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Falso
Por lo menos desde junio de 2018, circulan en redes sociales y cadenas de mensajería privada diversas imágenes (1, 2, 3 y 4) en las que se recomienda no consumir agua helada, alertando varios efectos nocivos en la salud.
Las publicaciones, que se han compartido en varios países latinoamericanos, mencionan, por ejemplo, que el agua helada “cierra cuatro venas del corazón” y es “la principal causa de ataques” cardíacos , “obstruye la grasa del hígado”, y “afecta el estómago y el intestino grueso, causando cáncer”.
La información se ha difundido en grupos y páginas de Facebook que promueven la medicina naturista y ayurveda, y otros que proporcionan consejos de estilo de vida saludable. Una sola de estas publicaciones fue compartida más de 78.000 veces. Y en Colombia han sido publicadas por usuarios de Facebook de Barranquilla y Cali.
Este tipo de desinformaciones han sido desmentidas por nuestros colegas de Chequeado (Argentina), Newtral (España) y Bolivia Verifica. Colombiacheck las califica como falsas porque carecen de sustento científico.
“No hay ninguna evidencia científica que avale que el agua helada hace mal”, le dijo a Chequeado Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
Por su parte, Carlos Tarazona, anestesiólogo cardiovascular de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, le dijo a Colombiacheck que “a menos de que uno se caiga dentro de agua congelada y su vida corra peligro por hipotermia y ahogo, el agua fría se puede tomar sin correr riesgos para la salud”.
En Colombiacheck, además, hicimos una búsqueda de literatura científica en PubMed, una base de datos especializada en ciencias de la salud, con los términos “cold water effects [efectos del agua fría]” para revisar si hay estudios que soporten la información que se difunde en redes.
La mayoría de los 2.812 resultados que arrojó el motor de búsqueda se referían a artículos sobre los efectos de la inmersión, natación y baños con agua fría en la salud. En los resultados sobre consumo de agua fría (por ejemplo, 1, 2, 3, 4, 5 y 6) no se reportaron relaciones directas entre la bebida y ataques al corazón, daños en el hígado o relacionados con cáncer de algún tipo, contrario a lo que se difunde en las imágenes.
De hecho, encontramos, por ejemplo, un estudio publicado en julio de 2017 en la Revista Nacional de Fisiología, Farmacia y Farmacología, en el que dos investigadores indios reportaron que la ingestión de agua helada podría tener un efecto cardioprotector en personas sanas.
La investigación incluyó solo a 80 personas sanas (de ambos sexos y entre los 18 y 24 años). Por eso los propios investigadores reconocieron que para extrapolar los efectos agudos que identificaron a beneficios de largo plazo y con pacientes con factores de riesgo como obesidad e hipertensión, se requerían estudios más amplios. Pero incluimos este hallazgo en la verificación pues va en contravía de las afirmaciones de la imagen.
De acuerdo con José Fernando Sandoval Valderrama, médico de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y residente en el servicio de cirugía cardiovascular en la Universitätsklinikum Giessen und Marburg en Alemania, el contenido de la imagen “es falso desde el punto de vista anatómico y fisiológico”.
En palabras del doctor, “no es claro a qué se refieren [los autores de las imágenes] con ataques al corazón. Y si hablan de un infarto, es un claro error, pues los infartos se producen por cierre de las arterias, no de las venas. Esto se produce principalmente por una oclusión [cierre] progresiva por placas compuestas de colesterol, calcio y células”. Es decir, no tiene nada que ver con la temperatura del agua.
En Colombiacheck encontramos un estudio realizado por investigadores de la Universidad de la Universidad Nacional Yang-Ming de Taiwán, en el que evaluaron los efectos de consumir 250 mililitros de agua fría en un grupo de 25 voluntarios sanos comparados con 25 voluntarios que consumieron 250 mililitros de agua a temperatura ambiente. Los investigadores encontraron que la ingestión de agua fría podría disminuir la frecuencia cardíaca a través de la estimulación vagal mediada por estímulos de temperatura en personas sanas.
