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Chequeo Múltiple
Enrique Peñalosa dejó firmado el contrato para la construcción del metro pero la obra no alcanzó a iniciarse durante su mandato y además el proyecto es sustancialmente más corto que el que prometió en campaña.
Durante la campaña Peñalosa no se comprometió con una fecha en la que el metro estaría listo, por lo que no es posible chequear si cumplió o no. Según decía su plan de gobierno: “Estamos comprometidos con la construcción de la Primera Línea del Metro de Bogotá. Buscaremos la solución técnica que permita hacerlo con la mayor celeridad, menor riesgo de costos y sobrecostos, combinando eventualmente tramos elevados, tal como lo sugiere la Financiera de Desarrollo Nacional.”
Un artículo de la Silla Vacía de unas semanas después de la elección de Peñalosa decía que, según los expertos consultados, la situación más pesimista posible sería “no alcanzar a poner la primera piedra” durante su mandato. Para septiembre de 2016, cuando el presidente Santos se comprometió a apoyar la financiación del metro, se anunció que las obras arrancarían en el año 2018 y que la Primera Línea del metro estaría lista en 2022.
Estas fechas no se cumplieron. El contrato del metro quedó firmado el 27 de noviembre de 2019, adelantándose por un mes a lo que habíamos pronosticado en otro chequeo. Según el cronograma dispuesto en los pliegos de licitación, las obras del metro en sí empezarían por tarde en 2022 y es improbable que comiencen mucho antes, mientras que las obras preliminares en el patio taller podrían comenzar en el segundo semestre de 2020.
En cuanto a la longitud del metro, en este video de la campaña electoral, que tiene 513,338 vistas, Peñalosa prometió: “Vamos a construir el metro que se construya en el menor tiempo posible, con el menor costo posible y los menores riesgos de sobrecostos y que sea más amable y seguro para todos sus pasajeros. Vamos a prolongar un kilómetro al occidente la línea de metro que está planteada hoy para que se intersecte con la ALO, por donde estará Transmilenio. Transmilenio será el gran alimentador del metro desde el suroccidente en Soacha y Bosa y aún desde Fontibón. Seguirá la ruta trazada y recomendada por los estudios que existen hasta la Calle 127”.
Esta misma promesa de alargar el metro hasta la 127 por un lado y hasta la ALO por el otro la hizo también el 23 de octubre en una entrevista en Caracol Radio días antes de las elecciones. Y en marzo de 2016 todavía se hablaba de un metro “desde la ALO en Bosa hasta la 127” según el autor de un artículo en la Revista Nova et Vetera de la Universidad del Rosario.
En septiembre de 2016, cuando se dieron a conocer los estudios de la firma francesa Systra, el metro quedó oficialmente reducido a la longitud actual. La idea de alargar el metro por el sur-occidente hasta la ALO no se menciona siquiera en este estudio y quedó definitivamente olvidada. Se definió que la Primera Línea del metro se dividiría en tres fases: la primera iría entre el Portal de Las Américas y la Caracas a lo largo de la Avenida Primero de Mayo, la segunda seguiría por la Caracas hasta la calle 72 y la tercera iría de ahí hasta la 127 con Autopista. Pero la alcaldía sólo se comprometió a dejar contratadas las primeras dos fases y no la tercera.
Después de ese momento no se volvió a hablar de la tercera fase y la Primera Línea del Metro de Bogotá quedó oficialmente reducida. En la Evaluación socioeconómica para la Primera línea del metro de Bogotá que hizo la firma Deloitte en octubre de 2017 y en los CONPES que declaran el proyecto “de importancia estratégica” para la nación (CONPES 3900 de octubre de 2017 y 3945 de agosto de 2018) se habla de una línea entre el Portal de las Américas y la Calle 72.
Cuando era candidato, Enrique Peñalosa prometió construir jardines infantiles y colegios. En su programa de gobierno planteó la idea, sin mayor desarrollo. Pero en un video promocional planteó que “vamos a construir por lo menos 30 nuevos colegios”.
Esta propuesta quedó plasmada en el Plan de Desarrollo Bogotá Mejor para Todos 2016 - 2019: “Particular énfasis se dará a la construcción, mejoramiento y dotación adecuada de infraestructura educativa (...). En el marco de esta estrategia se construirán y dotarán 30 colegios nuevos”.
