Pasar al contenido principal
Domingo, 06 Marzo 2022

Invasión de Rusia a Ucrania, las claves de la desinformación en el conflicto

Por Mónica Ospino Orozco

La complejidad de la guerra que hoy sacude al continente europeo está atravesada por una larga historia de manipulación, propaganda, crisis de identidades étnicas y nacionalismos.

Hace poco menos de un siglo (en 1928), sir Arthur Ponsoby, escribió su obra más conocida, Falsedad en tiempos de guerra, y en ella la frase que lo ha perpetuado: “Cuando se declara la guerra, la primera víctima es la verdad”. 

Desde entonces esta se ha vuelto una consigna repetida y traducida en cada medio de comunicación del mundo y casi que en análisis académico que haga de un conflicto armado.

Ayer, la propaganda, entendida como ese conjunto de mensajes que se usan para influir y conducir a las personas hacia unos valores e intereses determinados, juega un papel fundamental en los conflictos armados y hoy, con la penetración de las redes sociales hace que esta tenga mayor alcance aún. Así, que lo que hoy nos ocupa, la invasión de Rusia a Ucrania, no ha sido ajeno a ella.

Por esto, entre otras razones, es que en Colombiacheck construimos este explicador que busca arrojar algo de luz a las preguntas que desde el inicio de este conflicto han estado rondando en la cabeza de todos, en medio de la avalancha informativa que supone un evento de talla mundial como este.

 

En este explicador responderemos interrogantes como:

¿Por qué es importante verificar la desinformación relacionada con este conflicto?

¿Los movimientos neonazis son predominantes en Ucrania?

¿Hubo un genocidio en la región del Donbás?

¿Ucrania pidió ingreso como miembro de la OTAN?

¿La OTAN violó algún acuerdo con Rusia sobre su expansión al este?

Empecemos: 

 

¿Por qué es importante verificar las desinformaciones relativas al conflicto Rusia vs. Ucrania?

La desinformación hace daño, es una importante arma de guerra y no se restringe sólo al ámbito de los territorios involucrados, sino que es una herramienta que busca tanto como confundir, como influenciar y moldear la opinión sobre lo que son las razones legítimas y en este caso, que justificarían una acción militar. 

Ya en Colombiacheck hemos hablado antes de la importancia de combatir la desinformación y en este artículo, explicamos cómo la información es esencial para las sociedades democráticas, y es un derecho que en Colombia está respaldado por el artículo 20 de la Constitución Política. Difundir información falsa, imprecisa o errónea atenta contra ese derecho y afecta la toma de decisiones con fundamento por parte de los ciudadanos. En otras palabras, afecta directamente a la democracia.

Y en el caso que nos ocupa, esto es lo que ha hecho el presidente ruso, Vladimir Putin, al ambientar, durante meses (1, 2, 3), el supuesto genocidio de Ucrania en contra de la población rusófona de la zona del Donbás, integrada por las unidades administrativas de  Donetsk y Lugansk.

La manipulación de la información de este conflicto ha sido demostrada y recientemente, por ejemplo, la agencia informativa France24 al hacer una análisis de la estrategia de desinformación rusa en ese conflicto, encontró que “en su justificación de la invasión rusa de Ucrania, el presidente ruso se preocupa sobre todo en invertir los papeles, haciendo que el agresor parezca el agredido. En sus últimos discursos, Vladimir Putin se presentó como el liberador de Ucrania, sobre todo cuando afirmó el miércoles 23 de febrero de 2022 su voluntad de proteger al pueblo que sufre la intimidación y el genocidio del régimen de Kiev. Esta narrativa de genocidio no se basa en ninguna prueba”.

El 28 de febrero de 2022 el sitio especializado en periodismo digital forense con fuentes abiertas, Bellingcat, publicó una extensa investigación del análisis de video de un supuesto ataque terrorista en la región de Donbás, “que mostraba una espantosa escena de cuerpos carbonizados y cráneos humanos que parecían haber sido rebanados, parecía tan grave y atroz que Bellingcat decidió investigar más a fondo, hablando con un experto en armas explosivas y un patólogo forense en el proceso”.

“Lo que nos dijeron fue que un aparente ataque con IED (artefacto explosivo improvisado) utilizado por los medios de comunicación separatistas y rusos como prueba de la agresión de Ucrania incluía el uso escenificado de cadáveres y probablemente daños falsos de IED”, concluye Bellingcat.

