Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso
Falso
En una publicación realizada en un grupo público de Facebook abierto de 16.000 miembros, llamado ‘Apoyamos a Claudia Gurisatti, Hassan Nassar y a Salud Hernández Mora’, se muestra un collage con la imagen del senador colombiano Gustavo Petro, quien fue militante de la extinta guerrilla M-19, y una escena en una zona rural en la que aparentemente peritos forenses hacen una inspección, acompañado por el texto:
“PODRÁ ALGUIEN HABLAR DE ‘HUMANISMO’, CUANDO ENTERRABA VIVAS A SUS VÍCTIMAS EN LAS LLAMADAS ‘CÁRCELES DEL PUEBLO’?
Petro y su organización M-19-, hacían un hueco en picada de tres metros de profundidad, luego lo desviaban otros dos metros quedando en forma de ‘L’ .
Ahí enterraban a sus secuestrados y lo tapaban con follaje de la misma selva, por días o meses.
Si usted se siente incómodo en la cuarentena por el COVID-19, cómo se sienten los secuestrados de esa izquierda narcoterrorista?” (sic).
Pero ni la foto fue tomada en Colombia, ni la descripción corresponde a una “cárcel del pueblo” del M-19
Para encontrar la imagen, hicimos una búsqueda inversa. Así, encontramos que la foto corresponde a la búsqueda de evidencias de incineración de los cuerpos de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en México. Los estudiantes fueron detenidos por agentes de la policía de Iguala y Cocula al servicio del cartel de los Guerreros Unidos y entregados a sicarios de esa organización criminal, en septiembre de 2014.
Debido a la necesidad de sus familias de esclarecer la verdad de lo ocurrido y el paradero de los restos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) envió al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para inspeccionar si había ocurrido una incineración en basurero de Cocula, Guerrero, México.
Así mismo, otros portales de noticias usan la imagen como referencia para ilustrar noticias sobre Colombia, pero haciendo la salvedad de que corresponde a la inspección en México.
También encontramos otras publicaciones sobre “cárceles del pueblo” en redes sociales que usan imágenes que no corresponden. Por ejemplo, las imágenes usadas en este trino en realidad son fotos de un joven llamado Todd Stopps, una de las víctimas del asesino en serie estadounidense Robert Berdella que fue condenado por haber violado, torturado y asesinado a seis hombres en Kansas City, Missouri, entre 1984 y 1987.
Además, se nota en las imágenes del post de Facebook que los uniformes blancos no cuentan con los logos del CTI ni de la Fiscalía, como si los tienen en excavaciones que realizan estas entidades en Colombia.
Así que es falso que la foto corresponda a una “cárcel del pueblo” del M-19.
Pero, ¿qué era una “cárcel del pueblo”?
Las “cárceles del pueblo” del M-19
La guerrilla Movimiento 19 de Abril, o M-19, fue una organización guerrillera colombiana fundada a raíz de lo que percibió como un fraude en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, que dieron como ganador a Misael Pastrana Borrero sobre Gustavo Rojas Pinilla. La guerrilla se desmovilizó en marzo de 1990
A diferencia de otros grupos guerrilleros, implementó en su estrategia militar la presencia de la guerra en espacios urbanos, no sólamente rurales. Según la tesis para maestría “La Guerra Revolucionaria del M-19 (1974-1989)” de Esmeralda Narváez, de la Facultad de Ciencias Humanas y Departamento de Historia de Universidad Nacional de Colombia, el M-19 tenía entre sus tácticas de guerra el secuestro bajo dos modalidades.
“El secuestro extorsivo tenía como fin proveer la organización insurgente de recursos económicos que le garantizaran su supervivencia y sus formas de operar, de ahí que lograra financiar operativos, que en su momento, implicaban un alto costo … La segunda modalidad tuvo que ver con los secuestros con fines políticos, éstos pretendieron presionar a personalidades públicas y diplomáticas, pertenecientes al gobierno colombiano y en algunos casos, a gobiernos extranjeros”.