Ahora bien, como contamos en otro chequeo, de acuerdo con la Secretaría de Educación (SED) se considera que un colegio es nuevo en la medida en que se construye en un lote nuevo que se incorpora al suelo urbanizable de la ciudad; recibe un código por parte del Dane y entra en funcionamiento.
La oficina de prensa de la Secretaría de Educación dijo en su momento a Colombiacheck que a octubre se habían entregado 28 colegios de esos, ocho construidos en lotes nuevos de 30 propuestos en el Plan de Desarrollo. Estas mismas cifras aparecen en el informe de seguimiento de inversión de la SED a septiembre de 2019.
De estos ocho nuevos, ya entregados, dos iniciaron obras durante el Gobierno de Gustavo Petro: La Felicidad y El Ensueño, inaugurados en septiembre de 2017 y febrero de 2019. El Jorge Bergoglio (antes Cafam Puerto Sol) se dejó contratado en 2015 y entró en funcionamiento en diciembre de 2017.
El resto quedaron con diseños listos en la administración anterior (de acuerdo con un informe de auditoría de la Contraloría de Bogotá), pero la contratación y obra arrancaron con Peñalosa: dos inaugurados en 2018, el Soledad Acosta de Samper (antes Porvenir II) y el Jorge Isaacs (antes Volcán La Pradera); tres este año, el Rogelio Salmona (antes Madelena) y Las Margaritas en abril y el Bicentenario de Independencia (antes San José de Maryland) en junio pasado.
Consultamos nuevamente a la Secretaría de Educación para actualizar las cifras publicadas en el chequeo anterior, y nos dijeron que la administración de Enrique Peñalosa dejará los 30 colegios prometidos en algún estado de avance: once terminados, nueve en obra y diez en diseño.
Entre los once se cuentan los ocho terminados que ya mencionamos, más tres que se entregarán en la última semana de este año: Metrovivienda, Colegio de la Bici y el Sierra Morena Parque.
Los nueve en obra deben estar terminados para diciembre de 2020 y los diez en diseño, dependerán de que la próxima administración asigne recursos para su construcción. De ser así, se estima que estos colegios estén listos en 2021.
Otra de las promesas que hizo Enrique Peñalosa en medio de su campaña fue la creación de Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS).
En su Programa de Gobierno manifestó que “en materia de salud los ciudadanos contaremos con un sistema eficiente digno y que valore a las personas. A través de los Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS) en todas las localidades, con esquemas multidisciplinarios de prevención y una red de atención acreditada y saneada, la ciudad garantizará este derecho fundamental”, por lo cual “crearemos más de 20 Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS), distribuidos en todas las localidades de la ciudad que, cercanos a la gente, atenderán y resolverán más del 70% de las consultas que hoy se hacen injustificadamente por urgencias”.
En un video promocional de su campaña, Peñalosa aumentó el número de CAPS prometidos a 26.
Cuando llegó a la Alcaldía, sin embargo, la promesa cambió. En el Plan de Desarrollo, Pilar 1, punto 4.1.10 “Modernización de la Infraestructura Física y Tecnológica en Salud”, estrategia (4.1.10.2) dice:
“En particular, se propone el desarrollo de 40 Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS), ubicados en todas las localidades de la ciudad, cerca de los ciudadanos, que presten servicios con horarios extendidos, de tal manera que puedan atender las personas por medio de consultas prioritarias y programadas, que incluyan servicios generales y especializados, así como la complementación resolutiva necesaria por medio de servicios de apoyo diagnóstico y terapéutico”.
El 5 de junio de este año, la Alcaldía de Bogotá y la Secretaría de Salud informaron a los ciudadanos que cumplieron la meta de “abrir” 40 CAPS. Así se muestra en un comunicado publicado en la página de la Alcaldía; en medios de comunicación como Conexión Capital, El Tiempo y El Espectador, y en un video publicado en el canal de YouTube del distrito.
Sin embargo, calificamos la meta como “Se embolató” porque a pesar de lo que dice la Alcaldía, no encontramos (ni nos compartieron) documentos oficiales que certifiquen que cumplieron.
