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Miércoles, 15 Marzo 2023

Cabal le achacó 50 millones de muertos de más a los regímenes comunistas

Por Mónica Ospino Orozco

La congresista del Centro Democrático advirtió a un grupo de caleños que “con el comunismo no se juega, porque el comunismo tiene 150 millones de muertos a lo largo de la historia”.

La senadora del Centro Democrático lideró la marcha contra el gobierno del pasado 15 de febrero en Cali. Durante dicho evento, se dirigió a una multitud, luciendo una camiseta con la imagen del guerrillero argentino ‘Che’ Guevara enmarcada en una señal roja de prohibido y una gorra de estilo militar con un pin que decía “siempre a la derecha”.

La política compartió en su cuenta de Twitter un clip de 35 segundos en el que se le ve dirigiéndose a un grupo en la plazoleta Jairo Varela de Cali y en el que precisa:

“Con el comunismo no se juega porque el comunismo tiene 150 millones de muertos a lo largo de la historia y aquí los imbéciles siguen votando y ondeando la bandera del M-19. Es que esta ciudad ha sido víctima, víctima de los terroristas. ¡Ah! Pero ahora los terroristas nos enseñan derechos humanos y las estrategias son cambiarnos la historia. Por eso la estrategia y la narrativa de la izquierda hay que enfrentarla”.

El tuit ya cuenta con más de 29.000 visualizaciones y más de 7.255 ‘me gusta’. Además, una de nuestras lectoras nos pidió verificar las afirmaciones de la senadora Cabal, por lo que decidimos chequear en particular el fragmento: “con el comunismo no se juega porque el comunismo tiene 150 millones de muertos a lo largo de la historia…”.

Así que, en primer lugar y para dejar una primera claridad, el concepto de comunismo y la definición generalizada en el mundo es que es “una ideología política basada en el pensamiento marxista que persigue una sociedad donde no existan clases sociales. Para ello plantea que los medios de producción no estén en manos privadas, sino que sean del Estado, que repartirá de forma equitativa los bienes y servicios entre la población”.

Y para ir en detalle a lo que dice en particular el texto que se considera fundacional de esta ideología, El manifiesto comunista, que el pasado 21 de febrero cumplió 175 años de publicación y que es autoría de los filósofos alemanes Karl Marx y Federico Engels, reclama en su segundo capítulo uno de sus principales postulados al decir:

“Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población, como si no existiese precisamente a costa de no existir para esas nueve décimas partes! ¿Qué es, pues, lo que en rigor nos reprocháis? Querer destruir un régimen de propiedad que tiene por necesaria condición el despojo de la inmensa mayoría de la sociedad”.

Así que, con este contexto conceptual, vamos al abordaje de las cifras que se han ido consolidando sobre las víctimas que han provocado las revoluciones comunistas en el mundo.

Uno de los textos más consultados en este sentido es el libro publicado en 1997 por un grupo de académicos europeos, entre los que se cuenta a Nicolas Werth, Jean-Louis Panne, Andrzej Paczkowski, Karel Bartosek y Jean-Louis Margolin, y editado por el historiador francés Stephane Courtois, que se titula: El libro negro del comunismo; crimen, terror y represión, cuya más reciente reedición fue en 2021. Esta fue la que consultamos para este chequeo.

En dicho libro se hace una estimación de las víctimas mortales de los regímenes comunistas, liderados, en particular, por Rusia y China, y se calcula que fueron 100 millones de seres humanos, tras las sangrientas estrategias usadas para imponer la idea de Estado planteada en su momento por Marx y Engels.

Estrategias que, con un perfil totalitario, ejecutaron en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Vladímir llich Uliánov, ‘Lenin’, e Iosif Stalin; en China, Mao Zedong y en Camboya, Pol Pot , entre otros. El citado libro hace en su primer capítulo una estimación de las muertes de estos regímenes comunistas y otros que con más o menos poder se instalaron en diferentes países.

Precisa Courtois en ese primer capítulo, titulado “Los crímenes del comunismo”:“¿De qué vamos a hablar? ¿De qué crímenes? El comunismo ha cometido innumerables: primero, crímenes contra el espíritu, pero también crímenes contra la cultura universal y contra las culturas nacionales. Stalin hizo demoler centenares de iglesias en Moscú, Ceaucescu destruyó el corazón histórico de Bucarest para edificar en su lugar edificios y trazar avenidas megalómanas. Pol Pot ordenó desmontar piedra a piedra la catedral de Phnom Penh y abandonó a la jungla los templos de Angkor. Durante la revolución cultural maoísta, los guardias rojos destrozaron o quemaron tesoros inestimables. Sin embargo, por graves que pudieran ser a largo plazo estas destrucciones, ¿qué peso pueden tener frente al asesinato masivo de personas, de hombres de mujeres de niños?”.

