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Chequeo Múltiple
El precandidato presidencial de la coalición Pacto Histórico y senador de Colombia Humana, Gustavo Petro, le dio una entrevista al editor de política del diario El Tiempo, Armando Neira, el 21 de noviembre de 2021 sobre lo que haría en su primer día de gobierno si gana las elecciones de 2022.
“La primera decisión que voy a tomar es el cese de la contratación de exploración de petróleo en Colombia. Es un mensaje claro: vamos hacia una economía productiva, no extractivista”, fue la primera respuesta del congresista. A partir de ahí, el diálogo se centró sobre todo en discutir la viabilidad de esa propuesta.
Colombiacheck seleccionó siete afirmaciones de Petro que son chequeables de acuerdo a su metodología de verificación del discurso público. Entre ellas, encontró dos falsas, tres cuestionables, una verdadera pero… y una verdadera. Su equipo fue contactado para preguntarle por sus fuentes y pedirle algunas aclaraciones pero no respondió.
Neira le preguntó a Petro por los efectos sobre la inversión en el país que tendría el cese de contratación en la exploración petrolera que el precandidato promete como la primera medida que tomaría en caso de llegar a la Casa de Nariño en 2022. El periodista afirmó que “el efecto sería enorme porque Colombia es un país petrolero” y Petro lo contradijo:
“No. No lo es. Colombia no es un país petrolero, eso es una mentira que nos hemos echado. Sí es un país carbonero”, fue la respuesta del senador.
Esto es cuestionable. No se trata de calificativos excluyentes. El petróleo y el carbón son los principales productos de exportación de Colombia. Aunque el país está mejor posicionado frente a otros países con el segundo, eso no es argumento suficiente para negar que también pueda considerarse petrolero.
Según los datos del Banco de la República, en lo corrido de 2021 hasta agosto, el petróleo representaba 61% del valor de las exportaciones tradicionales de Colombia, frente al 32% del carbón. El resto es café (14%) y ferroníquel (2%). Estos cuatro productos son, a su vez, más de la mitad (54%) del total.
La serie histórica publicada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) muestra que el petróleo y sus derivados corresponden a más de la mitad de las exportaciones tradicionales desde 1999, con un pico de hasta tres cuartas partes en 2012. De 2011 a 2014, de hecho, fueron del 50 al 53% del total.
Desde entonces, el año en el que las exportaciones petroleras han tenido menor peso ha sido 2020, con 55% de las tradicionales y 28% de todas. En contraste, el pico de participación del carbón fue en 2017, cuando representó el 31% de las exportaciones tradicionales y 19% de las totales.
“Normalmente se llama un país petrolero a aquél que exporta más de lo que importa de petróleo, pero esa regla no funciona para Estados Unidos por ser un consumidor tan grande”, explica el economista Julio César Alonso Cifuentes, director del Centro de Investigación de Economía y Finanzas de la Universidad Icesi, en Cali. En ese orden de ideas, Colombia sí es un país petrolero, “pero no es de los más grandes del mundo”, matiza.
Así, “otro signo de que un país es ‘petrolero’ es si pertenece a la OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo”, indica el profesor. Colombia no ha estado nunca entre sus miembros.
Los actuales integrantes de ese organismo son Argelia, Angola, Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. En el pasado, también han estado Ecuador (1973-1992 y 2007-2019), Indonesia (1962-2009 y 2016) y Qatar (1961-2018).
Es que, al compararse con el resto del mundo, el aporte de Colombia a la producción y las reservas de petróleo es mucho menor a la de la mayoría de esos países. Incluso está lejos de otros, como Canadá, Rusia y Estados Unidos.
Al cerrar 2020, las reservas nacionales estaban en el puesto 34 de la Revisión Estadística de Energía Mundial de la multinacional BP, con 2 millones de barriles comprobados, entre 51 países. De los 13 que componen la OPEP actual, el dato colombiano solo empató con el de Gabón y superó el de Guinea Ecuatorial, que han descendido en las últimas décadas según ese mismo informe.