Sin ir más lejos, en Colombiacheck en los primeros días del conflicto, que se inició el 24 de febrero pasado, hemos verificado 17 desinformaciones relacionadas con esta temática, una de ellas la de un video viral sobre un supuesto bombardeo en Ucrania que en realidad correspondía a escenas del videojuego War Thunders.

Pero además, en la base de datos sobre las verificaciones de Ucrania creada por la International Fact Checking Network, IFCN, de la que Colombiacheck hace parte, ya hay un registro  de casi mil verificaciones sobre esta invasión, en tan solo 11 días, desde que empezó a consolidarse el documento, el pasado 21 de febrero de 2022. 

El fenómeno de la manipulación de la información no es nuevo en este contexto, pues en el 2017 lo analizó el diario The New York Times en este artículo al profundizar sobre el accionar de la cadena de televisión rusa RT, al decir, “a los televidentes les cuesta trabajo discernir exactamente qué partes son periodismo y cuáles propaganda, al igual que entre los elementos que son ‘noticias falsas’ y los que son verdaderos, aunque presentados con una tendencia pronunciada. (Un segmento televisivo reciente sobre la ‘liberación’ de la ciudad siria de Palmira recalcaba la ‘ayuda de la fuerza aérea rusa’, por ejemplo)”.

Justamente esta semana en Colombiacheck publicamos un artículo elaborado por nuestros colegas de Maldita. en el que se revela cómo el canal televisivo Russia Today llamaba “mentiras” o “teorías de conspiración” a las informaciones de medios y gobiernos occidentales sobre la crisis en el este de Europa”.

Y en este ensayo el director del laboratorio de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Icesi, Vladimir Rouvinski, acerca de la estrategia de Rusia en América Latina y el Caribe, publicado en octubre de 2021, uno de los hallazgos fue que “el mensaje transmitido a través de RT y Sputnik a América Latina destaca la recuperación del poder de Rusia en la escena internacional y el ‘papel constructivo’ del Kremlin en la región. Aprovechando el éxito inicial de la adquisición de una audiencia fiel para sus medios de comunicación, Moscú ahora quiere utilizarlos como herramientas principales de comunicación estratégica en el hemisferio occidental, tratando de desinformar a los espectadores sobre las políticas de Estados Unidos, sus aliados y los gobiernos democráticos de la región”.

Una de las motivaciones de Putin para invadir a su vecino fue la de ‘desnazificarlo’ ¿hay en realidad un movimiento nazi fuerte en ese país?

De acuerdo con el profesor Vladimir Rouvinski, “los movimientos neonazis existen en muchos países. En Rusia hay montones, pero en dónde está la falsedad de este discurso de Putin con respecto a Ucrania: en que no hay evidencias de esto. Porque si hubiese pruebas de que el gobierno de Zelenski llevaba a cabo esta política neonazi en Ucrania, Putin debió mostrarlas, pero no hay. Y es que la sola existencia de los grupos neonazis en Ucrania no puede ser la evidencia de que el gobierno de ese país sea nazi”.

Lo cierto es que el conflicto separatista, que se libra en el este de Ucrania desde el 2014, trajo consigo la aparición de grupos de extrema derecha que dicen defender la integridad de ese país y se trata de las milicias conocidas como Pravy Sektor y el Batallón Azov, cuyas insignias de batalla se caracterizan por tener iconografía similar a la esvástica nazi y el uso de la imagen de Stepan Bandera, un polémico héroe ucraniano de la II Guerra Mundial que luchó por la independencia de ese país y que Rusia califica como nazi.

Pravy Sektor y el Batallón Azov son en particular unidades paramilitares que nacieron tras el inicio del conflicto separatista en el Donbás y que están integradas por utranacionalistas ucranianos de derecha (Pravy Sektor en español significa Sector de Derechas).

De acuerdo con este reportaje del diario El Confidencial, que estuvo en uno de sus campamentos, “Todas estas organizaciones comparten una ideología común que es básicamente antirrusa, antiinmigrante y antijudía, además de una gran admiración por la llamada Organización de Nacionalistas Ucranianos, que dirigió Stepan Bandera”

El Batallón Azov, forma parte de la cincuentena de grupos voluntarios que luchan en el este del país y su nombre comenzó a resonar a nivel nacional cuando sus militantes recuperaron el estratégico puerto de Mariupol. Sus miembros han sido integrados en la Guardia Nacional y cuentan con la simpatía del ministro del Interior, Arsen Avakov, entre otras personalidades importantes, explica esta nota de Euronews.

