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Falso

Miércoles, 28 Abril 2021

Vacuna triple viral no causa autismo, ni cáncer, ni está contaminada con ADN

Por Gloria Correa

Se trata de una desinformación promovida por grupos antivacunas desde 1998. Esta vacuna se desarrolla en líneas celulares humanas, pero no está contaminada con ADN porque se somete a procesos de purificación y tampoco hay evidencia científica que la asocie con el desarrollo de cáncer o autismo.

Una publicación en redes sociales señala que la vacuna triple viral (o MMR por sus siglas en inglés “measles, mumps and rubella”) que protege contra sarampión, rubéola y paperas, está contaminada con ADN humano y por ese motivo la asocian a enfermedades como autismo, cáncer y enfermedades autoinmunes. Desinformaciones de ese tipo también han sido publicadas en Youtube, ha circulado en canales de Telegram de grupos antivacunas y en Facebook (1, 2, 3, 4), incluso desde antes de la pandemia.

En realidad, esta desinformación es secuela de un gran escándalo de la salud pública que se desató en 1998 debido a un artículo publicado en la revista científica The Lancet, con devastadoras consecuencias para los planes de vacunación a nivel mundial y la posterior aparición de brotes de sarampión en muchos países a pesar de que la publicación fue retractada por la misma revista.

etiqueta falso

En Colombiacheck verificamos que la vacuna triple viral sí se desarrolla con líneas celulares fetales, pero eso no significa que esté contaminada con ADN, ni hay evidencia científica que haya demostrado una relación entre esta vacuna y los trastornos del espectro autista, el cáncer o enfermedades autoinmunes. A continuación lo que encontramos:

La vacuna triple viral es segura y efectiva

La triple viral es una vacuna combinada que protege contra el sarampión, paperas y rubéola. Por lo general se aplica a los niños en una primera dosis entre los 12 y 15 meses de edad y la otra dosis entre los tres y cinco años de edad, aclaran desde los Centros para el control y prevención de enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) 

Estas tres enfermedades son altamente contagiosas, y si un niño o adulto se enferma por alguna de ellas corre el riesgo de presentar complicaciones y consecuencias graves e incluso la muerte.

El sarampión puede causar hasta neumonía o encefalitis (inflamación del cerebro), las paperas pueden producir complicaciones como meningitis (inflamación de las meninges), sordera y traer consecuencias para la fertilidad. Mientras que la rubéola también puede dejar secuelas graves como ceguera, sordera o compromisos en el sistema nervioso central principalmente si una mujer embarazada llega a contagiarse. 

Una dosis de la vacuna MMR es 93 % efectiva (o protege) contra el sarampión, 78 % efectiva contra las paperas y 97 % efectiva contra la rubéola. Dos dosis de la vacuna MMR son 97 % efectivas contra el sarampión y 88 % contra las paperas, señalan desde los CDC

Se trata de una vacuna de tipo virus vivo atenuada, es decir, es una vacuna que contiene virus vivos que han sido debilitados. Esto significa que después de la inyección, los virus que se inyectan causan una infección inofensiva en la persona vacunada con muy pocos síntomas, si es que los hay, antes de que se eliminen del cuerpo pero al tiempo logran que el sistema inmune de la persona combata la infección causada y se desarrollen defensas frente a esos virus, así también lo explican desde los CDC .

Los resultados de los estudios clínicos de vacunas triple viral producidas por laboratorios como Merck o GlaxoSmithKline, han demostrado que son seguras. Y así lo han señalado también autoridades en salud como la Organización Mundial de la Salud, los CDC y el Ministerio de Salud de Colombia

Un escándalo que tomó años desmentir y ha dejado graves consecuencias en la salud pública

El origen de esta desinformación fue una publicación en la revista científica The Lancet en la que el médico británico Andrew Wakefield junto a otros médicos señalaron una relación entre la vacuna triple viral con el autismo, basados en un cuestionado estudio con un grupo de apenas 12 niños y muchos errores metodológicos, como lo han relatado medios como la BBC de Londres y publicaciones en otras revistas científicas sobre el tema.