En sus años de mayor producción petrolera, 2013 y 2015, Colombia apenas superó el millón de barriles diarios. Apenas tres países de la OPEP nunca han pasado nunca ese umbral en más de medio siglo, mientras la mayoría ha estado por encima casi todos los años en las últimas décadas.
Venezuela, por ejemplo, a pesar de su crisis económica, solo ha estado por debajo de ese umbral desde 2019. La producción más baja en la historia de Irán, en 1981, fue de 1,3 millones de barriles diarios. Arabia Saudita nunca ha caído por debajo de los 2,2 millones que producía en 1965, el primer año en la base de datos de BP.
Según el análisis sobre Colombia en el portal de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA), la producción de petróleo del país ha sido históricamente muy superior a su consumo: llegó a producir 3,5 barriles por cada uno de los que consumía en 2013. Aunque también señala que casi el 90% del carbón es para exportación.
En su escalafón de 2020, Colombia está en el puesto 22 de 116 países productores de petróleo y otros líquidos derivados, como la gasolina. El país aparece con 808.000 barriles diarios. Los líderes son Estados Unidos con 18,6 millones, Arabia Saudí con 10,8 millones, Rusia con 10,5 millones, Canadá con 5,2 millones y China con 4,9 millones.
En la lista de 65 países carboneros de la misma EIA, Colombia está en el lugar 12 con 84,3 millones de toneladas y no hay ningún otro latinoamericano entre los primeros 20. Los cinco primeros son China (3.883 millones Ton), India (648 millones Ton), Estados Unidos (641 millones Ton), Indonesia (616 millones Ton) y Australia (504 millones Ton).
Por tanto, en términos comparativos a nivel internacional, Colombia está mejor posicionada como país carbonero que como petrolero. Eso, sin embargo, no necesariamente quiere decir que sea lo primero y no lo segundo, como dice Petro, pues el petróleo y sus derivados representan un amplio porcentaje de sus exportaciones, incluso más que el carbón. De manera que su afirmación es cuestionable.
En otro de los apartes de la entrevista, Petro responde a la pregunta: “Colombia tiene una producción de 800.000 barriles, es autosuficiente. Sin embargo, ¿cómo puede interpretar su anuncio un conductor de un carro particular? ¿Cómo va a tanquear?”. El senador dice:
“Hay doce años hacia delante, 2034, donde está previsto que nuestras reservas aguantan. Para ese tiempo es, más o menos, la fecha en que las empresas automovilísticas del mundo han dicho que cesan la producción de carros de gasolina. Se trata de ponernos en concordancia con el mundo. Si las empresas de producción de automóviles han puesto el 2040 como el año final del automóvil de gasolina, entonces es obvio que aquí tenemos que prepararnos”.
En esta respuesta hay dos afirmaciones que decidimos verificar. La primera es: “hay doce años hacia delante, 2034, donde está previsto que nuestras reservas aguantan”.
Y la segunda: “Si las empresas de producción de automóviles han puesto el 2040 como el año final del automóvil de gasolina, entonces es obvio que aquí tenemos que prepararnos”.
Entonces vamos por partes. En la primera, el aspirante a la candidatura presidencial del Pacto Histórico calcula que las reservas de petróleo del país alcanzan para doce años más, partiendo del 2022 (cuando empezaría un eventual gobierno suyo) y durarán hasta el 2034.
Sin embargo, esto no coincide con las cifras que la Agencia Nacional de Hidrocarburos y el Ministerio de Minas y Energía presentaron el 1 de junio de 2021, cuando se cifró en 6,3 años las reservas de petróleo y en 7,7 años las de gas.
