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Jueves, 19 Noviembre 2020

Iota no pasó de tormenta a huracán ‘en doce horas’, pero sí es la primera vez que nos impacta un ciclón categoría 5

Por Mónica Ospino Orozco y Andrés Felipe Martínez

Revisamos dos afirmaciones del presidente Iván Duque relacionadas con el paso del huracán Iota por San Andrés y Providencia.

Una emergencia sin precedentes enfrentó el archipiélago de San Andrés y Providencia entre el domingo 15 y el lunes 16 de noviembre por cuenta del paso del huracán Iota, que dejó dos muertos, varios heridos y graves afectaciones de infraestructura. 

El fenómeno ciclónico golpeó al Archipiélago como un huracán de categoría 5, con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora. 

Las afectaciones fueron tan graves, que por varias horas no se tuvo comunicación con el archipiélago. 

En el marco de esta emergencia, el presidente Iván Duque hizo una serie de afirmaciones que en Colombiacheck verificamos dada la importancia de este hecho en el país. Las aseveraciones de Duque fueron hechas en Twitter (1, 2) y en televisión nacional.

“Es la primera vez que un huracán categoría 5 impacta directamente a Colombia”

Calificación verdadero, pero

 

 

En esta afirmación, hecha por Duque en su alocución desde Cartagena el lunes pasado y luego replicada en un trino, el Presidente tiene en parte la razón. Es la primera vez que un fenómeno ciclónico de esta categoría golpea directamente territorio nacional, pues antes hubo ocasiones en las que huracanes de esta categoría se acercaron a las costas colombianas, aunque sin el impacto de Iota.

Así lo concluimos luego de la indagación que realizamos en Colombiacheck con expertos meteorólogos y con la documentación relacionada con los huracanes que han afectado al país.

Cabe recordar que “un ciclón tropical es una tormenta de rápida rotación que se origina en los océanos tropicales, de donde extrae la energía necesaria para desarrollarse. Tiene un centro de baja presión y nubes que se desplazan en espiral hacia la pared que rodea el ‘ojo’, la parte central del sistema donde no hay nubes y las condiciones meteorológicas son por lo general tranquilas. Su diámetro suele ser de unos 200 a 500 kilómetros, pero puede alcanzar los 1.000 kilómetros. Los ciclones tropicales generan vientos muy violentos, lluvias torrenciales, olas altas y, en algunos casos, mareas de tempestad e inundaciones costeras muy destructivas”. Así lo define en esta nota la Organización Meteorológica Mundial.

Según este mismo organismo, en función de la velocidad de los vientos máximos sostenidos, los ciclones tropicales se designan de la siguiente manera:

  • Depresión tropical, cuando la velocidad de los vientos máximos sostenidos es inferior a 63 kilómetros por hora.
  • Tormenta tropical, cuando la velocidad de los vientos máximos sostenidos es superior a 63 kilómetros por hora (a este tipo de tormentas se le pone nombres).
  • Huracán, tifón, ciclón tropical severo o tormenta ciclónica severa, según la cuenca, cuando la velocidad de los vientos máximos sostenidos es superior a 116 kilómetros por hora.

De acuerdo con la escala de Saffir-Simpson de vientos huracanados, utilizada en el mar Caribe, el golfo de México, el océano Atlántico Norte y el océano Pacífico Norte oriental y central, la fuerza de los huracanes varía de la categoría 1 a la 5.

Para el profesor del departamento de Geografía de la Universidad Nacional, el meteorólogo, José Daniel Pabón, “sí es cierto que esta es la primera vez que un huracán de máxima categoría afecta de manera tan directa al país, en este caso al archipiélago de San Andrés y Providencia. Generalmente a las costas colombianas le tocan los coletazos de los huracanes, pero a San Andrés y Providencia sí los ha tocado antes directamente un fenómeno como este, pero de menor categoría. Es la primera vez que un huracán de esa intensidad afecta al archipiélago y un evento raro es que se haya desarrollado tan rápido a la categoría 5”.

Así también lo corrobora un estudio publicado por el profesor del departamento de Física y Geociencias de la Universidad del Norte, Barranquilla, Juan Carlos Ortiz, en este  artículo publicado en 2010 en la revista Natural Hazards de la de la Sociedad Internacional para la Prevención y Mitigación de Peligros Naturales.