Para llevar a cabo los secuestros, se usaban lugares subterráneos llamados “cárceles del pueblo”. Lugares con alta seguridad en las que retenían a las víctimas, igualmente, bajo la vigilancia de guerrilleros. Narváez cita en su tesis el testimonio que dejó el propio Jaime Bateman, líder del M-19, en el artículo “¿Cómo es el M-19?” de 1980:
“El M-19 reconoció la posesión de cuatro ‘cárceles del pueblo’, Bateman afirmaba que tuvieron dos en Bogotá, una en Cali y otra en el departamento del Caquetá (Bateman,1980). En 1979, se hallaron planes para construir cinco cárceles más (El Tiempo, 4-I1979). A estas cárceles subterráneas llevaban los secuestrados y los mantenían bajo fuertes medidas de seguridad, con una orden implacable, sí (sic) las fuerzas armadas descubrían el lugar, los secuestrados debían ser asesinados”.
En el libro Militares y Guerrillas: La memoria histórica del conflicto armado en Colombia desde los archivos militares (1958-2016) de Juan Esteban Ugarriza y Nathalie Pabón Ayala, se detalla uno de estos lugares de secuestro en el testimonio de uno de los oficiales que participó en el rescate fallido que intentó el Ejército (en el que murieron el prisionero y los guerrilleros) de Nicolás Escobar Soto, gerente de la empresa petrolera Texas Petroleum Company, quien fue secuestrado el 29 de mayo de 1978 por el M-19 y permanecía custodiado por dos guerrilleros:
“En la entrada de la cocina, junto a la papelera de un baño, se bajaba una baldosa. Ahí había una argolla pegada a una plataforma corrediza. Al bajar la argolla se corría una planta del piso que conducía a una plataforma. Por ahí se bajaba en un ascensor de compensación de fuerzas. No podía ser ni muy pesado, ni muy liviano, mínimo tres personas. Por este ascensor se bajaba a la ‘cárcel del pueblo’. Donde yo entré había una cama empotrada con su reja. A cinco metros de profundidad”.
El comando superior del M-19, en diálogo con la Revista Cromos en abril de 1980 se refirió a las cárceles del pueblo, contestando al cuestionamiento sobre las condiciones del lugar en el que se tenía a Escobar Soto:
“Usted la conoció después que la dinamitó el Ejército, contestan. Usted no pudo respirar porque todavía estaban concentrados los gases que utilizaron los militares, todavía olía a sangre. Esta cárcel, al sur de Bogotá, tenía buena luz, ventilación adecuada. El prisionero estaba bien tratado. Mire esta celda, analice las condiciones en que vivimos, recuerde las torturas a que fuimos sometidos. Compare, solo eso, compare esto con la cárcel donde la organización tuvo al gerente de la Texas Petroleum Company con las mazamorras y ‘las cuevas’ donde nos torturaron”.
Así mismo, en la Biblioteca Digital de la Universidad Icesi, encontramos una imagen del Archivo del Patrimonio Fotográfico y Fílmico del Valle del Cauca tomada en 1980 de una de las “cárceles del pueblo” ubicada en Santiago de Cali. La imagen muestra en blanco y negro la infraestructura del lugar, que no tiene nada que ver con zona selvática o hueco cavado directamente en la tierra que se menciona en la publicación.
Es decir que las “cárceles del pueblo” sí existieron, sí eran subterráneas y sí fueron parte de una estrategia de guerra de la extinta guerrilla del M-19, pero estas estaban ubicadas en zonas urbanas y eran sótanos, en los que además del prisionero, también estaban guerrilleros custodiándolos. Los prisioneros no eran “enterrados vivos”, como asegura el post de Facebook.
Por esto calificamos la publicación como falsa, tanto en la imagen que la acompaña, como en la información sobre el hecho referido de la historia del conflicto armado en Colombia.