El Min @DiegoMesaP, y la @ANHColombia presentaron el informe reservas 2020. El país mantuvo la vida útil de crudo en 6,3 años y las de gas, pasaron de 8 a 7.7 años. Es clave seguir desarrollando nuestras propias fuentes de energía, aprovechando la riqueza del subsuelo colombiano pic.twitter.com/bQQQohOF55
— Minenergía (@MinEnergiaCo) June 1, 2021
El ministro de Minas, Diego Mesa, precisó que “en el año 2019 habíamos cerrado en 6,3 años y en el 2020 se mantiene la vida útil de las reservas de crudo 6,3 años. Ahí cabe anotar que a pesar de la fuerte caída en los precios del crudo, que terminan afectando las reservas, pues logramos mantener esa vida útil. También, obviamente hubo una caída en la demanda y eso se ve reflejado en los números de producción”.
Más allá de estas afirmaciones, las cifras reveladas por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), dan cuenta de que el país en el 2020 tenía 1.816 millones de barriles en reservas, “lo que significa una disminución de 11 % (225 Mbl), comparado con los resultados de 2019, cuando se reportaron 2.041 Mbl. De igual manera, en 2020, la producción disminuyó en 11,5%, pasando de 323 Mbl en 2019 a 286 Mbl en 2020”, precisó el Minenergía en este comunicado oficial.
Fuente: Informe de reservas 2020 y declaración de producción de Gas Natural, Ministerio de Minas y Energía.
Francisco José Lloreda, director de la Asociación Colombiana del Petróleo, le explica a Colombiacheck cómo influye el precio del crudo en las reservas y de qué clase son las que tiene Colombia: “Las reservas probadas (P1) de petróleo alcanzan entre 5 y 6 años. Son las que en razón del precio, tienen probabilidad de ser extraídas en un 90% con los precios actuales. Es decir, si los precios bajan es factible que parte de las reservas P1 no sea rentable sacarlas por lo que se convertirían en reservas 2P (Probabilidad del 50%) o 3P (Probabilidad del 10%)”.
Lloreda, agrega que “además de razones técnicas no tiene sentido cerrar pozos y campos y dejar de exportar, y menos con el nivel de precios actual y la posibilidad de un súper ciclo de precios en los años siguientes, que algunos incluso vaticinan en más de $100 dólares el barril. Dejar de exportar hoy significa que el país dejaría de recibir al año $20 mil millones de dólares, recursos claves para el país, divisas que el país necesita. Eso equivale a $80 billones de pesos, con el dólar actual, al año”.
Acota, sin embargo, el Director de la ACP que “el cambió climático es real y todos los países deben contribuir a evitar que empeore, incluida Colombia. El país está haciendo la tarea, y el sector, para reducir en 52% emisiones de gases efecto invernadero. Y llegar en 2050 a carbono neutro. Pero el país aporta solo 0.04% de los GEI global, y de este porcentaje la industria solo 7% (dentro del país). Por eso, no tiene sentido destruir la industria”.
De acuerdo con Julio César Vera Díaz, presidente de la Fundación XUA Energy, experto en el sector petrolero, “no es cierto lo que dice el senador Petro, pues es que además las reservas son de menos de 7 años, es decir, unos 1.816 millones de barriles. Hoy en Colombia producimos 745.000 barriles diarios. Qué es lo que pasa, si uno deja de invertir la producción se te va cayendo y las reservas se alargan un poquito. Siete se vuelven como nueve o diez”.
Vera explica que “la única forma de crecer es explorando para buscar nuevas reservas, invirtiendo para desarrollar lo que tienes en los campos existentes y obviamente aplicando tecnología para intentar sacar más de lo que tienes. Porque lo que hay de petróleo en el subsuelo, es mucho más de lo que se saca, es lo que se denomina factor de recobro y eso es con aplicación de tecnología y con inversión. De fondo lo que preocupa es que quién va a querer invertir en un país cuyo gobierno está señalando que no quiere que el sector invierta en su principal actividad que es la buscar hidrocarburos, y eso lo que conlleva es que se van a caer o ralentizar las inversiones no solo de recobro mejorado o inclusive mejorar lo que ya tenemos”.
