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Escucha"Protesta social, redes y desinformación" en Spreaker.
[Víctor Barrera]: No debemos desconocer que la protesta es, casi que por definición, una acción disruptiva que busca precisamente desafiar una autoridad y alterar la normalidad.
[Liliana Gómez]: Lo que se puede ver en cualquier momento en campos polarizados, es que ese tema de la desinformación puede suceder en cualquiera de los dos lados y que cuando nos vamos al mundo online pasa igual.
INTRO
[Luisa Fernanda Gómez] :Bienvenidos y bienvenidas a Chequeo Amplificado, un podcast Akorde de Colombiacheck. Soy Luisa Fernanda Gómez.
Internet nos ha dado más facilidades para comunicarnos, juntarnos y, por qué no, organizarnos en torno a reclamos sociales. Pero al mismo tiempo, ha abierto la puerta para la viralización de desinformaciones a través de redes sociales.
A finales del año pasado, Latinoamérica vivió una oleada de protestas, entre las que estuvo el Gran Paro Nacional, denominado como el “21N”, una serie de movilizaciones sociales que arrancaron el 21 de noviembre de 2019 y que quedaron grabadas en la memoria de muchos por su alcance y nivel de representatividad en Colombia. A un año de esos acontecimientos sin precedentes en la región quisimos analizar la relación entre la protesta, las redes sociales y la desinformación.
INTRO
[Víctor Barrera]: Bueno, mi nombre es Víctor Barrera. Soy investigador del Centro de Investigación y Educación Popular, me he dedicado a estudiar hace un tiempito las dinámicas de la protesta social, pero me he especializado y concentrado sobre todo en analizar las dinámicas territoriales del conflicto y la paz, y las relaciones entre sistema político y criminalidad.
[Luisa Fernanda Gómez]: Víctor, es claro que la protesta social es un derecho fundamental consagrado en la Constitución y que hay normas en Colombia que protegen la acción de protestar. Eso es claro. ¿Pero por qué sucede con la protesta, como con tantas otras cosas, que los temas están tan bien en el papel, pero cuando se implementan en el contexto real terminan envueltas en obstáculos y tropiezos?
[Víctor Barrera]: En Colombia se construyó una narrativa en la cual la protesta no es un derecho democrático sino que es un problema de orden público. Entonces persiste cierta consideración o cierta apreciación que asume que la protesta es básicamente un espacio donde se van a cometer actos delictivos y donde se amenaza la estabilidad democrática. Y precisamente eso es lo que lleva a las circunstancias, como las que hemos vivido recientemente, donde básicamente descalifican la protesta social por ser política, donde de nuevo sale un libreto preestablecido de infiltración de grupos armados ilegales.
Creo que en el fondo también hay un problema y un desacuerdo fundamental de lo que la gente entiende y considera es la protesta, y cuando se manifiesta. Entonces en gran medida eso hace que en la legislación esté establecido como derecho, pero en la implementación hay como unos marcos cognitivos, unas formas de entender la protesta y a quienes ejercen este derecho, que son altamente criminalizantes y que lo que ven es una amenaza y no un ejercicio activo de ciudadanía.
[Luisa Fernanda Gómez]: Hablemos sobre las formas de protestar, ¿cuáles son esas formas y... son todas válidas?
[Víctor Barrera]: Hay básicamente tres tipos de repertorios con los cuales la gente expresa su descontento, que son repertorios que se llaman convencionales, que por lo general son marchas pacíficas que tienen cierto orden.
Pero hay un segundo conjunto de repertorios que definen la protesta, que son repertorios disruptivos, que son todos aquellos que precisamente se configuran en lo que por esencia es la protesta y es un desafío que es público, que es episódico y que es no convencional. Es decir, no hay mayor certeza acerca de cómo sucede y finalmente lo que quieren es precisamente alterar la normalidad y el funcionamiento de la sociedad para llamar la atención sobre un problema que está pasando y esa es, digamos, la protesta que incomoda.
Hay un tercer repertorio que ahí hay una discusión alrededor de los repertorios violentos, algunos consideran que la violencia en sí mismo invalida la protesta y que ahí se acaba la protesta, pero un poco lo que uno tendría que comenzar a entender es también qué hace que las personas recurran a repertorios violentos para expresar reclamos populares.
