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Falso
Este artículo fue publicado originalmente por Maldita Ciencia el 12 de junio de 2020. Este contenido es reproducido aquí como parte de #CoronaVirusFacts, un esfuerzo global liderado por la International Fact-Checking Network, IFCN (de la cual Colombiacheck es miembro), para combatir la desinformación al respecto del brote de coronavirus en el mundo.
Nos habéis preguntado por un post de Facebook que dice que las mascarillas incuban el cáncer y que los riesgos de utilizarla son la hipoxia (falta de oxígeno en el organismo) y la hipercapnia (exceso de dióxido de carbono), lo que podría "provocar el envenenamiento en el flujo sanguíneo, así como alteraciones físicas y mentales". Además, menciona a un supuesto doctor, Stefano Montanari, que afirma que los virus, bacterias, hongos y parásitos que se pegan a la mascarilla al respirar, junto con el anhídrido carbónico que expulsamos y volvemos a inhalar por culpa de esta "es lo ideal para incubar el cáncer".
Sin embargo, utilizar mascarilla no causa hipoxia ni hipercapnia en personas sanas, por lo que tampoco es el origen de ninguna otra de las patologías que señala el texto que se mueve por redes sociales.
Como ya os hemos explicado en artículos como este, el uso de mascarilla no causa falta de oxígeno en sangre, es decir, no provoca hipoxia, como afirma el post de Facebook. Según explicaba a Maldita Ciencia María Elisa Calle, experta en epidemiología y Salud Pública y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), las mascarillas no son estancas. "Entra el aire por los laterales y la parte superior. Con ese aire entre el oxígeno y se elimina el dióxido de carbono", detalla Calle. Aquí puedes leer más sobre este tema.
En el vídeo al que redirige el post de Facebook, el supuesto nanopatólogo Stefano Montanari dice que, con la mascarilla, "en lugar de alimentar la célula y darle oxígeno, que es lo que necesita, le damos anhídrido carbónico (dióxido de carbono) que es su 'caca', de la que ya ha intentado liberarse" durante la respiración celular. Esto sería, supuestamente, el origen de la hipercapnia.
De nuevo, se trata de una idea que ya desmentimos en este artículo, en el que se explica que utilizar mascarilla no produce un aumento de la concentración de dióxido de carbono o anhídrido carbónico en sangre. Según confirma a Maldita Ciencia Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la UCM y miembro de la Sociedad Española de Microbiología, no existe ningún estudio que demuestre (ni siquiera un estudio serio que lo investigue) que la mascarilla quirúrgica tenga estas repercusiones en nuestro organismo.
"En pacientes con una enfermedad respiratoria importante o que tengan insuficiencia respiratoria crónica, que pueden retener carbónico de por sí, el uso de la mascarilla podría facilitar que retuvieran algo más", explica Olga Mediano, coordinadora de área de ventilación mecánica y cuidados respiratorios críticos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), a Maldita Ciencia. Pero añade que esto no ocurriría en pacientes con unos pulmones sanos.
El post de Facebook continúa diciendo que "la saturación [de dióxido de carbono en sangre] produce acidosis" y que esto sería lo ideal para "incubar el cáncer".
Es cierto que, en un paciente que realmente sufre hipercapnia, este exceso de dióxido de carbono en sangre podría ocasionar acidosis respiratoria (pH arterial superior a 7,30), una afección que ocurre cuando los pulmones no pueden eliminar todo este gas que produce el cuerpo. Se llama así porque hace que los líquidos del cuerpo, especialmente la sangre, se vuelvan demasiado ácidos, como indica este artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Mediano explica que, para llegar a la acidosis respiratoria de la que habla el post, un paciente con una enfermedad respiratoria importante o con insuficiencia respiratoria crónica tendría que llevar la mascarilla de forma muy prolongada o realizar mientras tanto un esfuerzo muy importante. Además, señala que el riesgo no es tanto la posibilidad de la acidosis, sino que se produzca una disnea o fatiga.
