Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable Cuestionable
Cuestionable
A través de nuestras redes sociales nos solicitaron verificar una cadena que circula por WhatsApp, Facebook (1, 2, 3) y Twitter (1, 2, 3) en la que se afirma que el presidente, Gustavo Petro, está involucrado en “negocios turbios” con las tiendas Ara para bajar precios y quebrar a otras cadenas de supermercados, lo mismo que supuestamente hizo el fallecido expresidente Hugo Chávez en Venezuela.
El mensaje reza:
“OJO..... Tiendas ARA está haciendo negocios turbios con el gobierno Petro... Sus precios bajos son UNA BURBUJA TEMPORAL que pretende QUEBRAR a OLÍMPICA, CARULLA, D1, CONTINENTAL, etc., y todo supermercado de cadena de la competencia... Por favor, COMPARTAMOS para que la gente NO CAIGA en esta trampa de este gobierno que desea destruir la economía... Chávez hizo lo mismo en VENEZUELA para finalmente DARLE un contrato permanente a la única tienda que se ALINEÓ con su gobierno, y es en esas tiendas en donde hasta la actualidad los venezolanos RECIBEN en mini mercado que el gobierno les "REGALA", sus bolsas de comida... Ya vamos entendiendo ??? NO COMPREMOS más en ARA ... ESTO NO ES UNA CADENA MÁS DE WHATSAPP, es algo real, busquen en LOS MEDIOS y dense cuenta del contrato que el gobierno Petro acaba de firmar con ARA usando como pantalla al ICBF... Por favor compartan!!!” (sic, negrillas de Colombiacheck).
Verificamos la cadena debido a su viralidad y la petición para chequearla. Concluimos que es cuestionable: Chávez no negoció con ningún supermercado para quebrar otros, en su momento el exmandatario expropió almacenes como Éxito para sumarlos a su red de alimentos y vender más barato. Allí nunca regalaron bolsas de comida ni esto tuvo que ver con el único programa en Venezuela que hace entrega de alimentos a precios asequibles, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), del gobierno de Nicolás Maduro.
Sobre lo que señala el mensaje con respecto al presidente Petro y tiendas Ara, aunque sostuvieron una reunión, entre los anuncios no se habló de regalar comida en los términos que dice la cadena, además, el mandatario invitó a otros supermercados como ARA a sumarse a bajar de precios sus productos.
En una revisión de notas de prensa de la época no apareció que el expresidente Chávez haya hecho negocios con un supermercado en Venezuela o le haya otorgado algún contrato particular para quebrar a otros. Además, como recuerda el sociólogo y exdirector académico de Cedice Libertad, un centro de pensamiento venezolano que se enfoca en la defensa de las libertades e iniciativas privadas y el derecho a la propiedad, Trino Márquez en un artículo, desde el 2001 y especialmente con la reelección del mandatario en 2006, su gobierno comenzó a ampliar la idea de “acabar con las relaciones de producción capitalista, destruir las relaciones mercantiles, suplantar el valor de cambio por el valor de uso y, en fin, sustituir el capitalismo por el socialismo del siglo XXI”, por lo que a partir de 2007 empezó a ejecutar una estatización de empresas privadas importantes y, por otra parte, a crear propiedades de carácter comunal mediante cooperativas socialistas.
Según la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), para 2013 Chávez había expropiado casi 1.200 empresas en un periodo de diez años. Las compañías afectadas pertenecían a diversos sectores como los de construcción, petrolero, comercio y alimentos.
En este sentido, en enero de 2010, durante su programa Aló Presidente, el entonces mandatario acusó a la cadena de hipermercados Éxito de aumentar los precios de sus productos ilegalmente, por lo que ordenó su expropiación. “De todos modos, ya lo dije: señores dueños de la cadena Éxito, busquen al ministro [de Comercio, Eduardo] Samán (...), porque pasa a ser de la República. No hay vuelta atrás”, declaró.