Entonces, un poco para resumir: tenemos tres repertorios que nos expresan, diversas formas de protestar. Algunos de ellos tiene mayor consenso social que otros pero en lo que enfatizaría es que no debemos desconocer que la protesta es, casi que por definición, una acción disruptiva que busca precisamente desafiar una autoridad y alterar la normalidad.
[Luisa Fernanda Gómez]: En Colombia hay una suerte de jerarquización de derechos, en tanto que para algunos el derecho a la movilización y la libre circulación, que se ve alterado temporalmente por una protesta, deslegitima el mismo derecho a protestar. ¿Qué pasa cuando hay ese choque de posiciones? ¿Qué derecho prima, el derecho a la protesta o el derecho a la libre circulación?
[Víctor Barrera]: La Corte Constitucional ha establecido precisamente una serie de pautas que lo que dicen es precisamente cuando las alteraciones son graves e inminentes. Es decir, no es solamente una amenaza o una posibilidad, sino que cuando ya se configura un escenario donde efectivamente se ve amenazada, por ejemplo, la integridad física de las personas que no se están manifestando, se justificaría disolver la protesta.
Ha establecido también la Corte Constitucional que cuando hay dudas o cuando no hay información suficiente sobre qué tanto se están viendo afectados los derechos de otro, lo que debe prevalecer es el titular del derecho a la protesta social, es decir la gente que se está expresando en la calle.
[Luisa Fernanda Gómez]: Sobre lo primero que mencionabas, en Colombia la protesta se suele disolver antes de que se dé ese riesgo inminente, ¿no?
[Víctor Barrera]: Creo que lo primero que habría que hacer, y estamos pendientes, es entender bajo qué circunstancias estas acciones de uso de la fuerza, se activan y ante qué protestas no pasa eso. Y cuando uno mira las cifras, por ejemplo, de intervenciones del Esmad, pues uno encuentra que no a todas las protestas se les envía Esmad, y una razón pues puede ser que la capacidad no da para mandar Esmad a todos los lugares, pero quizás una hipótesis más plausible es que el Esmad se envía a protestas de algunos sectores sociales que algunos ven como sectores, entre comillas, peligrosos, y entonces se va configurando también históricamente y eso es algo que creo que está pendiente por estudiar.
[Luisa Fernanda Gómez]: Víctor, ¿qué pasó en el 21N y qué ha venido pasando desde entonces? Esa fue la primera vez que en Colombiacheck tuvimos que cubrir un evento de protesta social tan grande y que generó tantas desinformaciones. Además, pareciera como si las protestas que se han venido presentando después del 21N fueran un coletazo de lo que pasó en ese momento. ¿Por qué fue tan representativo?, ¿por qué seguimos hablando de esto?
[Víctor Barrera]: Sin duda, el 21N fue un evento inédito que, bajo la sombrilla del Gran Paro Nacional, se articularon muchísimos sectores, con muchísimas demandas, en muchísimos lugares del país.
Según los cálculos que hemos hecho con la base de datos, las dos características básicas del 21N fueron su extensión temporal y su extensión territorial. Eso dio lugar a un conjunto de movilizaciones que, estaban previstas extenderse hasta marzo de este año y finalmente toda esa energía social terminó paralizada por todos los temas de confinamiento.
El 21N tuvo unos efectos importantes que todavía los estamos sintiendo y vamos a ver qué tanto perduran. El primero yo creo que tuvo un efecto de agenda política fundamental, es decir, después del 21N es que comienzan a plantearse dos temas fundamentales: la necesidad de protestar para garantizar el derecho a la protesta y todo el tema de la cuestión policial, los abusos que se cometieron, que de alguna manera venían de tiempo atrás.
Y además de eso yo diría que tuvo también un efecto socializador importante. Necesitamos como mejor información, pero creo que uno de los de los grandes efectos del 21N es que muchos sectores sociales que usualmente no protestaban lo hicieron por primera vez en esta lógica de protesta más espontánea y aprovechando, digamos, las circunstancias del 21N.
[Luisa Fernanda Gómez]: ¿La dimensión del 21N puede haber estado permeada por las redes sociales?
[Víctor Barrera]: Sí, sin duda. Se suman otros factores, pero el hecho de que haya temas como el cacerolazo, digamos, ¿uno cómo coordina un cacerolazo?