La historia dice que las razones para que Ucrania le diera la bienvenida a las tropas alemanas, cuando en junio de 1941, entraron en esa nación (la segunda más grande república soviética), eran poderosas, pues Stalin sometió al hambre y la miseria al pueblo ucraniano que en principio se negó a colectivizar su producción agrícola. Sólo entre 1931 y 1933, en un periodo conocido como la hambruna de Holodomor, la brutalidad del régimen soviético mató a cerca de cuatro millones de ucranianos.   

Sin embargo, y volviendo a la “carta nazi” de Putin y como registró la BBC en este artículo “ninguno de estos grupos extremistas ha logrado nunca conseguir parlamentarios en el Congreso Nacional de Ucrania, ni tener representantes en el Ejecutivo”.

"Ucrania no está controlada por nazis o fascistas, a pesar del crecimiento de grupos ultranacionalistas y fascistas en los últimos años, un problema global que no es exclusivo a Ucrania", le dijo a BBC News Brasil la historiadora Amy Randall, de la Universidad de Santa Clara en California, experta en Rusia.

Otra cosa que desmonta la retórica de Putin, según el profesor Rouvinski es que “el gobierno de Ucrania es un gobierno democrático a diferencia de Rusia. ¿Cuánto tiempo lleva Vladimir Putin en el poder? 20 años, ¿cuántos presidentes han cambiado en Ucrania durante este tiempo?. Todos han sido elegidos de manera democrática. En este tiempo nunca hubo ni un reclamo de fraude ni siquiera de parte de Rusia. Este discurso del gobierno neonazi aparece de la nada. Un judío como lo es el presidente Zelenski, neonazi, la verdad no me suena, no es posible”.

Lo ratifica Zelenski, en uno de sus más recientes discursos tras el inicio de la invasión rusa a su país, al decir, “te dicen que somos nazis, pero ¿cómo un pueblo que perdió más de ocho millones de vidas por la victoria del nazismo puede apoyar al nazismo? ¿Cómo puedo ser nazi? Dile eso a mi abuelo, que pasó toda la guerra en la infantería del ejército soviético y murió como coronel en Ucrania", registró Niusdiario en esta nota y en el discurso que está diponible:

 

 

¿La guerra independentista en la región de Donbás, que comprende a Donest y Lugansk, ha sido en realidad un genocidio en contra de la población rusófona?

Esta fue otra de las razones esgrimidas por Putin en el discurso con el que justifica la intervención militar a Ucrania. 

“La República Popular de Donestk y la República Popular de Lugansk han pedido ayuda a la Federación Rusa y de acuerdo con el tratado de amistad y cooperación del 22 de febrero con estas repúblicas he decidido iniciar una operación militar especial cuyo objetivo es la protección de las personas que durante ocho años han sufrido abusos y genocidio por parte del régimen de Kiyv”, dijo Putin.

 

La República Popular de Donestk y la República Popular de Lugansk han pedido ayuda a la Federación Rusa y de acuerdo con el tratado de amistad y cooperación del 22 de febrero con estas repúblicas he decidido iniciar una operación militar especial cuyo objetivo es la protección de las personas que durante ocho años han sufrido abusos y genocidio por parte del régimen de Kiyv”, dijo Putin.

El conflicto en esa zona de Ucrania dio inicio tras las protestas conocidas como el Euromaidan, que al final llevaron a la salida del poder del entonces presidente de Ucrania y aliado del régimen ruso, Víktor Yanukovich.

Como lo explica, José Enrique de Ayala, en este análisis para eldiario.es: “Yanukovich a finales de 2013, suspendió la firma del acuerdo de Asociación con la Unión Europea, que se venía negociando desde el año anterior. La consecuencia fue la llamada revolución de Maidán, que le desalojó del poder mediante un golpe de estado, puesto que fue destituido sin la mayoría en la Rada Suprema que exigía la Constitución vigente. Una parte de la población prorrusa o rusófona, mayoritaria al este del río Dnieper, se negó a aceptar al nuevo gobierno y se sublevó. La rebelión, que contó con el apoyo más o menos encubierto de Rusia, con armas, suministros y ‘voluntarios militares’, fracasó en algunas provincias, pero triunfó en una parte de la región del Donbás, donde los secesionistas proclamaron las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, dando lugar a un conflicto civil que aún continúa”.

Hoy se calcula que dicho conflicto que ha enfrentado al Ejército ucraniano contras las fuerzas irregulares rusófonas ha dejado un saldo de 14.000 muertos

“En los casi ocho años transcurridos, Rusia ha proporcionado armas y apoyo económico a estas entidades separatistas y concedido la nacionalidad rusa a más de 700.000 de sus habitantes rusohablantes”, señaló en un reciente reportaje sobre esta guerra el diario El País de Madrid.

