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Chequeo Múltiple
En su discurso ante la 78° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo énfasis en los efectos que puede tener la crisis climática sobre la vida en la Tierra, especialmente en las migraciones humanas alrededor del planeta o en los paisajes y ecosistemas del país.
Sobre los desplazamientos por el calentamiento global, dijo: “Es el éxodo de la humanidad que ha comenzado. Hoy son decenas de millones; mañana, según la ciencia, en el año 2070, habrán alcanzado 3.000 millones huyendo de sus lugares queridos porque serán inhabitables”. También predijo que “en Colombia, el país de la explosión de la vida, en ese 2070 solo quedarán desiertos”.
En Colombiacheck, tras una revisión de la intervención completa del mandatario, encontramos que esas dos frases son verificables según nuestra metodología, por lo que luego de chequearlas concluimos que son cuestionables. Así, se suman a otras afirmaciones del mismo discurso, sobre muertes por drogas y COVID-19, que ya le habíamos chequeado y recicló, como contamos en otra nota: una cuestionable, una ‘verdadera pero…’ y una inchequeable.
El presidente Petro ya se había referido en un trino de febrero a un estudio publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de Estados Unidos sobre los cambios provocados por la crisis climática para 2070. “En este artículo científico se modeliza las consecuencias del incremento de la temperatura en las próximas décadas para los territorios del mundo”, afirmó.
En este artículo científico se modeliza las consecuencias del incremento de la temperatura en las próximas décadas para los territorios del mundo.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) February 26, 2023
¿Adivinen que pasa en Colombia para el 2070, cuando nuestro hijos y nietos estarán vivos?
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Desde entonces, se ha referido en otras oportunidades a lo que sucederá para ese año con el país. En abril, por ejemplo, en la clausura del 6º Encuentro y Feria Renovables Latam en Barranquilla, dijo que Colombia sería “inhabitable”.
En junio, durante la posesión del magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Roberto Solórzano, en Bogotá, reiteró que, dentro de cincuenta años, el 90% del territorio colombiano sería “invivible” por lo que pidió tomar medidas para hacerle frente al calentamiento global:
"Un estudio científico derivado de los modelos poderosísimos que usa el panel de expertos de Naciones Unidas, sobre los que se basan todos estos cálculos y estudios, dice que para el año 2070 se puede prever un éxodo que alcanzaría la cifra de 3.000 millones de habitantes del planeta (...) Mirado el mapa del modelo sobre qué pasaría en Colombia a 2070, nuestro territorio en un 90% sería invivible para la especie humana".
En foros en el exterior también ha hablado del tema, como en la XXVIII Cumbre Iberoamericana, en República Dominicana. “Esta gravedad del tema nos coloca en una situación difícil. Esas proyecciones que hacen los científicos, si no se hace nada, hace de buena parte de este espacio geográfico que aquí se reúne un lugar inhabilitado en la tierra para el año 2070”, apuntó en el evento de marzo pasado.
Recordemos que una de las principales banderas del presidente ha sido la lucha contra el cambio climático y les ha propuesto a los líderes mundiales un ‘Plan Marshall’ para canjear deuda pública por acción climática y mecanismos financieros para detener la contaminación, o un fondo para proteger la selva amazónica.
En efecto existe una publicación en una revista científica de Estados Unidos que habla sobre la redistribución de la población por el calentamiento global para ese año, pero el mismo indica que su proyección “es ilustrativa” y, por lo tanto, “no puede interpretarse como una predicción de la migración”, además indica que habría una migración de 3.500 millones de personas, no de 3.000 millones, como dijo Petro.
El cálculo fue hecho por científicos de Estados Unidos, China y Europa en 2020 para el artículo “El futuro del nicho climático humano”, publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de la Academia Nacional de Ciencias (NAS) de Estados Unidos, una publicación que se enfoca principalmente en temas de ciencias biológicas, físicas y sociales.
En el trabajo científico, revisado por pares académicos e indexado en bases de datos especializadas (1, 2, 3), se pronostica que para 2070 el calentamiento global podría provocar que alrededor de 3.500 millones de personas vivan en lugares tan calientes como el desierto del Sahara y queden “fuera de las condiciones climáticas que han servido a la humanidad durante los últimos 6.000 años”. Los autores elaboraron este análisis con estimaciones según modelos climáticos y datos poblacionales.
