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Falso
Con un enlace a un artículo chileno que ya ni siquiera abre, todavía circula por redes sociales la cadena que asegura que “el gobierno japonés decidió deshacerse de todos los microondas en el país antes de finales de este año”, bajo amenazas de cárcel para los ciudadanos que no lo hagan, debido a una investigación científica que supuestamente demostró que el uso de estos hornos por 20 años hace más daño que la bomba de Hiroshima.
Esta y otras versiones, incluyendo una que le atribuye la prohibición a la Unión Soviética de los 70 y no al Japón actual, han sido desmentidas por el diario El Tiempo, la agencia AFP y portales de verificación alrededor del mundo como Snopes de Estados Unidos, Chequeado de Argentina, Maldita de España, Raskrinkavanje de Bosnia y Herzegovina, The Quint de la India, Rappler de Filipinas y el Taiwan FactChecker Center, entre otros. Pero como la desinformación volvió llegar a nuestro chat, le tocó el turno a Colombiacheck. Por si las dudas, es falsa.
La nota original fue publicada en el portal satírico ruso Panorama. En la misma página se aclara que su contenido está compuesto por parodias y, en consecuencia, las noticias que ahí aparecen “no son reales”. Pero los traductores a múltiples idiomas ignoraron el aviso.
En cambio, el portal oficial en inglés del gobierno japonés no ha publicado nada sobre prohibir microondas, como se puede comprobar en Google y directamente en su sección de noticias. Lo mismo sucede en el sitio de su Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar.
Por supuesto, tampoco existe la supuesta investigación de la Universidad de Hiroshima en la que se basa la cadena. No hay ningún resultado de búsqueda en la dirección de internet de esa institución que incluya al mismo tiempo los términos ‘hornos’, ‘microondas’, ‘radiación’ y ‘bomba nuclear’ en japonés.
La que sí se ha pronunciado sobre los microondas desde hace al menos 15 años es la Organización Mundial de la Salud (OMS). En febrero de 2005, esta agencia de las Naciones Unidas se refirió a los mitos sobre los efectos dañinos de estos hornos.
El ente internacional explicó que las ondas de radio de alta frecuencia solo actúan con el electrodoméstico en funcionamiento; que calientan los alimentos cuando estos absorben su energía electromagnética, pero esto no quiere decir que queden “radioactivos”, y que el diseño del aparato evita que la mayoría de las ondas escape de él porque estas se comportan parecido a la luz, que es otra forma de radiación, y no pueden atravesar el metal. Por esta razón, los hornos cumplen con estándares internacionales de seguridad.
Esa información, en general, sigue vigente. El portal especializado Healthline, escrito y editado por médicos y otros profesionales de la salud, tiene una completa página que responde algunas preguntas más sobre estos electrodomésticos. “No hay evidencia científica de que puedan causar daño y sí alguna de que son mejores que otros métodos de cocción para conservar los nutrientes de los alimentos y evitar la formación de compuestos dañinos”, concluye.
Buena parte de estas afirmaciones coinciden con lo que dice una nota del área de publicaciones de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard, que fue publicada en 2015 y actualizada por última vez en febrero de 2019. Hace apenas seis meses, científicos de Turquía y Arabia Saudí también demostraron que los microondas son mejores para secar pepinos y kiwis, conservando su valor nutricional, que los hornos convencionales.
No obstante, Healthline da algunas recomendaciones de uso adecuado para evitar riesgos. Por ejemplo, mantener los hornos en buen estado, no calentar leche humana en ellos y evitar el uso de recipientes plásticos que no estén etiquetados como seguros para microondas, ya que estos sí pueden contaminar la comida al calentarse. Además, “solo para estar seguro, no presiones tu cara contra la ventana y mantén tu cabeza al menos a 30 centímetros del horno, pues la radiación se reduce rápidamente con la distancia”.
La radiación sí puede tener efectos negativos a largo plazo, como insiste un artículo científico recién publicado por autores indios. Sobre todo porque otros dispositivos de uso cotidiano, e incluso más frecuente, también la producen. Es el caso de los celulares, computadores, televisores, torres de radio y módems de internet. El trabajo hace especial énfasis en la telefonía.
“La radiación no siempre es peligrosa. No obstante, nuestra exposición anual promedio a ella ha crecido dramáticamente en años recientes. Mucho de este exceso ocurre en casa, en el trabajo e incluso en los hospitales. Y algunas de sus formas pueden pueden impactar significativamente nuestra salud y la de nuestros niños, nacidos y no nacidos. [...] Entonces, la sobredosis de cualquier tipo de radiación debe ser evitada, especialmente en ellos, ya que tienen órganos muy sensibles”, recomienda el documento.
Esto, sin embargo, está lejos de demostrar lo que dice la parodia convertida en cadena falsa. El mismo artículo de la India recuerda que en Hiroshima y Nagasaki hubo personas que murieron “en agonía después de que su carne se derritió” tras la explosión de las respectivas bombas atómicas, lanzadas por aviones estadounidenses en lo que fue el acto final de la Segunda Guerra Mundial. Son efectos muy diferentes.