Más adelante, estima que “el primer balance numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesitaría largas precisiones, pero que según estimaciones personales proporciona un aspecto de considerable magnitud y permite señalar de manera directa la gravedad del tema:

URSS, 20 millones de muertos.
China, 65 millones de muertos
Vietnam, 1 millón de muertos.
Corea del Norte, 2 millones de muertos.
Camboya, 2 millones de muertos.
Europa oriental, 1 millón de muertos.
América Latina, 150.000 muertos.

África, 1,7 millones de muertos

Afganistán, 1,5 millones de muertos.

Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder, una decena de miles de muertos.El total se acerca a la cifra de cien millones de muertos”.

Para el profesor Vladimir Rouvinski, director del Laboratorio de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Icesi, “las cifras que se consignaron en el Libro negro del comunismo son solamente unas estimaciones, está claro que estos países no publican estadísticas de cuántas personas murieron en sus campos de concentración, entonces estos números son bien discutibles”.

El académico precisó que, “si podemos hablar de los millones de personas civiles que murieron como consecuencia de los cambios que estuvieron haciendo estos países, la Unión Soviética con sus campos de concentración, con las purgas, con la guerra civil… hay que preguntarse entonces qué es lo que estamos incluyendo en estas cifras. Insisto: solo hay estimaciones, no hay forma de conocer los números exactos, pero la cifra que se maneja son 100 millones”.

Además de las estimaciones hechas por el libro en cuestión, revisamos otras fuentes documentales y encontramos que, de nuevo, establecer cifras precisas es complejo. El ensayo “Reflexiones sobre el comunismo en el siglo XX”, del doctor en Historia,  Froilán Ramos Rodríguez, aporta que “muchas veces se tiende a pensar, que las muertes causadas por el comunismo fueron pocas, aisladas, y hasta accidentales por las misma condiciones que las guerras civiles habían generado, tanto en Rusia 1918-1920, China 1949, y otros; sin embargo, hasta el día hoy, es difícil cuantificar el número real de las muertes causadas en los regímenes comunistas, como: las políticas de revolución campesina y gran salto adelante de Mao Zedong, las persecuciones y exilios en Cuba, las hambrunas en Corea del Norte, el genocidio camboyano llevado a cabo por los Jemeres Rojos en Camboya en 1978, entre los más conocidos, ¿pero cuántos más se desconocen?”.

Hay una diversidad de estadísticas compiladas por diferentes estudiosos y analistas, como quedó registrado en este artículo del diario ABC de España: “...En 1989, el politólogo Zbigniew Brzezinski ya había establecido los muertos del régimen soviético en 50 millones, en su obra «El gran fracaso: nacimiento y muerte del comunismo en el siglo XX»”. 

“Por su parte, Robert Conquest , cuyos trabajos sobre la Unión Soviética le convirtieron en una autoridad, estimó 40 millones de víctimas, sin contar a los fallecidos en la Segunda Guerra Mundial. En 1987, Rudolph Rummel , de la Universidad de Hawai, dijo que la URSS había matado a 61,9 millones de personas entre 1917 y 1987. Mientras que el historiador ruso y premio Nobel de Literatura Aleksandr Solzhenitsyn, en el segundo volumen de su «Archipiélago Gulag», de 1973, cifró el número de víctimas de la represión en 88 millones”, precisa el periodista Israel Viana en el citado artículo de ABC.

Y es que en 2019, más precisamente el 19 de septiembre, el Parlamento Europeo emitió una resolución en la que situaba al comunismo al mismo nivel del nazismo, al recordar que en “los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios”.

Más adelante en la misma resolución, el Parlamento Europeo “pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi; y condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión”.

 

El caso de Mao Zedong

El otro gran régimen comunista que acumula millones de víctimas y que, de nuevo, son muy complejas de contabilizar con precisión, tiene su propio capítulo en El libro negro del comunismo. “El conjunto de muertes violentas que hay que cargar en la cuenta del régimen, a pesar de la ausencia de cualquier tipo de contabilidad mínimamente fiable, las estimaciones serias llegan de seis a diez millones de víctimas directas, incluidos centenares de miles de tibetanos. Además, decenas de millones de “contrarrevolucionarios” pasaron un largo período de su vida en el sistema penitenciario y tal vez 20 millones murieron sufriéndolo”.

