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Chequeo Múltiple
Este artículo fue publicado originalmente por Periodismo de Barrio el 20 de marzo de 2020. Este contenido es reproducido aquí como parte de LatamChequea, una alianza de países latinoamericanos para combatir la desinformación al respecto del brote de coronavirus en el mundo.
A inicios de febrero, en medio de la avalancha informativa que acompaña la progresión de la COVID-19, se hizo viral la noticia de que un medicamento cubano se utilizaba en China para “curar” la enfermedad.
Esta noción ha generado falsas expectativas sobre todo entre quienes quieren ver soluciones garantizadas desde Cuba para esta pandemia. Una pizca de chovinismo y otra de ignorancia aderezan esta falsa idea.
Algunas publicaciones, en varios idiomas y compartidas con profusión sobre todo por las redes sociales de Internet, se han referido al Interferón Alfa 2b Humano Recombinante (IFNrec), de tecnología cubana, como si se tratase de una solución de cura.
La diseminación de ese mensaje comenzó tras conocerse que en los días iniciales del brote de la COVID-19 —cuando la enfermedad ni siquiera había sido bautizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)— los médicos chinos que enfrentaban el nuevo virus en Wuhan utilizaron el interferón cubano para tratar a pacientes.
En algunas de las publicaciones, el IFNrec era identificado como una vacuna, en otros como el fármaco que cura la nueva enfermedad. El supuesto de la vacuna resulta falso; y el de ser la “cura” es, cuando menos, engañoso.
El viernes 13 de marzo, en una conferencia de prensa, Eduardo Martínez, presidente del grupo industrial estatal cubano BioCubaFarma aclaró la verdadera importancia del interferón en la lucha contra la pandemia: “es un producto terapéutico, no es una vacuna”, dijo.
La OMS aclara que, por ahora, “no se recomienda ningún medicamento específico” para prevenir o curar la COVID-19.
Todos los tratamientos en curso responden a la situación de emergencia y se enfocan en aliviar los síntomas.
Tratamientos específicos se estudian y “se probarán en ensayos clínicos”, informa la OMS. El impacto del Interferón Alfa 2b Humano Recombinante es, en lo que respecta a la COVID-19, objeto de evaluación ahora mismo.
En 2003 se creó la empresa mixta chino-cubana ChangHeber. Una década más tarde China inauguróen Changchun (provincia de Jilin) una planta que elabora 180 productos, algunos fruto del desarrollo biotecnológico cubano. Entre ellos se incluyó, también, el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante.
Carlos Miguel Pereira, embajador de Cuba en China, dijo que la planta inició la producción del Interferón Alfa 2b el 25 de enero de 2020, poco menos de un mes después de que China informara a la OMS de la aparición de casos de neumonía de “causa desconocida” en la ciudad de Wuhan.
En palabras del diplomático cubano, la parte china tuvo en cuenta el potencial del IFNrec para “curar la afección respiratoria”.
La fábrica de Changchun produce “el mismo producto que nosotros, exactamente con la misma tecnología”, ratificó el doctor en ciencias Luis Herrera, asesor científico y comercial de BioCubaFarma y uno de los miembros del equipo cubano que obtuvo el interferón recombinante en los años 80 del siglo pasado.
La elección del Interferón Alfa 2b Humano Recombinante —comercializado bajo el nombre de Heberon Alfa R— por parte de la Comisión Nacional de Salud de China responde a la efectividad probada del medicamento ante virus similares al nuevo coronavirus, pero no es una “cura”.
El Heberon Alfa R suple las deficiencias de interferón que ocasiona el nuevo coronavirus, de modo que el medicamento fortalece el sistema inmunológico de los pacientes.
“Administrar el interferón desde fuera podría ser una aproximación correcta en medio de la gama de tratamientos que se están utilizando”, dijo Marta Ayala, vicepresidenta del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), de Cuba.
Ayala recordó que, en 2002, durante el brote de SARS (síndrome respiratorio agudo severo), y en 2012 ante el MERS (síndrome respiratorio grave asociado al Medio Oriente), se utilizaron interferones para prevenir el contagio y tratar a las personas infectadas.
“Hay un trabajo publicado por la Asociación Farmacéutica China que brinda una guía para la prevención y tratamiento del nuevo coronavirus. Y aunque todavía no está definido un tratamiento específico y efectivo, sí existen líneas de tratamiento”, declaró Eduardo Martínez, director del grupo BioCubaFarma.
