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Verdadero pero...
La senadora del partido Centro Democrático, Pola Holguín, aseguró en su cuenta de Twitter que “de acuerdo con el más reciente estudio de la ONU sobre cultivos ilícitos en Colombia, en los resguardos indígenas se registraron 14.022 hectáreas sembradas con coca”. La publicación coincidió con la presencia en Bogotá de la minga indígena proveniente del Cauca que pretendía hablar con el Presidente de la República, Iván Duque.
De acuerdo con el más reciente estudio de la ONU sobre cultivos ilícitos en Colombia, en los resguardos indígenas se registraron 14.022 hectáreas sembradas con coca.
— Paola Holguín 🇨🇴 (@PaolaHolguin) October 19, 2020
Holguín le confirmó a Colombiacheck que se basó en el informe de 2019.
Calificamos la información como “verdadero, pero” porque si bien la cifra es del más reciente monitoreo de las Naciones Unidas correspondiente al 2019, se olvida mencionar que el informe señala una reducción de los cultivos en territorios indígenas y se deja por fuera el contexto necesario para entender la complejidad del problema.
La senadora tiene razón, el monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2019 de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, UNODC, indica que en 2019 se contabilizaron 14.022 hectáreas de cultivos de coca en los resguardos indígenas, pero el informe señala que se registró una reducción del 15, 5% en comparación al 2018, cuando se registraron 16.588 hectáreas y que eso indica que se mantiene la tendencia a la reducción que inició en 2017, cuando se presentaron 17.627 hectáreas.
La senadora tampoco tiene en cuenta en su trino que, según el informe, la concentración de cultivos de coca del total nacional en resguardos indígenas es del 9 %, un punto porcentual menos que en 2018.
Daniel Rico, criminólogo e investigador en temas de economías criminales y desarrollo rural, le explicó a Colombiacheck que una de las razones para que haya cultivos de coca en territorios indígenas es que se comparten ciertas características en los territorios indígenas que son propicias para la coca, pues son zonas de menor desarrollo e infraestructura, de menor acceso vial, con restricciones de tipo administrativo, que tienen menos presencia del Estado, pero sobre todo por las restricciones legales en materia de consulta previa.
Para Rico la participación de la coca en territorios indígenas, que es del 9%, no es tan alta, es mucho más problemática en territorios afros (16%), que están en zona logística y estratégica mucho más cercana al mar.
Rico también señaló que hay que revisar el papel de los colonos, que son los dueños de muchos de los cultivos de coca de los territorios indígenas.
El experto aseguró por último que hay también estructuras del narcotráfico de los indígenas y puso como ejemplo a alias Mayimbú, que ha aprovechado las ventajas del régimen especial indígena para fortalecer su posición frente al narcotráfico.
Para Armando Valbuena, vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic, la falta de gobernabilidad del Estado en algunos lugares, sobre todo de frontera con Panamá, Ecuador y Venezuela, ha facilitado la proliferación de los cultivos ilícitos y aunque hay tropas de las fuerzas militares, también hay paramilitarismo. “Aquí hay un desorden institucional de no gobernabilidad, otra razón es que no hay voluntad del gobierno para resolver la economía de los pueblos, solo hay apoyo al sector bancario o a las empresas constructoras y a los procesos agroindustriales y ganaderos, por lo tanto en sectores donde no hay economía y donde no hace presencia el Estado se ha desarrollado la economía de la coca o de la marihuana”, indicó.