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Miércoles, 05 Febrero 2020

Ministro de ambiente, impreciso al hablar de reforestación y restauración

Por Sania Salazar y Luisa Fernanda Gómez

Revisamos tres datos chequeables que Ricardo Lozano dijo en RCN Radio. Encontramos dos frases cuestionables y una que calificamos como verdadera, pero.

Durante una entrevista en RCN Radio el ministro de ambiente, Ricardo Lozano, sonó molesto ante las insistentes preguntas sobre cómo lograría el gobierno la meta de los 180 millones de árboles que el presidente Iván Duque prometió sembrar a 2022.

En 18 minutos y 54 segundos el ministro no respondió con detalle de dónde saldrían los árboles, cómo se realizarían las jornadas de siembra ni cómo se garantizaría su cuidado. Colombiacheck encontró en la entrevista tres frases chequeables; dos de las cuales calificamos como cuestionables y una como verdadero, pero.

Colombiacheck envió, hace una semana, un cuestionario a la oficina de prensa del Ministerio de Ambiente para saber cuáles eran las fuentes de los datos que Lozano mencionó en la entrevista, pero no obtuvimos respuesta al momento de publicar esta nota. 

“En la restauración, en un promedio por hectárea se siembran aproximadamente 600 árboles por hectárea, eso cuando usted tiene inclusive una baja densidad de árboles, pero pueden llegar casi a 800 árboles por hectárea”.

Cuestionable
Jesús Orlando Vargas, biólogo del Grupo de restauración ecológica de la Universidad Nacional, explicó que restaurar es recuperar la integridad de los ecosistemas, de su biodiversidad, estructura y función, y que estos no solo tienen árboles, también arbustos, hierbas y animales. Además, aclaró que restauración no necesariamente implica reforestación.

Con respecto a los cálculos sobre el número de árboles sembrados por hectárea, Vargas indicó que eso depende de muchas variables, “una cosa es hacer los cálculos en la zona Andina y otra cosa es en la selva del Chocó o en la selva de la Amazonia, además todo depende, en últimas, del estado del suelo, porque si se siembran árboles en sitios muy degradados y erosionados es seguro que todos se mueren", aseguró.

Además, el profesor aseguró que, en su concepto, es mucho más efectiva la restauración que la reforestación porque puede fijar mucho más CO2, “la gente está sembrando árboles de crecimiento lento que no fijan tan rápido el CO2, los que lo fijan rápidamente son los árboles de crecimiento rápido”, puntualizó.

Sandra Milena Contreras es bióloga y hace parte de la Escuela de Restauración Ecológica de la Universidad Javeriana. Una de las primeras cosas que aclara es que la restauración ecológica no es una fórmula que se pueda aplicar indistintamente, pues la intervención depende del factor que afectó el área, de la historia del área y del tipo de ecosistema donde está, pues no siempre se necesitan árboles, sino otro tipo de individuos.

“Cuando necesitamos tener indicadores del éxito de la restauración el más común es el número de árboles, por eso se habla de número de árboles plantados por hectárea, sin embargo, ese número de árboles depende de las condiciones del área a restaurar, puede ser un área que requiere llenarla de vegetación o no, eso depende de las características del lugar”, señaló Contreras.

“La siembra de árboles recupera los microclimas, recupera la humedad, la productividad y obviamente se reducen las vulnerabilidades frente a eventos extremos climáticos”.

Verdadero, pero

Para Byron Calvachi, biólogo y consultor ambiental, todas estas afirmaciones sobre los beneficios que trae per se la siembra de árboles son parcialmente ciertos, pues hay que tener en cuenta varias cuestiones para cada caso. 

Los microclimas (climas locales de características distintas a las de la zona en que se ubican) se forman por distintos factores, no solo por los árboles. Para su generación, son fundamentales la humedad y los ciclos hidrológicos; porque el agua es el elemento que más ayuda a refrescar las temperaturas. “No basta solo con sembrar árboles. Hay que recuperar páramos y humedales, hay que darle espacio al agua, retornar los ríos”.