Así, alertaron que, si las tendencias actuales se mantienen, ese 30% de la población mundial prevista en 50 años tendría que elegir entre desplazarse o quedarse a vivir en sitios con temperaturas media anuales (MAT) superiores a los 29° C, lo que actualmente pasa solo en el 0,8% de la superficie terrestre, principalmente en el Sahara, pero que se podría extender al 19% de esta.
“El aumento medio de la temperatura experimentado por el ser humano en 2070 ascenderá a unos 7,5 °C, aproximadamente 2,3 veces el aumento medio de la temperatura global (…) La mayoría de las áreas que ahora están cerca del modo históricamente prevalente de ∼13 °C tendrán, en 50 años, un MAT de ∼20 °C, que actualmente se encuentra en regiones como el norte de África, partes del sur de China y regiones mediterráneas”, estimaron los investigadores.
En sus proyecciones, los científicos advirtieron que las áreas más afectadas estarán entre las más pobres del mundo, donde la capacidad de adaptación es baja, y auguraron que, sin medidas que ayuden a mitigar los efectos del calentamiento global, habría una redistribución geográfica de la población, lo que se traduce en un éxodo masivo de esas zonas. No obstante, en caso de que ocurra una “fuerte mitigación” del calentamiento global, este desplazamiento se reduciría a 1.500 millones de personas.
En este punto, los investigadores subrayaron que su proyección “es ilustrativa” y, por lo tanto, “no puede interpretarse como una predicción de la migración”, ya que factores aparte del clima influyen en la decisión de migrar y también puede ocurrir una adaptación a las nuevas temperaturas.
“Nuestros cálculos hipotéticos de redistribución [geográfica] no pueden interpretarse en términos de migración esperada. En primer lugar, estudios regionales detallados sugieren que la migración responde de forma no lineal a la temperatura. Por lo tanto, la migración puede acelerarse sólo cuando se alcance un umbral climático crítico. En términos más generales, las decisiones migratorias tienden a evitarse y dependen de una compleja gama de factores que incluyen opciones de adaptación”, explicaron.
“Esto implica -agregaron- que las cifras de migración realizadas probablemente serán mucho más bajas que las sugeridas por la discrepancia entre la ubicación esperada del nicho de temperatura y las distribuciones reales de la población, aunque no hemos considerado varios factores que podrían exacerbar los movimientos, como eventos climáticos extremos o proyecciones del aumento del nivel del mar, que por sí solo puede provocar importantes desplazamientos de población en todo el mundo”.
Uno de los autores de la investigación, el biólogo ecologista y matemático Marten Scheffer, profesor de la Universidad de Wageningen, de Países Bajos, indicó en un artículo de prensa de esa institución que se debe considerar la adaptación que tengan las comunidades al cambio climático. “La gente prefiere no emigrar. También hay margen para la adaptación local en parte del mundo dentro de unos límites, pero en el Sur Global esto requerirá impulsar rápidamente el desarrollo humano”, sostuvo.
Un artículo científico publicado en mayo de 2023 en la revista Nature por académicos de Estados Unidos, China y Europa dice que, a la fecha, el mundo se ha calentado casi 1,2° C en comparación con la era preindustrial, lo que ya expone a 600 millones de personas a peligrosas temperaturas. De seguir a este ritmo, con las mismas políticas, advierte que hacia el final del siglo se alcanzaría una temperatura de 2,7° C, que provocaría que 2.100 millones de personas vivan en un calor extremo y que 2.800 millones (un tercio de la población mundial proyectada) queden “fuera del nicho”, es decir, de la temperatura habitable.
Esto superaría el límite de calentamiento de 1,5 °C necesario para evitar un “desastre climático”, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (1, 2). “Los peores escenarios de un calentamiento global de ~3,6 °C o incluso ~4,4 °C podrían dejar a la mitad de la población mundial fuera del nicho climático histórico, lo que plantea un riesgo existencial”, alerta este estudio.