Esta expropiación, más la de supermercados CADA, dio paso a la creación de los Abastos Bicentenarios. Estos formaron parte del Sistema de Distribución del Estado, junto con la Red Mercados de Alimentos (Mercal) y la Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval), otros proyectos creados en años previos por el Gobierno para ofrecer productos más asequibles a la población de bajos recursos.
“Los Abastos Bicentenario también venderán a precios más bajos que los del capitalismo (…) unos 60 productos que comercializa tienen un descuento del 13% en promedio en comparación con los precios impuestos por del anterior dueño”, aseguró Chávez en 2010.
Los Abastos llegaron a contar con 38 sucursales en el Distrito Capital y 13 estados del país. Entre sus funciones estaban la producción y comercialización de productos para el consumo humano y animal a “precios justos”.
Sin embargo, esta red de supermercados se “pudrió” por la corrupción, según Maduro, quien ordenó su restructuración en 2016. Dos años después, el estudio “Empresas Propiedad del Estado en Venezuela”, elaborado por Transparencia Venezuela, reportó que el Estado desmanteló el proyecto, liquidando locales y transfiriendo algunos a las tiendas CLAP.
En 2019, un reportaje del diario TalCual reveló que el actual gobierno había declarado el cierre de la última sede de la cadena ubicada en Charallave, en el estado Miranda, y la corporativa en Sabana Grande, Caracas, dando así sepultura al proyecto de su fallecido mentor y antecesor.
Para el economista Alberto Castellano, profesor titular de la Universida del Zulia, en Venezuela, durante el periodo de Chávez, fueron dos factores los que afectaron a los supermercados y a la economía en general: el control de precios y la red de distribución de alimentos del gobierno.
Indicó que, más allá de una política dirigida a regular los precios, la administración de Chávez los congeló en un entorno de elevada escasez, lo que generó un componente disuasivo para el sector privado, ya que hubo operativos para fiscalizar a los comercios y cerrarlos si no cumplían. También desestimuló la inversión privada.
En cuanto a las redes de Mercal, Pdval y Abastos Bicentenarios, el docente recordó que estas se surtían con productos principalmente importados a una tasa de cambio preferencial, un beneficio que no tenían otros sectores de la economía, lo que derivó en corrupción, sobrecostos y que muchos de esos productos terminaran comercializados fuera del país por sus bajos precios.
En una entrevista de 2007, el entonces director del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), Noel Álvarez, advirtió que las agresiones a la empresa privada venían desmotivando la inversión privada y, con ello, la oferta en el país. “Hay una ley que los obliga (a los comercios) a vender, aunque estén a pérdida. Esto es una agresión a la empresa privada. Les dicen que subvencionen los productos que no dan ganancia con otros que sí la den”, explicó en ese momento el dirigente gremial.
Por otro lado, en 2011, con la expedición de la nueva ley de Costos y Precios Justos, varios economistas le dijeron a BBC que la legislación afectaba más la oferta de bienes y servicios del mercado y la estructura de costos que manejaban las mismas empresas.
Aunque en el mensaje viral se afirma que Chávez benefició a una tienda con “un contrato permanente” y que, a través de ella, la población venezolana recibe minimercados de “regalo”, se debe aclarar que esto no ocurrió con los Abastos Bicentenario, Mercal o Pdval, donde se vendían productos a precios “solidarios”.
En 2016, no obstante, ya bajo el gobierno de Maduro, arrancaron los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), un mecanismo a través del cual se comenzaron a entregar cajas o bolsas de comida a la población a precios subsidiados, tampoco regaladas.
Según el artículo 2 del Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica (en Gaceta Oficial N° 6.227), los CLAP son los responsables de “la garantía, incluso mediante la intervención de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los órganos de seguridad ciudadana (…) de la correcta distribución y comercialización de alimentos y productos de primera necesidad”.
Fuente: Cajas Clap del gobierno de Nicolás Maduro.
Este programa precisamente fue creado por el gobierno chavista de Maduro para combatir el desabastecimiento en el país y como parte de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano, “una operación para ganar la guerra no convencional y la guerra económica”.
