Opinadores de derecha han intentado desacreditar los hallazgos contenidos en los informes de la Comisión de la Verdad atacando al presidente de esa entidad, el padre Francisco de Roux, por su antigua simpatía con la Teología de la Liberación (TdL).
Por ejemplo, María del Rosario Vargas, una tuitera de derecha, afirmó en entrevista con el exministro de Justicia Fernando Londoño que el religioso “por supuesto es admirador del ELN, de varios guerrilleros del ELN, debido a que él sostiene la línea ideológica de la Teología de la Liberación, esa corriente marxista que infiltró la Iglesia Católica”.
Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal, en una entrevista con La W, aseguró: “El ELN es el brazo armado de la Teología de la Liberación”. Luego, dijo que el padre de Roux “se encarga de crear la plataforma doctrinaria para torcer la verdad y engañar a las nuevas generaciones”. Según la parlamentaria esa guerrilla surgió “en los seminarios”.
Por la magnitud de los señalamientos se hace importante aclarar qué es y qué no es la TdL, así como apartes de la historia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con los que pretenden vincular la organización armada con esa corriente.
Es una corriente de pensamiento latinoamericana que surgió a finales de los 60 y principios de los 70. Para esa época, América Latina vivía rupturas históricas. La Revolución Cubana, al mando de Fidel Castro, había derrocado al dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959 y las ideas revolucionarias pululaban entre estudiantes, obreros y religiosos.
“El movimiento estudiantil cristiano, desde la Revolución Cubana de 1959 se venía radicalizando”, enfatizó uno de los grandes estudiosos de la TdL y cocreador de esta corriente, el profesor argentino Enrique Dussel, en su libro titulado ‘Teología de la Liberación’. “La cuestión "fe y política" se torna central. El cristiano no asume ya posiciones reformistas (de la Democracia Cristiana), sino revolucionarias”, complementó.
En ese marco, un evento sucedido en Colombia generó gran conmoción. El 15 de febrero de 1966 murió en combate el sacerdote Camilo Torres Restrepo, quien se había enrolado al ELN. “La muerte de Camilo impactó profundamente el clero latinoamericano y se proyectó a Europa en el núcleo de sacerdotes que encontraban en el Evangelio justificación a su compromiso y práctica social con los sectores obreros y marginados”, escribió el profesor e investigador Carlos Medina Gallego en su libro ‘Ejército de Liberación Nacional: Historia de las ideas políticas (1958-2018)’.
A esos dos hechos se sumaron la encíclica papal Populorum Progressio del Papa Pablo VI (26 de marzo de 1967), la reunión de Obispos Latinoaméricanos en Medellín (24 de agosto- 6 de septiembre de 1968) y las reuniones de Golconda (julio y diciembre de 1968). “Golconda fue un movimiento de cristianismo revolucionario que involucró a sacerdotes, religiosas y sectores del laicado, en diálogo con marxistas, con un interés de precisar el papel de la Iglesia católica en la lucha por el cambio social”, explicó Miguel Estupiñán, periodista especializado en religión y derechos humanos.
“La cuestión se situaba, exactamente, en la intersección de la fe y la política; o mejor: de la pérdida de la fe ante una praxis de acción política revolucionaria. Había que "crear" una teología que respondiera desde la tradición de la fe y como parte de la Iglesia a ese requerimiento histórico”, explicó Enrique Dussel (página 104, Teología de la Liberación) sobre el momento que estaba viviendo la teología latinoamericana. Algunos religiosos urgían dialogar con posturas que les permitieran encontrar un sustento teológico a sus acciones en favor de los marginados.
Fue así como empezaron a darse una serie de obras que fueron fundamentales para el desarrollo de la TdL. Dussel destacó, entre otros, Marx y la Biblia de Porfirio Miranda (1969), Teología de la Liberación: una evaluación prospectiva de Hugo Assmann (1969) y una serie de ensayos en revistas que empezaron a difundir esas ideas en América Latina, así como simposios en diferentes universidades.
Pero fue la obra ‘Teología de la Liberación’, escrita por el sacerdote dominico Gustavo Gutiérrez y publicada en Lima (Perú), en 1971, la que marcó la constitución de la TdL.
Fernando Torres, teólogo, educador de la Corporación Kairos Educativo y estudioso de la TdL hace 30 años resumió esa corriente como “una expresión del cristianismo en América Latina en solidaridad con los sectores sociales empobrecidos, discriminados, victimizados por violencias diversas”.
