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Chequeo Múltiple
Varias publicaciones en Facebook (1, 2, 3) resucitaron una vieja cadena con afirmaciones atribuidas al exmédico italiano Roberto Patrella, relacionadas con las vacunas contra el covid-19 y las pruebas para detectarlo. Algunas de ellas ya habían sido verificadas por Colombiacheck en 2020.
En la desinformación se asegura que esa enfermedad es un “un programa mundial para la reducción de la población”, que las pruebas para detectar el virus que la causa, el SARS-CoV-2, “no funcionan” y que las personas positivas “no son personas enfermas”.
Esta cadena fue compartida por varias cuentas de Facebook desde el 9 de enero de 2024, pero no es la primera vez que aparece en redes sociales. Un mensaje similar circuló inicialmente en 2020 por WhatsApp y Facebook.
En esta oportunidad, decidimos verificar tres de sus afirmaciones a la luz de la nueva evidencia científica disponible sobre las vacunas anticovid. Concluimos que dos son falsas y una es cuestionable.
La desinformación recoge lo dicho por Petralla en un video durante la pandemia, tal como explicamos en un chequeo múltiple de octubre de 2020 en el que verificamos varias de estas frases.
Allí también mencionamos que el ginecólogo jubilado fue expulsado del Colegio de Médicos de Téramo, Italia, en 2019 por ser antivacunas. Por cuenta de esta misma postura, incluso protagonizó un escándalo con la Iglesia Católica de ese país en 2021.
En 2020, el medio verificador Newtral –que en su momento chequeó una falsa afirmación del mismo médico– reportó que seguía apareciendo en la base de datos del Colegio de Médicos de Italia, debido a que apeló su desvinculación. Sin embargo, al realizar una nueva búsqueda, el portal no arrojó resultados o coincidencias entre los profesionales miembros.
En enero de 2022, el medio italiano el Corriere Del Mezzogiorno informó que Patrella cumple arresto domiciliario tras ser señalado de homicidio involuntario por aplicar tratamientos alternativos y no dar diagnósticos correctos a pacientes cardíacos o diabéticos.
Frente a la teoría conspirativa de que las vacunas contra el covid fueron creadas para “reducir la población mundial”, en Colombiacheck hemos verificados varias desinformaciones similares en chequeos como ‘Las vacunas no están programadas para matarnos ni Bill Gates quiere despoblar el mundo’, ‘Christiana Figueres no dijo que ‘debemos hacer todo lo posible para despoblar el planeta’’, y ‘Vacunados contra COVID-19 no morirán en dos años y no lo dijo el Nobel Luc Montagnier’.
También en chequeos anteriores, hemos desmentido desinformaciones sobre supuestos efectos adversos y las muertes falsamente atribuidas a la vacunación (1, 2, 3, 4, 5, 6). Allí explicamos que las inoculaciones son seguras y que los efectos adversos que se pueden presentar después de recibir la inyección, en su mayoría, son leves.
En un explicador sobre la seguridad de las vacunas, enfatizamos que la seguridad ha sido una prioridad en su desarrollo, pues a través de las diferentes fases de investigación que debieron cumplir estos biológicos, las entidades y organizaciones en salud que los vigilaron y evaluaron siempre tuvieron en cuenta que el riesgo de que se presenten efectos secundarios graves o que puedan amenazar la vida de las personas secundarios a las vacunas, debía ser muy bajo o nulo.
Además, a pesar de haber cumplido tales criterios de seguridad durante las fases de investigación, estas vacunas siguen siendo vigiladas por organizaciones en salud como la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, tres años después de la las publicaciones desinformadoras iniciales que ya señalaban que con la vacuna “al menos el 80% de la población morirá”, lo que serían unos 6.200 millones de personas, las cifras del sitio estadístico Our World in Data (basadas en fuentes oficiales) muestran que han fallecido 7,1 millones en total por esta enfermedad, lo que representa un 0,09% del total de la población mundial desde que la OMS declaró la pandemia el 30 de enero de 2020.
Incluso contando el subregistro, un estudio del organismo multilateral publicado en 2023 estimó que en los dos primeros años años de la emergencia, 2020 y 2021, todas las muertes en exceso en el mundo (es decir, las que superan la cifra que era esperable para ese periodo en condiciones normales) fueron 14,83 millones. Esto es apenas 0,18% de las personas que viven en la Tierra, donde la población sigue en aumento, aunque más lento.
Según las bases de datos del Banco Mundial, que en este caso tienen al Fondo de Población de las Naciones Unidas como principal fuente, la tasa mundial de defunciones era de 7 por cada mil habitantes, o sea que 0,7% de la población mundial muere cada año independientemente de la causa. En 2020 y 2021, esto se elevó respectivamente a 8 y 9 muertes por cada mil habitantes o 0,8% y 0,9%, que es lo mismo. Como referencia, la proporción en 1960 era de 17 por cada mil (1,7%).
En conclusión, es falso que las vacunas fueran para matar gente de forma masiva y así reducir drásticamente el número de habitantes del planeta. Las vacunas han demostrado ser seguras y no ha habido muertes generalizadas luego de las inmunizaciones. Además, luego de cuatro años desde el inicio de la pandemia y tres desde que empezaron las campañas de vacunación, cuando esta cadena ya circulaba, las muertes en todo el mundo están muy lejos de la proporción allí prevista.
