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En vísperas de Halloween o Noche de las Brujas, como se le conoce en Colombia, en Facebook (1,2,3,4,5,6) volvieron a circular publicaciones en las que aseguran que “triqui triqui Halloween”, el estribillo que cantan los niños para pedir dulces, en lenguaje satánico significa “Satanás, Satanás quiero dulces para mí”. La mayoría muestran el pantallazo de un volante escrito en computador.
La celebración de Halloween, el 31 de octubre de cada año, tiene su origen en una tradición de los antiguos celtas, quienes festejaban en esa fecha “el final de la cosecha” o “Samhain”. Los celtas creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar a los vivos y por eso les dejaban ofrendas como comida y dulces en las puertas de las casas.
Con el auge del catolicismo y la decisión del papa Gregorio III de cambiar el ‘Día de todos los santos’ del 13 de mayo al primero de noviembre, esta fiesta pagana comenzó a llamarse ‘La Víspera de Todos los Santos’, que en inglés se escribe ‘All Hallow´s Eve’. De ahí nació la palabra ‘Halloween’.
En un anterior chequeo explicamos que la frase ‘triqui triqui Halloween’ no tiene nada de satánico.
Pablo González Martínez, doctor en lingüística de la Universidad de la Ciudad Nueva York (The City University of New York - CUNY), le dijo a Colombiacheck que “triqui triqui es una adaptación fonética en español de ‘trick or treat’ que traduce más o menos ‘golosina o travesura’, y se usa porque en Estados Unidos los niños tradicionalmente piden dulces en Halloween, amenazando con que, si no les dan, hacen una travesura. Pero tanto en inglés como en español, no tiene realmente la fuerza de una amenaza. En Colombia, es conocida la frase: “triqui, triqui Halloween, quiero dulces para mí y si no me das…”.
González agregó que “lingüísticamente no tiene nada que ver con satanismo, sin mencionar que no hay tal cosa como una lengua satánica”.
En este artículo de National Geographic también explican que el primer uso de la frase ‘trick-or-treat’ en relación con Halloween la rastreó el etimólogo Barry Popik hasta un artículo del periódico de Alberta de 1927 en el que se informaba de bromistas que exigían "truco o trato" en las casas. Esto se generalizó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, cuando terminó el racionamiento y los niños salían de casa en casa a pedir dulces.
En Colombia, según este artículo de la Universidad Sergio Arboleda, aunque Halloween no pertenece a nuestras raíces culturales, el país no es ajeno a esta celebración.
“No es poco frecuente que se busque desmotivar la celebración al considerar que tanto los cantos como los antecedentes históricos de la fiesta tienen cierta influencia satánica. De este modo, se ha privilegiado cantar `Quiero paz, quiero amor, dame dulces por favor’ sobre el clásico ‘Triqui-Triqui, Halloween. Quiero dulces para mí… y si no me das, te rompo la nariz’. Todo esto, con el ánimo de promocionar costumbres más pacíficas entre los niños”, dice el artículo.
Y añade que “en los últimos años, novedosas costumbres se han añadido a la ya peculiar celebración. Además de los niños y los padres, se disfraza también a las mascotas, en particular, a los perros. Canes de todos los tamaños y razas van por la ciudad junto a sus amos con esmoquin; se celebran fiestas temáticas de toda índole con concursos al atuendo más creativo. En conclusión, del sentido diabólico de la fiesta poco queda. Hay que celebrar en familia y con las precauciones de rigor. No perder de vista a los niños y, en lo posible, evitar disfrazarlos con atuendos que incluyan máscaras”.
En conclusión, calificamos como falso que ‘triqui, triqui Halloween’ signifique “Satanás, Satanás, quiero dulces para mí”, se trata de una adaptación fonética en español de la frase ‘trick o treat’, que traduce ‘truco o trato’.