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Cuestionable
“Tremenda lección que están dando los autoritarismos socialistas”, afirma una publicación que se ha compartido en Facebook desde el 30 de abril en relación a que, según dice, Vietnam tenía en ese momento cero muertes por COVID-19, la enfermedad producida por el coronavirus SARS-CoV-2 que tiene en alerta al mundo desde el 11 de marzo.
“Vietnam con 0 muertes, Venezuela, China, etc. Al parecer, en situaciones extremas salen a flote las diferencias reales. Solo revisen las cifras de la universidad John Hopkins” (sic), continúa la publicación, “en cambio, en las democracias liberales como el referente de todos ‘Estados Unidos’ hoy en la ciudad epicentro de la pandemia que es Nueva York encontraron un resto de camiones de mudanza con muertos apilados y no contabilizados” (sic).
Calificamos la afirmación como cuestionable porque utiliza datos verdaderos pero llega a una conclusión equivocada.
Si nos ceñimos a los datos que referencia la publicación de Facebook, es cierto que para el momento del post, y hasta la publicación de este artículo, en los datos sobre el COVID-19 que lleva la Universidad de Johns Hopkins, Vietnam no ha registrado muertes. Sin embargo, la misma página, debajo del valor de 0 muertes dice: “No data available in this place” (No hay datos disponibles en este lugar).
No obstante, no es claro si la referencia que hace la publicación de Venezuela y China tiene que ver con que estos países tampoco tengan muertes registradas o a que “son autoritarismos socialistas”.
En el caso de las muertes, la afirmación sería falsa, porque el diario El Tiempo informó el 26 de marzo (un mes antes de la publicación de Facebook) que Venezuela registraba su primera muerte por COVID-19. En el mismo conteo y a la misma fecha que las cifras mencionadas de Vietnam, Venezuela ya registra 18 muertes por COVID-19 y China, epicentro de la pandemia, lleva 4.638 fallecidos.
Como contamos en el episodio 49 del podcast de Colombiacheck, no es correcto hacer comparaciones arbitrarias sin tener en cuenta las particularidades de cada país.
Tania Valbuena, periodista de la revista digital N+1, con formación en epidemiología y magíster en Salud Pública, le dijo a Colombiacheck que “la información de la Universidad Johns Hopkins muestra los datos que cada país le envía a la Organización Mundial de la Salud”, pero no sabemos qué factores se tuvieron en cuenta para obtener esos datos.
Los factores o indicadores relevantes, que nos muestran avances en la lucha contra la enfermedad son las variables epidemiológicas: como el índice de positividad de testeos o número reproductivo básico (R0), señala Valbuena. Esas variables se ven impactadas positivamente a través de las acciones de control de epidemias que cada país realice y que, por lo tanto, se podrían relacionar con las acciones de políticas en salud públicas implementadas en estos países.
Valbuena aclara, además, que en las epidemias no se puede reportar el cien por ciento de casos; “siempre hay un subregistro debido a los retos que cada lugar tenga para realizar vigilancia epidemiológica, diagnóstico, seguimiento y acciones de control”.
Ahora bien, en el contexto de COVID-19, algunos observadores atribuyen la supuesta ventaja de los regímenes autoritarios al hecho de que no hay lugar al debate público de qué hacer y como hacerlo, sino que las autoridades actúan pensando en “el interés del pueblo”.
“Así que cuando toman la decisión, la toman de manera rápida y la gente no se está quejando (porque normalmente no se queja por otras cosas tampoco)”, dice el profesor de Ciencia Política de la Universidad ICESI Vladimir Rouvinski.
Los regímenes autoritarios son, según Rouvinski, aquellos donde la población no tiene herramientas para incidir en la definición de las políticas de sus países: las elecciones no son libres, no hay libertad de prensa y son los dirigentes quienes deciden qué hacer.
