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Miércoles, 19 Abril 2023

Petro hace una afirmación cuestionable en relación al articulado del Acuerdo de Paz de 2016

Por María Mónica Acuña Berrio

El presidente fue refutado por el exmandatario que firmó el fin del conflicto con las FARC, Juan Manuel Santos.

Durante la Asamblea General de afiliados de Proantioquia, convocada por los empresarios de ese departamento, el presidente Gustavo Petro se refirió al Acuerdo Final de Paz de 2016 firmado entre el Estado, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, y las FARC como un acuerdo “incompleto”, que aún necesita incluir temas como conocimiento, saber, universidad e industrialización.

Petro dijo en su discurso: “Cuando uno estudia el acuerdo al que llegaron, el Acuerdo Final, allí sí uno quisiera ponerlo como una ilusión realizada. ¿Qué sería de la sociedad colombiana si todos los puntos allí escritos se volvieran realidad? Ese ejercicio nos daría una sociedad rural. Yo le llamaría un romanticismo, una sociedad rural”.

Según Petro, “el documento firmado entre el Gobierno y las FARC indudablemente se queda incompleto”. Esto no significa –dijo– “que no se cumpla el Acuerdo”, ya que “incluso hay una instancia, creada en ese mismo Acuerdo, que posibilita su transformación”. Y puntualizó:

“¿Qué no se introdujo? No se puede tener un mundo rural equitativo, relativamente avanzado, sin conocimiento, sin industrialización. Entonces sí había que hablar del modelo económico. Era un error no hacerlo. Y ahora que se despierta de nuevo la discusión por el tema del Acuerdo Nacional, a mí me parece que tenemos que discutirlo”.

Además, Petro agregó:

“No está escrito en los acuerdos la palabra ‘conocimiento’, la palabra ‘saber’, la palabra ‘universidad’; por lo menos en lo que nosotros estudiamos, no está escrita la palabra ‘industrialización’; pareciera que fuera un mundo romántico, de antes, como si se pudiera mirar hacia atrás y construir una sociedad rural que ya no somos indudablemente, con los procesos de urbanización”.

Santos le salió al paso a esas críticas y las controvirtió en el programa radial Mis Preguntas, dirigido por el periodista Roberto Pombo, de la alianza informativa de W Radio, Prisa Media y Caracol Radio. El exmandatario afirmó que “Petro salió a decir cosas que no son ciertas”, asegurando que temas como conocimiento, saber, universidad e industrialización sí se encuentran consignados en el texto del Acuerdo de Paz; inclusive, le señaló las páginas en las que presuntamente  se encuentran dichos términos y además agregó que muchos de los críticos del Acuerdo de Paz no han leído el documento.

Esto dijo el ganador del Nobel de Paz de 2016, precisamente por sus esfuerzos para alcanzar ese acuerdo:

“Mucho me temo que los asesores del presidente lo pusieron a decir algo que no es totalmente cierto. Eso que dijo el presidente Petro que no tenía el Acuerdo está en el Acuerdo, está en la página 26 de las 320 páginas que tiene el Acuerdo, pero, afortunadamente, este acuerdo, como lo reconoce el mundo entero, quedó muy completo. Lo que falta es implementarlo”.

El expresidente aseguró que el texto contempla muchos de los problemas que afronta el país y que, si se implementa adecuadamente y en los tiempos establecidos, puede llevar a conseguir el éxito en futuras negociaciones con otros grupos, como es el caso de las conversaciones con el ELN.

Fue tal el alcance de esas afirmaciones que el hilo del programa hoy cuenta con 161.000 vistas en Twitter y la respuesta de Santos, con 100.700. 

En Colombiacheck verificamos lo dicho por el presidente en relación al contenido del Acuerdo de Paz y hallamos que es cuestionable, pues a pesar de que es cierto que el acuerdo está enfocado en lo rural, al revisar el articulado sí hallamos referencias a los temas que él dice que no aparecen y, además, notamos que existen otras palabras afines a ellas.  

