Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple
Chequeo Múltiple
Otra de las metas del presidente Iván Duque, planteadas en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, era beneficiar a 320.000 jóvenes con el avance gradual en gratuidad en la educación superior, a través del programa Generación E.
Esta meta en 2018 no tenía línea base porque el programa Generación E fue lanzado el 20 de octubre de ese año por el presidente Duque y la ministra de Educación, María Victoria Angulo, en reemplazo de Ser Pilo Paga, creado en el gobierno del anterior mandatario, Juan Manuel Santos.
“Lanzamos el programa 'Generación E' que beneficiará a 336 mil jóvenes para que puedan completar sus estudios en educación superior. Vamos a darles más recursos a las universidades públicas para que sean nuestros socios en la formación de capital humano. #MalamboConstruye”, trinó Duque ese día desde Malambo, Atlántico.
Lanzamos el programa 'Generación E' que beneficiará a 336 mil jóvenes para que puedan completar sus estudios en educación superior. Vamos a darles más recursos a las universidades públicas para que sean nuestros socios en la formación de capital humano. #MalamboConstruye pic.twitter.com/xSxvUfHutj
— Iván Duque 🇨🇴 (@IvanDuque) October 20, 2018
Generación E, nuevo programa de excelencia y acceso a la educación superior, tiene tres componentes: Equidad, que consiste en el avance de la gratuidad por mérito en la educación superior pública; Equipo, en el fortalecimiento de las 61 Instituciones de Educación Superior públicas, y Excelencia, en el reconocimiento a los mejores bachilleres del país de escasos recursos, con una inversión de 3,6 billones de pesos en el cuatrienio.
El componente de Equidad beneficiaría durante el cuatrienio a 320.000 estudiantes, 80.000 por año, quienes tendrán acceso a las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas del país. El programa cubre el 100% del valor de la matrícula cobrado al estudiante por la IES y, además, le da un auxilio de sostenimiento por el tiempo que dure el programa académico.
Los requisitos para ser parte de la gratuidad de la Generación E son: ser nacional colombiano, tener un puntaje Sisbén igual o menor a 32 puntos y estar admitido en una Institución de Educación Superior Pública.
Para diciembre de 2019, primer año de funcionamiento del programa, según datos del Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES), se vincularon 75.131 jóvenes a Generación E, a través del componente de Equidad.
De acuerdo con la página del Sistema Nacional de Evaluación de Gestión y Resultados (Sinergia) del Departamento Nacional de Planeación (DNP), en la que están los avances de los indicadores del Plan Nacional de Desarrollo; los estudiantes beneficiados con el componente de Equidad de Generación E tienen un avance del 88,4%.
Entre enero de 2019 y junio de 2022 se habían beneficiado 282.981 estudiantes. En el primer semestre de este año se vincularon 45.520 estudiantes, es decir, el 56,9% de la meta anual que es de 80.000. Con estas cifras, el presidente Duque aún no ha cumplido la meta de beneficiar a 320.000 estudiantes durante su gobierno, pero ha avanzado en un 88,4% y todavía falta consolidar los datos del segundo semestre de 2022.
En 2021, a través del artículo 27 de la Ley de Inversión Social (Ley 2155 de 2021) y la firma del Decreto 1667 de 2021, se sentaron las bases para la implementación de la política de gratuidad, cuyo objetivo es mejorar el acceso a la educación superior en el nivel de pregrado para los estudiantes de menores recursos.
“Gran noticia para los jóvenes de Colombia: con @Mineducacion sacamos adelante #MatrículaCero, que beneficia a 695 mil estudiantes de Educación Superior Pública de estratos 1, 2 y 3, #GeneraciónE, y, en pandemia, creamos fondo solidario y beneficios de crédito del @ICETEX”, trinó Duque el 7 de diciembre de 2021.
Gran noticia para los jóvenes de Colombia: con @Mineducacion sacamos adelante #MatrículaCero, que beneficia a 695 mil estudiantes de Educación Superior Pública de estratos 1, 2 y 3, #GeneraciónE, y, en pandemia, creamos fondo solidario y beneficios de crédito del @ICETEX. pic.twitter.com/wRAxjvN8vW
— Iván Duque 🇨🇴 (@IvanDuque) December 7, 2021
La Ley de Inversión Social establece que el Gobierno Nacional destinará anualmente los recursos para cubrir el valor de las matrículas de pregrado de los jóvenes de las familias de los estratos 1, 2 y 3 en las instituciones de educación superior públicas del país.
“A partir de 2023, estos recursos deberán destinarse a los jóvenes de las familias más vulnerables de acuerdo con la clasificación del SISBEN IV o la herramienta de focalización que haga sus veces. Estos recursos se dispondrán a través de Generación E, otros programas de acceso y permanencia a la educación superior pública y el fondo solidario para la educación, creado mediante el Decreto Legislativo 662 del 14 de mayo de 2020 el cual permanecerá vigente y podrá recibir aportes de recursos públicos de funcionamiento o inversión de cualquier orden con destino a estos programas”, dice la Ley.
