(Este artículo fue publicado originalmente por Unisabana Medios el 26 de marzo de 2020)
El primer caso oficial de un fallecido por el brote del nuevo virus COVID-19 se comunicó al mundo el 31 de diciembre de 2019, en Wuhan, China.
El virus fue difícil de contener, pues los médicos no descifraban qué le pasaba a un puñado de pacientes que no respondían a los tratamientos de neumonía habituales. Mientras tanto, estudios como el del Johns Hopkins calculan que al menos 1.000 personas ya se habían infectado silenciosamente.
El aviso oficial de que había un nuevo virus lo hizo China a la Organización Mundial de la Salud en año nuevo, pero aseguraron que era una enfermedad “prevenible y controlable”. Mientras tanto, millones de personas viajaban en China para celebrar el Año Nuevo Lunar, lo que propagó el contagio.
Fue solo hasta el 21 de enero que las autoridades Chinas alertaron del riesgo de transmisión del virus de persona a persona, lo que llevó a decretar el cierre de varias ciudades el 31 de enero. Para ese entonces, la medida llegaba tarde pues ya había brotes del virus en Estados Unidos, Australia, Italia, Irán y otros 22 países. Este artículo del New York Times mapea muy bien cómo se dio ese outbreak.
Al 31 de enero, los casos totales de contagio en China eran 9.802. A finales de febrero tenían 79.356 contagios y una tasa de mortalidad cercana al 2.3%. Hoy hay 531.708 casos confirmados en el mundo, siendo Estados Unidos y China los países con más contagios, y 24.000 muertos.
Este gráfico analiza cómo ha cambiado el número de difuntos por el COVID-19 en cinco países diferentes, desde que se detectó el primer caso y hasta el 26 de marzo de 2020.
Cuando el virus llegó a Italia con fuerza, se estimaba que la tasa de mortalidad se comportaría de manera similar a la de China. Sin embargo, allí hay [al 3 de abril] unos 115.000 infectados y ha muerto aproximadamente el 12% de ellos. Lo cierto es que, a medida que el virus se ha extendido, los países tienen tasas de mortalidad diferentes. ¿Por qué el virus es más letal en un sitio que en otro? ¿Qué le espera a Colombia?
Los estudios científicos hechos hasta el momento aclaran que hay, como mínimo, tres variables que afectan la tasa de mortalidad: la cantidad de pruebas que se practican; el rango de edad de los infectados y su historial de enfermedades, y la disponibilidad de camas hospitalarias, especialmente en cuidados intensivos. Estas tres variables explicarían, en una primera instancia, el porqué de las diferencias de muertos y tasas en distintos países.
Vamos a analizar cada una y a entender qué variables afectan a Colombia, que tiene a su favor el tiempo para prepararse y contener el virus antes de que desborde al sistema.
La tasa de mortalidad se ve principalmente afectada por la cantidad de pruebas que realice el país para detectar nuevos casos de coronavirus, pues la operación matemática para calcular esta tasa consiste en dividir el número de muertos entre el número total de casos detectados. Hasta el momento, las pruebas aplicadas son la única metodología con la que los países están esclareciendo cuántos casos oficiales tienen.
Esto implica que en todos los países hay un subregistro, pues los casos asintomáticos no están siendo medidos, como explica Fabrizio Pregliasco, investigador del Departamento de Ciencias Biomédicas para la Salud de la Universidad de Milán. En algunas naciones, como Colombia, la prueba solo se aplica si los síntomas son consistentes por tres días.
En ese sentido, entre más pruebas se apliquen, más amplia es la población que estamos analizando y por lo tanto es más probable que disminuya la tasa de mortalidad. Es matemática: no es lo mismo dividir 5 muertos entre 10 casos detectados, que dividir 5 muertos en 100 casos detectados.
En China, a la fecha, la tasa de mortalidad es del 2,3%. Allí, se han aplicado 2.820 pruebas por cada millón de habitantes. En contraste, Italia tiene una tasa de mortalidad de 10,2% y ha aplicado 3.498 pruebas por cada millón de habitantes. El único país que ha logrado hacer pruebas masivas de manera consistente es Corea del Sur, que tiene una tasa de mortalidad del 1,4% y ha realizado 6.148 pruebas por cada millón de habitantes.