Dentro de este mecanismo también se encontraban las Tiendas Clap, que pasaron a ocupar los locales donde antes funcionaban las sedes de los Abastos Bicentenario, Mercal y Pdval, pero que, a diferencia de estos, manejaban precios más elevados, incluso en dólares, ya que los productos eran importados.
Finalmente, los Clap se han visto envueltos en investigaciones por corrupción y sobrecostos (1, 2, 3), en los que aparece el nombre del empresario colombiano Alex Saab, detenido por la justicia estadounidense por conspiración para blanquear dinero, y su socio también colombiano Álvaro Pulido, recientemente apresado en Venezuela por señalamientos de corrupción.
Por otro lado, desde que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, les agradeció a tiendas ARA, a mediados de mayo de este año, por las rebaja de 10% y 45% en productos como arroz, huevos, aceite, etc., se comenzó a especular que se trataba de una estrategia del mandatario con la cadena de supermercados para afectar a la competencia (1, 2, 3). Aunque esto pueda estar sujeto a interpretación, lo cierto es que, tras esa decisión, otras grandes cadenas también anunciaron rebajas en sus precios, como Olímpica, Éxito, Makro y Colsubsidio.
Agradezco a Tiendas Ara su compromiso para reducir sus precios. Productos como arroz, huevos, aceite, fríjol, pasta, chocolate de mesa, avena, leche en polvo, los de aseo y cuidado personal, disminuirán entre el 10% y 45%.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 15, 2023
Invito a más empresas a sumarse a esta iniciativa.
No hay que omitir tampoco el hecho de que, justo días antes de la decisión de Ara, el presidente Petro se reunió en Europa con Pedro Soares, CEO de la compañía portuguesa Jerónimo Martins, propietaria de la cadena de supermercados, y durante ese encuentro se anunció la apertura de 230 nuevas tiendas en Colombia y la reanudación del apoyo a los hogares comunitarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), dirigidos a disminuir la desnutrición infantil y que también cuenta con alianzas con otras fundaciones, cooperativas, organizaciones extranjeras con oficina en Colombia, agremiaciones, cajas de compensación familiar, uniones temporales, entre otras.
Foto: presidente Petro con Pedro Soares, CEO de la compañía portuguesa Jerónimo Martins, dueña de Tiendas ARA en Portugal, 7 de mayo.
En una rueda de prensa posterior, Petro tampoco descartó llegar a acuerdos similares con otras grandes empresas o superficies. “El gobierno está interesado en agilizar este tipo de pactos, de productores directos y grandes superficies comerciales, comenzaremos con ARA, de tal manera que, por una parte, puedan bajar más los precios de los alimentos en Colombia, disminuir mucho más el hambre”, sostuvo.
Los acuerdos y convenios entre la compañía Jerónimo Martins y el ICBF, además, no son nuevos. La multinacional ya aparecía como aliada de la entidad estatal en el informe de gestión de esta en 2020, bajo la presidencia de Iván Duque. En el del año siguiente consta que tiendas Ara entregó “3.225 canastas complementarias de alimentos a las familias en el marco de la modalidad 1.000 para Cambiar el Mundo” y en la web de la cadena se expone que también han apoyado el programa de Madres Comunitarias incluso desde antes.
En los mismos informes citados del ICBF también se exponen alianzas para diversos programas con otras multinacionales como Colgate, Procter & Gamble (P&G) y DSM Nutritional Products, así como fundaciones vinculadas a grandes empresas como Fundación Mapfre y Fundación Éxito.
Entonces, calificamos de cuestionable la cadena que circula puesto que Chávez no benefició ningún supermercado para quebrar a otros, sino que expropió unos y con ellos puso su propia red de abastos, que tampoco regalaron comida; el único programa con el que se entregan alimentos a precios bajos es el CLAP de Maduro. Igualmente, aunque Petro se reunió con el dueño de Tiendas Ara, los acuerdos anunciados no tienen nada que ver con regalar comida y, según sus propias declaraciones, busca que otras cadenas de supermercados se sumen para bajar precios de alimentos.