La Política de Gratuidad, según el Ministerio de Educación, inició su implementación a partir del primer semestre del 2022 y ha beneficiado a más de 720.000 estudiantes de los estratos 1, 2 y 3 que realizan sus estudios en las 64 Instituciones de Educación Superior (IES) públicas del país.
Un análisis de la cobertura e implicaciones en la equidad de los programas Generación E y Ser Pilo Paga, realizado por Daniela Castro y Laura Taborda de la Universidad Externado de Colombia, concluye que se evidencian mejoras en la implementación de Generación E con respecto a Ser Pilo Paga, pues “el primero es más equitativo”.
“Si se quiere reconocer si los programas gubernamentales han logrado mejorar eficientemente la cobertura de la educación superior pública en todo el país, se podría afirmar que Generación E ha logrado beneficiar a 229,649 estudiantes de diferentes regiones del país en 2 años y Ser Pilo Paga solamente 39,998 en 4 años”, dice el documento.
El análisis también destaca que la cantidad de beneficiarios de departamentos como Chocó, Cesar, San Andrés, Providencia, La Guajira y aquellos pertenecientes a la región Amazónica en el componente de Equidad de Generación E refleja las necesidades de esas regiones y la falta de otras bases como calidad en la educación básica. “Por esta razón se considera necesaria una redistribución de la inversión por parte del gobierno reconociendo la deuda histórica en infraestructura en las universidades públicas para mejorar sus condiciones y que sean atractivas para los estudiantes”, señala.
Por su parte, Francisco Cajiao, consultor en educación, exsecretario de Educación de Bogotá y columnista de El Tiempo, agrega que el programa Generación E además resuelve un problema que tuvo Ser Pilo Paga que es darle recursos para sostenimiento a los beneficiarios. “Muchos de los muchachos de Ser Pilo Paga que vinieron, por ejemplo, desde Curumaní (Cesar) a estudiar en la Universidad de Los Andes están endeudados. Generación E se concentró mucho más en las universidades públicas, lo cual fortalece los recursos de estas instituciones, y les ofrece recursos de sostenimiento a los estudiantes, lo cual favorece la permanencia, que no abandonen la universidad”, expresó Cajiao.
Teniendo en cuenta los datos del SNIES, a corte junio de 2022, sobre el total de estudiantes vinculados a Generación E, a través del componente de Equidad; en Colombiacheck calificamos como avanzada la meta del presidente Duque de beneficiar a 320 mil estudiantes con gratuidad en educación superior a través de este programa, pues aunque todavía no la ha cumplido, es posible que lo logre al finalizar este año. Además, en este gobierno también se aprobó la política de gratuidad para los estudiantes de las familias de estratos 1, 2 y 3.
Según los datos encontrados, hasta el 30 de junio de 2022 harían falta más de 200.000 niños y niñas con educación inicial para llegar a la meta de dos millones planteada en el PND. Por su parte, expertos advierten sobre la complejidad del reporte de niños y niñas de 0 a 3 años, que puede llevar a un subregistro de quienes reciben este nivel de educación.
Según el Ministerio de Educación, la educación inicial en Colombia es un derecho de la primera infancia, que tiene como objetivo, potenciar de manera intencionada el desarrollo integral de las niñas y los niños desde su nacimiento hasta cumplir los seis años, a través de experiencias pedagógicas y prácticas de cuidado.
En esta etapa, el juego, el arte, la literatura y la exploración del medio son las actividades rectoras, lejos de ser herramientas o estrategias pedagógicas, que se “usan como medio para lograr otros aprendizajes”, en sí mismas posibilitan aprendizajes.
Durante la educación inicial, la pintura y el dibujo, por ejemplo, aparecen como actividades a las que las niñas y niños recurren para expresarse, construir mundos simbólicos, elaborar la apropiación de los objetos reales, entre otros.
Según lo establece el Departamento Nacional de Planeación (DNP), a los 5 años el niño o la niña debe ser conducido de los programas de Atención Integral a la Primera Infancia a Transición, último grado de preescolar y primero del Sistema Educativo Regular. “Los dos escenarios de atención deben estar totalmente integrados para garantizar la continuidad del niño dentro del sistema de formación, concebido como un proceso a lo largo de la vida”, señala la entidad.
Por su parte, la educación preescolar, comprendida en el Artículo 15 de la Ley 115 de 1994, se ofrece al niño para su desarrollo integral en los aspectos biológico, cognoscitivo, psicomotriz, socio-afectivo y espiritual, a través de experiencias de socialización pedagógicas y recreativas. Este nivel de educación comprende los grados de pre-jardín, jardín y transición, siendo este último el obligatorio en los establecimientos educativos estatales para niños menores de 6 años de edad.