Al inicio de la crisis, Colombia aseguró tener 40.000 pruebas y cinco laboratorios habilitados para detectar el virus en el país. De estas, se han aplicado 8.456 pruebas, de las cuales 7.986 han dado negativo, lo que nos da una cifra de 81 pruebas por cada millón de habitantes.
Sin embargo, tras la recomendación de la OMS de aplicar “pruebas, pruebas y más pruebas”, el Gobierno hizo una primera importación de 50.000 pruebas surcoreanas que toman menos tiempo en detectar el virus. Adicionalmente, le ha permitido a laboratorios privados importar y aplicar al menos 350.000 pruebas rápidas semanales a partir de abril, por lo que estos datos cambiarán y tendremos más claridad sobre la magnitud de la pandemia en Colombia.
Sin embargo, es claro que hay un subregistro de casos en el país, pues las pruebas en Colombia se practican siguiendo estos cuatro estándares que dictaminó el Ministerio Nacional de Salud:
La semana pasada el número de pruebas realizadas fue menor al ritmo que venía manejando el Instituto Nacional de Salud. Esto se debe a que una de las máquinas que hace la extracción de los ácidos nucleicos de las muestras, paso clave para diagnosticar el COVID-19, se dañó. Los repuestos fueron importados de Alemania pero, mientras llegaban, el INS hizo las pruebas manuales. Esto no afecta la calidad de las pruebas, solo hace más lento el proceso, por lo que se confirmaron menos casos esos días.
Por otra pate, el Ministerio de Salud anunció la llegada de unas "pruebas rápidas", aunque estas en principio sólo serán aplicadas a "personas con criterios de riesgo, que presenten síntomas o lleven más de 7 días con personas con contagios confirmados".
De cualquier forma, el número de casos detectados en Colombia aún es bajo, al igual que el número de muertos. Por eso, la tasa de mortalidad del 1,6% que tenemos [para el 3 de abril] no refleja la realidad del COVID-19 en el país. Habrá que esperar un par de semanas para tener una cifra que hable más acertadamente de los alcances del virus en Colombia, pues todo cálculo ahora es prematuro.
El estudio más completo sobre el virus se realizó en China, analizando datos de 72.000 contagiados. Allí se concluye que las personas mayores de 70 años son las que tienen más probabilidad de morir si contraen el virus.
Como ha explicado la OMS, las personas mayores padecen, en su mayoría, afecciones médicas preexistentes que afectan su capacidad para combatir el virus. El estudio titulado “Curso clínico y factores de riesgo de mortalidad en pacientes adultos hospitalizados con COVID-19 en Wuhan, China”, publicado por la revista médica The Lancet, agrega que este tipo de pacientes tienen más posibilidades de tener una neumonía grave por una respuesta inmunodeficitaria de su cuerpo al virus.
Esto quiere decir que los países que tengan más adultos mayores tendrán más muertes, y en consecuencia una tasa de mortalidad más alta. Para los científicos esto justifica una tasa de mortalidad más alta en Italia o España que en otros países.
Según el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias de España, en ese país han muerto 705 personas mayores de 65 años, lo que representa el 23% del total de defunciones por el COVID-19. En el país ibérico, este grupo representa el 17,85% de la población total del país. Asimismo, según indica el Instituto Nacional de Salud, Italia ha registrado 629 muertos mayores de 65 años, lo que simboliza el 26,2% de los fallecimientos por el virus. En ese país, la población mayor de 65 años es el 21,3% del total del país. Por su parte, en China la población mayor de 65 años solo suma el 10% de la población del país, menos de la mitad que en los países europeos.
Al rango de edad se suma un factor adicional: el estado de salud de la población. El estudio del caso de China, que mencionamos anteriormente, afirma que la tasa general de letalidad se eleva dependiendo de las afecciones al sistema inmunológico que tenga el paciente. Esto quiere decir que enfermedades como la hipertensión arterial, la obesidad, la diabetes o patologías cardiovasculares y cerebrovasculares incrementan el riesgo para los pacientes que se contagien de COVID-19.