En el artículo titulado “Exposición de la costa caribe colombiana, incluyendo Isla de San Andrés, a tormentas tropicales y huracanes, 1900–2010”, Ortiz asegura que  “los resultados muestran que un total de 10 tormentas afectaron significativamente al Caribe colombiano durante el período comprendido entre 1900 y 2010. El área continental se vio afectada por seis tormentas (cinco tormentas tropicales y un huracán de categoría 1), mientras que el área insular fue afectada por siete tormentas (una depresión tropical, tres tormentas tropicales, un huracán de categoría 1 y un huracán de categoría 3)”.

Más en detalle, el artículo de Ortiz agrega que “hasta 2010, los siete más significativos eventos, dada su proximidad a esta zona del caribe colombiano (San Andrés), han sido tormentas No. 4 en 1911, Hattie en 1961, Alma en 1970, Joan en 1988 (categoría 3), César en 1996, Katrina en 1999 y Beta en 2005”.

En su análisis, Ortiz deja en claro que “uno de los hechos más significativos fue el huracán Joan en 1988” y describe que en esta tormenta “la ciudad de Riohacha, que era la más cercana al ojo del huracán (26 km), fue golpeada por vientos de 111,1 km / h, y Cartagena, que se encontraba a una distancia de 116 km del ojo de la tormenta, aguantó vientos de 138,9 km / h. En el Caribe insular, la situación fue mucho más peligrosa”.

Así lo corrobora esta nota publicada en la revista Semana el 21 de noviembre de 1988, y titulada “¡Joan!”, en la que se lee: “Por primera vez en la historia meteorológica colombiana un huracán, el ‘Joan’, pasó frente a las costas continentales del país dejando un saldo cercano a los 15 muertos, pérdidas materiales incalculables y miles de damnificados. Pero la tragedia no se limitó a la costa continental colombiana. El archipiélago de San Andrés y Providencia, situado en pleno Caribe frente a Nicaragua, vivió la semana más tensa de los últimos años, cuando ‘Joan’ lo tuvo sitiado durante cinco días”. 

Más delante, en 2017, el profesor Ortiz publicó un nuevo artículo, acerca del mismo tema en el portal Razón Pública, titulado: “Los huracanes en Colombia”, en el que advirtió que “nuestras costas son menos propensas que las del norte del Caribe a sufrir estos fenómenos, pero una mejor posición geográfica no es sinónimo de inmunidad. El peligro es real. Y es mejor prevenir que lamentar”.

Premonitoriamente advirtió que “el asunto es que el caso de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es preocupante y necesita un plan de alerta y mitigación efectivo que no da espera. Esto sin descuidar al continente, que ya ha sufrido por los huracanes, así se haya tratado de coletazos y tormentas tropicales”.

El reconocido meteorólogo Max Enríquez también confirma que este tipo huracanes no habían golpeado directamente a Colombia, pero sí, tocado de cerca. 

En esta nota de la revista Semana, Enríquez precisa que “Colombia ha estado cerca de huracanes de máxima categoría, como el denominado Iván en 2004, pasando a menos de 200 kilómetros al norte de La Guajira; el huracán Félix en 2007; y en 2016 el llamado Matthew, superhuracán que ustedes recuerdan que pasó por la península de La Guajira y las bandas espirales del huracán se posaron sobre La Guajira, el Magdalena y la Sierra Nevada de Santa Marta”.

El superhuracán Matthew, a su paso por aguas colombianas, se convirtió en un ciclón de categoría 5 y afectó duramente a la población de Uribia en La Guajira, en donde 27 viviendas fueron dañadas y un indígena wayúu resultó muerto por inmersión, según lo consignó este reporte del diario El Tiempo. A la postre este poderoso huracán causó muerte y devastación en Haití y en islas como Cuba, República Dominicana y en gran parte de la costa este de los Estados Unidos, como lo registró este especial del diario El País de España.

“En el año 2016, a finales de septiembre, decíamos que Matthew llegó a categoría 5 en territorio colombiano. El núcleo o el ojo estaba a 100 kilómetros aproximadamente de la costa de Punta Gallinas, en La Guajira. Era un huracán en aguas colombianas, en territorio colombiano”, señaló Cristhian Euscátegui, meteorólogo de Videoclimet y exjefe de la Oficina del Servicio de Pronósticos y Alertas del IDEAM.