En 2016 se promulgó la política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia (Ley 1804 de 2016), la cual establece la educación inicial como un derecho de los niños y niñas menores de seis años, y como un proceso pedagógico fundamental para el desarrollo de su potencial, sus capacidades y habilidades.
No obstante, en el marco de esta política, los alcances de la integralidad en la atención en la educación preescolar se han limitado a la implementación de pilotos en el grado transición, tal como lo explica el mismo PND en su diagnóstico de educación de calidad. En 2017, solo el 55,2% de los niños y niñas de 5 años estaban matriculados en el grado de transición, presentando en ese entonces la más baja cobertura en nivel de educación.
Según datos del Sistema de Seguimiento al Desarrollo Integral de la Primera Infancia (SSDIPI) del Ministerio de Educación Nacional, a corte de 31 de diciembre de 2018, ese año hubo en el país 1.306.094 niños y niñas con educación inicial.
Basándose en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, el Ministerio de Educación Nacional planteó proyecciones que le permitieran llegar, en 2022 a 1.850.000 niños y niñas con educación inicial en el marco de la atención integral de la siguiente forma:
Sin embargo, al revisar el portal de seguimiento del Departamento de Planeación Nacional (DNP), estas metas difieren para los años 2021 y 2022, para los cuales se registra una meta de 1.854.000 y 2.000.000, respectivamente:
Según el DNP, con datos a corte de 30 de junio de 2022, esta meta tiene un porcentaje de cumplimiento de 89,32%, logrando la cobertura de 1.786.320 niños y niñas con educación inicial y en parte fue gracias a distintas estrategias tales como:
Pero las metas no son lo único que difiere del SSDIPI, sino también las cifras. Según el Sistema de Seguimiento al Desarrollo Integral de la Primera Infancia, en donde hay un registro del avance de la meta de educación inicial en el Plan Nacional de Desarrollo, para el cuarto trimestre y cierre del año 2021, en Colombia hubo 1.748.538 niños y niñas en educación inicial, de los cuales 1.471.316 la recibieron a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y 315.004 lo hicieron por parte del Ministerio de Educación Nacional.
Ambas cifras, tanto la del DNP, como la del Sistema de Seguimiento, estarían por debajo de los 2.000.000 proyectados en el cuatrienio de 2018 - 2022. En la primera harían falta 213.680, mientras que en la segunda 241.462 niños y niñas.
En Colombiacheck contactamos a María Cristina Torrado, coordinadora del Observatorio Sobre Infancia (OSI), de la Universidad Nacional, quien señaló que es complejo establecer cifras a una meta que depende de muchos contextos sociales, sobre todo para la población más pequeña de 0 a 3 años.
“El término educación inicial se refiere a todos los niños y niñas del país entre 0 y 6 años, es decir también incluye a niños y niñas muy pequeñas que son atendidos en su gran mayoría por el ICBF. Para calcular si nos acercamos a la meta de los dos millones tendríamos que sumar a quienes asisten a instituciones de educación de todo el país, incluso en jardines privados. Eso desde la institucionalidad es posible, el problema es cuando hablamos de los niños más pequeños (de 0 a 3 años), porque de los cinco años para abajo no hay educación obligatoria en el país. Este fragmento de la población si bien es atendida por el ICBF, en muchas veces esa atención se da de forma indirecta o simplemente no alcanza a ser reportada, por lo que es posible que la cifra llegue a ser mayor o menor”, expresó Torrado.
Según la experta, el hecho de que la educación formal no sea obligatoria hasta antes de los cinco años, es un factor que influye directamente en las metas, especialmente en momentos críticos como la pandemia por COVID-19 en 2020, en donde muchos niños y niñas, sobre todo los más pequeños, interrumpieron su asistencia a los hogares comunitarios y centros del ICBF.
“Uno de los problemas que veo a ese indicador es el sentir de la educación inicial, y que los reportes no discriminan por grupo de edad (0-3 y 4-6). Por ejemplo, si un agente educativo invita a la familia del niño o la niña y fomenta la vinculación de las madres, excelente. Pero si eso desaparece ya sea en la pandemia o en los momentos más críticos, como los vimos en 2020, pues esa familia se queda con sus propios recursos culturales y educativos y el niño, posiblemente pierde oportunidades y necesidades”, indicó.
En todo caso, del aumento prometido de 802.357 niños atendidos, el gobierno saliente de Iván Duque logró entre 550.904 y 588.686. Por tanto, Colombiacheck califica la meta como avanzada, aunque no cumplida en su totalidad.