A Wakefield luego le demostraron además conflictos de intereses porque se le encontró culpable de haber sido financiado en dicha publicación por una firma de abogados que se ofrecía a presentar litigios contra las empresas farmacéuticas y la comunidad médica, como también lo han reseñado en las publicaciones acerca de este escándalo. 

Estudios científicos posteriores y con validez científica lograron desmentir y demostrar que era falso lo descrito por Wakefield y colegas, esto significó para el médico británico perder su licencia médica y la misma revista The Lancet se retractó en 2010 frente al artículo publicado, siendo este un documentado caso en la historia de la desinformación sobre las vacunas (1, 2, 3, 4). 

retractado de the lancet

A pesar de que lo publicado fue desmentido y la revista se retractó, los daños de dicho escándalo siguen causando estragos. La asociación entre las vacunas y el autismo hace parte del discurso de los movimientos antivacunas, lo que ha causado que muchos niños no sean vacunados y se hayan presentado numerosos brotes de sarampión en el mundo. 

Un estudio publicado en la revista JAMA de 2016 en el que a su vez revisaron 18 estudios con un total de 1.416 casos de sarampión en Estados Unidos, encontraron que más de la mitad (56,8 %) de estos no tenían antecedentes de vacunación contra el sarampión. 

También lo han reportado desde el Ministerio de Salud de Inglaterra  y desde Unicef donde señalaron que en 2019 se registraron más de 110.000 casos de sarampión en todo el mundo, casi un 300 % más que en el mismo período del 2018 y se calcula que en 2017 murieron de sarampión unas 110.000 personas, en su mayoría niños, lo que representa un aumento del 22 % con respecto al año anterior. Así alertaban que los brotes sarampión han aumentado en todo el mundo debido a que más de 20 millones de niños no habían recibido la vacuna contra el sarampión entre 2010 y 2017. 

Líneas celulares fetales sí, pero no riesgo de cáncer, ni autismo, ni enfermedades autoinmunes

En la publicación que estamos verificando la doctora Theresa Deisher, señala en algunos videos adjuntos,que debido al uso de líneas celulares como la MRC-5 en la producción de esta vacuna, hay altos niveles de ADN que son perjudiciales para los niños y debido a dicha contaminación la vacuna puede causar autismo, cáncer o enfermedades autoinmunes.

etiqueta 2 de falso

Sobre las líneas celulares, aclaramos en un chequeo previo es cierto que en la investigación y el desarrollo de algunas vacunas se han usado líneas celulares fetales provenientes de fetos abortados hace más de 30 años, pero eso no quiere decir que actualmente se estén abortando fetos para este fin o usando algunos de ellos para obtener tales células, como también intenta transmitir la publicación que estamos verificando en un video adjunto. 

En las hojas de seguridad de la vacuna triple viral (1, 2, 3), donde están descritos sus procesos de desarrollo, sus componentes y posibles reacciones adversas, enfatizan que  en la mayoría de los casos las cepas del virus del sarampión y las paperas se cultivan en un células tipo fibroblastos de embrión de pollo y la cepa de rubéola por su parte se cultiva en el laboratorio utilizando células humanas tipo MRC-5, que corresponde a una línea fetal obtenida en 1966 y desde entonces cultivada en el laboratorio.

En tales hojas de seguridad no están incluidas las células fetales entre sus componentes, porque son utilizadas únicamente en el proceso de producción y cultivo de los virus, como explicamos en el chequeo previo sobre este tema, y luego se realizan procesos de purificación para retirar los restos celulares. 

Sin embargo, se ha aclarado que debido a que las vacunas están hechas de virus y bacterias, algunos productos químicos y subproductos celulares usados en la producción de la vacuna pueden permanecer en la preparación final en cantidades diminutas, sin que esto signifique un riesgo para la salud o que estén contaminadas, como lo señalaron en una publicación en la revista Frontiers in Microbiology

Así también lo explicaron desde la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) al medio USA Today: "El ADN residual no se usa como ingrediente activo en las vacunas, pero puede estar presente como consecuencia de los métodos usados ​​para producir algunas vacunas".

