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Cuestionable
Hoy, el voto en blanco tiene nombre propio. No se trata de un grupo de desinteresados por la política ni de colombianos sin partido. Todo lo contrario. Como cualquier campaña presidencial, el exmilitar Wilson Rentería y el abogado Gustavo Prado reclamaron ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) ser sus abanderados, apelando a la reforma política de 2011 que permite a los partidos políticos inscribirse como promotores de esa opción. Lo hicieron bajo el paraguas del Partido de Reivindicación Étnica (PRE) que dirige Gonzalo Vallecilla.
Los tres son cercanos a la política. Rentería ha dado peleas jurídicas como la que consiguió eliminar la reserva de información sobre zonas estratégicas de minería; Vallecilla es representante nacional de consulta previa y ha sido asesor étnico en la Gobernación del Valle y la alcaldía de Tuluá, además de haber aspirado al Concejo de ese municipio por el partido Opción Ciudadana; mientras que Prado ha defendido a candidatos y partidos en procesos electorales en ese departamento, incluida su gobernadora, Dilian Francisca Toro.
El PRE nació el año pasado cuando el CNE le entregó una curul afro en la Cámara de Representantes a la exreina Vanessa Mendoza, quien llegó al Congreso después de luchar por tres años ante el tribunal electoral contra políticos que no tenían aval de las comunidades. Una vez logró ocupar su asiento con apenas 563 votos y el respaldo del consejo comunitario de El Castillo de Cerrito (Valle), que lidera Rentería, surgió el PRE, que hoy no es solo la cabeza visible del voto en blanco, sino que tiene acceso a los mismos recursos que reciben los candidatos, puede hacer publicidad en medios comunicación e inscribir testigos electorales.
Lo confuso para estas elecciones es que el tarjetón tendrá dos casillas para el voto en blanco, una que será la oficial y otra que promueve el movimiento afro, para diferenciarlos a la hora de calcular la reposición de votos. Vallecilla dice que no le importa si la gente no marca la de su colectividad e incluso se declara dispuesto a hacerle campaña al voto en blanco aunque no le represente ganancias. “Queremos es que la gente salga a votar”.
Pero más allá de haber metido un gol en la campaña electoral, esta jugada de los afro refleja el aparente desinterés que han tenido los candidatos presidenciales por una minoría de cuatro millones de personas en Colombia, lo que equivale al 10,6 % de la población.
Vallecilla, nacido en Guapi (Cauca) hace 47 años, explica que decidieron tomarse las banderas del voto en blanco después de analizar las propuestas de los candidatos. Él y Rentería llegaron a la conclusión de que ninguno de los presidenciables “los representaba” ni los tenía en el radar de sus planes de gobierno.
El PRE espera contar con el apoyo de otros sectores inconformes por razones similares como las mujeres, los indígenas, los maestros y los abstencionistas. Plantean un voto en blanco que “no sea protesta, sino propuesta”; es decir, que se base en lo que les gustaría oír de los candidatos y que consideran prioritario para estas comunidades.
El problema -que reconoce Vallecilla y confirma la historiadora María Isabel Mena- es que las negritudes no acostumbran a votar en bloque por lo que el reto del partido es convencerlas. Esta división histórica tiene, sin embargo, un factor común: la desconfianza frente a los políticos.
Colombiacheck.com revisó las promesas de campaña de los candidatos presidenciales y encontró que todos tienen alguna propuesta con enfoque étnico. Sin embargo, los voceros del movimiento afro son escépticos a que las cumplan.
Vallecilla admite que su partido estuvo tentado a apoyar a Gustavo Petro, de Colombia Humana, porque “está más cerca de romper los discursos del establecimiento, al menos en el papel”, dice. Petro ha prometido, por ejemplo, intervenir títulos mineros que afecten a esta población y darles mayor autonomía a sus guardias tradicionales. Pero los líderes afro dicen que cuando fue alcalde de Bogotá no hizo programas y proyectos que beneficiaran a esa población en la capital.
Además, el veterano activista Carlos Alfonso Rosero asegura que hay temas que los candidatos no tocan, como la discriminación. Considera que es urgente un plan de lucha que enfrente el racismo y la desigualdad. En este sentido solo los candidatos Petro y Germán Vargas Lleras hablan de forma explícita en su programa sobre el problema. El aspirante de Colombia Humana fue el único de los asistentes al debate del Pacífico que respondió cómo combatirlo. Los demás recordaron sus logros del pasado.