Euscátegui agregó que, “claramente, el de mayor impacto es Iota, estoy de acuerdo. Pero no está bien decir que es el primer huracán de categoría 5 en el territorio nacional, como lo he escuchado”.

Y es que ojo del huracán Iota estuvo a tan solo 18 kilómetros de la isla de Providencia, con vientos sostenidos por encima de 259 kilómetros por hora, según lo relató la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, Yolanda González, en este reporte del diario El Espectador.

Así que tras este análisis calificamos como ‘Verdadero, pero…’ la afirmación del presidente Duque sobre que era la primera vez que un huracán de esta categoría golpea a Colombia.

“De tormenta a huracán de categoría 5 en doce horas”

Calificación cuestionable

 

 

En una entrevista realizada por Noticias Caracol el lunes 16 de noviembre, el presidente Duque aseguró que a Iota pasó de ser una tormenta a un huracán de máxima categoría entre la noche del domingo y la mañana del lunes.

Como explicamos más arriba, según la Organización Meteorológica Mundial, un ciclón es considerado ‘tormenta tropical’ cuando la velocidad de los vientos máximos sostenidos es superior a 63 kilómetros por hora; y se convierte en huracán cuando alcanza vientos sostenidos de 116 kilómetros por hora, presentando un riesgo mayor para las poblaciones costeras. 

Cuando asciende a la fase de huracán, los ciclones se miden según la escala de Saffir-Simpson de vientos huracanados, de categoría 1 hasta la categoría 5, donde esta última es la de mayor amenaza representa para las poblaciones, con vientos máximos sostenidos superiores a 249 km/h.

Esta fue la intervención del Presidente:

“Iota venía siendo advertida por el Ideam como una tormenta tropical y entre las 7:00 de la noche del día del domingo y las 7:00 de la mañana del lunes, se transformó en un huracán categoría 5. Ver su transformación en un tiempo tan corto de una tormenta tropical a un huracán categoría 5 fue algo que no habíamos visto en nuestro país", dijo el Mandatario en televisión.

En su cuenta de Twitter también se refirió al tiempo transcurrido entre esa transición, y señaló que se trató de “cuestión de horas”:

“La emergencia en San Andrés y Providencia por paso de #Iota no la había registrado el país. En cuestión de horas pasó de tormenta a huracán categoría 5. Así que he ordenado desplegar toda capacidad de respuesta con @UNGRD, @ArmadaColombia y @FuerzaAereaCol para atender situación".

Decidimos verificar cuánto tiempo transcurrió desde esos dos momentos, de acuerdo a los reportes del Centro Nacional de Huracanes de Florida, Estados Unidos.

Según este organismo internacional, Iota pasó de ser una “depresión” a una “tormenta tropical” el viernes 13 de noviembre a las 4:00 p.m. (hora en Colombia). Y se convirtió en huracán de máxima categoría el lunes 16 de noviembre a las 10:00 a.m. (hora en Colombia).

Es decir, no es cierto que esta transición ocurrió entre las 7:00 de la noche del domingo y las 7:00 a.m. del lunes, como señaló el mandatario, pues realmente pasaron al menos 66 horas; más de dos días y medio.

Sin embargo, es cierto que la evolución del ciclón fue particularmente más rápida de lo habitual, especialmente en su ascenso a las últimas tres categorías de huracán, según explica Daniel Useche, jefe de la Oficina de Servicios de Pronóstico y Alertas del IDEAM.

“En los casos habituales, encontramos que los huracanes tardan en pasar de una categoría a otra entre seis y doce horas, a veces un día. Pero este sistema Iota pasó de huracán 2 a categoría 5 en un salto”, explicó el funcionario a Colombiacheck.

En efecto, según los informes del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Iota alcanzó el nivel de huracán a la 1:00 de la madrugada del domingo, y tardó 18 horas en llegar a categoría 2, a las 7:00 de la noche. 

Pero solo le tomó seis horas para saltar a condiciones de categoría 4, a la 1:00 de la madrugada del lunes. Y nueve horas después, a las 10:00 a.m., ya era un huracán categoría 5, que tenía su ojo a 65 kilómetros de Providencia, con vientos de hasta 260 kilómetros por hora.