Por eso, según el Boletín Oficial del Estado (BOE), las personas que ya tienen una insuficiencia respiratoria crónica, están exentas de llevar las mascarilla. "Así es más fácil que puedan ventilar bien, que no se produzca fatiga y para evitar cualquier caída de oxígeno o retención de carbónico", indica Mediano.
"En una persona sana esto no ocurre porque la mascarilla no es absolutamente cerrada, sino que tiene cierto grado de ventilación. Que el carbónico se retenga o vuelva a entrar al cuerpo y se eleve en la sangre en una persona con unos pulmones sanos y con una mascarilla normal, que no es cerrada, sería muy raro", señala la neumóloga.
De nuevo en el vídeo al que redirige el post, Montanari dice que "casi todos los cánceres están muy felices de encontrar acidosis" y que "aquellas personas que ya están 'incubando' el cáncer" y utilizan mascarilla "están ayudando a las células enloquecidas a enloquecerse aún más". Entre las posibles complicaciones de la acidosis respiratoria se podría dar un mal funcionamiento de determinados órganos, insuficiencia respiratoria o un shock, según los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU (NIH, por sus siglas en inglés) pero no hay evidencia alguna de que esté relacionada con el riesgo de desarrollar un ningún tipo de cáncer.
Además, como ya hemos comentado en párrafos anteriores, la mascarilla no hace que volvamos a inhalar el dióxido de carbono ni que este aumente su concentración en nuestra sangre al entrar de nuevo en nuestros pulmones y, por lo tanto, no causa hipercapnia. Es decir, la mascarilla no está de ninguna manera relacionada con las posibles consecuencias y complicaciones de esta patología, que tampoco se relaciona con el cáncer. "Efectivamente no hay ningún estudio que demuestre que el uso de mascarillas produzca cáncer, como dice este señor", coincide Mediano.
Con respecto a la teoría de que los gérmenes se quedan en la mascarilla y luego entran en el cuerpo y producen cáncer, Mediano también señala que tampoco hay ninguna evidencia científica que lo demuestre. "Si hacemos una búsqueda en PubMed no existe ningún tipo de estudio que avale esto o que hagan referencia a lo que esta persona [Stefano Montanari] dice. Si metemos su nombre como autor tampoco lo encuentra", dice la neumóloga. "Cuando alguien dice 'según ha podido demostrar' debería mostrar esos resultados: ¿dónde está el proyecto, el artículo, el estudio que demuestra eso?", añade.
Según su página web, la iniciativa italiana Patto per la Scienza (PTS) presentó en marzo de 2020 una denuncia contra el defensor del movimiento antivacunas y supuesto nanopatólogo, Stefano Montanari, a los fiscales de Módena y Ancona (Italia) "por sus graves reclamos sobre la propagación, contención y tratamiento del SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19 y por las tesis de conspiración contra la vacunación contenidas por varios vídeos y entrevistas sobre los mismos".
Además la extensión NewsGuard, que pondera la fiabilidad de artículos en internet, confirma en este documento que la página web de Montanari "publica afirmaciones falsas y sin fundamento con frecuencia" y que "no presenta información de manera responsable".
En los vídeos que Montanari protagoniza y que circulan por internet, este afirma, entre otras cosas, que "el coronavirus 19 es un virus nacido en un laboratorio chino" (lo que ya hemos desmentido en Maldita.es) o que la pandemia se inventó para proporcionar una vacuna que será "una estafa multimillonaria a través de la cual podrán inyectar a alguien cualquier cosa" (sobre lo que también hemos escrito en artículos como este o este).
"El PTS ha consultado a la Autoridad Judicial si existen consecuencias para los delitos penales que suponen estos videos y, en particular, la hipótesis de publicación o difusión de noticias falsas, exageradas o tendenciosas, que puedan perturbar el orden público", explica el PTS en su página web. "Además de generar confusión y desinformación entre los ciudadanos y de carecer de cualquier base científica, las declaraciones de Montanari pueden conducir a un comportamiento ilegal y peligroso de los ciudadanos, al instarles a salir de casa o subestimar la pandemia", concluye.