Eso solamente, podía volverse masivo a través de redes sociales. Claramente aquí hubo una exposición mediática, pero también digamos la capacidad de coordinarse distintos sectores que, de otra forma, no hubieran encontrado la oportunidad de hacerlo.
[Luisa Fernanda Gómez]: Como decíamos al comienzo, internet y las redes sociales han permitido llevar la protesta a otros espacios de conversación y han impulsado, en muchos casos, lo que ocurre en las calles. Pero también han sido una herramienta para deslegitimar la movilización social.
Para entender mejor cómo es la relación entre protesta, redes sociales y desinformación, contactamos a algunos verificadores de la región en cuyos países tuvieron recientes levantamientos sociales para preguntarles cómo se movió la desinformación en sus respectivos escenarios. Esto fue lo que nos dijeron:
[Érika Astudillo]: Hola, mi nombre es Érika Astudillo. Yo soy la actual editora de Ecuador Chequea, que es parte de Fundamedios.
Las protestas de octubre de 2019 en Ecuador se dieron porque el gobierno tomó la decisión de eliminar los subsidios a los combustibles.
Las principales desinformaciones fueron acerca del Presidente de la República. Circulaba por ejemplo que las fuerzas armadas o el mismo vicepresidente retiraban su apoyo. También sobre acciones de grupos de manifestantes, como que se estaban tomando el palacio de gobierno, cuando en realidad era falso. Y también circulaban noticias acerca de supuestos acuerdos para elevar el transporte público o circulaban fotos de protestas mucho más agresivas y masivas, pero que eran en otros países.
[Luisa Fernanda Gómez]: Esto es algo que también sucedió en otros países de la región, como Bolivia.
[Gabriela Weiss]: Hola, soy Gabriela Weiss, verificadora de datos y periodista en Chequea Bolivia.
[Luisa Fernanda Gómez]: Las protestas que se dieron en octubre de 2019 en Bolivia vinieron de varios sectores: tanto de quienes se oponían, como de quienes apoyaban el triunfo de Evo Morales en las elecciones presidenciales. Desde antes de los comicios había tensiones en el país porque en 2016, Morales había convocado un referendo en el que le preguntó a la gente si quería que él se volviera a presentar a las elecciones y, aunque perdió, igual se presentó como candidato.
Estas manifestaciones se conocen como la “Revolución de los pititas” o “los 21 días de resistencia”.
[Gabriela Weiss]: Las principales desinformaciones que se han podido ver durante esos 21 días, han sido principalmente publicaciones que aludían a las emociones de las personas causando mucho pánico, porque se decía que en algunas ciudades de Bolivia, iban a haber grupos violentos que iban a acercarse a los puntos de bloqueo, iban a atacar, iban a ser violentos.
Entonces realmente esto generaba mucho pánico en la población y las personas no sabían si esto era verdad o no, no sabían qué hacer, no sabían si quedarse en sus puntos de protesta o si entrar a sus casas para que no los ataquen. También ha sido como estrategia para para levantar algunos puntos de bloqueo, porque muchas personas no estaban de acuerdo con los bloqueos en las calles.
También empezaron a circular muchos vídeos de protestas, de violencia y de protestas que sí se dieron en octubre del 2019. Pero también empezaron a circular videos de diferentes diferentes protestas y diferentes actos violentos que no eran del año 2019, sino eran de años pasados, y también muchos vídeos e imágenes que eran de otros países, que esos también causaba mucho pánico en las personas que pensaban que esos hechos estaban dando actualmente, cuando en realidad no era así.
[Tomás Martínez]: Soy Tomás Martínez, periodista chileno, fundador de Mala Espina Check, proyecto de fact checking acá en Chile.
Las protestas en Chile comenzaron en octubre de 2019 a raíz del aumento en la tarifa del pasaje de metro. Pero esto reveló una crisis social mucho más profunda en nuestro país que responde al agobio de una clase trabajadora que demanda una mejor educación, pensiones dignas y mejor salud, entre otras peticiones.
[Luisa Fernanda Gómez]: A través de estas protestas se consiguió un llamado a votar un plebiscito para cambiar la constitución el pasado 25 de octubre. Días antes hubo otras manifestaciones en el país.