En esta afirmación, el propio Petro se contradice. Dos días después de que fuera publicada su entrevista con El Tiempo, en una nueva intervención, esta vez en Blu Radio, el candidato de la Colombia Humana, en el minuto 28:01, dice “... nosotros tenemos en reservas petroleras 6 años, para la actual actividad que hacemos con el petróleo…”.
Así que tras esta revisión de las evidencias disponibles y consulta con expertos del sector, no es cierto que, como lo afirma Gustavo Petro, que “hay doce años hacia delante, 2034, donde está previsto que nuestras reservas aguantan”, pues éstas hoy están calculadas para 6,3 años y no para doce, que es como proyecta el aspirante a la candidatura presidencial del Pacto Histórico.
En la segunda parte de la respuesta dada por Petro a la pregunta hecha por el diario El Tiempo sobre la tanqueada de los carros particulares, el senador complementa, luego de hablar de las reservas, diciendo que “...si las empresas de producción de automóviles han puesto el 2040 como el año final del automóvil de gasolina, entonces es obvio que aquí tenemos que prepararnos”.
En la industria automotriz mundial, la fecha de caducidad de los automóviles a gasolina es disímil, pues no hay un acuerdo global que haya puesto fecha para el final de los vehículos de combustión. Eso sí, la década de 2030 - 2040 se anticipa como en la que se producirá la gran transformación de la movilidad por combustión a eléctrica, como quedó consignado en uno de los acuerdos recientemente logrados en la cumbre climática COP26 realizada en Glasgow.
En la Declaración de la COP26 sobre la aceleración de la transición a turismos y furgonetas 100% cero emisiones, por ejemplo, un grupo menor de fabricantes de este tipo de vehículos se comprometió a trabajar “para alcanzar un 100% de ventas de vehículos nuevos y furgonetas con cero emisiones en los principales mercados para 2035 o antes, respaldados por una estrategia comercial que esté en línea con el logro de esta ambición, ya que ayudamos a generar la demanda de los clientes”.
Los constructores que firmaron esta declaración fueron: Avera Electric VehiclesBYD Auto, Etrio Automobiles Private Limited, Ford, Gayam Motor Works, General Motors, Jaguar Land Rover, Mercedes-Benz, MOBI, Quantum Motors y Volvo.
"La COP26 marca el final del camino para el motor de combustión interna. Hoy estamos viendo compromisos importantes de fabricantes, inversionistas, operadores de flotas, países, ciudades, estados y regiones", dijo Helen Clarkson, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Climate Group, en una declaración luego de la firma de estos acuerdos, según registró el medio público estadounidense NPR en este reporte.
Y pese a las buenas intenciones y la importancia de este acuerdo de voluntades, según el análisis de NPR, “los acuerdos también fueron dignos de mención por los nombres que faltaban. Los mercados automotrices más grandes del mundo, incluidos EE. UU., China, Alemania, Corea del Sur y Japón, estuvieron ausentes de las promesas, y los dos principales fabricantes de automóviles mundiales (Toyota y Volkswagen) tampoco firmaron”.
Y las ausencias de la fabricante japonesa, Toyota y de la alemana Volkswagen, representan un revés importante en este acuerdo de fecha límite, pues ambas son las más grandes ensambladoras del mundo y también representan los mayores volúmenes de facturación por ventas de vehículos, globalmente, según registra este reporte del diario La República.
De hecho según este informe, acerca de dicho acuerdo en el COP26, del diario inglés The Guardian, “BMW, que dijo al Financial Times que todavía existía ‘una incertidumbre considerable sobre el desarrollo de la infraestructura global para respaldar un cambio completo hacia vehículos de cero emisiones’. Toyota dijo: Aunque nos abstenemos de unirnos a la declaración, compartimos el mismo espíritu y determinación para abordar el cambio climático y permanecemos abiertos a participar y trabajar con las partes interesadas. Toyota seguirá contribuyendo haciendo los mejores esfuerzos para lograr la neutralidad de carbono”.
