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Falso
Un video del Ministro de Educación, Alejandro Gaviria, resaltando la importancia de exponer en los colegios los hallazgos de los informes de la Comisión de la Verdad (CEV), estuvo seguido de una airada reacción entre algunos sectores políticos. Los cuestionamientos a las palabras del funcionario han incluido desinformación que ha circulado por redes sociales. Incluso, senadores y líderes políticos han fabricado esas mentiras.
Por ejemplo, el senador del Centro Democrático y segundo vicepresidente del Congreso, Honorio Henriquez, afirmó en un video: “Llevar a la Comisión de la Verdad, que de verdad tiene muy poco, a los colegios para adoctrinar a los niños y exponiéndoles un informe lleno de mentiras y así pretender legitimar el accionar narcoterrorista de los bandidos de las Farc y mostrarlos como héroes, mientras que a las Fuerzas Militares de la República les criminalizan…”. En Twitter su publicación, del 28 de julio, tenía casi 300 retuits en el momento en que salió esta nota.
Enrique Gómez, excandidato presidencial por el Movimiento de Salvación Nacional, trinó en el mismo sentido: “Una cosa es hacer contar la historia, otra muy distinta el adoctrinamiento vía Comisión de la Verdad (impunidad) donde se muestran a las Farc casi que como súper héroes y donde se criminaliza a las FFMM”. Su publicación fue difundida por más de 300 personas.
La versión de ellos fue secundada por el Centro Democrático, partido que en sus redes sociales criticó que “la comisión de la verdad quiere distorsionar la historia presentando a los victimarios como héroes”.
Esa narrativa de figuras y organizaciones con poder y reconocimiento sobre lo que supuestamente dice la CEV, ha sido replicada y acogida por usuarios de redes sociales. Por eso es importante establecer si eso es cierto.
La búsqueda en los diferentes informes que ha publicado la CEV arroja una verdad incontrovertible: esa entidad señaló a las Farc de ser responsables de diferentes crímenes de guerra, de lesa humanidad y criticó con dureza su actuar durante los años en los que estuvieron alzados en armas.
Por ejemplo,la entidad es clara en señalar la responsabilidad de esa guerrilla en hechos violentos que marcaron la historia en el país. “Muchos secuestrados y sus familias describieron a la Comisión esos meses y muchas veces años en que se prolongó su cautiverio, especialmente en el caso de las FARC-EP, el cual sufrieron como una muerte en vida, como una muerte suspendida en el tiempo, vivida en paralelo entre quienes permanecían secuestrados y sus familias”, enfatizó la CEV en el informe Hallazgos y recomendaciones.
Sobre ese mismo delito, la entidad dejó claro que el actor que más secuestros cometió en el curso del conflicto armado fueron las FARC: “Los secuestros y la toma de rehenes han sido sobre todo llevados a cabo por las organizaciones guerrilleras y muchas veces durante muchos meses o años. Los mayores responsables fueron las FARC-EP con 40 % de los casos (20.223 víctimas), los grupos paramilitares con el 24 % (10.538 víctimas) y el ELN con 19 % (9.538)”. Queda claro, solo con esas dos citas, que no hubo un intento de restarle responsabilidad a esa guerrilla en el crimen del secuestro.
El accionar cruel de las FARC tiene otras caras que fueron abordadas por la CEV. El informe Mi cuerpo es la verdad contiene muchos apartes en los que queda clara la responsabilidad de la guerrilla en la victimización contra mujeres y la comunidad LGBTIQ+.
Por ejemplo, hay un apartado titulado Patrón de persecución de las FARC-EP contra las personas LGBTIQ+, en el cual la entidad concluyó: “Integrantes de las FARC-EP recurrieron a homicidios selectivos, violencia sexual, tortura, amenaza, reclutamiento forzado, secuestro, esclavitud con y sin fines sexuales, desplazamiento forzado y ataques a la libertad de asociación, con dos posibles fines: instrumentalizar a las personas LGBTIQ+ para labores de la guerra, o aniquilarlas cuando esto no era posible o si no había acercamientos con la población de un territorio”.
