Pasar al contenido principal

Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero...

Verdadero pero...

Jueves, 13 Agosto 2020

Rusia sí anunció el registro de vacuna contra COVID-19, pero aún quedan muchas dudas sobre su efectividad

Por Mónica Ospino y Pablo Medina Uribe

El presidente ruso anunció que su país había “registrado” la primera vacuna del mundo contra el coronavirus, pero esto no quiere decir que esté lista. Además, aún se conocen pocos detalles técnicos de ella y varios científicos tienen dudas de si realmente servirá.

[Actualización del 2 de febrero de 2021: La revista científica The Lancet publicó hoy los resultados de los estudios clínicos de la vacuna rusa llamada Sputnik V de la que se habla en este chequeo. Según The Lancet, esta vacuna tiene un 91,6% de eficacia (en este explicador puede leer qué significa esto) contra el COVID-19. Sin embargo, mantenemos el título, el sumario, el texto original y la calificación de "verdadero, pero" de esta nota, pues les siguen aplicando a la situación que originalmente verificamos en agosto de 2020, cuando el gobierno ruso anunció el registro de esta vacuna].

Ayer, 11 de agosto, Vladimir Putin, el presidente de Rusia, anunció que su país había registrado la primera vacuna del mundo para prevenir el COVID-19. El anuncio fue hecho en una reunión virtual de Putin con miembros de su gabinete en la que se discutían medidas para el comienzo del año escolar en Rusia.

Kirill Dmitriev, el director del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RFPI por sus siglas en ruso) dijo que la vacuna había sido bautizada “Sputnik-V” en honor a Sputnik, el primer satélite artificial en orbitar la Tierra, lanzado en 1957 por la Unión Soviética.

Dmitriev también dijo que Rusia ya ha vendido más de 1.000 millones de dosis a 20 países del mundo, pero no dio una lista de esos países, ni tampoco pista alguna de sus compradores.

Por su parte, Mikhail Murashko, el ministro de salud ruso, dijo en una rueda de prensa que la vacuna tiene “alta eficacia y seguridad” y que no tiene efectos secundarios. En la rueda de prensa también aseguró que la vacuna solo podrá comenzar a aplicarse desde el 1 de enero de 2021.

Además, según reportó Sputnik News (un medio asociado al gobierno ruso), el ministro también dijo que la vacuna podría dar “dos años de inmunidad” ante el COVID-19.

Pero todo lo anterior ha sido cuestionado, pues varios científicos alrededor del mundo advirtieron que que aún faltan pruebas para asegurarse de la efectividad y la seguridad de esta vacuna.

Aquí les explicamos las dudas que quedan:

El Instituto Gamaleya y los estudios de la vacuna

El Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología. N.F. Gamaleya, cuyo director es el científico Alexander Ginzburg, fue el responsable de la creación de la anunciada vacuna.

El Gamaleya es piedra fundamental del desarrollo de las ciencias rusas, pues bajo su égida se asienta el progreso científico de la potencia liderada por Vladimir Putin, y su historia se remonta a 129 años atrás.

En 1891 el científico F.M. Blumenthal fundó su despacho privado químico, microscópico y bacteriológico, que en 1919 y en el marco de la revolución rusa fue nacionalizado y se reorganizó como el Centro Bacteriológico Estatal. Ya en 1949 se transformó en lo que es hoy, de acuerdo con esta breve reseña publicada en su página web.

El creador de la vacuna rusa es el subdirector de trabajo científico del Gamaleya, Denis Logunov, quien en esta entrevista concedida el pasado 23 de julio al portal Meduza.io (la mención más reciente que encontramos a los estudios de la vacuna), aseguró que él mismo ya probó la vacuna y que otros 76 voluntarios lo hicieron, con resultados muy esperanzadores y de muy pocos efectos secundarios.

El centro Gamaleya es una institución del Ministerio de Salud ruso, y su financiación es estatal, de acuerdo con el mismo Logunov.

El científico aseguró en dicha entrevista que la vacuna tardó solo dos semanas en desarrollarse y que “los voluntarios fueron fáciles de encontrar. La vacuna que hemos creado es una vacuna de vector, lo que significa que usamos un virus portador que entrega la información genética del nuevo coronavirus al cuerpo humano y desencadena una respuesta inmune al mismo. El método se basa en nuestro trabajo para crear este tipo de vacuna contra el virus del Ébola, y antes de la pandemia, llevábamos tres años desarrollando una vacuna para el síndrome respiratorio de Oriente Medio,MERS, y no teníamos dudas sobre qué hacer. El trabajo comenzó en febrero y la vacuna en sí tardó dos semanas en desarrollarse”.

Logunov también dice que no se han publicado estudios sobre la vacuna, pero que se hará pronto.

El registro

Como ya dijimos, incluso el ministro de salud aceptó que el registro no implica que la vacuna esté lista para usarse inmediatamente. Pero, entonces, ¿qué quiere decir el anuncio del registro?

La revista científica Science criticó el anuncio ruso de la vacuna, describiéndolo como una movida “alarmante y confusa”. Según la revista, un funcionario de prensa del ministerio de salud ruso aseguró que el certificado anunciado “permite que la vacuna, desarrollada por el Instituto Gamaleya en Moscú, le sea dada ‘a un grupo pequeño de ciudadanos de grupos vulnerables’, incluyendo a personal médico y a personas mayores".