Para Felipe Vallejo, analista experto en movilidad eléctrica, “sí es cierto que se han ido poniendo fechas de caducidad para los vehículos de combustión y el 2040 es el año que se menciona como punto de llegada de esta transición, pero no será sencillo que esto llegue a ser una realidad en el mundo entero. Se calcula que el automóvil a gasolina todavía durará 50 años más”.
“Además lo que estamos viendo es que los constructores están usando ese discurso a lo mercadeo, están haciendo lo que se conoce como ‘greenwashing’. Básicamente, lo que están haciendo es decir que se interesan y que harán cosas para llegar a la movilidad eléctrica, pero la letra menuda de esos anuncios y que incluso los hubo en el COP26, es que van a parar de producir nuevos vehículos a combustión, pero los que tengan los seguirán vendiendo hasta acabarlos”.
En el caso particular de Colombia, para Vallejo la transición es aún más compleja, pues “por ejemplo, en el país la planta de Renault -Sofasa acaba de invertir miles de millones de pesos para la línea de ensamblaje de la nueva Renault Duster y no van a desmontar esa inversión en dos años para pasar a construir una línea de eléctricos, cuando se calcula que esas transiciones industriales de este tipo de plantas tardan de 12 a 15 años. No es fácil y es costoso”.
Y pues aunque sí es cierto que hay un proceso transicional hacia la movilidad eléctrica que ha puesto a algunos fabricantes a mencionar fechas entre 2030 y 2040 para conseguir ese objetivo, el mundo entero no se ha puesto de acuerdo en esto y los principales fabricantes aún se muestran reacios a comprometerse, por lo que calificamos esta afirmación de Petro como cuestionable.
Frente a otra pregunta, sobre qué piensa hacer con el carbón si llega a ser presidente, Petro respondió lo siguiente:
“Nosotros sí somos un país carbonero y tenemos reservas que los científicos del panel de expertos de Naciones Unidas, que son los que realizan los informes sobre los que se basan las COP, la última de Glasgow, han pedido que si no queremos pasar del 1,5 grados centígrados de incremento promedio de la temperatura, el 80 por ciento del carbón colombiano debe quedar en el subsuelo. Ese no es un mensaje mío, es un mensaje de la ciencia”.
Sí hay estudios que le dan sustento a lo que afirma el senador, aunque el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) no lo ha dicho directamente. Este sí ha tenido en cuenta una reducción de la energía generada a partir del carbón en sus modelos para que el calentamiento global no pase de 1,5 °C frente a las temperaturas preindustriales, como lo plantea el Acuerdo de París firmado en 2015, pero no se refiere a las reservas inexplotables. Por eso la afirmación es “verdadera pero...”.
El reporte más reciente de ese organismo fue publicado en agosto de 2021, previo a la 26a Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) que se realizó en Glasgow, Escocia, en noviembre del mismo año. Es la contribución final del grupo de trabajo dedicado a examinar la ciencia física detrás del calentamiento global para el Sexto Informe de Evaluación (IE6) del panel.
Una de las principales conclusiones de las 234 personas expertas que lo escribieron es que, en efecto, el aumento de la temperatura global se debe a los gases de efecto invernadero producidos por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles. Incluso señalan que en la década de 2010 a 2019 hubo un crecimiento más lento de estas emisiones debido “a una desaceleración en el uso del carbón” (p. 5-20).
En la COP26 incluso se emitió la Declaración de Transición Global del Carbón a la Energía Limpia, apoyada por casi 44 países, la Unión Europea, cinco territorios subnacionales y 26 organizaciones, con el compromiso de acelerar ese cambio y no permitir la construcción de más plantas de generación a partir de carbón sin mitigación de emisiones. Colombia, sin embargo, no está en la lista.
En el capítulo 2 del reporte especial Calentamiento global de 1,5°C (2018), el IPCC plantea escenarios para el cumplimiento de esa meta para 2100, sin sobrepasarla o con diferentes grados de probabilidad de excederla temporalmente antes de volver a ese nivel. Estos se basan en la participación de distintas fuentes en la producción de energía prevista a futuro, según diferentes trayectorias de desarrollo y avance tecnológico.