Ese apartado incluye testimonios sobre las prácticas de combatientes de las FARC. Un caso es el de una mujer trans que fue violada por los guerrilleros en Garzón (Huila): “Me pegaban, y mientras uno me ponía a que lo felara, el otro me penetraba, así, sin protección ni nada. A raíz de eso quedé con herpes; siempre he estado en tratamiento. También me dio sífilis y me toca reactivar el tratamiento cada diez años, porque eso no se quita. Cuando uno de ellos fue a eyacular, me hizo tomar el semen... O sea, cosas terribles, terribles”.
“En 2015, Doris, aspirante a política en ese entonces, narró que un día, mediante un panfleto, fue citada por las FARC-EP junto con otros candidatos, en un lugar de Saravena. Cuando llegó fue secuestrada por esta guerrilla y, al enterarse de que era lesbiana, la violaron”, es uno de los hechos incluídos en otro apartado titulado ‘Violencias contra mujeres lesbianas en Arauca por parte de las FARC-EP entre 2004 y 2016’.
Otro hecho incluído en ese apartado es la esclavitud a la que esa guerrilla sometió a algunas personas: “Las FARC-EP secuestraron a las personas LGBTIQ+ y las esclavizaron para que desempeñaran labores como peluquear o lavar, y también con fines sexuales. Estos casos se encontraron en el Urabá antioqueño, en frentes que estaban asentados en las zonas rurales. Aunque no fueron los ataques más comunes, provocaban un temor enorme en las demás personas, y decidían irse”.
La conclusión de la CEV no dejó dudas frente a la naturaleza de esos crímenes. “Estos hechos muestran la sistematicidad de las violencias perpetradas por las FARC-EP, debido al alto número de víctimas del mismo acto en diferentes territorios; al hecho de que la discriminación incidía en la selectividad de las víctimas; a que no fueron aisladas, sino repetitivas; a que eran permitidas por ser acordes con lo que deseaba la organización y sus fines para la guerra”, indicó la entidad.
La CEV se refirió a una amplia gama de violencias perpetradas por las Farc. Por ejemplo, en el informe No matarás hay fragmentos en los que hablan del accionar de esa guerrilla en el Caribe. “Las FARC-EP secuestraban, robaban ganado, mataban a sus opositores. Para finales de los años noventa, varios hechos cometidos por las guerrillas en la región catalizaron la expansión de los paramilitares: en Montes de María, el burro bomba en el municipio de Chalán, Sucre, el 12 de marzo de 1996. Los guerrilleros entrenaron durante semanas a un burro para que fuera hasta la puerta de la estación de Policía, donde fue detonado matando a nueve agentes”.
Otro fragmento del mismo informe da cuenta de lo que hicieron las FARC en la zona de despeje, cinco municipios de Meta y Caquetá de los que salió la Fuerza Pública y diferentes entidades estatales durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para adelantar una negociación con los subversivos, y denuncia lo que sería un crimen ambiental: “Además de la carretera entre La Macarena y San Vicente del Caguán, con una extensión de 175 kilómetros, las FARC-EP abrieron otras tres vías, deforestando miles de hectáreas de bosque en la serranía y las selvas del Guaviare y Caquetá”.
Esos son apenas algunos de los fragmentos que contienen los informes de la CEV con respecto al accionar de las Farc. De ninguna manera se puede deducir que la entidad estaba tratando de mostrar a esa guerrilla como “héroes” o “superhéroes”. Una conclusión de ese no tiene ningún sustento.
Vale la pena evaluar los análisis de la entidad frente a otros grupos subversivos, debido a que algunos de los señalamientos se hacen de manera genérica con la denominación “guerrilla” o “victimarios”, como es el caso del trino del Centro Democrático.