Pero, como señalamos previamente, al realizar la búsqueda en la base de datos Pubmed de la Biblioteca Nacional de los Estados Unidos, no encontramos estudios de la última década que relacionen el consumo de agua fría con infartos en personas sanas.
A esto hay que sumarle que es falso que el consumo de agua a baja temperatura sea la principal causa de ataques al corazón. “Según innumerables estudios y en lo que vemos día a día, es bien conocido que la principal causa de enfermedad cardiovascular es la aterosclerosis, o sea la formación de placas en las arterias del corazón en el marco de otras enfermedades como diabetes o hipertensión, así como el consumo de cigarrillos”, dijo Valderrama.
Aquí (1, 2, 3 y 4) puede consultar algunas publicaciones científicas que respaldan las afirmaciones de Valderrama. Establecen que uno de los principales factores de riesgo para un infarto agudo del miocardio es la ruptura de una placa de ateroma (compuesta principalmente por colesterol) al interior de las arterias coronarias.
Es común escuchar que tomar agua fría después del ejercicio físico puede ser perjudicial para la salud. Pero, finalmente, según le aclaró a Newtral Alfonso Valle, vocero de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “en ningún caso beber agua helada, ni siquiera después de hacer deporte, es peligroso para el corazón”.
Como le explicó a Newtral Juan Turnes Vázquez, secretario de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, “la ingesta de agua, a cualquier temperatura, no tiene ninguna relación con el metabolismo hepático de los ácidos grasos y los triglicéridos. No hay ningún estudio al respecto”.
Los resultados de búsquedas en inglés y español en bases de datos médicas como Pubmed (1, 2) y Scielo (1, 2) sobre ingestión de agua fría y metabolismo de ácidos grasos o función hepática fueron fallidas. No encontramos ningún estudio o publicación sobre el tema.
De acuerdo con turnes, lo que sí podría producir hígado graso o acumulación de grasa en el hígado es, por ejemplo, el consumo de alcohol. Así mismo lo señalan publicaciones científicas (1 y 2) las cuales enfatizan que el consumo crónico de alcohol produce un amplio espectro de lesiones en el hígado e induce una enfermedad del hígado graso grave al influir en el metabolismo del colesterol.
Según Ana Francisca Vargas, nutricionista dietista de la Universidad de Antioquia, “no se ha demostrado que la estructura química de los alimentos ingeridos se modifique por consumir agua fría o helada” y “no hay evidencia científica que demuestre que consumir agua helada podría favorecer la aparición de cáncer”.
Con esta postura coincide Luis Laferrere, gastroenterólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, quien le dijo a Chequeado: “Es falso que el agua helada afecta el estómago y el intestino grueso causando cáncer. No hay ningún cáncer que se desarrolle como consecuencia del consumo de agua. No está entre los factores que lo predisponen”.
En palabras de Vargas, lo que sí se ha demostrado es “la relación entre la alimentación, la actividad física, el peso corporal y la reducción del riesgo de padecer algunos tipos de cáncer y una menor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares”,
Esto coincide con los hallazgos de recientes publicaciones científicas que abordan los factores de riesgo del cáncer colorrectal (1) y el cáncer gástrico (1, 2) que señalan la gran influencia del estilo de vida en su desarrollo.
En ese sentido, la dietista recomienda que la principal preocupación de los pacientes no sea la temperatura del agua que consumen, sino “la calidad de la dieta, los hábitos de consumo y el estilo de vida”.
Con esta información, calificamos como falsas las imágenes y publicaciones en las que se desaconseja el consumo de agua helada, advirtiendo efectos perjudiciales en la salud como ataques al corazón, obstrucción del hígado por grasas y afecciones en el estómago y el intestino grueso que pueden desencadenar cáncer. De acuerdo con los expertos, este tipo de afirmaciones no tienen ningún sustento científico.