Los principales perjudicados serían la India, con 600 millones de afectados; Nigeria (300 millones) e Indonesia (100 millones). También estarían Filipinas, Pakistán, Sudán y Níger, e incluso el territorio de algunos países como Burkina Faso y Malí podría convertirse en una zona de peligro para los humanos. La investigación no ahonda en la migración que podría ocurrir, pero sí aclara que las altas temperaturas se han relacionado con este fenómeno.
Por otra parte, un análisis desarrollado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), formado por grupo de expertos encargado de producir índices anuales de paz y terrorismo global, vaticina que para 2050 habrá 1.200 millones de personas desplazadas por la crisis climática. “La falta de resiliencia conducirá a un empeoramiento de la inseguridad alimentaria y la competencia por los recursos, aumentando el malestar civil y los desplazamientos masivos”, afirma el informe.
Esta organización argumentó que esta población es la que habita en 31 países que no son lo suficientemente resilientes para resistir las amenazas ecológicas. De estas naciones, 19 se encuentran entre los países menos pacíficos del mundo, como Afganistán, Siria o Irak, y enfrentan el mayor número de amenazas medioambientales como escasez de agua y exposición a desastres naturales.
Un informe del Banco Mundial difundido hace dos años advirtió que, para 2050, se podría registrar el desplazamiento dentro de los países de 216 millones de personas por motivos climáticos y, en la próxima década, ya podrían surgir puntos críticos de la migración por razones ambientales. Entre los motivos para moverse estarían la disponibilidad de agua, la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar.
Aunque la institución señaló que, si los países comienzan a reducir de inmediato los gases de efecto invernadero, corrigen las brechas de desarrollo, restauran sus ecosistemas y ayudan a las personas en términos de adaptación medioambiental, ese pronóstico se reduciría a 44 millones de afectados, es decir, un 80% menos.
Oxfam, una confederación de organizaciones no gubernamentales contra la pobreza, asegura que los desastres provocados por el clima fueron el principal factor de desplazamiento interno en la última década. La entidad estima que estos han obligado a más de 20 millones de personas por año a abandonar sus hogares.
En su informe “Forced from Home”, de 2019, sostiene que los desastres han quintuplicado los movimientos migratorios dentro de los países. Además, dice que las personas tienen siete veces más probabilidad de tener que desplazarse por ciclones, inundaciones e incendios forestales que por terremotos y erupciones volcánicas.
Para el Centro Común de Investigación de la Unión Europea (JRC ) de la Unión Europea, predecir el número de personas que migrarán por el cambio climático es complicado y lleno de incertidumbre, en parte porque no existe una definición clara del concepto de “migrante climático”.
“Cuando se analiza una posible relación entre el cambio climático y la movilidad humana, es bastante sencillo conectar los fenómenos meteorológicos extremos con el desplazamiento de la población afectada, pero es mucho más difícil determinar si la migración, tanto fuera como dentro de las fronteras nacionales, podría ser inducida por el clima”, explica el centro.
Sobre este tema trata el ensayo “El migrante climático y su reconocimiento en el ordenamiento jurídico internacional”, de Haydée Bermúdez Guevara, del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe y publicado en la Revista Investigación y Pensamiento Crítico de la Universidad Católica Santa María Antigua (USMA) de Panamá.
En el texto se refiere que aunque existen políticas públicas para los migrantes en muchos países con base en estudios psicológico, social, económico y político que analizan sus causas, todavía no se toma en cuenta si ese “flujo de personas por aparentes razones económicas nace del cambio en las condiciones climáticas del lugar”.
“El hecho de tener que buscar nuevas formas de sustento que supere el tradicional desarrollo económico debe considerar el drástico cambio climático como una causa de origen”, apunta.
En conclusión, calificamos de cuestionable la frase del presidente Petro en la ONU sobre la migración de 3.000 millones de personas para 2070 por el cambio climático, ya que el estudio que más se acerca a lo que dijo en realidad precisa que podrían ser 3.500 millones de personas podrían quedar “fuera del nicho”, es decir, de áreas vivibles y por lo tanto, podrían verse obligadas a migrar si no se adaptan, aunque aclara que esto no se puede tomar como una predicción. En todo caso, la cifra del éxodo varía ampliamente entre diferentes fuentes, pues también se ha calculado en menos de la mitad: unos 1.200 millones de migrantes.
