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Viernes, 22 Marzo 2024

Personas expuestas a los aerosoles de los vapeadores: ¿tienen un impacto en su salud?

Por Sharon D' Mejía

A propósito de la reciente aprobación del Proyecto de Ley que restringe el uso de vapeadores en Colombia, explicamos qué dice la evidencia científica disponible sobre las posibles afectaciones en la salud de los ‘vapeadores pasivos’ y cuáles son las narrativas y argumentos usados por quienes defienden su uso y exposición.

3 DATOS CLAVE:

  1. Para usuarios y organizaciones defensoras del uso de cigarrillos electrónicos como ‘método de reducción de daño para dejar de fumar’, la asociación entre la exposición a los aerosoles de estos dispositivos y posibles afectaciones a la salud es solo un mito.
  2. Las investigaciones científicas más antiguas advierten que el daño es bastante menor si se compara con el del humo de un cigarrillo convencional.


  3. Las investigaciones científicas más antiguas advierten que el daño es bastante menor si se compara con el del humo de un cigarrillo convencional.


El 6 de marzo de 2024 se aprobó en último debate en el Congreso de la República el Proyecto de Ley que busca incorporar productos como cigarrillos electrónicos o vapeadores en lo que establece la ley 1335 de 2009, conocida popularmente como la “Ley Antitabaco”.

En los últimos años ha aumentado el auge por el uso de estos dispositivos, pero también ha surgido una nueva preocupación: ¿vapear genera ‘vapeadores pasivos’? Es decir, si las personas que están expuestas a los aerosoles de los cigarrillos electrónicos experimentan algún impacto en su salud. Hasta el momento, no hay un consenso científico al respecto. Si bien algunos estudios –que aún son pocos– advierten sobre posibles afectaciones a las vías respiratorias para quienes están expuestos indirectamente a esta actividad, otras investigaciones más antiguas advierten que el daño es bastante menor si se compara con el del humo de un cigarrillo convencional. 

Sin embargo, para las organizaciones y usuarios pro-vapeo, la afirmación de que la afectación a la salud es mínima porque se suele liberar cantidades muy pequeñas de nicotina a la atmósfera es la única que validan para promover estos productos.  Por eso, en este explicador les contamos qué dice la ciencia sobre los ‘vapeadores pasivos’, cómo se mueve esta narrativa y en qué se basan sus defensores para validarla.

Un supuesto ‘mito’

“No existen los vapeadores pasivos. Es solo un mito”. Este es uno de los mensajes más comúnmente difundidos por páginas y usuarios de redes sociales pro-vapeo, para defender y promover el uso de cigarrillos electrónicos. 

En X (antiguo Twitter) y en Facebook  hay múltiples publicaciones –al menos desde el 2014– en las que se afirma, por ejemplo,  que “no está demostrado que existan vapeadores pasivos” o que “la exposición a la nicotina de los vapeadores pasivos es prácticamente inexistente”. (1, 2, 3, 4, 5, 6).


 

Este mismo tipo de mensajes ha sido difundido también por la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales (Anesvap), que ha publicado que “la exposición a la nicotina de los vapeadores pasivos es prácticamente inexistente”, citando un artículo al respecto. Además, el canal de Youtube  ‘El mono vapeador’ tiene entrevistas a científicos que defienden estos dispositivos y que señalan que “no se puede hablar de vapeadores pasivos”.

Cabe mencionar que este canal es parte de una página web dedicada específicamente a compartir y promover contenido pro-vapeo. Tanto el portal como las redes sociales son manejadas por Julio Ruades, una de las caras más visibles del vapeo en España. El canal de Youtube de ‘El mono vapeador’ cuenta con más de 522.000 subscriptores, y entre su contenido hay revisiones sobre nuevos productos y líquidos de vapeo, divulgación de estudios a favor de estos dispositivos, entre otros temas relevantes para el mundo del vapeo.

La inexistencia de vapeadores pasivos es parte de las narrativas negacionistas sobre los posibles efectos negativos atribuidos al uso de cigarrillos electrónicos y que han sido presentadas como ‘mitos del vapeo’ considerados así por una campaña global que pretende ‘desmitificar’ el uso de estos dispositivos, y que es promocionada por diferentes organizaciones alrededor del mundo, tal como explicamos en un artículo anterior sobre las enfermedades asociadas al uso de cigarrillos electrónicos.

Estudios que ‘validan’ esta narrativa

Los cigarrillos electrónicos producen aerosoles (que son pequeñas partículas y gotitas en el aire) al calentarse el líquido que suele contener nicotina, aromatizantes y otras sustancias químicas. Los usuarios de cigarrillos electrónicos inhalan este aerosol. Las personas a su alrededor también pueden inhalar este aerosol cuando el usuario las exhala. Sin embargo, para quienes defienden estos dispositivos como método de reducción de daño del tabaco, los cigarrillos electrónicos ‘no dejan vapeadores pasivos’, principalmente bajo el argumento de que con ellos no se produce combustión como con los cigarrillos de tabaco convencionales.