Uno de los señalamientos que le han hecho Cabal y Vargas a la TdL es que es una corriente marxista. Karl Marx fue un pensador alemán, cuyas ideas filosóficas, políticas y económicas todavía suscitan debates y fueron determinantes en la historia del mundo en el Siglo XX. Su obra más conocida es El Capital, en la cual crítica la economía capitalista.
Uno de los antecedentes importantes para el surgimiento de la TdL se dio en Europa. En ese continente, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se empezaron a gestar iniciativas religiosas con intereses en explorar el marxismo: “Surgió el movimiento de los "curas obreros" con el fin de evangelizar el mundo del trabajo y el movimiento sindical, ahí surge el diálogo cristianismo-marxismo de una manera seria, juiciosa y respetuosa”, contó Torres.
El marxismo sí es una herramienta de análisis de la realidad social de la que se ha valido la TdL. Pero, no es algo que se pueda afirmar con ligereza porque no todos los postulados de Marx fueron acogidos. “De los posibles marxismos, en primer lugar, hay una unánime negación del materialismo dialéctico. Ningún teólogo de la liberación acepta el materialismo de Engels en la Dialéctica de la naturaleza o de Lenin, Bujarin o Stalin en cuanto “filosofía”. A Marx se lo acepta y asume en cuanto crítico social”, explicó Dussel en su ensayo ‘Teología de la Liberación y Marxismo’ publicado en la revista Cuadernos Americanos (Noviembre-Diciembre 1988).
Incluso, dentro de la TdL hubo figuras que se apartaron del marxismo, por ejemplo, el teólogo jesuita Juan Carlos Scannone y el sacerdote Lucio Gera.
Acoger postulados del marxismo le ha valido a la TdL la animadversión de sectores de la Iglesia. Un ejemplo es la “Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación”, firmada por el cardenal Joseph Ratzinger (quien luego sería el Papa Benedicto XVI) y por Alberto Bovone.
En ese documento, publicado el 6 de agosto de 1984, se lee: “Recordemos que el ateísmo y la negación de la persona humana, de su libertad y de sus derechos, están en el centro de la concepción marxista. Esta contiene pues errores que amenazan directamente las verdades de la fe sobre el destino eterno de las personas”. También es conocido que el Papa Juan Pablo II se oponía a la TdL.
“La TdL denuncia el sistema que produce pobreza, desigualdad social, discriminación, depredación del medio ambiente como sistemas contrarios al querer de Dios, además, lo califica como "violencia institucionalizada" y opta por los pobres y sus causas, lo que lleva a confrontar la estructura eclesial ligada al poder”, explicó el profesor Torres sobre la malquerencia de algunos sectores dentro de la Iglesia.
Hay que dejar claro que el artículo 20 de la Constitución política colombiana y el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos protegen el derecho a la libertad de pensamiento, por lo tanto, el marxismo es una corriente ideológica legal.
La versión que difunde la senadora Cabal sobre el surgimiento del ELN contrasta con la verdad. Según ella en la finca Golconda, del municipio de Viotá (Cundinamarca), “se pactó el nacimiento oficial del ELN”.
Como vimos, Golconda es un antecedente del surgimiento de la TdL. Por eso, es importante aclarar ese punto. Darío Villamizar, politólogo, investigador y autor del libro ‘Las guerrillas en Colombia’, recordó que el surgimiento del ELN se dio en Cuba. “En 1962 un grupo de estudiantes colombianos viajó becado a Cuba a recibir educación y por circunstancias propias de lo que era el bloqueo en ese momento, algunos pidieron entrenamiento (…) los cubanos dieron entrenamiento y formaron allá a esos jóvenes, que no pasaban de ser 10 o 12, entre ellos los hermanos Vásquez Castaño. Formaron la Brigada Proliberación Nacional José Antonio Galán que fue el antecedente inmediato del ELN”, aclaró el académico.
Esos hechos también los expone Medina Gallego en su libro ‘Ejército de Liberación Nacional: Historia de las ideas políticas (1958-2018)’. Este último investigador agregó que la primera zona en donde se instaló un foco del ELN fue en San Vicente de Chucurí (Santander), en 1963. La primera marcha de esa guerrilla se dio el 4 de julio de 1964 en ese mismo municipio y contaban con 18 personas.
