Una publicación compartida más de mil veces en Facebook asegura que el presidente, Iván Duque, “vendió más del 67 por ciento del oro de Colombia y justo antes de un récord al alza”, texto que acompaña con una foto del mandatario riendo a carcajadas y los logos de su partido político, el Centro Democrático, y del Banco de la República.

El meme es cuestionable. Aunque la venta sí sucedió en esa proporción y circunstancias, la decisión no dependía del mandatario. Además, al dato le falta contexto para entender sus verdaderas implicaciones.

El Banco de la República es la entidad encargada de administrar las reservas de metales preciosos de la Nación. Así lo establecen sus estatutos desde 1993, con base en la ley que rige al Emisor. “La Junta Directiva reglamentará la forma como el Banco de la República realizará estas operaciones”, se lee en ambas normas.

Ese organismo está diseñado por la Constitución para que tenga independencia frente al gobierno de turno. Presidencia tiene una función de “vigilancia y control” sobre el banco central y nombra a seis de los siete integrantes de la junta, pero no al mismo tiempo.

Cada gobierno solo puede cambiar directamente a tres integrantes. Dos de ellos tienen periodos prorrogables de cuatro años. El único de libre nombramiento y remoción es el Ministro de Hacienda, quien preside el órgano directivo pero no puede tomar decisiones sobre la entidad por sí solo.

El séptimo miembro es el gerente, elegido por los seis restantes. El actual, Juan José Echavarría, no solo fue nombrado en tiempos del expresidente Juan Manuel Santos sino que, además, ha tenido discusiones públicas con Duque y su ministro del ramo, Alberto Carrasquilla. Por ejemplo, cuando dijo que el país se había estancado en el primer trimestre de 2019, frase que resultó ‘verdadera pero’.

Esto también está explicado en un chequeo reciente sobre el gasto del Gobierno en subsidios por la pandemia de COVID-19, donde estaban contando la plata que el Emisor puso a disposición del sistema financiero, y en otro sobre esa misma decisión, con la que se produjo una confusión similar reflejada en un trino del representante Fabián Díaz, cuota de la Alianza Verde en la coalición Alternativa Santandereana. La calificación fue ‘cuestionable’ en ambos casos.

Por otro lado, la resolución de la junta que reglamenta la compraventa de metales preciosos data de 1995 con pocas modificaciones. “El oro adquirido por el Banco de la República será vendido en el exterior en forma de barras refinadas y certificadas de ‘Buena Entrega’ (Good Delivery Bars). La Subgerencia Monetaria y de Reservas realizará las operaciones de venta de oro en el exterior”, dice el Artículo 4.

Enseguida, un parágrafo aclara que el precio de venta en el exterior es fijado por el mercado internacional. Para las ventas dentro del país, se calcula con una fórmula especial que toma en cuenta esa variable, pero la multiplica por la tasa de cambio y divide entre un número constante.

En pocas palabras, como dijo Echavarría, “el Banco trabaja con reglas y no discrecionalmente”. Esta fue una de las explicaciones que dio después de leer el comunicado oficial sobre la venta del oro.

Las transacciones sí sucedieron con anterioridad a un pico al alza, aunque el significado de “justo antes” podría ser debatible. El comunicado señala que las ventas se efectuaron entre el 27 de mayo y el 26 de junio, o sea a lo largo de un mes, con precios alrededor de 1.727 dólares por cada onza.

El gráfico que aparece allí mismo muestra que la escalada vertiginosa sucedió ya en julio. El punto más alto de 2.070 dólares se alcanzó el 6 de agosto, pasado más de un mes después de las últimas ventas. Los precios coinciden con los que muestra el portal GoldPrice.org en los últimos seis meses.

Las cifras expresadas por el Banco también confirman que las transacciones se efectuaron en la proporción que describe la imagen viral, pues las reservas del metal pasaron de 710,5 a 237,4 millones de dólares. La reducción fue del 66,7 por ciento.

Lo que no dice el meme es que los 473,1 millones de dólares de menos en oro representan apenas el 0,9 por ciento de las reservas internacionales de Colombia. Ese metal pasó de pesar 1,3 a 0,4 por ciento del total.

El gerente dijo que las reservas tienen, en realidad, “un portafolio diversificado” en el que el oro pesa muy poco. La gran mayoría corresponde a títulos emitidos por gobiernos de otros países o entidades relacionadas con ellos: 97,8 por ciento de las inversiones en el más reciente informe de administración, que es de 2019 con corte al 31 de diciembre de 2018.

Además, es importante tener en cuenta que esos papeles están expresados en monedas diferentes al peso. De acuerdo con el mismo balance, el 87,4 por ciento está en dólares estadounidenses. Los australianos, los canadienses y hasta las coronas noruegas también hacen parte de las divisas que componen el portafolio.

Así, el efecto de las transacciones con oro sobre el total de esas inversiones es mínimo. “Si no lo hubieran vendido, el aumento en el precio tampoco habría tenido mucho impacto sobre las reservas”, le dijo a Colombiacheck el analista bursátil José Roberto Acosta, a pesar de que criticó los argumentos de Echavarría e insistió en que, por tratarse de recursos públicos, son necesarias mejores explicaciones sobre la decisión del Emisor y la manera en la que se hizo efectiva.

De todas formas, los saldos totales de las reservas aumentaron 262 millones de dólares en junio, el mismo mes en el que se efectuaron las ventas de oro. En el segundo trimestre de 2020, el crecimiento fue de 6,2 por ciento. Esto es casi cinco veces la cantidad que había en oro antes de las operaciones que critica el meme.

En conclusión, atribuirle al presidente una decisión del Banco de la República ya es inexacto. La imagen viral, además, toma una sola cifra al respecto que está fuera de contexto a pesar de ser cierta. Estas son las dos razones por las que la publicación es cuestionable.