Según el mismo artículo, “el certificado de registro da pocos detalles sobre la vacuna, que está siendo manufacturada por Binnopharm en Zelenograd. La compañía dice que puede producir 1,5 millones de dosis del producto por año y que espera expandir su capacidad de producción”.

Así que no es claro cómo Rusia planea cubrir la supuesta demanda de 1.000 millones de vacunas vendidas.

La seguridad de la vacuna

Muchos científicos alrededor del mundo han prendido las alarmas, pues se conoce muy poco sobre esta vacuna y lo que se conoce no es suficiente para asegurar que funciona, o que pueda ser segura.

Science, por ejemplo, critica el hecho de que, por ahora, sólo se conoce el estudio con 76 personas de esta vacuna [el mencionado más arriba por Logunov], un número muy bajo para aprobar un medicamento. La revista cita a Svetlana Zavidova, una abogada que dirige la Asociación de Organizaciones de Investigación Clínica en Rusia. “El registro acelerado no hará que Rusia sea un líder en esta carrera, tan solo expondrá a quienes reciban la vacuna, ciudadanos de un país, Rusia, a peligro innecesario”, le dijo Zavidova a la revista.

Por su parte, el profesor Pedro Alejandro Rovetto, patólogo e historiador de la medicina, quien ha sido docente en las Universidades del Valle y Javeriana, aseguró que frente a la vacuna rusa existen muchas dudas, porque “una cosa es encontrar una vacuna y otra es probar su efectividad. Por ejemplo, en la historia de la medicina tenemos un proceso muy interesante que fue la vacuna contra la polio, hubo dos versiones y se tardó 10 años en pruebas de campo en poblaciones amplias hasta que se encontró de qué manera era más efectiva y segura esa vacuna”.

Como ya contamos en el explicador “Cómo es el camino para desarrollar una vacuna contra el coronavirus”, que retomamos de nuestros colegas de Chequeado en Argentina, las vacunas deben pasar por tres fases de estudios en humanos antes de ser aprobadas. Esas fases deben incluir pruebas en miles de personas. También existe una cuarta fase en la que la vacuna comienza a administrarse más masivamente, pero los científicos siguen monitoreando sus posibles efectos adversos.

Y en efecto Rovetto apunta: “lo que han hecho hasta ahora los rusos es descubrir una vacuna de laboratorio, lo que debería pasar ahora es que se pruebe la vacuna en el campo. Aplicarla a personas reales, a quienes hay que hacerles seguimiento por dos o tres años a ver si desarrollan la enfermedad o no. Entonces esos son dos procesos distintos, eso no es descubrir la vacuna y que al otro día esté lista para usarse. Es un proceso muy complejo. Más que el número de personas en que se prueba es clave el tiempo de seguimiento que se les haga, para determinar su efectividad, sus efectos secundarios, si necesitan un refuerzo y en cuánto tiempo”.

Y, aunque el ministro Murashko aseguró que la vacuna podría dar una inmunidad por dos años, esta es información es imposible de conocer ahora, según Rovetto: “Tampoco es posible saber que esa vacuna tiene un cubrimiento de dos años si no han pasado dos años de la pandemia, ni del descubrimiento de la vacuna, no es posible saberlo en tan poco tiempo. Eso no es confiable”.

Otros científicos en Colombia se unieron a las críticas, como el epidemiólogo Julián Fernández-Niño y el neurólogo Diego Rosselli.

¿Quién comprará la vacuna rusa?

Como mencionamos, el gobierno ruso no aclaró quiénes son los supuestos compradores de la vacuna. Pero de acuerdo con esta nota del portal indio Livemint, que recoge la reacción de varios líderes mundiales, Israel, Kazajistán, Filipinas, México y el estado brasileño de Paraná estarían dispuestos a comprarla, después de analizar su efectividad.

El secretario de la Casa Civil de Paraná manifestó que dicho estado cuenta con el apoyo del Gobierno de Jair Bolsonaro para realizar la compra de la vacuna. “Ahora lo que vamos a hacer es correr con los protocolos que nos darán condiciones de agilidad para poder hacer pruebas y comenzar la vacunación lo antes posible”, indicó. El acuerdo también contempla la posibilidad de que el estado de Paraná importe y distribuya la vacuna rusa a América Latina. De acuerdo con esta nota de la agencia turca Anadolu.

También Nicaragua anunció que la distribuirá a los vecinos de Mesoamérica por medio del Instituto Latinoamericano de Biotecnología Méchnikov. “En nuestra Nicaragua de paz y bien, estaremos en capacidad de fabricar estas vacunas, así lo ha dicho el director de Méchnikov (Stanislav Uiba) en nuestro país, para además de consumir localmente y proteger a las familias nicaragüenses, también poder exportar, por lo menos a Mesoamérica, a la región centroamericana”, dijo la esposa del presidente Daniel Ortega y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, según registra este informe del diario Prensa Libre de Guatemala.

Así que es cierto que el gobierno ruso anunció que registró una vacuna contra el COVID-19, pero aún permanece un gran pero: todavía no es claro si funciona.