 

“En los Acuerdos de paz no están escritas las palabras ‘conocimiento’,  ‘saber’, y ‘universidad’ (…). No está escrita la palabra ‘industrialización’”: Petro

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Según datos del portal Función Pública, el 75,5% de los municipios de Colombia son rurales, lo que quiere decir que abarcan el 94,4% del territorio nacional y en ellos vive 32% de la población. El 11,5% de la población concentrada en el campo es  analfabeta y 20% de la población rural entre los 5 y 16 años no asiste a ninguna institución de educación formal, sin contar que 64% de los hogares rurales no tiene acceso a la tierra. Por ese motivo, el punto inicial del acuerdo tiene como aspecto central el tema de la tierra.

El mencionado acuerdo de paz, en su punto 1.3 sobre Planes Nacionales para la Reforma Rural Integral, establece que el objetivo central de estos planes es la superación de la pobreza y la desigualdad para alcanzar el bienestar de la población rural, así como la integración y el cierre de la brecha entre el campo y la ciudad.

Además, en su  punto 1.3.2., llamado “Desarrollo social: salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza”, tiene tres propósitos esenciales que incluyen el 1.3.2.2., ubicado en la página 26, “Educación rural”. Este tiene el contenido que el presidente niega. Allí se habla acerca de la implementación de un modelo de educación integral que beneficie a la población rural:

“...brindar una atención integral a la primera infancia, garantizar la cobertura, la calidad y la pertinencia de la educación y erradicar el analfabetismo en las áreas rurales, así como promover la permanencia productiva de los y las jóvenes en el campo, y acercar las instituciones académicas regionales a la construcción del desarrollo rural, el Gobierno Nacional creará e implementará el Plan Especial de Educación Rural”.

Además, da una serie de criterios para posicionar como eje central la educación para las poblaciones rurales, tanto básica como técnica, tecnóloga y universitaria. En ellos incluye:

La cobertura universal con atención integral a la primera infancia.

“Modelos flexibles de educación preescolar, básica y media, que se adapten a las necesidades de las comunidades y del medio rural, con un enfoque diferencial.

La construcción, reconstrucción, mejoramiento y adecuación de la infraestructura educativa rural, incluyendo la disponibilidad y permanencia de personal docente calificado y el acceso a tecnologías de información.

La garantía de la gratuidad educativa para educación preescolar, básica y media.

La incorporación de la formación técnica agropecuaria en la educación media (décimo y once).

La disponibilidad de becas con créditos condonables para el acceso de hombres y mujeres rurales más pobres a servicios de capacitación técnica, tecnológica y universitaria que incluya, cuando sea pertinente, apoyos a la manutención.

La implementación de un programa especial para la eliminación del analfabetismo rural.
Incremento progresivo de los cupos técnicos, tecnológicos y universitarios en las zonas rurales, con acceso equitativo para hombres y mujeres, incluyendo personas en condición de discapacidad. Se tomarán medidas especiales para incentivar el acceso y permanencia de las mujeres rurales.

Promover la ampliación de oferta y la capacitación técnica, tecnológica y universitaria en áreas relacionadas con el desarrollo rural”.

Lo que quiere decir que el acuerdo sí incluye una propuesta alrededor de temas como la educación, los saberes y la universidad para las poblaciones rurales del país, tal como lo afirmó el expresidente Santos.

Según la politóloga Melissa Monroy, el acuerdo tiene como uno de sus pilares fundamentales fomentar una reforma rural integral que beneficie a las poblaciones campesinas de Colombia, muchas de ellas también en su condición de víctimas del conflicto armado, sobre todo si se tiene en cuenta que “la causa fundamental de la violencia en Colombia ha sido la inequitativa repartición de la tierra”. Por tal motivo, el agro es un punto medular.

“El punto No. 1 de los Acuerdos de Paz, se refiere a la Reforma Rural Integral, como la base estructural para la transformación integral del campo colombiano con miras a la construcción de una paz estable y duradera”, dice Monroy.

Ahora, en relación a la palabra ‘industrialización’, el punto 1 del acuerdo, la Reforma Rural integral, sí afirma una serie de principios que permitirán que ese proceso se dé y, además, se plantea como un aspecto determinante.

