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Falso

Miércoles, 10 Agosto 2022

Esta espada que empuña el hijo de Pablo Escobar no es la de Bolívar, como dijo Paloma Valencia

Por Juan Sebastián Lozada

El arma del Libertador estuvo con conocidos de militantes del M-19 hasta que salió del país y solo volvió para su entrega, en 1991. La del narcotraficante tiene diferencias notorias, como la empuñadura. Aquí le contamos la historia.

La espada de Simón Bolívar ha tomado protagonismo desde que Gustavo Petro ganó la presidencia de Colombia. Solo días después de su elección, el expresidente Iván Duque se la enseñó a Petro, quien militó en el antiguo grupo guerrillero M-19, que la robó en 1974 y devolvió después de hacer la paz, en 1991. Y a pesar de que Duque no autorizó un día antes del 7 de agosto que la espada estuviera en el acto de posesión de Petro, la primera orden del nuevo mandatario fue mandar a traerla. “Traigan la espada de Bolívar ante el pueblo”, dijo.

Durante el acto de posesión, la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, trinó en redes una foto de Sebastián Marroquín, hijo de Pablo Escobar, sosteniendo un sable. El mensaje dice: “Esta es la espada de Bolívar, la luce el hijo de Pablo Escobar a quien se la había dado el M19”. La imagen también la subió el columnista David Ghitis, a quien le hemos verificado en Colombiacheck varias publicaciones, así como otros usuarios de Twitter (1, 2, 3).

Colombiacheck verificó la afirmación de la senadora y pudo constatar con la Casa Museo Quinta de Bolívar que la espada de la foto no es la que robó el M-19. Además, las versiones oficiales señalan que la ruta del sable fue distinta y no cayó en manos de la familia Escobar.

Diferencias notorias

El investigador y curador de la Quinta de Bolívar, Andrés Gómez, le explicó a Colombiacheck que “cuando se habla de espadas, se habla del genérico como si todas se utilizaran indiferentemente para el campo de batalla”. Sin embargo, las hay prácticas y conmemorativas. “La espada de Bolívar está entre una práctica y conmemorativa, porque si bien tiene filo y pudo haber llegado a ser utilizada, tiene unos detalles que permiten demostrar que no era únicamente de combate sino también ceremonial”, detalló.

A la pregunta de si los sables y las katanas son espadas, Gómez respondió que la palabra correcta para nombrarlas es armas blancas, y no espadas: “El hiperónimo correcto es ‘armas blancas’. Tradicionalmente no es correcto utilizar ‘espadas’ como hiperónimo de los distintos tipos de armas blancas, como los sables y las katanas”.

El investigador resalta que la diferencia entre las espadas y los sables es el filo. “Lo que diferencia al sable de la espada es que el sable solamente tiene un filo en su curvatura externa”, señaló.

Heliana Cardona, comunicadora educativa de la Casa Museo Quinta de Bolívar, le dijo a Colombiacheck que la espada que empuña el hijo de Escobar en la foto que se difunde en redes es cualquier otro sable. “Esa no es la empuñadura de la espada, ni tampoco la curvatura del sable, hay una diferencia entre esta y la que tenemos en la Quinta”, advirtió.

“La empuñadura (de la espada que tiene Marroquín) no tiene algo que se llama aguilón o guardamanos, una parte que tiene la espada de caballería para que no les corte los dedos o las manos a las personas”, detalló también Manuel Rodríguez, también comunicador educativo de la Quinta.

Él nos remitió a una publicación reciente de la Quinta que presenta algunos datos de la espada de Bolívar. Entre las fotografías se puede observar, a detalle, la empuñadura del sable. Esta parte de la espada coincide con la que se ve en la primera fotografía que le tomó el M-19 cuando la robó, y también corresponde con una en la que se ve a los hijos de los dirigentes del M-19 jugando con la espada.

La espada que tiene el hijo de Escobar no tiene esta empuñadura, como nos dijo el curador de la Quinta, Andrés Gómez:

“Dos comentarios nos permiten afirmar que la espada que se ve en la fotografía no es la misma de la colección. Lo primero es la guarda, este elemento que protege la mano, es uno de los desarrollos que se dio en armas blancas entre el siglo XVIII y el siglo XIX. Su propósito es que no pudieran dirigir un ataque a la mano para que usted soltara la espada sino que tenía un revestimiento metálico que impedía cualquier golpe. La empuñadura de Bolívar cubre varios dedos, en la fotografía de Escobar se pueden ver los cuatro dedos de la mano, lo cual no puede pasar cuando se empuña la espada de Bolívar”.


Gómez también indicó que la empuñadura de la espada de Bolívar tiene un ‘gavilán’ hacia al final, “es decir, una pequeña parte salida, que es como un detalle muy pequeño pero lo que hace es que forma una curvatura a lo largo de la guarda, es diagonal. En la fotografía del hijo de Escobar la guarda es completamente recta, no es tan grande y es muy delgada”.