En respuesta enviada a Colombiacheck, la Secretaría de Salud sostiene que “efectivamente pusimos en funcionamiento 40 CAPS en zonas estratégicas de la ciudad”. Precisan que “los 40 CAPS están funcionando” y que en esta dirección web se puede ver su ubicación en la ciudad de Bogotá. Además, “dejamos garantizados los recursos para la construcción de 20 nuevos CAPS”, dice la información suministrada por la entidad.
Preguntamos a la Secretaría de Salud si los 40 CAPS están funcionando en edificaciones nuevas, creadas única y exclusivamente para ese propósito, pues en varias ocasiones los concejales Juan Carlos Flórez y Manuel Sarmiento han denunciado que lo que ha hecho la administración Peñalosa es adecuar los Centros de Atención Médica Inmediata (CAMI), las Unidades de Pronta Atención (UPA) y la Unidad Básica de Atención (UBA) creadas por gobiernos anteriores, y montar los CAPS sobre esos centros de salud. Es decir, no se ha avanzado en el cumplimiento de construir los CAPS desde cero.
El concejal Flórez publicó una investigación en su página web en la que cuenta que, junto con su equipo, visitaron 33 CAPS, y pudieron evidenciar que a pesar de las adecuaciones estéticas hechas a algunos centros médicos, en ningún caso la secretaría hizo reformas de fondo a la infraestructura que ya estaba disponible.
El concejal Sarmiento, el mismo día que el Distrito informó del logro sobre los CAPS, publicó un trino en el que afirmaba que “no cumplieron la meta de 40 CAPS como infraestructura, les cambiaron el letrero a Camis, Upas y Ubas”.
Otro engaño del secretario @luismorales0621. 1. Los CAPS no han servido para disminuir el hacinamiento en urgencias, como lo constató la Personería. 2. No cumplieron la meta de 40 CAPS como nueva infraestructura, les cambiaron el letrero a Camis, Upas y Ubas. https://t.co/6dKSkYra15
— Manuel Sarmiento 🇨🇴 🍳 (@mjsarmientoa) June 5, 2019
Según la Secretaría de Salud la diferencia principal entre los CAPS y los CAMI es que los primeros “se constituyen como el eje del Modelo de Atención Integral en Salud, y de la atención primaria resolutiva, al ampliar la oferta de servicios ambulatorios con especialidades básicas como ginecobstetricia, medicina interna, pediatría, psiquiatría y aquellas que por perfil epidemiológico de la población objetivo requieran ser ofertadas”.
Frente a la pregunta sobre si se construyó infraestructura, la Secretaría de Salud no dio ninguna respuesta. No obstante, Luis Gonzalo Morales, Secretario de Salud, respondió a una de nuestras periodistas vía Twitter que los CAPS operan en edificios viejos.
Los CAPS son una estrategia, no edificios. Buscan tener un 1er nivel de atención resolutivo con especialistas, laboratorio, terapias, medicamentos que antes NO existían en los CAMI.
— Luis Gonzalo Morales (@luismorales0621) December 16, 2019
Hoy operan 40 en edificios viejos y han realizado más de 3 millones de consultas.
Este punto es importante porque un informe de la Veeduría Distrital, publicado en agosto de 2018, asegura que “no se ha tenido claridad en su definición y se han presentado falencias en la fase de planeación del proyecto de construcción de CAPS, dado que se han generado cambios sucesivos en las metas y en la programación de recursos”.
“Frente a las metas, se genera confusión desde la formulación del PDD ya que por un lado se plantea el desarrollo de 40 CAPS lo cual implicaría la puesta en operación y por otro, se establece como indicador construir 40 CAPS, lo cual conlleva la construcción de nuevas infraestructuras. A lo anterior se suma que la SDS presenta una programación de construir o adecuar y poner en operación solamente 32 CAPS”, dice el informe de la veeduría.
Efectivamente, el segundo tomo del Plan de Desarrollo, en las páginas 606-607 fija como meta para el sector salud “Construir 40 Centros de Atención Prioritaria (CAPS)”, como se puede ver en esta imagen:
Revisamos la rendición de cuentas publicada por la Alcaldía el 27 de noviembre de 2019, y en el Anexo 1, que corresponde al Pilar 1 del Plan de Desarrollo, el distrito informa que frente a la meta de “Construir 40 CAPS” no se había ejecutado ninguno.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, la información que aparece en la rendición de cuentas “es con corte a septiembre 30. A hoy, 18 de diciembre, el área responsable informa que están finalizadas las obras del CAPS Zona Franca, cumpliendo con esto la meta de 2018. La meta de 2019 está en proceso”. No nos enviaron el informe donde se ve el corte a diciembre de este año.