Por otro lado, la afirmación de que la siembra de árboles “recupera la humedad” es errónea en opinión del biólogo, porque la humedad se da de forma natural. Es un factor que se da por un exceso de agua; porque un río se movió, por el cambio en el clima, por las temporadas de lluvia. “La siembra en cierta medida recupera la humedad”, indica Calvachi, “pero solo si se hace de forma adecuada”, porque sembrar árboles no hidrofíticos (que favorecen la humedad) en la ronda de un río puede terminar secando el afluente.

Sobre la productividad, no sabemos exactamente qué quiso decir con esto el ministro, pero tomamos la expresión en términos de fertilidad (productividad de los suelos). Y resulta cierto que los árboles ayudan a recuperar esa labor porque el suelo es un ser vivo también. Pero, nuevamente, no basta solo con sembrar árboles. “Tiene que entrar a un proceso de restauración, que incluye elementos mismos del suelo, recuperar la parte hídrica para que reciba el agua que necesita”, dice Calvachi.

Y frente a la reducción de las vulnerabilidades frente a eventos extremos climáticos, todo depende de dónde se haga la siembra, pues la erosión marina y la fluvial no la detienen los árboles. Y si un árbol se siembra en una zona inadecuada, puede generar una catástrofe mayor que la que pretende evitar.

En términos generales, no se trata únicamente de sembrar árboles por sembrarlos, sino de analizar, técnica y científicamente, qué especies se van a sembrar en qué zonas específicas cuántas y por qué razones.

Aún así, teniendo en cuenta esto que mencionamos, la siembra de árboles no es del todo suficiente para los compromisos que hizo Colombia para frenar los efectos del cambio climático. Víctor Resco de Dios, investigador agrotécnico de la Universidad de Lleida, dijo en entrevista con El Espectador que la idea de sembrar más árboles “también puede causar una sensación de ‘compensación’ al medio ambiente y no una real conciencia del daño que causa el consumo del hombre”.  

Por ello, calificamos la afirmación como “verdadera, pero”.

“Se habla que por un árbol sembrado, maduro, aproximadamente, se pueden capturar 0.05 toneladas de CO2 equivalentes, esos son los cálculos que se están haciendo”.

Cuestionable

La bióloga Contreras explicó que la captura de carbono depende de la especie, del tipo de crecimiento que tenga el árbol y del tipo de ecosistema donde se encuentre, entre otras condiciones que influyen en dicha captura.

Vargas explicó que la clasificación de un árbol como “maduro” depende de su clase, pues hay de crecimiento rápido, que pueden vivir entre 20 y 30 años y que tienen tallos delgados, y hay de crecimiento lento, que tienen tallos gruesos, pero pueden vivir más de 100 años. 

El biólogo precisó que los árboles que más capturan CO2 en el tiempo son los de tronco grueso, llamados sucesionales tardíos, que demoran mucho tiempo en engrosar y en crecer en altura.

“Una buena captura de CO2 hay que hacerla combinada, con especies sucesionales tempranas (de crecimiento rápido) y tardías, la gente solamente está utilizando las sucesionales tardías, que al principio crecen muy lentamente, pero hay unos árboles intermedios que crecen rápido y pueden fijar CO2. En Colombia necesitamos conocer todos los tipos de árboles que tenemos y combinarlos con hierbas y arbustos (tal como lo hace la naturaleza) para tener éxito en la restauración ecológica”, concluyó.

La bióloga agregó que la captura de CO2 ocurre cuando los árboles se están desarrollando y disminuye cuando estos llegan a la madurez porque en esa etapa la energía de los árboles está concentrada en otro tipo de actividades. Resaltó además, que la captura del CO2 es el proceso que se produce en la vegetación cuando esta hace la fotosíntesis y que consiste en absorberlo y convertirlo en oxígeno.