Uno de los estudios que valida esta narrativa y es citado por los promotores del vapeo (1, 2, 3) se publicó en 2019. El director del departamento de Láseres y Haces Moleculares del Instituto Multidisciplinario de la Universidad Complutense de Madrid,  Ángel González Ureña, señaló en un artículo que las personas que están en un mismo lugar donde una persona vapea “inhalan cien veces menos nicotina que un fumador pasivo de tabaco”. 

Los defensores de los cigarrillos electrónicos se apoyan también lo que dice el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por siglas en inglés) en su sitio web: “fumar cigarrillos electrónicos no produce humo de tabaco, por lo que los riesgos del tabaquismo pasivo con cigarrillos convencionales no se aplican a los cigarrillos electrónicos”.

“La evidencia limitada disponible sugiere que cualquier riesgo del vapeo pasivo para los transeúntes es pequeño en comparación con los cigarrillos de tabaco. Pero algunos profesionales de la salud han recomendado evitar vapear cerca de mujeres embarazadas, bebés y niños”, indica el portal del NHS.

Lo que dicen estudios recientes

Un estudio de 2020, realizado por investigadores del Departamento de Epidemiología, Genética Humana y Ciencias Medioambientales de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Texas (Estados Unidos), señala lo siguiente: los aerosoles de los cigarrillos electrónicos son generalmente partículas ultrafinas y la mayoría se deposita en las vías respiratorias inferiores humanas, causando efectos en la salud de los vapeadores pasivos.

Estas conclusiones se reforzaron en otro estudio de los mismos investigadores publicado en 2021. Se estimó la cantidad de sustancias químicas de los cigarrillos electrónicos depositadas en las vías respiratorias humanas, lo que les permitió concluir: “con una exposición prolongada y una estrecha proximidad a los vapeadores activos, los vapeadores pasivos pueden correr el riesgo de sufrir posibles efectos en su salud, especialmente en las vías respiratorias”.

Otras investigaciones han evaluado la calidad del aire en tiendas de vapeo y la exposición pasiva a los aerosoles de estos dispositivos. a estos aerosoles. “Nuestro estudio también demuestra que la nicotina puede depositarse o ser absorbida en la ropa y los juguetes de los bebés, y que las nitrosaminas específicas del tabaco (sustancia química dañina que causa cáncer) pueden formarse y retenerse en la roEn un estudio, publicado en mayo del 2020 en la revista Nicotine & Tobacco Research, se advirtió que el vapeo en interiores provoca exposiciones de segunda mano, mientras que la exposición de tercera mano inducida por estos dispositivos es comparable o superior a la inducida por el consumo de cigarrillos.

Los investigadores llaman la atención sobre la necesidad de que se garantice que en las tiendas de vapeo se mantengan sistemas de ventilación y prácticas de limpieza para proteger a los clientes, empleados, y transeúntes de la exposición pa de los bebés, lo que destaca que la exposición de los niños al aerosol de los cigarrillos electrónicos en el hogar es motivo de especial preocupación”, señalan los autores. 

Otro estudio publicado en 2019 evaluó la exposición pasiva a contaminantes de cigarrillos convencionales y a cigarrillos electrónicos en pasajeros de automóviles. Entre sus conclusiones se incluyó que fumar un IQOS, un cigarrillo electrónico o cigarrillos de tabaco afecta negativamente a la calidad del aire interior por la liberación de partículas finas y ultrafinas y compuestos orgánicos.

Sin embargo, los investigadores del Departamento de Seguridad Química y Toxicología de Munich (Alemania) - autores del estudio- aclaran que aún se necesita más evidencia para comprender los efectos para la salud de los fumadores pasivos.

Al respecto, el médico y toxicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, William Quevedo, señala que es innegable la contaminación del ambiente por el uso de vapeadores en espacios cerrados, pero aún se necesitan más investigaciones para saber el impacto en la salud de vapeadores pasivos.

Para las doctoras Adriana Rojas Moreno y Alejandra Cañas Arboleda, investigadoras del Semillero de Investigación Epigenética y Cáncer Pulmonar de la Universidad Javeriana, estos dispositivos representan un riesgo tanto para los usuarios como para los que se exponen a los aerosoles de los vapeadores de manera indirecta. 

Según un artículo de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) –actualizado en julio de 2023–, sobre el aerosol de segunda mano de los cigarrillos electrónicos y la calidad del aire interior, las investigaciones actuales indican que los cigarrillos electrónicos pueden emitir sustancias nocivas, lo que significa que podría haber riesgos para la salud de quien los usa y de otras personas a través de la exposición pasiva.

“Algunas de las sustancias nocivas emitidas por los aerosoles de los cigarrillos electrónicos son similares a las del humo del tabaco. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender plenamente las emisiones de los cigarrillos electrónicos y su impacto en la salud humana”, aclara la agencia. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha recomendado que no se usen estos dispositivos y menos en espacios cerrados, ya que lo ideal no es que las personas corran ‘un riesgo menor’ frente a la exposición del humo del tabaco, sino no correr ningún riesgo por el aire que respiran. 

Así, aunque los defensores de los cigarrillos electrónicos argumentan que la existencia de vapeadores pasivos ‘es solo un mito’, la evidencia científica más reciente señala que existen riesgos, sobre todo, para aquellas personas expuestas en ambientes cerrados, pero aún hace falta mayor investigación para determinar la dimensión de los impactos en la salud.