En el acuerdo, dicha reforma es vista como un proceso que permitiría una transformación estructural del campo. Esto incluye la desconcentración de la propiedad, por medio del aumento de la formalización y la redistribución, en especial para las mujeres y las poblaciones rurales más vulnerables.

Además, el acuerdo señala que “deben establecerse planes nacionales financiados y promovidos por el Estado destinados al desarrollo rural integral para la provisión de bienes y servicios públicos como educación, salud, recreación, infraestructura, asistencia técnica, alimentación y nutrición, entre otros, que brinden bienestar y buen vivir a la población rural”. Para su implementación, plantea el cumplimiento de los siguientes principios:

Transformación estructural: es decir la transformación de la realidad rural con equidad, igualdad y democracia.

Desarrollo integral del campo: el desarrollo integral del campo depende de un adecuado balance entre las diferentes formas de producción existentes -agricultura familiar, agroindustria, turismo, agricultura comercial de escala-; de la competitividad y de la necesidad de promover y fomentar la inversión en el campo con visión empresarial y fines productivos como condición para su desarrollo; y de la promoción y fomento, en condiciones de equidad, de encadenamientos de la pequeña producción rural con otros modelos de producción, que podrán ser verticales u horizontales y en diferente escala. 

"Integralidad: asegura la productividad, mediante programas que acompañen el acceso efectivo a la tierra, con innovación, ciencia y tecnología, asistencia técnica, crédito, riego y comercialización y con otros medios de producción que permitan agregar valor. También asegura oportunidades de buen vivir que se derivan del acceso a bienes públicos como salud, vivienda, educación, infraestructura y conectividad y de medidas para garantizar una alimentación sana, adecuada y sostenible para toda la población".

"Regularización de la propiedad: es decir, lucha contra la ilegalidad en la posesión y propiedad de la tierra y garantía de los derechos de los hombres y las mujeres que son los legítimos poseedores y dueños, de manera que no se vuelva a acudir a la violencia para resolver los conflictos relacionados con la tierra. Nada de lo establecido en el Acuerdo debe afectar el derecho constitucional a la propiedad privada".

Según Monroy, Petro ve al sector del agro como un motor para desarrollar la economía rural y nacional, por ello su incremento en el presupuesto en este año, algo que no dista de la política de desarrollo rural integral del acuerdo en el que se busca favorecer el campo y  a todos los actores del sector agrario. Por tal motivo, el compromiso y la presencia del Estado es vital para la construcción de una paz estable y duradera en favor de los derechos de todos.

“La implementación del acuerdo en materia de tierras beneficiará a las comunidades más afectadas por el conflicto,  el hambre y el abandono en las zonas rurales  del país, una perspectiva que no va en contravía de la manera en que el presidente ve a los pequeños y medianos productores y productoras como actores esenciales en el desarrollo de la economía nacional. Por tanto, la implementación del acuerdo, es un paso inmenso para superar las brechas dispuestas por la actualidad rural post aprobación del acuerdo”, dice.

La Fundación Ideas para la paz (FIP), sugirió durante audiencia pública que convocó la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes que, luego de seis años de implementación, cada punto del Acuerdo cuenta con avances relevantes y pendientes, en temas prioritarios sobre los cuales las comunidades continúan a la expectativa y son fundamentales para avanzar en la implementación.

“El estado de la implementación indica que se requieren decisiones prácticas (rediseño de programas, seguimiento a recursos, claridad en el estado de proyectos), para recuperar la credibilidad de la implementación y honrar la confianza que tuvieron las comunidades”, aseguró Irina Cuestas, investigadora FIP, durante la audiencia. 

Con lo anterior, en Colombiacheck podemos afirmar que a pesar que el presidente Petro afirmó que la palabra ‘conocimiento’,  ‘saber’, ‘universidad’ e  ‘industrialización’ no hacen parte del acuerdo, al indagar en el contenido pactado entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, sí encontramos palabras afines e ideas similares, lo que quiere decir que lo afirmado por el presidente es cuestionable.