Además, dice la Secretaría de Salud, la estrategia de los CAPS tiene dos componentes: por un lado está la adecuación e implementación de los servicios de consulta especializada en los barrios. Y por el otro, la construcción, frente a la cual se avanzó en la medida en que se dejaron destinados los recursos y diseños para hacer 20 CAPS más.
Entonces, la Alcaldía cuenta la puesta en funcionamiento de los 40 CAPS como el cumplimiento de la meta, sin embargo, ni siquiera sabemos si, efectivamente, en los 40 centros de salud se cuenta con los servicios especializados prometidos por el Distrito y se cumple la meta de descongestionar las salas de urgencias de la ciudad.
Enrique Peñalosa adelantó obras de suma importancia para la descontaminación del río Bogotá pero estos avances no tienen aún un efecto en la descontaminación actual del río. Por otro lado, la idea de hacer un parque lineal a lo largo del río y ordenar el crecimiento de la ciudad usándolo como eje siempre fue propuesta como un proyecto a largo plazo que no alcanzó a quedar amarrado.
En un video de la campaña electoral de Peñalosa con 576,617 vistas el entonces candidato prometió:
“Tendremos el gran proyecto del Río Bogotá que será el centro de la Bogotá futura. No solamente vamos a descontaminar el río sino que vamos a impulsar un proyecto que amplíe el río tres veces el ancho y lo profundice al doble, que tenga en sus bordes unos muros de retención y unos malecones arborizados por donde los ciudadanos a lo largo de unos cien kilómetros desde Soacha hasta Chía, en ambos costados del río van a poder caminar tomados de la mano, pasear en bicicleta, sentarse en las bancas desde donde se va a poder mirar el río pasar.”
Es necesario entender qué había pasado con el Río Bogotá para entender qué tanto logró avanzar Peñalosa en el proyecto de descontaminarlo.
A finales de 2004, el Tribunal de Cundinamarca falló una acción popular y ordenó a todos los municipios de las cuencas alta, media y baja del río y a la CAR descontaminar el río. Pero sólo en 2009 se logró un acuerdo entre las entidades responsables y una base de 2 billones de pesos para comenzar los trabajos.
Ese año, durante la alcaldía de Samuel Moreno, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá adjudicó un contrato a un consorcio de Odebrecht y la empresa CASS para construir dos túneles que llevarían aguas desde y hacia la futura planta de tratamiento Canoas en Soacha. Según la Fiscalía, hubo corrupción en la adjudicación de ese contrato y más de 1.000 millones de pesos en sobornos le habrían llegado al entonces alcalde de Bogotá.
Las obras del túnel interceptor Tunjuelo-Canoas empezaron en 2010. Dos máquinas excavadoras construidas específicamente para ese propósito salieron una desde el Salto del Tequendama y la otra desde el río Tunjuelo con el propósito de encontrarse en la mitad donde sería construida la planta Canoas, en Soacha, haciendo un túnel de 11 kilómetros y 4,2 metros de diámetro.
En 2012 el túnel quedó listo en un 95 por ciento, pero en vez de encontrarse una frente a la otra como debían, una de las máquinas había llegado siete metros más abajo que su gemela. El consorcio Odebrecht-CASS intentó que el acueducto le ampliara el contrato para construir una estación elevadora para conectar los dos túneles por donde pudieran sacar las máquinas (que no podían echar reversa), pero el Acueducto no aceptó. Además la Empresa de Acueducto no gestionó la compra de los terrenos necesarios. Ante las fallas en la ejecución del contrato, la administración de Gustavo Petro lo canceló y el consorcio abandonó las máquinas debajo de tierra.
En 2014, es decir diez años después de la primera sentencia sobre el río, el Consejo de Estado falló otra sentencia sobre el Río Bogotá que de nuevo obliga a las autoridades responsables a tomar acciones urgentes en un plazo máximo de tres años.