Los señalamientos a otros grupos insurgentes también son contundentes. Sobre el secuestro como práctica de las guerrillas, la CEV enfatizó en el capítulo de Hallazgos y recomendaciones: “La Comisión de la Verdad puede afirmar que el secuestro de civiles por parte de las organizaciones guerrilleras constituyó un crimen de guerra”.
Otro ejemplo, son las críticas que hizo la CEV frente a las doctrinas que acogieron algunas guerrillas. “Si bien Colombia tenía una democracia restringida no solo por el Frente Nacional sino por las instituciones y normas que emanaban de la Constitución de 1886, las guerrillas también carecían de sustrato democrático, ya que se inspiraban en modelos de sociedad autoritarios, como el de la URSS o el de la revolución cultural de China, que también cercenaron libertades y derechos. En regiones como el Magdalena Medio, Córdoba y Urabá, estos autoritarismos despertaron, en los años posteriores, reacciones en contra de estas guerrillas y alimentaron los argumentos de la extrema derecha armada”.
La CEV se pronunció sobre el asesinato del sindicalista José Raquel Mercado, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia, a manos del M-19 y lo asoció a prácticas similares de parte de otros grupos subversivos: “El ejemplo del M-19 cundió en otras guerrillas. Un exmilitante del ELN reconoció ante la Comisión de la Verdad que meses después del asesinato de Mercado, esa guerrilla asesinó al presidente del sindicato de Acerías Paz del Río, Rafael Bayona, en Sogamoso, Boyacá, para apropiarse de la dirección de dicha organización social”, se lee en el informe No Matarás.
Incluso, los crímenes de agrupaciones guerrilleras más pequeñas también fueron abordados por la CEV. El informe No matarás contiene el testimonio de un excombatiente del Quintín Lame en el que confiesa que hubo excesos por parte de ese grupo subversivo: “De pronto comenzaron a matar a los brujos y se sabe que los llamados brujos eran los mismos médicos tradicionales, y que tenían problemas políticos, problemas de competencia. Entonces cuando el Quintín se metió en eso de eliminar médicos tradicionales, la gente que acudía a esos médicos comenzó a tenerle odio al Quintín”.
El Quintín Lame fue una guerrilla indígena que operaba en el norte del Cauca, la cual recogió experiencias de las autodefensas indígenas que operaron en ese departamento entre 1977 y 1984. En 1985 hicieron una toma armada en Santander de Quilichao (Cauca) y estuvieron alzados en armas hasta 1991.
Otro de los puntos que criticó la CEV fue el costo humanitario de las tomas: “Muchas tomas guerrilleras se dieron con el uso de los cilindros-bomba y otras armas construidas de forma artesanal como granadas de mortero, cohetes e incluso minas antipersona. Debido a sus características –imprecisión, volatilidad, inestabilidad–, estas armas no convencionales no solamente afectaron las estaciones de Policía, sino también viviendas y otros bienes protegidos como escuelas, centros de salud e iglesias”.
El desborde de la violencia y las líneas que traspasó la guerrilla cuando declaraba enemigos fue otro de los puntos incluídos en el informe de Hallazgos y recomendaciones: “Ampliar la noción del enemigo a quien se opusiera a su proyecto armado conllevó una acción cada vez más indiscriminada e incierta. Cualquiera podía convertirse en objetivo de un secuestro en una carretera, padecer una toma en la comunidad o ser atacado por estar en contra del proyecto guerrillero o ser considerado un obstáculo”.
Este artículo contiene apenas una selección de citas en las cuales la CEV criticó el accionar de los grupos guerrilleros. Como se puede evidenciar la entidad condenó sin ambages diferentes hechos de violencia. A lo largo de los informes que se han publicado se pueden encontrar más casos y señalamientos frente a los crímenes que cometieron los grupos subversivos.
Por todo lo anterior, es una falsedad afirmar que la CEV graduó de héroes a los victimarios, a las Farc o a la guerrilla, como han venido desinformando algunas figuras con reconocimiento público desde la publicación de los informes.