Pasar al contenido principal

Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso

Falso

Miércoles, 09 Octubre 2024

Negacionista del cambio climático desinforma en video al decir que “el CO2 es bueno para el mundo”

Por Alexander Campos Sandoval

Publicaciones usan una frase que se opone a la evidencia científica, sin presentar un sustento, para contradecir los probados efectos del exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.

3 DATOS CLAVE:

  1. Circula en Facebook el extracto de una entrevista en la que un académico cuestionado en Estados Unidos por su negacionismo del cambio climático afirma que “el CO2 es bueno para el mundo”.
  2. La frase desconoce el consenso científico sobre el papel del dióxido de carbono en el cambio climático y circula en canales en los que se difunden desinformación y teorías de conspiración.
  3. Expertos reconocen que, aunque el carbono y sus derivados, como el CO2, son cruciales para la vida en la Tierra, es el desequilibrio causado por las actividades humanas lo que ha derivado en el calentamiento global.

Al Gato Chequeabot, nuestro chatbot de WhatsApp en el que los lectores pueden enviar solicitudes de verificación, llegó un video de dos minutos de duración en el que un hombre entrevista a un académico acerca de su opinión sobre los impuestos al carbono. En su respuesta, este afirma que “de hecho, el CO2 [dióxido de carbono] es bueno para el mundo” y que, por el contrario, se debería estimular la producción.

A partir de esa premisa, el entrevistado afirma que las medidas contra el cambio climático, que pasan por moderar las emisiones de este gas, hacen parte de una cofradía con intenciones negativas y señala de forma alarmista que, de seguir las premisas internacionales de acción climática, el mundo llegaría a una situación de dictaduras “semejantes a Camboya o la Unión Soviética”.

Encontramos el video en publicaciones recientes de Facebook (1, 2, 3 y 4) y, en todas ellas, se acompaña de textos que destacan la frase “El CO2 es realmente bueno para el mundo”. Esa es la traducción que aparece en los subtítulos del video, aunque no es la interpretación más precisa de la original (“CO2 is actually good for the world”, “de hecho, el CO2 es bueno para el mundo”).

En Colombiacheck verificamos estas publicaciones y las calificamos de falsas. Al recabar información sobre la frase y sobre el académico que aparece en el video, encontramos que no hay fundamento para afirmar, sencillamente, que el dióxido de carbono es bueno para el mundo. Esta afirmación se utiliza en un contexto negacionista del cambio climático que apoya teorías de la conspiración.

Además, cabe destacar que la persona que sale en el video es William Happer, un físico que fue asesor científico del expresidente de Estados Unidos Donald Trump. El académico ha sido verificado por varios colegas por crear y difundir desinformación acerca del cambio climático.

Canales de la conspiranoia

El video compartido al chatbot tiene una marca de agua con el texto @amigosdisidentes. Encontramos que se trata de un canal de Telegram con 10.463 suscriptores con la siguiente descripción: “En este canal se publicará todo aquello que la censura intenta silenciar , para poder opinar con  libertad”. Allí efectivamente se publicó el video y acumuló 4.106 visualizaciones. 

Sin embargo, en @amigosdisidentes se cita como fuente otro canal de Telegram, llamado Marcelo Daniel Otero CDS, de 24.678 suscriptores, donde el video fue publicado previamente y obtuvo 10.600 visualizaciones. 

En ambos canales se difunden contenidos que se inscriben en narrativas antivacunas y teorías de la conspiración, por ejemplo, sobre la pandemia de covid-19 y la Agenda 2030.

Así mismo, las siglas TNA que se ven en la esquina superior izquierda del video son las iniciales de The New American, portal al que pertenece el hombre que realiza la entrevista. Según el observatorio Influence Watch, se trata de un medio alineado a la derecha norteamericana, dirigido por la Asociación John Birch, criticada por su inclinación política y por publicar teorías de conspiración históricamente. 

Según el análisis de Media Bias, el contenido de TNA rechaza el consenso científico y se nutre de fuentes poco confiables en temas asociados al cambio climático. Su enfoque conservador-nacionalista, con posiciones escépticas sobre asuntos como el comercio internacional y las políticas de salud pública, los llevaron difundir desinformación sobre la pandemia de covid-19.

Una fuente cuestionable

William Happer, el hombre que responde a las preguntas en el video, es profesor emérito de Física en la Universidad de Princeton y fue asesor científico de Donald Trump en la Casa Blanca. Medios como AFP y Science Feedback (1, 2, 3) han refutado en varias ocasiones sus postulados, que buscan minimizar los riesgos del aumento de dióxido de carbono en la atmósfera y su papel en el calentamiento global.

Entre las declaraciones del académico que han sido refutadas por carecer de sustento y desconocer el consenso científico, destaca su afirmación de que el planeta no enfrenta un exceso sino una “hambruna de CO2”. En medios como CNN y PragerU, sostuvo que los modelos climáticos han fallado sistemáticamente en predecir las temperaturas futuras, calificándolos de inútiles. 