Peñalosa logró firmar el contrato para conectar el interceptor Tunjuelo Canoas con un túnel de emergencia y para sacar las máquinas en diciembre de 2016. Las máquinas se terminaron de desenterrar en junio de 2018. El contrato para la construcción de una estación elevadora en el predio Canoas, que hará un tratamiento primario de las aguas, ya se adjudicó y las obras ya empezaron, se espera que esté lista en 2021.
En junio de 2019 Peñalosa y el director de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca, Néstor Franco, firmaron un convenio de cofinanciación para la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales Canoas que hará el tratamiento secundario del 70 por ciento de las aguas negras de Bogotá y Soacha y estará lista en 2026. Según el informe de cumplimiento de la alcaldía ya se adjudicó el diseño de ingeniería de detalle de esta planta.
De manera que a pesar de lo avances, en lo que respecta a las responsabilidades de la Alcaldía, el río sigue tan contaminado hoy como lo estaba hace cuatro años. Por otro lado, otras obras que sí se han adelantado como la adecuación hidráulica del río, es decir el dragado para la ampliación del cauce y la construcción de jarillones, dependen de la CAR de Cundinamarca. Además, la planta de tratamiento El Salitre, que existe desde el año 2000 y hace un tratamiento primario del 30 por ciento de las aguas negras de Bogotá, está siendo ampliada para que haga también un tratamiento secundario de las aguas. Las obras empezaron en 2017 tienen un avance del 70 por ciento y deberían estar listas para 2021.
Por otro lado está el proyecto de los malecones y los parques lineales que prometió Peñalosa en sus renders y videos pero que siempre dejó claro que era una idea a largo plazo. Este proyecto se llama Ciudad Río y es una propuesta para ordenar el crecimiento de la ciudad en el futuro usando el río como eje. Para esto se propone hacer un parque lineal a lo largo de la ribera, construir equipamientos de salud, educación, deportivos, culturales y de transporte y promover la construcción de nueva vivienda. El proyecto entero va desde río Tunjuelo hasta el humedal La Conejera.
Los avances que logró la administración de este proyecto no fueron muchos. El Parque Lineal del Río Bogotá fue creado sobre el papel por el Consejo Directivo de la CAR en el Acuerdo 37 de 2018. Y según el Informe de Cumplimiento de la Alcaldía los estudios y diseños de un piloto de parque lineal de 8,7 km en el tramo de la Calle 80 se dejaron a cargo de la Secretaría Distrital de Planeación. De un valor total del proyecto de 7.636 millones de pesos se comprometieron 125 millones y se pagaron 37 millones.
El proyecto de Ciudad Río estaba incluido en el POT que proponía Peñalosa pero cuando consultamos a la Secretaría Distrital de Planeación si dependía de que el POT fuera aprobado en el Consejo nos dijeron que “no depende de la revisión del POT de esta administración. La nueva administración podría ejecutarlo con el POT vigente”. De manera que el proyecto no depende únicamente del POT pero tampoco quedó amarrado y depende de si a la nueva alcaldesa le interesa o no.
En los últimos días ha habido movimientos con respecto al POT de Peñalosa que involucran a este proyecto, pues buscaba adecuar el POT a la sentencia del Consejo de Estado del río Bogotá, que era una obligación de esta sentencia. Por eso el pasado 27 de noviembre la magistrada que le hace seguimiento al cumplimiento de esa sentencia, Nelly Yolanda Villamizar, decidió que cuando el Concejo de la ciudad archivó el proyecto del POT incumplió con la orden de la sentencia de adecuarlo y ordenó que se reabriera el debate sobre ese POT. Según ordenó la magistrada, el Concejo puede votar por aparte cada una de las normas e introducir modificaciones “atendiendo a razones únicamente técnicas y no políticas”.
Peñalosa dijo que este fallo era un regalo para la nueva alcaldesa porque le permite volver a presentar el mismo POT con las modificaciones que quiera sin volver a comenzar un proceso que tomaría dos o tres años.
El Concejo y la administración distrital pidieron aclaraciones y el 15 de diciembre la Magistrada profirió un segundo auto ratificando su decisión. Ante esto el Consejo respondió con un recurso de súplica en contra del fallo pero este será decidido ya el próximo año. No es claro que va a suceder ahora y por tanto no podemos decir si la promesa de Ciudad Río se embolató o seguirá vigente con el POT.