La cadena también señala que las pruebas covid no funcionan, pues “ningún test es capaz de detectar el virus SARS-COV 2”. Pero esto también es falso. En la actualidad hay dos tipos de pruebas para detectar si una persona está contagiada con el virus del SARS-COV 2: las pruebas PCR y las pruebas de antígenos.
Las primeras, cuya sigla proviene del inglés para el método de reacción en cadena de la polimerasa, son consideradas el estándar a seguir para el covid. Estas detectan el material genético de un patógeno, el organismo que causa una enfermedad, o células anormales en una muestra; en este caso, es el ARN del SARS-CoV-2. Así pueden confirmar una infección incluso cuando hay una cantidad muy pequeña del virus en el cuerpo, como sucede en las fases más tempranas de la enfermedad.
En una prueba PCR, se toma una muestra de secreción de la nariz o del fondo de la garganta del paciente con un hisopo. Esto luego se mezcla en un tubo de ensayo con reactivos que, de existir el coronavirus, se adhieren a este.
Por otro lado, están las pruebas de antígenos (también conocidas como pruebas rápidas), que suelen producir resultados en 15 a 30 minutos y los resultados positivos son muy precisos y confiables. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en general, estas tienen menos probabilidades de detectar el virus, especialmente cuando no hay síntomas, por lo que un resultado negativo aislado no permite descartar la infección por coronavirus.
Ante esto, la FDA recomienda tener dos pruebas de antígenos negativas para las personas con síntomas o 3 pruebas de antígenos para las personas sin síntomas, realizadas con 48 horas de diferencia.
Así pues, es falso que “ningún test es capaz de detectar el SARS-COV-2”, pues como hemos explicado anteriormente, actualmente existen dos pruebas para su detección; una rápida de antígenos y otra más precisa de laboratorio, conocida como la prueba PCR.
Siguiendo la falsa idea de que “no hay test que puedan detectar el coronavirus”, el texto desinformador señala que, con las pruebas se busca que las personas aparezcan como enfermas, pero que quienes dan positivo son personas sanas.
“Te recuerdo que no somos enfermos, somos portadores sanos que tienen virus; eso no significa que estemos enfermos. Aunque deis positivo en los tests dos o tres veces, eso no quiere decir que estéis enfermos”, dice textualmente la desinformación.
Al respecto, debemos recordar que la gravedad de los síntomas del covid-19 puede variar de muy leve a grave. Algunas personas pueden tener solo unos pocos síntomas, mientras que otras pueden no tener síntomas en absoluto, es decir, son personas asintomáticas.
Ahora bien, sobre la transmisión del virus por personas asintomáticas, la evidencia científica reciente sugiere que ese contagio asintomático puede ocurrir en diferentes edades, ya sea adultos, niños o jóvenes; principalmente durante el período de incubación del virus. Así lo muestra un estudio de 2022, elaborado por investigadores del Instituto de Postgrado de Educación e Investigación Médica, en Chandigarh, India. Los autores realizaron una revisión sistemática y un metanálisis con el objetivo de investigar el papel de la infección asintomática y la transmisión notificada de covid-19 en grupos familiares, adultos, niños y trabajadores de la salud a nivel mundial.
Otra investigación, realizada por la Academia China de Ciencias, señala que el seguimiento y manejo de casos asintomáticos de covid-19 puede ayudar a aplanar la curva de infección por esta enfermedad. Los autores llegaron a esta conclusión luego de que propusieran un modelo de propagación de epidemias en donde examinaron el impacto de los casos asintomáticos.
Los autores aseguran que, luego de hacerle seguimiento al 75% de los casos asintomáticos estudiados, se redujo en un 32,5% los nuevos casos de contagio asintomático por covid-19. También concluyeron que hay que tener cuidado de estos casos de transmisión en las familias, pues, según el estudio, la transmisión doméstica mostró ser mayor que otros tipos.
En un chequeo anterior a una afirmación similar, el epidemiólogo Johan Sebastián Hernández Botero explica que la historia natural de todas las enfermedades infecciosas se divide en tres: expuesto, infectado o enfermo. “Al estar expuesto quiere decir que concurrió tiempo y espacio con el microorganismo, por ejemplo, haber estado en un comedor donde hubo un contagio masivo de salmonella, allí existe la opción de contagiarse o no. Cuando se habla de infección es porque el microorganismo está creciendo dentro de los tejidos del cuerpo humano, que en caso del covid es la expansión y contaminación de la zona pulmonar”, expone.
Sin embargo, el experto aclara que no todos los pacientes desarrollan las enfermedades porque esta ya es la manifestación del daño que hace el virus. En este sentido, si bien es cierto que una persona puede ser portadora del virus y no estar enferma, esto no quiere decir que no sea portadora del virus y que no tenga la capacidad de contagiar a otras personas.
“De todos los expuestos, no todos se infectan; de todos los enfermos, no todos tienen síntomas, y todas las enfermedades infecciosas sufren ese curso, no solamente el coronavirus sino el VIH, el papiloma humano y muchos más”, concluye.
Con estos elementos, calificamos como cuestionable la afirmación de que “los portadores sanos del virus no están enfermos”. Si bien con el covid-19 existen en su mayoría casos asintomáticos, estas personas también pueden transmitir la enfermedad, especialmente durante el periodo de incubación del virus.