Y es que hay que tener en cuenta que en el oriente de Ucrania gran parte de la población es de ascendencia rusa y su idioma principal es el ruso, lo que es una herencia de la era de la Unión Soviética, URSS. En 1991, cuando ésta colapsó y se dividió en nuevas repúblicas soberanas, se calculaba que Ucrania albergaba a 51 millones de personas, 37 millones de ucranianos y 11 millones de rusos, los restantes habitantes eran de otras etnias, moldavos y bielorrusos, según lo recoge el libro Seis años que cambiaron el mundo, de la historiadora francesa Helene Carrere d' Encausse.

En la obra, Carrere d' Encausse señala que “después de Chernóbil, Ucrania no dejó de denunciar su situación de basurero nuclear de la URSS y mucho antes de la catástrofe, los ucranianos protestaban contra una política que les imponía la lengua rusa en detrimento del ucraniano, con el fin de borrar las diferencias culturales entre Rusia y Ucrania”.

 

Esta es la zona del Donbás, epicentro del conflicto. Mapa tomado de la BBC.

Sobre el alegado genocidio, el profesor Rouvinski precisa, “qué significa el genocidio: la limpieza étnica sistemática como parte de las políticas del Estado. ¿Dónde hay evidencia de esto, en el Donbás?. No hay, Putin no las ha mostrado y esta misma semana fue la propia Ucrania la que le pidió a la Corte Internacional de Justicia investigar las acusaciones de Rusia sobre el genocidio y la CPI aceptó abrir la investigación”, asegura el profesor Rouvinski.

Y así fue, el 28 de febrero de 2022, cuando el fiscal de la CPI, Karim Khan anunció la apertura de una investigación. En un comunicado emitido por su oficina Khan dijo: “he revisado las conclusiones de la Oficina derivadas del examen preliminar de la situación en Ucrania y he confirmado que existe una base razonable para proceder a la apertura de una investigación. La investigación se remontará a los hechos ocurridos desde febrero de 2014 e incluirá lo sucedido en los últimos días”, de acuerdo con este reporte de UN News.

Zelenski, por su parte, el pasado domingo 27 de febrero, pidió a la CPI hacer responsable a Rusia “por su manipulación de término genocidio para justificar una agresión”.

 

“Así que Rusia que es signataria de la CPI no podrá negarse a las investigaciones ni después decir que estas no son imparciales. Allí en lo que encuentre la Corte se va a conocer si en el Donbás realmente hubo el genocidio del que habla Rusia”, puntualiza Rouvinski.

Sí ha habido intentos por frenar el conflicto y de hecho, según lo recuerda el analista José Enrique de Ayala, “en el 2015 Rusia firmó los acuerdos Minsk II, junto con Alemania, Francia y Ucrania, el llamado cuarteto de Normandía, que debían poner fin a la guerra en el este de Ucrania. Estos acuerdos preveían la restauración de la autoridad de Ucrania sobre los territorios secesionistas, tras un proceso político que incluía una reforma de la Constitución ucraniana y una ley específica para dotarlos de autonomía, además de una amnistía con algunas excepciones. Nadie ha cumplido lo acordado en Minsk II, tampoco Ucrania”.

Por lo que el genocidio del que habla Putin está lejos de probarse, pues aun en la zona del conflicto y según una encuesta efectuada por el diario The Washington Post en 2021, en la zona del Donbás bajo control de Kiev, la mayoría de la población quiere seguir formando parte de Ucrania, mientras que en el área bajo dominio separatista, la mitad de sus habitantes apoya la integración en Rusia.

Al final la complejidad de este conflicto pasa por tres aristas básicas, que según una investigación del diario The Washington Post, son muy difíciles de resolver: la ya histórica tensión geopolítica entre Occidente y Rusia; la necesidad de Ucrania de conservar su integridad territorial, y las diferentes visiones entre los habitantes del Donbás sobre su identidad y nacionalidad.

 

¿Ucrania pidió ingreso a la Organización del Tratado Atlántico Norte, OTAN?

 Esta es una de las principales razones que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha esgrimido desde hace varios años para justificar la escalada militar en contra de Ucrania que finalmente ha concluido con una invasión que tiene lugar desde el pasado 24 de febrero.

Pero en estricto sentido, Ucrania aunque lleva años tramitando su aspiración de pertenecer a la Alianza Atlántica, no ha estado cerca de pertenecer al selecto grupo.