[Tomás Martínez]: Sobre las desinformaciones más recientes previas al plebiscito. A principios de octubre en el puente Pionono, acá en Santiago de Chile, hubo un incidente por el que se acusa a un carabinero de haber empujado a un joven al río Mapocho. Por este caso la fiscalía está realizando una investigación y este uniformado se encuentra en prisión preventiva. A raíz de este caso, surgió con fuerza en redes sociales, principalmente en Twitter, que este joven que cayó al río Mapocho tenía antecedentes policiales por homicidio. Pero finalmente se trataba de una noticia falsa o una desinformación.
[Luisa Fernanda Gómez]: De este último tema que menciona Tomás hablaremos más adelante. Pero para no dejar por fuera nuestra propia experiencia, le preguntamos a Ana María Saavedra, editora de Colombiacheck, qué pasó en Colombia con el 21N, cómo se movió la desinformación en torno a esta movilización y qué ocurrió después.
[Ana María Saavedra]: La protesta del 21N tuvo su origen en una confluencia entre los sindicatos y varios movimientos sociales. Y entre las razones iniciales del descontento pues estaban sobre todo algunas propuestas económicas del gobierno.
Durante el paro del 21N, la desinformación se movió, primero que todo, de una una forma muy fuerte, por lo que nosotros en Colombiacheck decidimos realizar un especial en el que las personas pudieran encontrar pues todas nuestras verificaciones. En total realizamos 64 verificaciones con las desinformaciones que se difundieron antes, durante y después del 21N.
Chequeamos desde audios de WhatsApp hasta videos y fotos de eventos que no habían sido grabados en Colombia o que no correspondían a estas protestas.
También circularon otros casos que tal vez fueron los más complejos y fueron las cadenas de WhatsApp que circularon el 21 y el 22 de noviembre. Primero en Cali, el 21, y luego en Bogotá al siguiente día, cuando se declaró el toque de queda.
Las cadenas trataban de que vándalos supuestamente se iban a tomar las unidades residenciales.
[Audio Cali]: Sitiados en sus propios apartamentos. Así permanecen decenas de unidades residenciales en Cali por cuenta de vándalos que intentan ingresar para saquear las viviendas.
[Ana María Saavedra]: Yo vivo en Cali y la noche de temor que se vivió fue impresionante. Mis vecinos salieron a las zonas comunes de la unidad con palos, cuchillos e incluso uno tenía un arma de fuego, supuestamente para defendernos de esos vándalos que venían.
AUDIO CALI
[Ana María Saavedra]: Esa noche fue un pánico colectivo que también se avivaba con los videos y mensajes de la misma gente diciendo que ya vienen acá, que ya… y videos de supuestamente los vándalos cuando pues no se veía nada.
Después de esos días, un joven fue asesinado. Murió en una protesta pacífica en Bogotá cuando el Esmad de la Policía le disparó pues con las balas especiales que ellos tienen y pues empezaron varias desinformaciones para dañar la imagen del joven. Fotos que no correspondían a él, fue parte de lo que verificamos.
Y paradójicamente, algunas de las desinformaciones de ese especial pues las repitieron hace pocos días cuando la Minga Indígena llegó a Bogotá.
[Luisa Fernanda Gómez]: Liliana Gómez, es doctora en Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad de París y directora de la Maestría en Comunicación de la Universidad Javeriana.
Liliana, ¿cuál es la diferencia entre la manera como se llevaban a cabo las manifestaciones sociales antes de las redes sociales y después de la aparición de Facebook, Twitter, YouTube, Instagram…?
[Liliana Gómez]: Bueno, digamos que el cambio fundamental tiene que ver con la organización de los grupos que participan. Digamos que ellos se comunican allí con las personas que necesitan para avisarse sobre lugares, sobre personas. Pero hay también otros actores allí.
También están los que hacen protesta desde el sofá de la casa, que apoyan también con tuits o con posts en Facebook o con publicaciones en Instagram, apoyan esa movilización y le dan visibilidad. Pueden ayudar a la creación de tendencias para que estos fenómenos que nacen desde la ciudadanía lleguen a oídos de líderes de opinión que están en medios de comunicación o en el sistema político.
[Luisa Fernanda Gómez]: ¿Y los que quieren de alguna forma desacreditar la protesta?