Teniendo en cuenta que la primera reunión de Golconda se adelantó en julio de 1968 y la segunda en diciembre de ese mismo año, es falso que en esos encuentros se pactó el nacimiento del ELN.
Lo que sí es cierto es que tres asistentes a Golconda se unieron al ELN. Según aseguró Pablo Beltrán, máximo comandante de esa guerrilla, los sacerdotes españoles Domingo Laín, Manuel Pérez, José Antonio Jiménez estuvieron en Viotá y luego, en octubre de 1969, se incorporaron a las filas. Esa versión de Beltrán es contrastada por Torres, quien confirma que Laín sí estuvo en Golconda, pero dice que en sus investigaciones sobre esas reuniones no ha encontrado pruebas de que Manuel Pérez y Antonio Jímenez también.
Muchos integrantes de Golconda rechazaron la violencia. Un ejemplo es el obispo de Buenaventura (Valle del Cauca) Gerardo Valencia Cano, quien siempre se mostró escéptico de la lucha armada. Otro ejemplo es el de René García, sacerdote y uno de los fundadores del Colectivo Golconda que nunca militó en organizaciones armadas.
Los expertos también contradicen la afirmación de Cabal según la cual “el ELN es el brazo armado de la Teología de la Liberación”. “Son excepciones que asumieron la lucha armada. Toda la obra del padre Gustavo Gutiérrez o de la biblista Elsa Tamez, dos de las expresiones más reconocidas, él católico y ella protestante, abogan por cristianismos comprometidos con los pobres, las mujeres, los indígenas, los habitantes de la calle creando comunidades de base para animar la vida, la fe, la esperanza, la lucha social y política”, explicó Torres.
Incluso, el teólogo explicó que hubo tensiones con intentos del Eln de “infiltrar y hegemonizar” la corriente de la TdL en Colombia. “Cuando Manuel Pérez llegó a la comandancia general, en los años 80, impulsó la estrategia de ganar el mayor número de curas, monjas y laicos a la causa armada. La manera de hacerlo fue por cooptación personal y por la creación de un grupo al que llamaron "constructores" para elaborar teología que justificara y alimentara la lucha armada, a la que llamaron "Teología de la guerra"... Fundamentalismo religioso a favor de la insurrección”. Torres agregó que esto fue repudiado por una gran mayoría y acogido por otros, lo que generó una división.
Por su parte, Villamizar dijo que “cientos y cientos de religiosas y de sacerdotes que estaban vinculados a la Teología de la Liberación no participaron en ninguna organización político-revolucionaria o político-guerrillera, su compromiso desde el trabajo barrial, desde el trabajo en su parroquia, desde el trabajo con campesinos, era el compromiso que ellos consideraban la forma de realización del cristianismo”.
Con esas claridades también resulta espuria la conclusión de Vargas señalando al padre de Roux: “Por supuesto es admirador del ELN, de varios guerrilleros del ELN, debido a que él sostiene la línea ideológica de la Teología de la Liberación, esa corriente marxista que infiltró la Iglesia Católica”. Aunque hubo personas que creían en la TdL y terminaron en las filas de esa guerrilla, no se puede afirmar que quienes creen en la TdL son admiradores de ese grupo subversivo.
Incluso, en una entrevista con El Tiempo, el sacerdote enfatizó su postura narrando una charla que dio ante militares: “Les hablé sobre la teología de la liberación. Les dije que me gusta porque nos pone al lado de los pobres en este país tan desigual, pero que no comparto las posiciones de la teología de la liberación que defienden la lucha armada para buscar la justicia”.
La estigmatización de la TdL en Colombia ha terminado en hechos de violencia. La Mesa Ecuménica por la Paz entregó un informe a la Comisión de la Verdad en el que documentó 48 casos de violencia (42 asesinatos) contra integrantes de comunidades religiosas. “Las acciones que realizaban como dinamizadores del cambio social y cultural a la luz de las lecturas del Evangelio, dan explicación en gran medida de las causas que desataron los hechos victimizantes a los que fueron sometidos”, puntualiza el documento.
Los intentos por desacreditar el trabajo del sacerdote Francisco de Roux y de la Comisión de la Verdad mezclan información cierta con datos falsos. Por eso, saber en qué consiste la TdL y cuál fue la verdadera historia del nacimiento del ELN le puede evitar caer en intentos de desinformación.