En todos los escenarios, la generación a partir del carbón disminuye en grandes proporciones para 2050. En los que dan mayores chances de cumplir con la meta, se prevé que produciría menos del 2% de la electricidad, incluso cerca del 0%, y estaría entre el 1% y el 7% en el caso de la energía primaria, que es la que se obtiene directamente de los recursos naturales.
En el mismo informe, el IPCC también se refiere a la inversión en el sector. “Las inversiones en carbón sin disminución de emisiones se habrán detenido para 2030 en la mayoría de las proyecciones de 1,5°C”, dice el reporte especial.
Sin embargo, ninguno de estos documentos del panel estima las reservas que se deben quedar en el subsuelo. Mucho menos por países.
La bióloga Alicia Villamizar González, exintegrante del panel, también le dijo a Colombiacheck que no recuerda “que se haya dicho así tan explícitamente” lo que Petro afirma sobre las reservas de Colombia. El grupo de especialistas que elaboran estos informes “no hace ese tipo de cálculos”, coincide el experto en cambio climático Manuel Guzmán Hennessey, director de la organización Klimaforum Latinoamérica Network.
Por otro lado, un chequeo del portal La Silla Vacía a la misma frase del senador encontró un estudio de University College de Londres (UCL) en el que se estima que, para tener al menos un 50% de probabilidad de cumplir con el calentamiento máximo de 1,5°C en el siglo XXI, el 89% de las reservas mundiales de carbón deben quedarse inexplotadas para 2050. En el caso de Centro y Suramérica, el porcentaje sería 84%.
La investigación, publicada el 8 de septiembre de 2021 en la revista científica Nature, también cita como antecedente un modelo que había hecho la misma institución británica en 2015 y que está disponible en la base de datos Sci Hub. En ese entonces, el cálculo ya era que el 80% de las reservas mundiales de carbón debía quedarse en tierra, pero la meta de calentamiento global también era más alta, de 2°C para 2100.
Para América Central y del Sur, el estimado era de 51% con tecnologías de captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC), que permiten aislar de la atmósfera el gas que se produce en procesos industriales y retrasar su emisión a largo plazo. Sin estas, según la UCL, el 73% de las reservas de carbón de la región debían quedarse sin explotar para el escenario de 2°C.
Estos resultados son coherentes con la cifra que dio Petro aunque no hayan salido del IPCC y este ha llegado a conclusiones que, si bien no contienen el dato que el senador señala, sí evidencian el impacto climático del carbón y la necesidad de reducir al máximo su uso en las próximas décadas. Por tanto, la afirmación es “verdadera pero”.
En la entrevista, luego de que Neira le preguntara al senador y precandidato presidencial cómo hacer una transición hacia las energías limpias, Gustavo Petro respondió que eso será una prioridad en su gobierno y que en Colombia “tenemos unas condiciones magníficas”. Así lo argumentó:
Primero dijo que “La Guajira es la mayor área continental del mundo con permanencia y rapidez de vientos”.
Esta afirmación es falsa porque, si bien la península de La Guajira es el departamento que en Colombia durante todo el año mantiene vientos iguales o superiores a 5 metros por segundo (m/s), alcanzando incluso los 11 m/s, y a diferencia del resto del país que presenta variaciones dentro del ciclo estacional, según detalla el Atlas de Viento y Energía Eólica de Colombia, elaborado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), no es cierto que sea la mayor área continental del mundo con permanencia y rapidez de vientos.
Mapa de Velocidad Media del Viento en Superficie promedio multianual.
De acuerdo con la herramienta Global Wind Atlas, un proyecto elaborado en conjunto por la Universidad Técnica de Dinamarca y el Grupo del Banco Mundial, formado por el propio Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, aunque La Guajira es una de las zonas con más velocidad del viento, existen otras en el mundo que la superan.