En Colombiacheck calificamos esta meta como avanzada, pues hasta los últimos reportes disponibles a diciembre de 2021, se logró un avance del 84%. Sin embargo, cabe aclarar que las mediciones dejan de lado problemáticas de tipo cualitativo, como las condiciones laborales de esa vinculación doctoral.
En el marco del Pacto por la Ciencia, la Tecnología y la Innovación también se proyectó aumentar la vinculación laboral de doctores en Colombia, por lo que en el PND se creó la meta de llegar a ‘800 nuevas estancias posdoctorales apoyadas por Colciencias y aliados’, divididas en 200 cada año del cuatrienio.
De acuerdo con los informes de seguimiento del DNP, durante el 2019 fueron aprobadas para su financiación 201 estancias postdoctorales publicadas en la página de MinCiencias el día 31 de diciembre de ese año.
Al respecto, el informe de empalme entre Colciencias y el nuevo Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación creado en 2019, registra que el 62% de esas estancias posdoctorales fueron apoyados por el mismo Colciencias. Además, estas vinculaciones laborales se repartieron en su mayoría en universidades (101), centros o institutos (54), empresas privadas (40) y empresas públicas (7).
Con corte a 31 de diciembre de 2020, el DNP reporta que MinCiencias apoyó la realización de 246 estancias posdoctorales a través de los siguientes programas y convocatorias:
Para finales de 2021 se reportaron 200 nuevas estancias posdoctorales. Según el DNP se tuvieron en cuenta los doctores vinculados a los laboratorios seleccionados en la Convocatoria 9 del FCTeI del SGR "Más Lab en Región".
Finalmente, a corte del 5 de julio de 2022, el DNP registra que actualmente se cuenta con 31 estancias posdoctorales, que representan hasta el momento solo el 15,5% de la meta de este año y están repartidas de la siguiente manera:
Tanto el informe de seguimiento del DNP como el los informes de empalme de MinCiencias reportan hasta ahora un cumplimiento de la meta del cuatrienio del 84%, lo que muestra un avance en la meta de los 800 doctores vinculados laboralmente.
No obstante, para Diana Morales, vocera de la Sociedad de Doctores e Investigadores de Colombia (Sophic), quien además es doctora de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, e investigadora posdoctoral de la Universidad de Umeå, en el norte de Suecia, el aumento de nuevas estancias posdoctorales no siempre representan un trabajo en condiciones dignas ni a pagos adecuados para los doctores.
“Aunque se ve un buen cumplimiento en las cifras reportadas, estas no hablan mucho, por ejemplo, de las realidades que enfrentamos cuando tratamos de ejercer nuestra profesión como investigadores. En efecto, no estamos desempleados, pero hay que diferenciar entre no tener trabajo y tener condiciones de trabajo precarias”, señala Morales.
“En la asociación somos cerca de 300 personas, y hay muchos que tienen trabajo por horas cátedra en universidades que son pagadas entre 50.000 y 200.000 pesos, es decir no hay un margen o rango salarial establecido, ni por ciudades. Tenemos contratos que son generalmente por el periodo académico, que puede ser por 4 o 9 meses”, agrega.
Según la vocera de la Sophic, algunos de los doctores pasan parte del año sin ingresos económicos, debido a que deben esperar renovaciones de contrato o que universidades (que son las entidades a las que van mayor número de doctores como reporta el MinCiencias), vuelvan a funcionar luego de sus vacaciones semestrales.
“Hay mucha precarización en el empleo de los doctores en Colombia, y eso genera condiciones de inestabilidad muy fuerte”.
Al respecto, un informe de Fedesarrollo, socializado en mayo de 2022 sobre la ‘evaluación de impacto de la política de formación de capital humano de alto nivel: programa de créditos condonables de doctorado 1992-2018’, muestra que los doctores cuentan con una tasa de empleabilidad del 92,5% para quienes han sido beneficiarios de algún programa del Gobierno, y de los seis mil beneficiarios que consultó en este estudio (financiado por MinCiencias), el 86,4 % trabaja en la academia, mientras que en el sector empresarial y en el sector público está el 6,81 y 6,76 % respectivamente.
Por su parte, la doctora Morales también señala lo que considera otro de los grandes problemas: que los doctores estarían teniendo poco tiempo para dedicarse a la investigación, debido a que, al ser contratados por universidades, en algunos casos sus funciones se ven limitadas a la docencia.
“Uno no hace un doctorado para dar clase, sino para producir conocimiento y, si se tienen varios contratos en varias universidades (como le toca a la mayoría de doctores en la Sociedad), la mayor carga laboral es dar clases y el tiempo para investigar es muy poco”, sostiene.
Finalmente, en Colombiacheck calificamos esta meta como avanzada, pues hasta la fecha se logró la vinculación laboral de 675 doctores, de los 800 planteados en el PND.