[Liliana Gómez]: También están allí en esas mismas plataformas de comunicación fundamentalmente mostrando temas que tienen que ver con desinformación, que es algo que siempre ha existido toda la vida pero que cuando hablamos de plataformas de comunicación digital, lo que hacen es que se viralizan mucho más rápido, pero la desinformación siempre ha estado allí.
[Luisa Fernanda Gómez]: Lo que hemos logrado percibir en Colombiacheck es que suele ser más la desinformación que viene de parte de las mayorías, para desprestigiar a las minorías, que al contrario. ¿Es correcta esa impresión?
[Liliana Gómez]: Bueno es un tema que tiene que ver con la democracia. Uno, las democracias se miden por grado de democraticidad. Y esos grados de democraticidad los dan, entre otras cosas, el que se respeten a las minorías. Es decir, una democracia es más democrática en la medida en que más respete a las minorías.
Pero para que una democracia respete a las minorías, debe tener un apellido muy particular que es el de democracia “liberal”. Hoy cada vez más, en más lugares del mundo, le estamos quitando ese apellido liberal a la democracia.
Y eso tiene que ver con muchos factores, y aquí vamos a volver a mencionar las plataformas de comunicación digital, que a partir del uso de algoritmos están haciendo que nosotros sólo oigamos, leamos y recibamos información que tiene que ver con eso que nosotros ya creemos, que construyamos cámaras de eco donde sólo oímos nuestra voz, desde otras voces, que no somos nosotros pero son iguales a nosotros. Nos metemos en esas cámaras de eco y se nos olvida que hay otro distinto. Y normalmente ese otro distinto está en una minoría.
Tiene que ver con miedo también al distinto, el miedo que me genera cualquiera que no sea igual a mí que no sea de mí mismo género, color, extracción social. Todo eso genera muchos miedos y eso hace que desaparezcamos al otro y quiénes más sufren en este desaparecer al otro, son las minorías.
[Luisa Fernanda Gómez]: Escuchábamos a Tomás Martínez, de Mala Espina Check en Chile, contar que presuntamente un carabinero empujó a un joven de un puente y días después comenzaron a circular publicaciones en redes con los antecedentes penales del joven.
Es claro que hay un patrón que cruza fronteras, porque algo similar ocurrió en Colombia con Dylan Cruz, de quien decían que era un vándalo después de su homicidio en medio de las protestas de noviembre pasado; con George Floyd, en Estados Unidos, a quién se intentó denigrar y justificar su muerte con antecedentes judiciales muy antiguos, y más recientemente con Javier Ordóñez, de quien también se revelaron unos antecedentes engañosos y fuera de contexto. ¿Cómo deberíamos entender esas desinformaciones sobre las víctimas de hechos que generan protestas o sobre quienes exigen sus derechos en las manifestaciones?
[Liliana Gómez]: No deberíamos entender nunca que se desinforme sobre el pasado de ninguna víctima. Sin embargo lo que sucede allí es un poco eso que te decía antes y tiene que ver con que lo que se busca es desacreditar al adversario y no importa si esa información que yo doy es cierta o falsa.
Se ven en estos casos esos dos puntos distintos, esos dos puntos que están equidistantes o polarizados no reconocen al otro que es distinto, y lo que quieren decir es: “Yo soy el bueno, yo soy el héroe de esta historia y del otro lado hay un villano, y yo lo voy a demostrar y si es necesario construyo una historia que no sea cierta alrededor de eso”. Y luego las plataformas de comunicación digital, y esas bodeguitas que hemos visto que han aparecido, pues ayudan en esos procesos de desinformación, a partir de construir datos o hechos falsos y mostrarlos sistemáticamente en grupos determinados.
En política electoral, en momentos de campaña, lo que buscas en esa campaña, para que esté bien hecha, es acabar con la buena imagen del otro. Acabar con la credibilidad del otro. Porque en la medida en que tú acabes con la credibilidad el otro, pues entonces lo que tú hiciste está bien hecho, y es válido.
[Luisa Fernanda Gómez]: En la conversación con Víctor Barrera él nos mencionaba que existen ciertos grupos que salen a protestar a los cuales no se les manda la fuerza pública. ¿De alguna forma podríamos hacer como un paralelo con internet?, ¿hay algunos grupos a los que sí se les sacan las bodeguitas y a otros a los que no? Y esos grupos a los que no, ¿hacen parte del establecimiento?