Cabe anotar que Happer es físico de profesión, pero no es una autoridad en cuanto a asuntos climáticos. Por lo regular, sus afirmaciones no se fundamentan en estudios ni en evidencia científica. En su lugar, se limita a dar por sentadas sus teorías, una de las cuáles es que el “dióxido de carbono es como vapor de agua y las plantas lo aman”, encaminado en la misma línea de la frase que dijo en su entrevista con TNA.

El exceso de CO2 

El sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), organismo de las Naciones Unidas que reúne a más de 330 científicos de 67 países para estudiar el cambio climático, fue publicado en 2022 y asegura quela actividad humana ha causado inequívocamente el calentamiento global de 1,1 °C por encima de la temperatura de 1850-1900 entre 2011-2020”.

Para entender este veredicto y su relación con el CO2, consultamos a la ingeniera química Kelly Johanna Basabe Alvarado, magíster en Gestión Ambiental, quien para empezar explicó que, efectivamente, el carbono es la base de la vida en la Tierra y responde a un ciclo con el que el planeta, en condiciones normales, tiene la capacidad de manejar el CO2 de manera natural. 

El ciclo y la molécula de carbono sostienen la vida en la tierra: las moléculas de proteínas y toda la base de la química orgánica que sostiene los procesos biológicos están soportadas en el carbono. El dióxido de carbono es una de las miles de  moléculas que el carbono puede desarrollar. En el planeta Tierra, es regulado por los organismos fotosintéticos y fenómenos geológicos que utilizan energía solar, CO2 y agua para producir energía, además de ser producto de la respiración de los organismos. La estabilidad del ciclo del carbono depende del balance entre la cantidad de CO2 producida, emitida y absorbida”.

Dicho balance, sin embargo, se ha alterado por la acción humana, a través de las emisiones industriales y de transporte, descomposición de residuos y por deforestación y extracción, lo que ha provocado que el CO2 en la atmósfera sea mayor al que el planeta puede absorber. Los resultados de este desequilibrio nos los explicó Alejandro González, director de la Oficina en Colombia del International Council for Local Environmental Initiatives (ICLEI):

Gracias a nuestros procesos de industrialización, el CO2 en la atmósfera sobrepasa las condiciones previas, lo que afecta completamente los ciclos naturales del planeta y genera lo que se conoce como efecto invernadero: una especie de olla a presión en la que el CO2 permite que ingrese el calor del sol, necesario para la vida, pero impide que se disperse mucho más allá de la superficie terrestre. Al no dispersarse, se generan todos los problemas de calentamiento global”.

Esta lectura coincide con las conclusiones a las que cuatro expertos en cambio climático llegaron en la revisión de Science Feedback al respecto de la frase de William Happer acerca de que “las plantas aman” el dióxido de carbono. Allí se concluyó que, aunque el CO2 es necesario para la fotosíntesis, su aumento extremo no necesariamente beneficia a las plantas, debido a los efectos adversos del cambio climático, como el aumento de la temperatura y las sequías.

Por lo tanto, las afirmaciones sobre que una mayor concentración de CO2 es equitativamente buena, omiten las consideraciones críticas sobre cómo los ecosistemas realmente responden a los cambios ocasionados por el calentamiento global.

Frente a la necesidad de corregir este desbalance de CO2, se han propuesto medidas como las iniciativas de carbono cero y las tasas impositivas, que  buscan reducir las emisiones y promover la absorción de carbono. Las primeras implican que tanto empresas como países desarrollen programas que equilibren sus emisiones netas, mientras que las segundas penalizan a los grandes emisores y generan fondos para afrontar el cambio climático. Así lo explica Kelly Basabe:

Las tasas impositivas buscan castigar a los emisores, permitiendo generar fondos para el desarrollo de procesos climáticos, porque los recursos locales y globales destinados son y serán insuficientes. Sobre todo porque mientras se desarrollan las iniciativas, los territorios siguen teniendo efectos del cambio climático que se atienden en el ahora. Necesitamos atender el ahora, pero pensar en estrategias de futuro, haciendo complejo el proceso”.

Así pues, calificamos como falsas las publicaciones negacionistas del cambio climático que afirman que el “CO2 es bueno para el planeta” a partir del video de la entrevista a Happer. La afirmación del académico, en sí misma, no tiene fundamento y se utiliza en canales proclives a las teorías de conspiración para desconocer el consenso científico alrededor del calentamiento global y los instrumentos creados para la acción climática, como el impuesto al carbono. El carbono y su ciclo son necesarios para la vida en la tierra, pero la acción humana ha generado un desequilibrio que afecta a todos los ecosistemas, por lo que no puede aseverarse, sencillamente, que las emisiones de CO2 no son un problema o que deberían estimularse.