El contendor liberal, Humberto de la Calle, es el único con propuestas específicas para el Pacífico, donde se concentra esta población, las cuales se enfocan en acceso a la educación superior, la implementación del Acuerdo de paz y los pactos surgidos de los paros cívicos del año pasado. Mena reconoce que De la Calle es un conocedor del tema, pero advierte que a todos los candidatos “les cabe el Pacífico en la cabeza solo cuando están en campaña”.
Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia, es el único que usa el término etnoeducación en sus propuestas. Mena, que es experta en estos temas, se lo reconoce. No obstante, reclama que el candidato, en lugar de referirse a un modelo educativo propio de las comunidades, “lo abre a todo el mundo y uno no sabe cuál es el norte”.
Pero quien más menciones hace a estas minorías es, de lejos, Vargas Lleras, que se lanzó por firmas y con el aval de Cambio Radical. A ellas les dedica un folleto de 32 páginas (entre casi mil que suman todos los de su campaña). Lo lanzó este jueves. En él habla de construir infraestructura cultural, estudiar disponibilidad de tierras y dar más autonomía en diferentes aspectos para ellas. Promete también un estatuto para la población raizal.
Rosero, fundador del Proceso de Comunidades Negras, coincide con Mena y Vallecilla a pesar de que su organización es afín a Petro. En un documento que construyó con otros líderes afro, agrega que esta minoría necesita que se reglamente la Ley Afro, que les asignen recursos específicos, que haya titulación y restitución de tierras y que se cree una entidad que coordine esos trabajos con los consejos comunitarios.
Sobre esto último, Vargas Lleras planea crear una dirección de asuntos étnicos en su nuevo Ministerio de la Familia. En su lugar Vallecilla preferiría una cartera independiente y el manifiesto menciona una agencia descentralizada.
Los afro también piden más curules en el Congreso, con reglas claras para que no se repita la historia de los últimos cuatro años, en la que personas ajenas a esta minoría se las apoderaron. Mena, por su parte, defiende que el exvicepresidente ha prometido la participación en el gobierno de personas afro. Pero casi todos los candidatos tienen esa propuesta y, para Rosero y Vallecilla, la representación en el gabinete no garantiza una agenda de fondo.
El activista afro también llama a respetar el tratamiento especial que les da la Ley de Víctimas, las medidas ordenadas por la Corte Constitucional para atender el desplazamiento forzado de sus comunidades, el capítulo étnico del Acuerdo de Paz y lo pactado tras los paros de Buenaventura (Valle) y Chocó. Nada de esto está pormenorizo en las propuestas de los candidatos.
Iván Duque, del Centro Democrático, y Viviane Morales, del partido Somos, ni siquiera mencionan estos temas. El exsenador uribista concentra su propuesta para los grupos étnicos en la inclusión laboral por medio de beneficios a las empresas y educación digital. La exsenadora y exfiscal solo hace una alusión general a esa población en su política ambiental.
Un tema para coger con pinzas es el derecho de la comunidades a ser consultadas sobre cualquier proyecto que las afecte, ya que es visto como un “cuello de botella” para el avance de sectores como el minero y el de infraestructura. Así lo describe Duque y promete reglamentar el trámite, como la mayoría de sus contendores.
El que más toca el tema en su programa es Vargas Lleras. Le sigue De la Calle. Todos matizan su posición declarándose defensores de las consultas; no obstante, consideran necesario establecer reglas claras para los inversionistas. Fajardo comparte esa posición pero empata con Petro en el escaso números de menciones que hacen en sus programas. La diferencia es que este último se enfoca de lleno en defender el mecanismo.
Este es quizás uno de los temas que más distancian a las negritudes de los candidatos presidenciales y su mayor temor. Las comunidades étnicas se han opuesto a que se reglamente porque consideran que limita sus derechos y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) se ha declarado en contra del proyecto de ley estatutaria que prepara el Gobierno con el propósito de agilizar esos procesos. Sin embargo, De la Calle promete respaldarlo y Vargas lo impulsó como vicepresidente.
Para Rosero, el Congreso no sirve para defender sus intereses. Con otros líderes afro propone que, en cambio, se elabore un protocolo sobre el tema en el que participen la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y Naciones Unidas.
En general, Mena es pesimista frente a lo que pueden esperar los afros y otras minorías del próximo gobierno. También concluye que la política colombiana y, por ende, la cultura institucional es “racista”, por lo que vaticina que muchas de esas comunidades terminarán votando en blanco.
Tan pronto Colombiacheck.com tuvo acceso al programa étnico completo de Vargas Lleras, lo revisó y editó la nota para incluir sus propuestas. También modificó los gráfico para añadir la cantidad de menciones correspondientes a ese folleto.