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Falso
En una publicación viral emitida en X y en Facebook, la cuenta Peñalosadas (@Cristian_Vivas) afirmó: “Sabían que un #Sismo se siente más fuerte en un metro elevado y es más peligroso cuando se construye sin estudios. No repitamos el desastre que vivieron en México por la improvisación” (sic).
El mensaje contiene una imagen del desplome de la Línea 12 del metro de Ciudad de México, ocurrido en mayo de 2021, para ejemplificar la supuesta inseguridad de un modelo elevado, como el que se está construyendo en Bogotá, contratado en 2019 por la alcaldía de Enrique Peñalosa (a quien hace referencia, de forma peyorativa, el nombre de usuario); un proyecto en el que el Distrito ya tuvo que multar al consorcio constructor, Metro Línea 1, con 812 millones de pesos por retraso en completar los estudios y diseños.
Aunque la alusión no es directa, la cuenta apoya de esta forma la idea de subterranizar al menos parte de esa primera línea, como lo ha pedido el gobierno nacional de Gustavo Petro (ver 1 y 2), quien adelantó algunos estudios para un sistema bajo tierra durante su propia administración en la capital (2012-2015), pero no lo alcanzó a licitar. Por décadas, el debate sobre esta obra ha sido uno de los ejes centrales en las campañas electorales de la ciudad, como en la actual.
Así, el trino se viralizó rápidamente, alcanzando 660 compartidos, 13 citas, 1.296 ‘me gusta’ y 54.800 reproducciones. Sobre todo porque la publicación se realizó el 17 de agosto del 2023, cuando se registró un movimiento telúrico que tuvo una magnitud de 6.1 con epicentro en el Meta, según el Servicio Geológico Colombiano, que sacudió a Bogotá incluso con varias réplicas.
Tras corroborar la información con expertos y la evidencia disponible, concluimos que la publicación es falsa porque mezcla información de manera imprecisa para confundir:
El 3 de mayo del 2021, a las 10:11 de la noche, la Línea 12 del Metro de México, un tramo elevado, colapsó dejando un saldo de 25 muertos y más de 70 heridos. La causa: una falla en la estructura originada en la viga izquierda ocasionó la caída, según reportes de la Fiscalía de CDMX.
Esta entidad contrató cuatro peritajes adicionales para determinar las causas del siniestro a la firma Noruega DNV, Det Norske Veritas, una compañía independiente que, entre sus servicios especializados, provee aseguramiento y gestión de riesgos en más de 100 países.
Contraria a la afirmación difundida en X, el informe de la firma Noruega DNV atribuye el hecho a la existencia de deficiencias en la soldadura y la ubicación de los pernos metálicos que soportaban toda la estructura. Además, señala la falta de inspecciones adecuadas y deformaciones en los refuerzos longitudinales y marco transversal de las vigas (ver 1 , 2 y 3). En síntesis, se trató de errores de diseño de la obra y la construcción que pusieron en riesgo la estabilidad estructural a largo plazo (4). Es decir que, en efecto, la falla de Línea 12 del Metro de Ciudad de México no se debió a que estuviera elevada, sino a problemas de diseño.
El subterráneo de México, por su parte, ha resistido a varios terremotos sin sufrir daños graves desde su inauguración en 1948: el de 1985 (8,1 en escala sismológica de magnitud de momento) y los dos de 2017 (uno de 6,9 y otro de 8,2), por ejemplo. La razón de su resistencia es que está bien construído y no tiene fallas de diseño, aunque es claro que el desplome de la línea 12 no se debió a los efectos de un sismo.
Existen diversos metros elevados alrededor del mundo que han resistido al paso del tiempo y las condiciones naturales (el SkyTrain de Vancouver (resistió el sismo de 2018 (de 6.7), 2019 (6,2 )), el de Sao Paulo (en 2008 (5,2 , de Chicago (el de 2008 (de 5,4). Incluso, en Tokio, Japón, una zona de alta actividad sísmica, el tren bala ha resistido a diversos terremotos gracias a su diseño, tecnología de construcción y sistemas automatizados de reacción, disminución de velocidad y frenado en eventuales casos de sismos (ver 1 y 2).
El geólogo del SGC Cristian Mauricio López Vélez explica que los sismos se registran a diferentes profundidades y, dependiendo de la zona en que se presenten, pueden ser considerados como superficiales (menores a 30 km).