Todo se ha ido en declaraciones de intenciones, que por ejemplo comenzaron desde 2008 con la declaración de Bucarest, tras la cumbre del bloque atlántico en la capital rumana.

En el punto 23 de dicha declaración quedó consignado que “La OTAN acoge con satisfacción las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia de ingresar en la OTAN.  Hoy hemos acordado que estos países se convertirán en miembros de la OTAN.  Ambas naciones han realizado valiosas contribuciones a las operaciones de la Alianza.  Acogemos con satisfacción las reformas democráticas en Ucrania y Georgia…”.

Pero en 2010, tras el ascenso al poder de Víktor Yanukovich, reconocido como un aliado de Putin, el nuevo líder dejó claro en su discurso de posesión que Ucrania, bajo su mando, sería "un Estado europeo al margen de bloques. Ucrania optará por una política exterior que permitirá a nuestro Estado obtener el máximo resultado del desarrollo de relaciones de igualdad con Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea (UE)".

Posteriormente, y tras la traumática caída de Yanukovich, su huida a Rusia, tras el Euromaidan, en el 2014 el proclamado nuevo presidente ucraniano, Petro Poroshenko, renunció al estatus de país no alineado de su nación, lo que era considerado uno de los pasos iniciales para formalizar sus aspiraciones de ingresar tanto a la alianza militar como a la Unión Europea.

En ese momento, Rusia acababa de despojar a Ucrania de la península de Crimea y Poroshenko logró que la Rada Suprema (parlamento) apoyara una serie de reformas que adecuarían al país y a sus instituciones para entrar en el selecto grupo, integrado hoy por 30 países.

En el documento que entonces aprobó la Rada, en diciembre del 2014, quedó consignado que “la agresión de Rusia contra Ucrania”, la “anexión ilegal de Crimea” por parte de Moscú y la “intervención militar” rusa en el este del país determinan “la necesidad de buscar garantías más eficaces de independencia, soberanía, seguridad e integridad territorial”, de acuerdo con lo registrado en ese momento por el diario El País de Madrid.

Sin embargo, y aunque este fue un paso unilateral, que en nada comprometió a la Alianza Atlántica, la reacción del Kremlin fue calificar de hostil la actitud de su vecina Ucrania y advertir a la OTAN. 

Recogió en ese momento, El País de Madrid, que “Andréi Kelin, representante de Rusia ante la OSCE, calificó la nueva ley como “un acto hostil”, mientras que el jefe de la diplomacia del Kremlin, Serguéi Lavrov, opinó que era “contraproducente; solo aumenta la confrontación y crea la ilusión de que adoptando estas leyes se puede solucionar la profunda crisis de Ucrania”.

Meses después, en una visita del secretario general de la OTAN a Ucrania, Jens Stoltenberg, y el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, “consideraron prematuro el ingreso en la Alianza Atlántica de este país. Ucrania está ahora concentrada en las reformas, en la modernización de sus Fuerzas Armadas. Cuando complete las reformas, podrá decidir si quiere presentar una solicitud para el ingreso en la OTAN”, explicó entonces  Stoltenberg durante una rueda de prensa conjunta en la ciudad ucraniana de Lvov, de acuerdo con esta nota del diario ABC de España.

El noruego, Stoltenberg, fue más allá al afirmar que si finalmente Ucrania decide pedir el ingreso, «la solicitud se examinará como en otros casos».

Posteriormente, el creciente conflicto en el este ucraniano, en la región del Donbás y la cada vez mayor injerencia de Rusia en esta guerra civil, Ucrania insistió a la Alianza Atlántica por permitir su ingreso.

Y fue así como en abril del 2021, el presidente Zelenski, en una entrevista con el diario Le Figaro reafirmó las intenciones de su país de entrar en la Alianza Atlántica. 

"Es hora de dejar de hablar y de tomar decisiones, porque no podemos seguir indefinidamente en la sala de espera de la Unión Europea y de la OTAN. Añade que ha llegado el momento de pasar a una velocidad superior e invitar a Ucrania a la adhesión a ambas organizaciones. Asegura que la seguridad de Europa depende de la de Ucrania que ha hecho muchos sacrificios en términos de vidas humanas en el conflicto con Rusia.

Así que en estricto sentido, Ucrania no ha formalizado más allá de las declaraciones de intenciones su ingreso a la OTAN, lo que en cualquier caso siempre ha sido una línea roja para el Kremlin y hoy, uno de los pretextos para justificar la actual invasión.