Según la medición, en el 10% de las zonas más ventosas de La Guajira, la velocidad media del viento a una altura de 100 metros alcanza los 11,6 metros por segundo, como lo muestra este gráfico.
No obstante, en regiones como la Patagonia, en Argentina, o Nueva Zelanda, en el 10% de las zonas más ventosas, los vientos alcanzan los 14,6 metros por segundo y 13,2 metros por segundo, respectivamente, como se observa en estos gráficos:
Aunque la última versión del Global Wind Atlas es de 2019, los datos analizados corresponden al periodo comprendido entre los años 2001 y 2010. Además, el mapa divide el mundo en parcelas de 250 metros cuadrados y se centra en el territorio en tierra firme de cada país, aunque también se extiende 200 kilómetros más allá de la costa.
De acuerdo con estos datos, conforme menor es la distancia a los círculos polares, más fuerte sopla el viento. “Esto se debe principalmente a dos razones: por un lado, las bajas temperaturas concentran la atmósfera cerca del suelo, generando bajas presiones casi continuas, y con ellas los conocidos como vientos catabáticos, que soplan de forma casi continua desde los polos”, señala el documento.
Por la anterior, calificamos la afirmación de Petro como falsa.
El precandidato presidencial agregó que: “Los cálculos dicen que con el viento guajiro se podrían generar 35 gigas. Es decir, el doble de toda la energía que consumimos en el país”.
El parque eólico Jepírachi, ubicado entre el Cabo de La Vela y Puerto Bolívar, en el municipio de Uribia (La Guajira) y, por el momento, el único en operación de este tipo en el país, tiene una capacidad instalada de 19,5 megavatios (MW) de potencia nominal, con 15 aerogeneradores de 1,3 MW cada uno, sometidos a los vientos alisios que soplan casi todo el año en esta parte de la península, a un promedio de 9,8 metros por segundo, según Empresas Públicas de Medellín (EPM), su propietaria.
Los aerogeneradores están distribuidos en dos filas de ocho y siete máquinas respectivamente, en un área aproximada de un kilómetro de largo en dirección paralela a la playa y 1,2 kilómetros de ancho al norte de la ranchería Kasiwolin y al occidente de la ranchería Arutkajui.
Este parque eólico fue construido entre los años 2002 y 2003 y entró en operación comercial plena el 19 de abril de 2004. Hace parte de un programa mayor para el aprovechamiento de la energía eólica en la Alta Guajira, según EPM.
De acuerdo con el Plan Energético Nacional 2020 – 2050, la generación de energía eléctrica cuenta con una capacidad instalada igual a 17.749 megavatios (MW), es decir, 17,7 gigavatios (GW), de los cuales el 68% corresponde a capacidad hidráulica y el 30 % térmica. En el corto plazo se espera la adición de 1.398 MW de capacidad en fuentes no convencionales de energías renovables solar y eólica.
Con la Ley 1715 de 2014 se busca promover la generación de electricidad con fuentes no convencionales de energías renovables en el país y en el Plan de expansión de referencia generación y transmisión 2014-2028, citado en el documento Plan Energético Nacional Colombia: ideario energético 2050, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) contempla varios escenarios de penetración de energías renovables a partir del potencial identificado en estas fuentes.
“En el escenario más conservador supone la incorporación de 474 MW de energía eólica en la matriz de generación proveniente de La Guajira. Con esta adición la energía eólica tendría una participación del 2% en la capacidad instalada del Sistema Interconectado Nacional (SIN)”, reza el documento.
Añade que “en el escenario optimista se estima una participación de máximo un 15% en 2028. En este caso se incluyen proyectos de generación con energía renovable gracias a la implementación de la Ley 1715 de 2014, considerando que para el periodo comprendido entre 2015-2030 se podrían adicionar 896 MW de capacidad eólica adicionales a los 474 MW ya previstos”.
En Colombiacheck consultamos a Germán Corredor, ingeniero electricista, magíster en economía y director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables (SER Colombia), quien nos dijo que los vientos de La Guajira tienen el potencial de generar 35 gigas, pero eso es el doble de la capacidad instalada en el país, que es distinto a la energía que se consume.
