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Chequeo Múltiple
Durante el debate organizado por el Sistema Inrai el pasado viernes 4 de octubre con los candidatos a la alcaldía de Florencia, Caquetá, Luis Antonio Ruiz Ciceri y Juan Pablo Duque, de los partidos Verde y Conservador respectivamente, propusieron implementar guardas civiles para garantizar una presencia continua de una autoridad civil de tránsito en toda la capital de Caquetá, como los que existen en Cali y Neiva.
Pero Héctor Mauricio Cuéllar, candidato del Centro Democrático, dijo que esta propuesta es inviable por razones económicas.
Esto fue lo que dijo Cuéllar:
“El gasto de funcionamiento de Florencia está en un 69 por ciento, se ha estado a punto de volar esos topes y para poder vincular guardas civiles de tránsito hay que nombrarlos. Aparte de eso, para tener guardas civiles, hay que formarlos, no puede ser cualquier ciudadano, tienen que ser capacitados, avalados por el Ministerio de Transporte. De modo que esa propuesta, doctor Ciceri, sí es hora de cambiarla, de aterrizarla. Porque no es posible violar los topes del gasto de funcionamiento del municipio”.
En primer lugar revisamos si es verdad que “el gasto de funcionamiento de Florencia está en un 69 por ciento”. El presupuesto general de Florencia para el año 2019 es de 239.243 millones, de los cuales, según el Decreto No. 0487 del 12 de diciembre de 2018, los gastos de funcionamiento, inversión y deuda pública, son de 202.319 millones. Los tres tipos de gastos juntos son del 84 por ciento del presupuesto de Florencia.
Como en el presupuesto no están desagregados de manera particular los gastos de funcionamiento, inversión o deuda pública, sumamos los valores que se relacionan únicamente con gastos de funcionamiento, lo que da una suma de 111.531'045.944. Este valor corresponde al 55 por ciento de los recursos destinados para funcionamiento, inversión y deuda pública juntos, como aparecen en el Decreto No. 0487 del 12 de diciembre de 2018.
Al no estar claramente identificados los gastos de funcionamiento, es posible que en la sumatoria se hayan quedado rubros por fuera, por lo cual no hay forma de chequear la afirmación de que en el municipio de Florencia están a punto de violar los topes del 70 por ciento, según la Ley 617 del 2000. Por tal motivo, la afirmación de Cuéllar la calificamos como inchequeable.
Por otro lado, revisamos si es verdad que no es posible violar los topes del gasto de funcionamiento del municipio.
Encontramos que, si bien legalmente no es posible violar los topes, el municipio sí puede hacer una reestructuración administrativa que permita crear la instancia de los guardas civiles de tránsito.
La ley que permite este tipo de acciones es la 909 de 2004, en cuyo artículo 46 se faculta a las entidades territoriales para hacer reformas de plantas de personal. Para la ley, estas reformas deben estar motivadas en necesidades del servicio o en razones de modernización de la administración. El Decreto 1227 de 2005, también recomienda las anteriores motivaciones para hacer reformas de las plantas de personal.
Un ejemplo de una reestructuración similar fue la que hizo en su momento la exalcaldesa de Florencia María Susana Portela para crear cuatro secretarías con nivel de gerencias, con sueldos de por lo menos seis millones de pesos al mes para cada funcionario. Estas secretarías le representan al municipio de Florencia, al año, cerca de 500 millones de pesos del presupuesto.
Consultamos con Sandra Rodríguez, excontralora provincial de la contraloría general de la república y ex asesora del departamento administrativo de la función pública, y nos dijo que “la planta de la alcaldía tiene demasiadas personas para la ejecución de labores que se encuentran en el manual y otro tanto que están por contrato. De manera que una reforma para realizar ajustes dentro de la administración constituiría un buen ejercicio de eficiencia en la gerencia pública. Ahora los partes de ingresos que obtiene el municipio por multas también serian otra fuente de financiamiento para este ejercicio, estos también van dirigidos al funcionamiento”.
Por eso, calificamos esta parte de la afirmación de Cuéllar como "verdadero, pero".