Raquel Elvira Ocasionez, bacterióloga con maestría en microbiología de la Universidad del Valle y PhD en inmunología básica de la Universidad de São Paulo, explicó a Colombiacheck: “En la producción de estas vacunas se hace un proceso de purificación en gradientes de densidad de manera tal que restos celulares quedan separados del virus. El ADN humano de las células usadas para la producción de la vacuna se fragmenta y degrada con ese proceso de purificación de manera que no es probable que fragmentos completos queden en el gradiente del virus”.

“La vacuna contiene virus atenuados: sarampión, rubéola, paperas y varicela. Estos virus sí se cultivan en células humanas por ejemplo MRC-5 que son fibroblastos de pulmón, pero esa historia sobre la vacuna triple viral es vieja y muchos científicos la han desmentido en encuentros y portales”, enfatizó Ocasionez.

Sobre la relación entre el autismo y la vacuna triple viral, luego de la publicación en The Lancet se hicieron múltiples estudios con gran rigurosidad y validez científica a lo largo de las últimas dos décadas (1, 2, 3 , 4, 5, 6) para demostrar que no hay evidencia científica que respalde tales afirmaciones, además se han analizado grandes grupos de niños vacunados con la triple viral como en un estudio llevado a cabo en Dinamarca con 657.461 niños, el cual no encontró riesgo de desarrollar autismo con la aplicación de esta vacuna.

Desde los CDC de Estados Unidos explican que el trastorno del espectro autista (TEA), el término médico para el autismo, es una discapacidad del desarrollo que puede causar importantes desafíos sociales, de comunicación y de comportamiento. 

Y desde dicha institución en el 2013 llevaron a cabo un estudio publicado en la revista especializada Journal of Pediatrics, en el que analizaron la exposición a diferentes sustancias que tienen las vacunas aplicadas a los niños durante los dos primeros años de vida, dentro de la que se incluía la triple viral, para evaluar una posible relación con el desarrollo de autismo, pero no encontraron que dicha exposición aumentara el riesgo de desarrollar esta condición, sumando así evidencia científica contra tal mito.

En el mismo sentido la OMS publicó los resultados de una revisión de la literatura hecha del tema en la que también evidenció que no hay asociación entre el riesgo de trastornos del espectro autista y la vacuna triple viral.

Tampoco es verdadera la posible relación que señalan en la desinformación entre estas vacunas y el cáncer. Desde el Dana Farber Cancer Institute de los Estados Unidos explican que dicha asociación es otro mito sobre las vacunas, como también lo han señalado en otras publicaciones (1, 2) donde aclaran las razones por las que los padres se rehúsan a aplicar este tipo de vacunas. 

Así, un estudio llevado a cabo en Canadá con 399 niños donde los siguieron por más de 10 años, publicado en American Journal of Epidemiology en el 2008, el cual buscaba evaluar la relación entre la leucemia y las vacunas en niños, concluyó que no hay asociación entre éstas.

La razón más probable por la que se han hecho tales suposiciones vendría de una vacuna de polio que se administró a pacientes durante el período de 1955 a 1963, y una publicación del Comité de Revisión de la Seguridad de las Inmunizaciones del Instituto de Medicina de Estados Unidos explicó que durante este período de tiempo un virus entró en contacto con la vacuna antipoliomielítica. El virus se conocía como SV40 y estaba relacionado con un posible aumento del riesgo de cáncer, pero se trató de un único caso de contaminación del que no se han presentado nuevos reportes y no estaba relacionado con la vacuna triple viral.

Y finalmente, sobre las vacunas y el desarrollo de enfermedades autoinmunes, en la revista Pharmacological Research de 2015, señalaban que debido al número limitado de casos las diferentes clasificaciones de los síntomas y el largo período entre los síntomas de las enfermedades autoinmunes y la vacunación, los estudios epidemiológicos llevados a cabo en los últimos años en esta área no han encontrado una relación causal, y así lo han enfatizado en otras publicaciones sobre este tema (1, 2 y 3).

Concluimos que es falso lo que la desinformación que verificamos intenta señalar acerca de la vacuna triple viral. Su origen es una vieja desinformación usada por los promotores de ideas antivacunas que sigue causando estragos en los planes de vacunación y en la salud pública a nivel mundial y ha resurgido en medio del contexto de las campañas de vacunación contra COVID-19.