalidad organizada en el Cauca que está todavía muy presente”, explicó Ospina.

También señaló que debido a esa apertura política lograda con el Acuerdo de Paz, la participación de nuevas fuerzas como el partido político Farc y el movimiento Decentes, podrían incidir que en el Cauca se avance hacia una gran coalición que atienda los problemas ya mencionados y dificultades como la seguridad ciudadana, falta de desarrollo económico, el fortalecimiento de las industrias culturales y el turismo, entre otras fortalezas que sin conflicto se podrían desarrollar en el Cauca.

“Yo pienso que va a haber una gran coalición, creo que en el Cauca no tenemos tantas reservas con sectores del Centro Democrático, porque este no es tan monolítico, hay sectores que son más de centro y podía haber sectores interesados en armar una gran coalición que responda a esos nuevos problemas que tenemos en este territorio, porque ya hay una agenda trazada en profunda relación con el Acuerdo de Paz y eso deberá estar en la agenda de los candidatos y las candidatas que lleguen”, puntualizó Ospina.

De otro lado, el docente universitario y analista Juan Carlos Varona no está de acuerdo con que los movimientos sociales del Cauca o de los territorios donde no votaron por Duque, deban generar esos “sentimentalismos y apasionamientos” para ser opositores del gobierno, porque “se quiera o no” esa fue la persona que ganó y es el nuevo Presidente de Colombia. Lo que habría que buscar, dice, son políticas públicas que beneficien al Cauca.

“Es una manera limitada ver que Duque va a traer la guerra, es que no estamos en un posconflicto, estamos en un acto de construcción de paz, y hay que ser claros: aquí no hubo una política efectiva entre el gobierno nacional y departamental para ocupar los espacios que dejó la guerrilla, entonces aparecieron otros grupos. El nuevo presidente -para generar desarrollo- deberá empezar por ahí, y tendrá tres vías: desmovilizarlos, someterlos a la justicia o combatirlos militarmente. Sólo sacando a estos grupos podrá llegar el desarrollo al Cauca y las organizaciones no podrán decirle que no a todo lo del nuevo Presidente”, destacó Varona.

En ese sentido, otro sector que podría decirse está en medio de esas nuevas políticas que lleguen con el Presidente Duque, y lo que puedan plantear los nuevos Gobiernos locales y el Departamental, es el sector empresarial y productivo del Cauca, porque en ellos se agrupa la economía y las alternativas laborales, de crecimiento y de desarrollo para esta zona del país.

“Con el proyecto de las Zomac que dejó el Gobierno anterior van a llegar nuevas empresas al Cauca, va a haber nuevos inversionistas en estos municipios que fueron golpeados por el conflicto, hay gente interesada en llegar al norte del Cauca con industrias. Hace poco nos reunimos con Invest Pacific y les dijimos está el norte del Cauca, están los municipios Zomac, miren qué les interesa; tenemos que confiar en nuestra región, pero el Gobierno Nacional debe llegar y darnos esa garantía de seguridad que necesitamos como sector productivo, que haga presencia en esos municipios donde hay problemas de orden público para que el inversionista se sienta seguro y se quede en el Cauca”, dijo la Presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio del Cauca, Ana Fernanda Muñoz Otoya.

En la misma dirección se expresa la Directora Ejecutiva del Consejo Gremial y Empresarial del Cauca, Carolina Vallejo Vejarano, para quien -a pesar de que se vivió una campaña polarizada y de que en el Cauca el actual Presidente no tuvo la mayoría de votos- la realidad es que él hoy es el mandatario de todos los colombianos, por lo que “hay que rodearlo y apoyarlo porque en la medida que a él le vaya bien, a nosotros nos va bien y si a nosotros nos va bien a él le va a ir bien”.

Por eso, cree que la vía que debe tomar el sector productivo del Cauca es el de buscar alianzas entre lo público y lo privado, para trabajar por sectores potenciales del Departamento como la agroindustria, el turismo y el emprendimiento.

“El Cauca se está organizando y ha hecho varios estudios que indican que debe ser una región turística, que debe ser una región con enfoque agroindustrial y de educación, entonces como gremios y como empresarios tenemos que organizarnos y alinearnos mucho en esos tres aspectos; la fortaleza está en una alianza estratégica entre el sector público y el sector privado, si nosotros trabajamos juntos seguramente los resultados para el Departamento van a ser muy favorables. Hay estudios serios que nos dicen la vocación del Departamento, para Popayán está el trabajo hecho con el BID y Findeter, una hoja de ruta que le diga a los candidatos y a quien quede como Alcalde, mire por aquí es el camino, que no se improvise más”, señaló Vallejo.