El estudio explicó que la tasa de mortalidad fue más alta para las personas que tuvieran alguna de estas enfermedades, como se explica en el siguiente gráfico.
Por eso, si en un país hay más adultos mayores con alguno de estos problemas de salud, la tasa de mortalidad será posiblemente mayor que la de países con poblaciones más saludables.
Según el último censo que hizo el DANE, el 9,1% de la población en Colombia es mayor a 65 años, una cifra menor que la que hay en España e Italia, y similar a la de China. Eso quiere decir, que menos del 10% de la población en el país está en grave riesgo si llega a contraer el COVID-19. Aunque pareciera una buena noticia, este porcentaje representa a 4.6 millones de personas que podrían necesitar hospitalización, lo que colapsaría el sistema de salud. Por ello, una de las primeras medidas que tomó el Gobierno fue obligar a todos los mayores de 70 años a permanecer en sus casas para evitar un posible contagio.
Afortunadamente, la mayoría de los casos detectados en Colombia se han dado en personas menores a 30 años. Solo 60 de los 491 casos detectados se ha dado en personas mayores de 60 años, lo que ha permitido atenderlas de manera adecuada y disminuir la tasa de mortalidad.
*Los datos del texto están actualizados al 26 de marzo de 2020. Los datos del gráfico se actualizan diariamente.
¿Por qué es tan grave el coronavirus si mata a tan poca gente? Esta es una pregunta común. Una de las respuestas más claras que colapsa el sistema de salud, limitando los recursos del personal médico, que no pueden hacer procedimientos rutinarios, sin contar que muchos de ellos enferman. Esta es otra de las variables que, indiscutiblemente, afectan la tasa de mortalidad: la capacidad instalada de los hospitales.
Es importante aclarar que ningún sistema sanitario en el mundo tiene una capacidad instalada que permita atender una pandemia. Y esto no es un error de cálculo, pues no siempre se necesita tener un sistema de salud “en esteroides”. Pero para el caso puntual, este ha sido el talón de Aquiles para luchar contra el virus.
Como explica la investigación titulada “COVID-19 e Italia: ¿Que sigue?” publicada por la revista The Lancet, la situación en Italia desbordó al sistema sanitario debido a que el número de pacientes que acuden a salas de emergencias superó la capacidad instalada de su sistema de salud, cosa que también ocurre en España.
El porcentaje de pacientes en cuidados intensivos reportados en Italia entre el 1 de marzo y el 11 de marzo de 2020 ha sido de entre el 9% y el 11% de los pacientes infectados. Esto quiere decir que alrededor de 7.000 personas en Italia necesitan cuidados de hospitalización. Italia tiene el momento 3,2 camas por cada 1000 habitantes, cifra que no ha dado abasto. En el caso de España, hay 2,9 camas por cada 1000 habitantes. Por ello, el recinto de ferias de Madrid se ha adaptado para crear 3.000 camas adicionales que puedan atender a los pacientes en cuidados medios e intensivos.
Las cifras totales en Colombia son muy parecidas a las españolas o italianas. Mientras que en España hay 4.400 camas de cuidados intensivos y en Italia 5.100, en Colombia hay 5.359, según datos del Registro de Prestadores del Sistema de Salud. Sin embargo, mientras que en España hay 2,9 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, y en Italia 3, en Colombia tan solo hay 1,7 camas, la mitad.
Por ello, ya diferentes organizaciones informaron que apoyarán los esfuerzos del Gobierno y adecuarán sus espacios para albergar camas hospitalarias. Un ejemplo es Corferias, donde se están haciendo adecuaciones para acomodar entre 3.000 y 5.000 camas adicionales. La ventaja con la que por ahora juega Colombia es el tiempo: de los 478 casos detectados, solo 21 han requerido algún tipo de hospitalización. Si las medidas de contención y adecuación funcionan, podríamos no colapsar el sistema sanitario.
*Los datos del texto están actualizados al 25 de marzo de 2020. Los datos del gráfico se actualizan diariamente.
Por: Juana Salcedo, Juan Manuel Toro, María Isabel Magaña