Petro continuó su discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas con la afirmación: “En mi patria, el país de la belleza, Colombia, el país de la explosión de la vida, en ese 2070 solo quedarán desiertos”.
Una afirmación similar había expresado el 26 de febrero de 2023, en el hilo de X en el que compartió el estudio de la revista PNAS con el mensaje “¿Adivinen que pasa en Colombia para el 2070, cuando nuestros hijos y nietos estarán vivos?”. Luego, respondió “Que para el 2070, si no hacemos nada hoy, la mayor parte de la zona torrida del mundo, incluída Colombia, será inhabitable lo cual nos debería mover a la acción de inmediato: Combatir la crisis climática global” [sic].
Dicha afirmación sugiere que el mandatario se basó en el estudio para asegurar, durante su discurso en la ONU, que para 2070 en Colombia sólo quedarán desiertos. Sin embargo, ninguna de las dos declaraciones tiene un asidero real en el documento.
La investigación asegura que, para 2070, el 19% del territorio en el planeta experimentará promedios anuales de temperatura superiores al 29%, una situación que a día de hoy se encuentra “sólo en el 0,8% de la superficie terrestre, principalmente concentrada en el Sahara”. Aunque la proyección alude a este desierto, el estudio no afirma que los territorios con esa temperatura se convertirán en desiertos o que serán inhabitables.
Las zonas sombreadas tendrían en 2070 el promedio de temperatura anual que hoy se experimenta en las zonas coloreadas de negro. Fuente: PNAS.
En este punto, cabe resaltar que los desiertos no están definidos por sus altas temperaturas sino, principalmente, por un déficit de humedad. Un lugar con menos de 25 centímetros anuales de lluvia se considera un desierto.
El estudio publicado en PNAS incluye la variable de precipitaciones para calcular qué tan idóneos serán los territorios hacia el año 2070. Aunque se proyectan cambios sensibles en buena parte de Colombia, el indicador no muestra que “será inhabitable” como alertó el presidente Petro en su cuenta de X.
En cuanto a la transformación de regiones en desierto, utilizamos el Sistema de Información Ambiental de Colombia (SIAC) para encontrar mapas de proyecciones climáticas realizados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) en el marco de la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático.
Cuatro de estos mapas proyectan la evolución entre los años 1971 y 2100 del territorio colombiano, según las seis categorías establecidas en la clasificación climática de Lang: superhúmedo, húmedo, semihúmedo, semiárido, árido y desértico. Dentro de esta última, sólo se registra la Alta Guajira, aunque se evidencia un crecimiento de las zonas áridas y semiáridas, especialmente en la costa Caribe y la región Andina.
Aunque las proyecciones no arrojan que en Colombia “sólo quedarán desiertos”, sí avanza en el país la desertificación como proceso de degradación de la tierra. Esta se da tanto por factores climáticos como por actividad humana, afecta desde regiones semihúmedas hasta zonas áridas y se caracteriza por la salinización de los suelos, afectando los ecosistemas y empeorando las condiciones de cultivo.
Frente a ese panorama, Ricardo Carrillo, excoordinador de instrumentos públicos del proyecto Camino Hacia Carbono Neutral, nos recalcó que “ninguna región es inmune a la posible migración como consecuencia de los impactos del cambio climático”, por lo que nuestro país no es la excepción.
Desde 2004, Colombia cuenta con el Plan de Acción Nacional de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, donde se identificó (pág. 29) la ubicación de las zonas secas en el país: 35,53% en la Orinoquia, 35,53% en la región Caribe el 35,53% y 23,21% en la región Andina. En estas mismas se proyecta la intensificación de la aridez durante este siglo, como se evidencia en el gráfico anterior.
Así pues, calificamos como cuestionable la alerta del presidente Gustavo Petro, pues si bien el estudio publicado en PNAS y las proyecciones del Ideam evidencian que, como en el resto del mundo, las condiciones del territorio nacional se transformarán por cuenta del aumento de la temperatura global durante el resto de este siglo, no se indica que en Colombia para 2070 sólo quedarán desiertos.