[Liliana Gómez]: Estamos haciendo una investigación sobre cámaras de eco y vimos que hay desinformación en todos los lados. Es decir, se busca desinformar desde todos los lados. Sin embargo, lo que encontramos es que, desde una cámara de eco que pudimos perfilar en un momento determinado, es decir, esto no es palabra única, es un momento determinado, en una elección determinada, con unos candidatos determinados, lo que vimos es que la derecha en ese momento estaba mucho más organizada a la hora de desinformar sobre la otra campaña. La izquierda no tenía el mismo proceso de organización y de selección de información y de producción de información que el que tenía la derecha en ese momento.
Sin embargo, lo que se puede ver en cualquier momento en campos polarizados, es que ese tema de la desinformación puede suceder en cualquiera de los dos lados y que cuando nos vamos al mundo online pasa igual. Lo que pasa es que allá se viraliza, se nota más, hay más seguidores, llegan más rápido, se forman tendencias, pero las personas que somos en el offline normalmente somos en el online cuando no estamos hablando de bots o semibots o de temas pagados.
Porque, además, este es otro tema. Muchas veces pensamos que ese tema de desinformación es por maldad, muchas veces es estratégico dentro de campañas, pero otras es porque las personas realmente creen en eso que están compartiendo en ese momento. Entonces también son cosas para estudiar y para mirar.
[Luisa Fernanda Gómez]: Otro fenómeno que hemos visto en Colombiacheck es que cuando aparecen las manifestaciones sociales, se repiten desinformaciones. Desinformaciones que ya han circulado muchas veces. Por poner un ejemplo, con la Minga circuló de nuevo una foto de unos indígenas con unos tatucos (que son unas granadas de mortero hechizas). La foto está sacada de contexto y ya había circulado también el año pasado. ¿Por qué pasa eso?, ¿por qué se repiten desinformaciones?
[Liliana Gómez]: Sí, digamos que pueden ser varios fenómenos. Uno es que es algo que ya les haya funcionado por llamativo, digamos una foto que sea llamativa y respondan, la traen a varios momentos en particular. Otro porque hay personas que desinforman por el simple hecho de tener clics o volverse influenciadores en una red en particular, no necesariamente porque estén unidos con un tema político. Y otros porque simplemente a ellos lo que les interesa, y con eso se ve el hecho de que ni siquiera se tomen la molestia de cambiar las fotos o de poner fotos nuevas, lo que significa con esto es que simplemente les interesa desprestigiar el movimiento social. El único interés es desprestigiar ese movimiento social y desprestigiar a las personas que están allí y usar cualquier imagen cierta o falsa para hacerlo.
[Luisa Fernanda Gómez]: ¿Esto tiene algún problema o alguna consecuencia? ¿Es algo de lo que deberíamos preocuparnos como sociedad?
[Liliana Gómez]: El peligro con esto es un fenómeno muy particular que sucede en política, que se llama ideología cerrada. Cuando las ideologías son cerradas, lo que significa es que tú le crees al emisor del mensaje sin importar si el mensaje es cierto o falso. A ti eso no te interesa. Entonces ese es el peligro de esos grupos y ellos lo saben y por eso ese tema de la desinformación se vuelve tan irresponsable que usan incluso la misma foto varias veces y de forma repetida.
También puede ser un tema de que es la que les funciona, pero también puede ser por eso. Porque saben que les creen, entonces no importa qué foto pongan ahí. Igual les va a funcionar para la finalidad que tienen, que es desprestigiar ese movimiento social.
[Luisa Fernanda Gómez]: ¿Cómo afectan las desinformaciones al objetivo principal o el propósito del movimiento social? ¿Cómo se ve alterado u opacado?
[Liliana Gómez]: Sí, eso también depende de qué lado uno esté del movimiento social. Digamos que para los que hacen parte del movimiento social, el encontrar o el verificar que esa información es negativa, incluso les puede ayudar a demostrar que se está yendo en contra del derecho que se tiene a la protesta social. Ese podría ser un lado.