“En el caso de los superficiales es más probable que sea sentido con mayor intensidad en las zonas cercanas al epicentro, que básicamente es la proyección en superficie de donde se liberó la energía sísmica y, por ende, pueden generar mayor daño. En contraste, los sismos más profundos podrían ser sentidos en un rango mayor, pero con implicaciones en la superficie mucho menores. Aunque siempre es importante tener en cuenta otros factores propios del sismo como la magnitud misma y de la geología en donde ocurren”.
Mientras tanto, la investigadora Gina Paola Villalobos, ingeniera civil y doctora en Ciencias de la Tierra con orientación en sismología, plantea que, tras la liberación de energía acumulada en el interior de la tierra por fricción, la energía va viajando por el medio y se va atenuando porque se va gastando.
“Primero, porque al ocupar un volumen más grande se tiene que repartir en ese volumen más grande y, al repartirse, va decayendo. El fenómeno se llama dispersión de la energía, es decir, la disminución de la energía porque se tiene que repartir en un volumen más grande, pero cuando llega a la superficie, los primeros 50 metros de suelo, donde están las edificaciones, los suelos pueden amplificar estas ondas. Hay suelos que no amplifican nada y suelos que amplifican mucho, pero no quiere decir que la energía de un sismo sea más fuerte en superficie; simplemente las ondas que vienen viajando desde el origen se pueden encontrar con un suelo que amplifique la onda”.
En conclusión, contrario a lo planteado por la cuenta Peñalosadas, la energía se va disipando. En ocasiones, existen suelos amplificadores y en otras, simplemente no, por lo que las condiciones para que un metro se derrumbe podrían tener su explicación con la implementación de tecnologías de construcción antisísmicas, respeto por la normativa y supervisión del estado de las mismas, como explicaron los expertos consultados.
López Vélez, magíster en Ciencias de la Tierra y estudiante de un doctorado en Ciencias con énfasis en física, explica que cualquiera de los dos metros -ya sea el elevado o el subterráneo- deberían y pueden ser diseñados de tal manera que pueda ser seguro para los usuarios.
“Los sismos o terremotos son eventos súbitos que ocurren debido a la liberación de energía acumulada en las fallas geológicas de diferentes zonas. En este sentido es supremamente importante que se generen estudios de detalle acerca de los puntos en específico, en donde se desarrollará cualquier obra civil y tener en cuenta, además de estos trabajos, las diferentes normas de diseño sísmico y construcción, materiales y tecnología, fundaciones y cimentación, monitoreo y mantenimiento, inversiones en infraestructura para el reforzamiento. Y algo de vital importancia es la preparación en respuesta y planificación de emergencias, en este sentido Colombia, al igual que México, se ha venido preparando y mejorando muchas prácticas en torno a la gestión de riesgo sísmico”.
Por su parte, le preguntamos a la investigadora Villalobos si era más seguro estar dentro del metro subterráneo que en una estructura construida en la superficie durante un sismo.
“Yo no haría una diferenciación entre sí es más seguro estar adentro o afuera… Si las estructuras están bien diseñadas y bien construidas pueden ser completamente seguras. Si no lo están, puede ser tan peligrosa la una como la otra. Entonces, va a depender del rigor con el que se hayan construido estas estructuras. Aunque me parecería más preocupante quedarme en el subterráneo, pero no porque tema un colapso estructural sino porque tema que, de pronto, uno se vaya a quedar encerrado en un tren. Que haya un problema logístico para poder evacuar: sí es más difícil evacuar de un subterráneo que estar en la superficie”.
La ingeniera concluye: “Sísmicamente o ingenierilmente no veo mucha diferencia a estar dentro de un subterráneo a estar en un elevado porque se supone que ambas estructuras están específicamente diseñadas para que funcionen de manera adecuada en caso de sismo”.
De tal manera que en Colombiacheck calificamos como falso el contenido de la pieza porque no es la altura a la que se construya un metro la que lo haría vulnerable frente a un sismo, sino las deficiencias estructurales de diseño y construcción, como determinaron los peritajes en el caso mencionado de la Línea 12 del Metro en Ciudad de México.
Expertos afirman que geológica e ingenierilmente, en caso de sismo, no existen diferencias entre un subterráneo y un metro elevado si se siguen todas las especificaciones técnicas y normativas de construcción antisísmico.