En el documento mencionado, la Asociación Farmacéutica China propone para el tratamiento antiviral los medicamentos interferón recombinante humano, lopinavir/ritonavir y ribarin.
Los científicos coinciden en que no se trata de una cura, pero que el fármaco podría resultar efectivo en el tratamiento de la COVID-19, sobre todo en fases tempranas de la enfermedad.
No obstante, persisten dudas, ya que no se conocen a cabalidad los mecanismos de acción de este nuevo virus.
El doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud de Cuba, dijoque se estudian varios protocolos de tratamiento de la COVID-19, que incluyen el Interferón Alfa-2B, además del Oseltamivir, un antirretroviral que también se produce en Cuba, versión genérica del Tamiflu que se utilizó ampliamente en 2009 contra la influenza H1N1.
Hasta el momento, los estudios científicos demuestran que es necesario combinarlo con otros medicamentos.
Según refiere un estudio firmado por un grupo de científicos, el profesor Li Lanjuan desarrolló una investigación en la que se compararon los efectos antivirales de la triple combinación (umifenovir + interferón recombinante α-2b + lopinavir / ritonavir) y la doble combinación (interferón recombinante α-2b + lopinavir / ritonavir). Los resultados mostraron que la combinación triple que incluye umifenovir puede acortar significativamente el tiempo negativo de ácido nucleico del virus respiratorio y el promedio de tiempo de hospitalización.
Los interferones son proteínas producidas y secretadas de forma natural por las células ante la presencia de patógenos como virus, bacterias, parásitos y tumores. Tienen función antiviral e inmunomoduladora.
A partir de la década del 80 del pasado siglo comenzó su producción a gran escala en muchos países.
Se utilizan comúnmente en el tratamiento de la leucemia, melanoma maligno, linfoma folicular, sarcoma de Kaposi (asociado a inmunosupresión por VIH), y ciertos tipos de verrugas genitales. También es conocida su efectividad en el tratamiento de la hepatitis B y C.
En 1981 los científicos cubanos lograron el primer interferón “cubano”. Se trataba de un interferón producido a partir de leucocitos (interferón leucocitario) que se obtenía a través de donaciones de sangre. Tuvo aplicación inmediata en el enfrentamiento a la epidemia de dengue que enfermó a más de 340 000 cubanos y mató a 158 personas (de ellas, 101 niños).
No fue hasta el año 1986 que los expertos cubanos pudieron producir “en casa” Interferón Alfa 2b Humano Recombinante. La tecnología de recombinación de ADN permite obtener interferones más “puros” y a mayor escala, a partir de bacterias.
Aunque es considerado uno de los productos estrella de la biotecnología en la Isla, el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante no se produce solo en Cuba. Otros laboratorios tienen productos similares.
El investigador de la Universidad de Lausana, Nils Graber, afirmó a la agencia AFP que el interferón es un fármaco “de imitación” —productos con resultados clínicos casi idénticos con diferencias farmacológicas mínimas— y que, probablemente, la elaboración del Interferón Alfa 2b en Cuba lo haga un producto menos costoso.
La investigación de 2017 “Interferón cubano alfa-2b. Treinta años como un medicamento efectivo y seguro”, de hecho, reconoce que el Interferón alfa-2b cubano posee similitudes farmacocinéticas y farmacodinámicas con el producto Intron A®, de la farmacéutica Merck & Co, “otro” interferón alfa-2b.
Las noticias falsas o engañosas respecto al Interferón Alfa 2b generaron, males aparte, un gran interés mundial por el medicamento, a lo que también contribuyó la publicación de notas aclaratorias para desmentir las fake news.
Espoleado por el interés global que despierta el miedo ante una pandemia para la cual todavía no hay un tratamiento eficaz, el Heberon Alfa R ha gozado de “publicidad gratuita”. El director de BioCubaFarma confesó haber recibido muestras de interés por parte de países de las regiones de América Latina y el Caribe, Europa, África y Asia.
Eulogio Pimentel, director general del centro de Biotecnología cubano, aseguró que Cuba puede satisfacer las peticiones de otros países sin comprometer el abastecimiento interno. En inventario, el centro posee interferón suficiente, dijo, para cubrir los casos probables que puedan aparecer en el país en un horizonte de tres a seis meses.