Una cadena de texto, en tono alarmista, advierte que la vacuna contra la fiebre amarilla tiene efectos secundarios para las personas mayores de 60 años, pues dice que la inyección “puede afectar el cerebro” y les recomienda que, aunque les “amenacen”, no se la deben aplicar “de ninguna manera”.
El mensaje circula por WhatsApp, pero también ha sido subido a Facebook, X y Threads, en medio de la emergencia sanitaria por esta enfermedad en el país (1, 2, 3). Su autora se identifica como Isabel Lamus Quintero, aunque le atribuye la información a una amiga médica, llamada Jaqueline Faguet.
Así se ve la cadena:
En Colombiacheck elaboramos este explicador para aclarar lo que se sabe sobre la vacunación contra la fiebre amarilla en personas adultas mayores. Abordamos lo que recomiendan las autoridades y expertos para aplicarse la inmunización y las precauciones necesarias.
Debido al riesgo de efectos adversos, instituciones sanitarias y especialistas aconsejan no aplicarse esta dosis después de los 59 años salvo que la persona esté o vaya a viajar a una zona de alta exposición a un posible contagio. Sin embargo, podría inmunizarse bajo estricta supervisión médica si lo encuentra necesario.
El nombre de Faguet coincide con el de una oftalmóloga barranquillera, quien se presenta en redes como médica cirujana, egresada de la Universidad Pontificia Javeriana en 1977 y practicante de medicinas alternativas (1, 2, 3). No obstante, en sus cuentas no hallamos información sobre la vacuna y su efecto secundario en el cerebro. Intentamos contactar con ella para preguntarle sobre su supuesta relación con el texto, pero no obtuvimos respuesta.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica que es endémica (propia) de áreas tropicales de África y América Central y del Sur, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Es transmitida por mosquitos silvestre principalmente a los monos y, en las zonas urbanas, por la especie Aedes aegypti a personas.
En Colombia se ha reportado un repunte de esta enfermedad en los últimos meses, con más de 60 casos en lo que va de año, y 24 fallecidos. Los departamentos más afectados son Tolima, Huila, Cauca, Nariño, Putumayo, Caldas, Meta, Vaupés, Guaviare y Caquetá. Hasta el momento, no se registra algún caso en zonas urbanas.
A raíz de esta situación, el Ministerio de Salud declaró, a través de la resolución 691 del 16 de abril de 2025, la emergencia sanitaria. Esto contempla una serie de medidas, entre ellas, un incremento de la vacunación en los municipios de alto riesgo y la aplicación de vacunas “a todas las personas susceptibles, desde los 9 meses de edad en adelante, incluidos los mayores de 59 años, la población extranjera y migrante, independiente de su estatus migratorio”.
La vacuna de la fiebre amarilla contiene el virus atenuado de la enfermedad y se utiliza desde hace más de seis décadas. Se considera una dosis segura y eficaz que inmuniza de por vida tanto a niños como a adultos; sin embargo, existen grupos poblacionales en los cuales puede producir mayores reacciones adversas que en otros.
MinSalud señala en su página web que la inyección está contraindicada para personas después de los 60 años, con inmunodeficiencias congénitas, virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o alergias graves a la proteína de huevo; así como mujeres en estado de gestación o en lactancia, entre otros casos.
En otros países, instituciones como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos, y el Servicio Nacional de Salud (NHS), en Reino Unido, no contraindican la vacuna para adultos mayores, sino que lanzan una precaución al respecto por los posibles efectos adversos. Los CDC señalan que podría colocarse la dosis en circunstancias como un viaje inevitable a zonas de alto riesgo de contagio.
En adultos mayores, el sistema inmunológico está más debilitado, por lo que son más vulnerables a infecciones y los efectos secundarios de la vacuna. También algunos tienen condiciones preexistentes como enfermedades cardiacas, diabetes o trastornos que pueden complicar el proceso de inmunización.
Pese a esto, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, especificó el 21 de abril que habían aplicado 31.748 dosis a adultos mayores de 60 años en Tolima, uno de los departamentos más afectados por la enfermedad, “sin ningún efecto colateral”.
Si bien la vacunación en este grupo etario conlleva una probabilidad de efectos adversos más alta que en otras poblaciones, expertos señalan que puede ser administrada solo cuando sea mayor el peligro de contagio. La Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría indicó que, en estos casos, es fundamental que un profesional de la salud haga una evaluación individual del balance entre riesgo y beneficio, según las condiciones del paciente y su posible exposición a la enfermedad.
La organización médica aclara que no aconseja la vacunación de forma rutinaria para este segmento poblacional.
La investigadora Silvana Zapata, presidenta de la Asociación de Epidemiología de Colombia, coincidió al respecto: “En un escenario de brote como el actual, puede ser adecuado vacunar a los mayores de 60 años que no hayan recibido vacunación previa, pero siempre con indicaciones médicas y si en la zona es muy alto el riesgo. Lo mejor es consultar con un médico y revisar su caso de forma particular”.
La Asociación Colombiana de Reumatología también señaló en un comunicado que esta inmunización tampoco se recomienda para pacientes con enfermedades reumatológicas bajo tratamiento de medicamentos inmunosupresores.
La vacuna contra la fiebre amarilla sí puede causar efectos secundarios graves en el cerebro en el caso de adultos mayores. Aunque los casos de todas formas son muy raros, el desenlace incluso puede ser mortal si la administración no se hace con el acompañamiento médico necesario.
Esta posibilidad es señalada, por ejemplo, en los consejos de viaje de la Clínica de Medicina Interna de la Universidad de Carolina del Norte, que explica que podría provocar enfermedades como encefalitis o síndrome de Guillain-Barré. La primera es una inflamación grave del cerebro, mientras que el segundo es una afección autoinmune que causa parálisis y puede durar meses.
Otro efecto puede ser la enfermedad viscerotrópica asociada a la vacuna contra la fiebre amarilla, una complicación poco frecuente que se caracteriza por una falla multiorgánica y síntomas clínicos similares a los de la fiebre amarilla salvaje. Sin embargo, los CDC de Estados Unidos señalan que desde el 2001 se han reportado menos de 100 casos confirmados y sospechosos de este efecto.
La institución estadounidense también señala que la tasa de eventos adversos graves reportados después de la vacunación en personas mayores de 60 años es de 7,7 por 100,000 dosis distribuidas, en comparación con 3,8 por 100,000 para todos los receptores de la vacuna. En todo caso, menos del 0,0001%.
En conclusión, aunque la vacuna para prevenir la fiebre amarilla es segura y eficaz, no se recomienda a las personas mayores de 60 años, a menos de que se encuentren en una zona de alto riesgo de contagio. En ese caso, es mejor que vayan a consulta médica para evaluar el riesgo beneficio de aplicársela, según sus condiciones específicas de salud.