“Se confunde la capacidad instalada con la energía. La capacidad instalada son los megavatios que se instalan, pero la energía es lo que se puede producir en el tiempo. El consumo de energía en Colombia no son 17 gigas, esa es la capacidad instalada. El consumo en Colombia se mide en un año y son 70.000 gigavatios, aproximadamente. Es una confusión de unidades, si él (Petro) hubiera dicho que (los vientos de La Guajira) generarían el doble de la capacidad instalada del país, está bien. La Guajira tiene el potencial de producir 35 gigas, pero eso no quiere decir que se vayan a instalar”, explicó Corredor.
Aclaró que el consumo de energía en el país se mide en gigavatios-hora (GWh) o kilovatios-hora (KWh) al año. Según datos de la UPME, el consumo de energía eléctrica en 2020 fue de 70.422 GWh-año, que frente a los 71.925 GWh-año registrados en 2019 representó una reducción del 2% anual.
Amylkar Acosta, economista y exministro de Minas y Energía, coincidió en que a lo que realmente se refería Petro en la entrevista es a la capacidad instalada para generar energía en el país, que es de 17 gigas de potencia y La Guajira tiene el potencial de generar 35 gigas, según datos de XM, operadora y administradora del Sistema Interconectado Nacional.
“Esa es la capacidad nominal, no es que La Guajira llegue algún día a producir el doble de la energía que se consume en el país, ese es el potencial, pero para desarrollar todo ese potencial tendrías que desocupar La Guajira y montar solo parques eólicos para que generen energía. Ese es el potencial que tiene todo el territorio de La Guajira. Lo dicho por Petro es una apuesta teórica, hipotética, pero que no es realista”, señaló Acosta.
Teniendo en cuenta estas precisiones, calificamos la afirmación de Petro como cuestionable.
Por último, Petro dijo que “La Guajira y el Cesar son las regiones de Colombia que más radiación solar reciben en el año, hay que aprovechar eso incluso para exportarla”.
Colombia tiene un buen potencial energético solar en todo el territorio, con una irradiación promedio diario multianual cercano a 4,5 kWh/m2. Las regiones que presentan niveles de radiación por encima del promedio nacional que pueden llegar al orden de 6 kWh/m2 son La Guajira y algunos sectores de la Orinoquia, lo cual es propicio para el aprovechamiento de este tipo de energía, según el Atlas de Radiación Solar de Colombia, elaborado por la UPME y el Ideam.
Este Atlas es un conjunto de mapas donde se representa la distribución espacial del potencial energético solar de Colombia, en los que se establece el valor promedio diario de radiación solar global, brillo y radiación ultravioleta solar que incide sobre una superficie plana por metro cuadrado.
Las zonas que tienen los valores más altos de radiación solar global en Colombia, superiores a los 5,5 kWh/m2 por día son: La Guajira, norte y sur del Magdalena, norte del Cesar y reducidos sectores del Atlántico, Bolívar, Sucre y Arauca.
Mapa radiación solar global promedio multianual.
El exministro Acosta indicó que La Guajira y el Cesar son las regiones que tienen más horas de luminosidad y de mayor intensidad de la radiación solar, por esa razón los primeros desarrollos a gran escala de energía solar fotovoltaica se instalaron en el Cesar, como señala esta nota de El Tiempo.
Además, dijo que Colombia sí podría exportar energía a los países con los que tiene interconexión eléctrica. “Las posibilidades que tiene Colombia de vender energía es con aquellos países que tiene red de interconexión como Venezuela y Ecuador y se está negociando con Panamá. La energía eólica y solar que se está instalando va a contribuir a que Colombia tenga excedentes de energía que eventualmente pueda exportar”, aseguró Acosta.
Teniendo en cuenta la información encontrada y lo dicho por el experto, calificamos la afirmación de Petro como verdadera.