El otro lado es construir estas comunidades o estas cámaras de eco, que simplemente multipliquen esa desinformación y se multiplica esa desinformación para construir tendencias, tendencias que lleguen a líderes y en algún momento se vuelvan temas de los medios de comunicación y las agendas, que ha pasado en algunos momentos con desinformación, y también que se vuelvan parte del discurso del sistema político para desprestigiar esa protesta social entre los ciudadanos que no hacen parte de esos movimientos sociales o de esa sociedad civil que está saliendo a protestar de forma organizada.
Es decir, es algo que, ya lo sabemos, no se puede controlar. Lo están demostrando Twitter y Facebook. Mientras ellos no tomen decisiones como las que tomaron en la elección de Estados Unidos, de poner a gente real y no a algoritmos, a hacer como este chequeo, va a ser muy difícil que logremos como frenar este tema de desinformación en el mundo, que no solo nos está afectando a nosotros.
[Luisa Fernanda Gómez]: Ahora que mencionas eso de Estados Unidos y de la dificultad de combatir esa desinformación, los fact-checkers solemos recibir muchos mensajes en redes sociales de usuarios que, incluso viendo la verificación que hicimos sobre un tema, con todo el proceso y el paso a paso que llevamos a cabo para desmentir una información que circula en redes, siguen insistiendo en que lo verificado es cierto, en que lo que calificamos como falso es verdadero. ¿Por qué pasa eso?
[Liliana Gómez]: Hay un libro que a mí me gusta mucho, se llama ‘No pienses en un elefante’ de Lakoff y Lakoff una de las cosas que dice en este texto es que uno cree de acuerdo con sus marcos de referencia o de acuerdo con sus creencias. Y cuando esa información que recibe no está de acuerdo con estos marcos de referencia, para evitar esas disonancias cognitivas, meterse en esos terrenos difíciles de “uy, cómo así que yo lo creí como verdad y ahora no lo es”, lo que pasa es que simplemente resbala y lo más probable es que tú sigas creyendo que eso pasó.
Luego de la guerra de Irak en Estados Unidos se les dijo: “Hey, no había armas nucleares, no estaba pasando nada”. Y después de que lo dijeron, lo verificaron, la gente que había creído seguía creyendo en esa información. Decía “No, esta gente nos está tomando del pelo”, porque eso sí era verdad, porque era lo que cuadraba con sus creencias y además cuadraba con el hecho de que ellos habían estado de acuerdo con que su país fuera a una guerra. Entonces es más fácil luego “no, dejemos así”. Entonces lo que no está de acuerdo con los marcos de referencia simplemente resbala y eso es un tema del que se investiga digamos desde la neurolingüística, desde cómo funciona el cerebro, el lenguaje, y cómo construimos nuestras realidades, nuestro mundo y cómo tratamos de no tener esas disonancias cognitivas.
[Luisa Fernanda Gómez]: Liliana, es claro que cuando hay grandes protestas, pasan muchas cosas, los medios están cubriendo todo al mismo tiempo y la gente está produciendo contenido, y esto no da tiempo de procesar. En ese sentido, ¿qué consejos podrías darle tú a quienes nos escuchan para navegar las redes en tiempos de protesta social?
[Liliana Gómez]: Son varias. Primero es como que se vayan a medios de comunicación tradicionales y en los que confíen y que tengan credibilidad. Eso es importante. Otra cosa es que crean también a líderes de opinión certificados, digamos.
Yo creo que se nos llegó la época donde la curaduría de la información es muy importante y quienes jueguen como curadores y como verificadores se vuelven súper importantes en esta esfera pública de desinformación en la que estamos viviendo.
Entonces es como acudir a fuentes que sean fidedignas, que sean confiables, a las que les tengamos respeto, y si allí no encontramos nada, a verificadores. Y si allí no encontramos nada, a líderes de opinión que estén en medios reconocidos.
Pero sí que nos vayamos como con personas que tengan credibilidad y que sean históricamente serias en el proceso del manejo de la información.
[Luisa Fernanda Gómez]: A todos los que nos escuchan, recuerden que pueden leer todas las verificaciones que hemos hecho en colombiacheck.com. Pueden seguirnos en todas nuestras redes sociales, estamos como @Colcheck en Twitter y @colombiacheck en Instagram y Facebook.
En la producción de este podcast estuvieron Laura Castaño Giraldo, Laura Rodríguez Salamanca y quien les habla, Luisa Fernanda Gómez. El diseño sonoro es de Akorde.
Gracias por escuchar.