“Ha sido una velocidad de evolución, en mi experiencia, nunca antes vista”, manifestó la directora del IDEAM, Yolanda González, en la cuenta oficial de la entidad en Twitter.

En ese sentido, no es preciso decir que Iota pasó de tormenta a huracán de la noche del domingo a la mañana del lunes, como dijo el Presidente, pero la evolución de este fenómeno sí fue más veloz de lo habitual. Por ello, calificamos la afirmación del Mandatario como Cuestionable. 

Preguntamos a la Oficina de Comunicaciones de la Presidencia sobre la imprecisión en las declaraciones del Jefe de Estado, y nos remitieron al informe oficial que brindó la Directora del Ideam, sobre las horas claves de la evolución de Iota, y estas coinciden con los datos que describimos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos; es decir, la transición desde tormenta a huracán categoría cinco inició el viernes.

Ahora, cabe preguntarse si el tiempo de evolución de Iota fue suficiente para haber tomado algunas medidas de prevención. En sus reportes, desde el viernes, el Centro Nacional de Huracanes en Florida ya alertaba sobre la necesidad de tomar acciones en San Andrés y Providencia.

Para Jorge Galindo, analista de datos del diario El País de España, esas alertas debían ser suficientes para cerrar la llegada de turistas al Archipiélago durante el fin de semana. En un hilo publicado en Twitter, Galindo detalló la evolución de los reportes del Centro Nacional de Huracanes, y la actividad de un vuelo de la aerolínea Wingo en San Andrés.

En efecto, revisamos la plataforma flightaware.com y encontramos al menos tres vuelos nacionales que aterrizaron en el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés. 

El sábado (14 de noviembre), el vuelo 9778 de Avianca y el 7320  de Wingo llegaron desde Bogotá. Y el domingo (15 de noviembre), el 7206 de Wingo, proveniente de Barranquilla, aterrizó a las 7:45 p.m.

“No anticipar la llegada de un huracán se parece bastante a ignorar el riesgo de una pandemia: si finalmente no pasa nada, nos olvidamos. Pero ¿y si sucede? Entonces tus decisiones se juzgarán exclusivamente bajo la pregunta de ‘qué se pudo haber evitado’”, escribió Galindo en la red social.

Después de operar sábado 14 y domingo 15 de noviembre, el aeropuerto de San Andrés fue cerrado el lunes en la mañana, según reportó la Aeronáutica Civil. Y retomó actividad el miércoles 18 de noviembre.

Sobre las acciones que pudieron tomar las autoridades para evitar la afectación en la isla, Cristhian Euscátegui, meteorólogo de Videoclimet y exjefe de la Oficina del Servicio de Pronósticos y Alertas del IDEAM, señala que en otras regiones afectadas por Iota, como Nicaragua y Honduras, las evacuaciones tomaron menos de 24 horas. 

Sin embargo, aclara que la dificultad radica en que se trata de una zona insular con una comunicación aérea limitada e infraestructura que no estaba preparada para el impacto. 

“Una de las acciones de prevención podría ser una evacuación. Pero hay condiciones logísticas que lo hacen muy difícil. En Providencia, la pista de aterrizaje aéreo no permitiría realizar una evacuación masiva fácilmente. En otros países pudieron usar la evacuación terrestre, mucho más fácil”, dijo el experto a Colombiacheck.

En el aeropuerto El Embrujo, de Providencia, solo pueden operar aeronaves cortas con capacidad para 20 pasajeros, según la Aeronáutica Civil

Además, según el reporte de esa misma entidad, dicho aeropuerto ya se encontraba cerrado por seguridad desde las 3:00 p.m. del viernes, incluso antes de que Iota escalara a categoría de huracán.

Vale la pena decir que las autoridades locales en el Archipiélago, mediante un decreto, tomaron medidas de precaución para disminuir la circulación de las personas desde el sábado. Entre las disposiciones estuvo el cierre de playas, un toque de queda parcial y restricciones al comercio al por mayor, advirtiendo “precipitaciones intensas, vientos fuertes, y afectación del campo de oleaje”. 

Además, se activaron las reuniones del Consejo Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres del Archipiélago; y se establecieron seis albergues temporales.