El capítulo “China: una larga marcha en la noche”, escrito por el historiador francés Jean-Louis Margolin, precisa además: “Sí, con mayor motivo, si tenemos en cuenta los entre 20 y 43 millones de muertos más de los años 1959-1961, los del mal llamado ‘Gran salto adelante’, víctimas de una hambruna provocada en su totalidad por los proyectos aberrantes de un hombre, Mao Zedong, y más aún posteriormente, por su obstinación criminal en negarse a reconocer su error, aceptando que se tomasen medidas contra sus desastrosos efectos”.

Más recientemente, en 2017, el historiador, holandés Frank Dikötter, en su libro La gran hambruna en la China de Mao. Historia de la catástrofe más devastadora de China (1958-1962), se acercó de nuevo a las cifras develadas en 1997 por Margolin, al calificar como “desastrosas políticas del llamado Gran Salto Adelante que provocaron la muerte de al menos 45 millones de personas”, como lo registró en este artículo el diario El Mundo de Madrid.

“La campaña de colectivización agraria e industrialización masiva decretada por las autoridades comunistas en 1958 con el objetivo de sobrepasar las cifras de producción del Reino Unido en quince años terminó en tragedia: lejos de catapultar a China al club de los países más desarrollados, la arrastró hacia la hecatombe”, añade el mencionado artículo.

Dikötter deja claro, que también el Gran salto adelante condujo a “la mayor demolición de bienes inmuebles en la humanidad, ya que hasta un tercio de todas las viviendas se convirtieron en escombros). El experimento también fue una catástrofe para el mundo natural, ya que la tierra fue devastada en la búsqueda maníaca del acero y otros logros industriales”.

Para su investigación, el historiador holandés navegó entre miles de archivos del Partido Comunista Chino de diferentes provincias del país, desde informes secretos del Departamento de Seguridad Pública hasta actas de reuniones de alto nivel o cartas de queja de ciudadanos.

 

La gran masacre de Pol Pot

Pol Pot y sus Jemeres Rojos, un régimen que pretendió convertir al pequeño país asiático en un estado comunista agrícola, de acuerdo con las Salas extraordinarias de las Cortes de Camboya, “son responsables por los crímenes cometidos entre 1975 y 1979, período en el que murieron aproximadamente 1,7 millones de personas a causa de ejecuciones, inanición y trabajo forzado”. El régimen atacó sistemáticamente a monjes budistas, minorías étnicas, profesionales y opositores políticos.

Las Salas extraordinarias fueron creadas en 2003, luego de un acuerdo entre la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Real Gobierno de Camboya para juzgar los crímenes cometidos por el régimen de los Jemeres Rojos. El primer juicio empezó en marzo de 2009 y en julio de 2010 se produjo la primera condena.

De nuevo, las cifras son difíciles de consolidar y, de acuerdo con el Libro negro del comunismo, en el capítulo dedicado a Camboya: “Un estudio de la CIA [Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos], basado en datos apromativos, estima el déficit demográfico total (incluido el descenso de la natalidad derivado de las dificultades) en 3’800.000 personas entre 1970 y 1979 (por lo tanto están incluidas las pérdidas de la guerra de 1970-1975) para una población superviviente de 5’200.000 habitantes aproximadamente en 1979”.

Precisa el libro en cuestión que “Marek Sliwinski, en un innovador estudio de base demográfica señala algo más de dos millones de muertos, es decir, el 26% de la población (no está incluida la mortalidad natural, evaluable en el 7 por 100), es el único que ha intentado precisar la sobremortalidad de los años 1978 - 1979 en función del sexo y la edad: el 33,9 por 100 de hombres, el 15,7 por 100 de mujeres”.

Así es que los expertos han analizado y llegado a cuantificar la mortalidad producto de los regímenes comunistas en el mundo, en especial, en los tres países citados en este chequeo, que a su vez se han reconocido como los que más víctimas han dejado a lo largo de su historia y en el propósito de establecer una idea de gobierno comunista.

En América Latina, por ejemplo, el régimen cubano que lideró por casi de 50 años Fidel Castro con su revolución comunista y que implantó este modelo en la isla, hoy bajo el mando de Miguel Díaz-Canel, ha dejado al menos 7.000 muertos, de acuerdo con la organización Cuba Archive.

Así que, tras estos análisis y evidencias, calificamos como falsa la cifra de las víctimas de los regímenes comunistas, dada por la senadora María Fernanda Cabal, pues los estudiosos del tema han cifrado tal número en 100 millones de personas y no en 150 millones como ella dijo.