Aunque en algunas de las respuestas al tuit de la senadora algunas personas aseguraron que el arma que sostenía el hijo de Escobar era una katana japonesa, Gómez, investigador de la Quinta de Bolívar, le dijo a Colombiacheck que este parecía un sable, sin poder diferenciar de qué tipo. “Esas diferencias en el siglo XIX no se restringen a la curvatura de la hoja, sino que se relacionan mucho más con el tipo de filo que tiene, lo cual es imposible ver en la fotografía”, aclaró.

Asimismo, en la Tienda Marcial, un punto de venta especializado en katanas japonesas, nos explicaron que el arma no era una katana sino “espadas de referencias medievales”.

La ruta de la espada

En el reportaje ‘Los trasteos de la espada de Bolívar’, la periodista Patricia Lara Salive reconstruye los lugares por los que pasó la espada desde su sustracción, pasando por la devolución que hizo el M-19, hasta el momento de la posesión de Petro. Escribe que, luego del robo, la espada llegó a la casa del estudiante de ingeniería Ernesto Sendoya y allí se tomó una fotografía que fue publicada en la primera edición de la revista Alternativa. En la imagen aparecen la espada, su vaina y los espolines de Bolívar.


Duró poco en la casa de Sendoya, luego fue llevada a la casa del poeta León de Greiff, como cuenta el exmilitante del M-19 Argemiro Plaza en la nota de Cambio y, también, en un texto reciente de El Espectador. Tras la muerte del poeta, el máximo comandante de la guerrilla, Jaime Bateman, llevó la espada a su residencia y permaneció allí hasta la captura de Álvaro Fayad, también cofundador del grupo, cuando la espada le fue entregada a una pareja de contadores amigos de Bateman y su esposa, Esmeralda Vargas.

La pareja, Valentín Sáez y Elvira Ortiz, guardó la espada en su casa. Luego la enterró en una finca cerca al municipio de Albán, en Cundinamarca. Tiempo después, la desenterró para sacarla del país por orden de Bateman. Esmeralda Vargas le entregó la espada, la vaina y los espolines a un funcionario de la embajada de Cuba en Colombia y este envió los artículos en valija diplomática para La Habana.

La espada estuvo allí cierto tiempo. Luego, por orden de Fayad, que la quería cerca, viajó otra vez a la embajada de Cuba en Panamá. En 1989, la espada volvió a Cuba por orden del político Manuel Piñeiro, quien ya la había custodiado.

Finalmente, Otty Patiño, quien había sido elegido constituyente de la Alianza Democrática M-19, el partido surgido tras la paz con el grupo armado en 1990, viajó a Caracas para pedirle la espada al embajador de Cuba en Venezuela. Ante el pedido, el presidente de la isla, Fidel Castro, mandó a decir que solo le entregaría la espada a Antonio Navarro Wolff, también exintegrante de la guerrilla y constituyente.

Este último viajó a Venezuela para recibirla y volvió en un vuelo a Bogotá, para entregarla al entonces presidente, César Gaviria, pero antes reunió a varios hijos de quienes fueron dirigentes del M-19 y les permitió tener la espada. La fotografía de este encuentro es del archivo de Catalina Bateman, hija de Jaime, y se puede ver en un video de Youtube de Cambio.

Navarro Wolff afirmó en su cuenta de Twitter que la espada había estado en Cuba desde finales de 1970 hasta cuando la entregó.

Colombiacheck también consultó con Navarro la versión de la senadora Valencia, a lo que respondió que es “absolutamente falso” dado a que la espada permaneció en Cuba.

Darío Villamizar, exmilitante del M-19 e historiador de las guerrillas en Colombia, le dio detalles a Colombiacheck que coinciden con la historia que reconstruye Cambio con múltiples fuentes: “La espada sale de la Quinta de Bolívar y la trasladan a algún sitio cercano y de ahí Argemiro Plaza la coloca en manos de Boris de Greiff, esos son los primeros sitios en los que estuvo”. Y sobre la entrega mencionó: “La espada estaba en manos de los cubanos y la condición de Fidel es que entrega la espada al jefe del M-19, en ese momento era Antonio Navarro”. Sobre el mito de que el hijo de Escobar tuvo la espada afirmó que era “absolutamente falso”.

Por su parte, el escritor puertorriqueño Josean Ramos, quien realizó un trabajo documental para escribir la novela ‘Soy la espada y soy la herida’, negó que el arma haya estado en manos de Juan Pablo Escobar, el hijo de narcotraficante, quien ahora se llama Sebastián Marroquín. “Lo ha desmentido Otty Patiño, uno de los constituyentes, al propio Sebastián Marroquín”, recordó. Ramos se refiere a las conversaciones que Marroquín dejó consignadas en uno de sus libros que escribió sobre la familia Escobar.

Con todas estas evidencias, en Colombiacheck calificamos como falsa la afirmación que se difundió en redes sociales, a raíz de un trino de la senadora Paloma Valencia en el que se asegura, con una foto, que el hijo de Escobar tuvo en sus manos la espada de Bolívar que robó el M-19, aunque en realidad era otra arma.