Cuando se habla de los regímenes autoritarios más socialistas, aclara Rouvinski, se refiere a los países donde hay un solo partido (comunista) y donde la meta oficial es la construcción del comunismo un régimen utópico donde se supone que no hay explotación y las sociedades viven bajo el principio de “cada uno contribuye el máximo de sus esfuerzos a la prosperidad de todos, y todos reciben acceso a todos los bienes que genera la sociedad”.
De acuerdo con Juan Pablo Milanese, jefe del departamento de estudios políticos de la Universidad Icesi, a Vietnam y a Venezuela “uno los podría meter dentro de un mismo paquete; regímenes autoritarios con economías con un fuerte control estatal. Pero en el caso de China, con un desarrollo indiscutiblemente más alto de la empresa privada, tratar de meterlos en el mismo paquete implica estirar bastante”.
Ahora bien, sobre la confiabilidad de los datos, Rouvinski señala que, dado que en estos países “no hay control sobre las autoridades, éstas no tienen que rendir cuentas, y los mandatarios no tienen miedo de perder elecciones por tomar medidas que no sean consultadas a la población”, toda la información que ellos suministran (no solo COVID-19) es difícilmente comprobada.
En el caso de China, Vietnam y Venezuela no podemos confiar en los datos que estos gobiernos suministran porque no hay forma de comprobarlos desde fuentes que no están bajo el control del gobierno.
Según el Índice de Derecho a la Información 2018, “que clasifica a los países puntuándolos de 0 a 150 en función de la solidez de su marco jurídico que garantiza el derecho a la información, es decir evalúa el marco legislativo pero no su aplicación práctica”, Vietnam tiene 69 puntos; no hay datos de Venezuela y China cuenta con 73 puntos. En comparación, Colombia tiene 102 puntos.
En Venezuela, dice Rouvinski, “no hay suficientes herramientas para llevar a cabo las pruebas y los hospitales no están funcionando (muchas, desde antes de COVID-19). China es conocida por no tener transparencia en cualquier tipo de datos”.
Shari Avendaño, periodista venezolana de Efecto Cocuyo (medio que junto a Colombiacheck hace parte de la red LatamChequea) contó en el podcast mencionado anteriormente que “en varias oportunidades el Gobierno de Venezuela ha hecho gala o ha presumido sobre que Venezuela es uno de los países que hacen más pruebas por millón de habitantes. Sin embargo, el gobierno nunca ha especificado sobre la cantidad de pruebas rápidas o sobre la cantidad de pruebas PCR que hacen”. De modo que reafirma las sospechas sobre la transparencia en la información que entrega el gobierno venezolano a la OMS.
En un artículo publicado el 11 de mayo, Efecto Cocuyo informó que las única pruebas aceptadas y validadas por la OMS para determinar si una persona está infectada o no es la PCR-RT, “y de esas Venezuela solo ha hecho 5.969, cinco veces menos que Ecuador, Colombia o Perú. Por ejemplo, Colombia hace, en promedio, 4.000 pruebas diarias”. Lo cual indica subregistro.
Finalmente, para Milanese, este es un ejemplo de sesgo de selección, que define así:
“Con el régimen que a mí me gusta, elijo los casos a los que aparentemente les fue bien, pero no elijo los casos a los que aparentemente les fue mal. Y los que no me gusta, escojo los casos a los que les fue mal, pero no los que aparentemente les fue bien. Y de esa manera, con esos casos, ajusto las conclusiones a lo que yo quiero plantear, independientemente de lo que diga la realidad”.
En conclusión, es importante conocer cómo están realizando en esos países la vigilancia epidemiológica y cómo están logrando el control de las cadenas de transmisión, más que valorar el sistema político-económico que tienen. “El reto al hacer comparaciones”, dice Tania Valbuena, “es entender que cada país tiene estrategias diferentes de testeo, capacidades y sistemas de salud distintos. Por eso, es una fuente poco confiable, comparar con el reporte de casos”.