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Verdadero pero...
“El salario mínimo, respecto del salario promedio de la economía y la productividad de la economía, es de los más altos del mundo. No que sea alto en términos de su capacidad adquisitiva, sino que es alto en relación con la capacidad de pago del país”, dijo el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en entrevista con Blu Radio el pasado 7 de diciembre.
Algunos medios recortaron la cita en sus títulos de modo que daba la impresión de que el funcionario había asegurado que el mínimo era “de los más altos del mundo” en términos absolutos [1, 2]. Otros portales incluso fueron más lejos y le atribuyeron propuestas de reducirlo que no hizo de forma explícita: cuando le preguntaron si esa medida sería “antitécnica”, respondió que “si el salario mínimo o el salario que sea es superior a la producción que implican esos trabajadores formales, pues terminamos condenando a mucha gente al desempleo o a la informalidad” [3, 4].
En todo caso y debido a la polémica generada, Colombiacheck verificó lo que Carrasquilla realmente dijo y encontró que su afirmación es ‘verdadera pero’. La comparación es cierta frente a los países sobre los que existen datos que permiten hacerla. Sin embargo, la diferencia radica sobre todo en que sus salarios promedios tienden a ser más altos, no en que sus mínimos sean más bajos.
El equipo de prensa del MinHacienda no respondió sobre la fuente de la afirmación, pero el economista Germán Darío Machado Rodríguez, asesor del ministro, dijo que se basa en una tabla de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esta presenta dos tasas por país que ponen el salario mínimo con relación al promedio, que es la división por partes iguales de la suma de todos los salarios, y al mediano, que es el que divide a la mitad de personas mejor pagadas del otro 50 por ciento peor pagado. En Colombia, el mínimo equivale al 59 por ciento del primero y al 90 por ciento del segundo.
Ambas cifras son superiores a las del resto de países incluidos allí, pero estos son apenas 31 y todos tienen productos internos brutos per cápita a poder adquisitivo constante mucho más altos, o sea que son economías mucho más productivas con relación a su población y costo de vida. De hecho, hay 21 europeos y apenas otros tres latinoamericanos: México, Chile y Costa Rica. El resto son Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Israel y Canadá.
La descripción de la misma tabla señala que, a la hora de comparar entre países, es mejor usar la relación del mínimo frente al mediano porque tiene en cuenta las diferencias en la distribución de ganancias, contrario al promedio. Esto coincide con las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el análisis de estas variables, donde también se señala que los resultados tienden a ser más altos para los países en desarrollo y que esto refleja su productividad “al menos en parte”.
En los datos de la OCDE, Colombia supera por 15 puntos porcentuales a Turquía, que tiene la segunda tasa más alta frente a la mediana de salarios (75 por ciento). Mientras tanto, está solo 3 puntos arriba de Nueva Zelanda, que tiene el segundo puesto frente al promedio (56 por ciento).
La descripción también aclara que las comparaciones entre salario mínimo y mediano “no están disponibles para un gran número de países”. En consecuencia, es frecuente acudir a los promedios como lo hizo Carrasquilla. De hecho, la OIT tiene bases de datos por salarios mínimos y medios, no medianos, y la comparación entre ambas también le da la razón al ministro con algunas salvedades similares: los datos también son escasos porque pocos países aparecen en ambas con datos comparables y más o menos actualizados.
El analista económico José Roberto Acosta explica que “en muchos países ni siquiera hay salario mínimo”. Estos son cerca del 8 por ciento de los estados miembros de la agencia laboral de Naciones Unidas, según sus datos de 2014 (algunos lo han adoptado después, como Surinam, y otros siguen sin hacerlo, como Singapur).
En otras partes, hay sistemas de múltiples mínimos que dependen de diversas variables. En India, por ejemplo, se tiene en cuenta la actividad económica y la experiencia.
De todas formas, Colombiacheck cruzó la información de la OIT para poder comparar una mayor diversidad de economías. Para esto, tomó los datos más recientes de cada uno de los 28 países que tienen datos posteriores a 2010 de salarios, tanto mínimo como promedio, medidos con paridad de poder adquisitivo. Con este método, aquellos en donde el salario mínimo representa una mayor proporción del promedio son:
Solo tres de ellos superan el 59 por ciento que registra la OCDE para Colombia. Así que sí es verdad que este es “uno de los más altos del mundo” de los que se tiene información, incluso más allá de la fuente utilizada por el Ministerio de Hacienda. Lo que pasa es que esto no quiere decir que sea más plata en términos absolutos, como lo aclaró el mismo Carrasquilla en la entrevista.
No obstante, “lo que no dice es que el promedio en Colombia es más bajo”, advierte el profesor Acosta. Por regla de tres con el mínimo vigente de 877.803 pesos, la media es de casi 1,5 millones de pesos, alrededor de 435 dólares al cambio actual. A su vez, estos equivalen a 409 dólares de 2017, que es la moneda en la que están estandarizadas las cifras de la OIT.
Este monto deja al país por debajo de casi todos los que aparecen en la tabla usada por MinHacienda y, en cambio, por encima de siete de los diez que quedaron en el escalafón elaborado por Colombiacheck, incluyendo los tres primeros. De hecho, Colombia está al nivel de Ucrania, que tiene el puesto 76 de 112 países que aparecen con este dato en los registros de la agencia laboral de Naciones Unidas.
El economista Alejandro Barrera Escobar, docente de la Universidad de Manizales, indica que también se debe tener en cuenta que estos promedios comparables internacionalmente se refieren a las ganancias de personas que trabajan tiempo completo. En este sentido, el estándar que se usa es de mínimo 30 horas a la semana en su empleo principal.
Por otro lado, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que sí incluye a todo tipo de ocupados, la cifra más reciente es de apenas 853.613 pesos en agosto. En el primer trimestre de 2020, cuando apenas llegaba la pandemia de COVID-19 al país, había alcanzado un pico de 1 millón.
Para el trimestre enero-marzo de 2020, el ingreso promedio nominal de los ocupados en las 13 principales ciudades del país era de $1.292.210. Para junio-agosto de 2020 el ingreso promedio se ubicó en $1.026.447.
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) December 7, 2020
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Además, con paridad de poder adquisitivo, el salario mínimo es el cuarto peor según otra tabla de la misma OCDE con 31 países (más o menos los mismos de la primera) y el 60 entre 129 en dólares, según la OIT. Así que es cierto que la afirmación de Carrasquilla nada tiene que ver con el poder adquisitivo de quienes ganan esa suma y, en cambio, sí se relaciona con la informalidad.
Esto último se debe a que, en Colombia, solo se puede aportar a seguridad social si los ingresos son superiores al mínimo y eso es lo que determina la formalidad del empleo. “A finales del año pasado, más o menos la mitad de la gente en el mercado laboral [...] recibía como remuneración una suma inferior al salario mínimo legal”, reconoció el ministro en Mañanas Blu. De hecho, Colombiacheck había hecho una verificación sobre un dato similar en mayo de 2019. El DANE dice que ahora es el 63,8 por ciento (enero-octubre de 2020).
Para el periodo enero-octubre de 2020, la proporción de ocupados que recibían como ganancias y salarios laborales hasta 1 salario mínimo legal vigente era de 63,8%. Para el mismo periodo de 2019 el porcentaje era de 60,8%. pic.twitter.com/QCZE7yfITV
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) December 7, 2020
Precisamente por esto es que la aclaración sobre la relación del promedio de salarios en el país frente a los demás es importante para interpretar la comparación que hizo el funcionario sobre su relación con el mínimo. La omisión de esta explicación es el ‘pero’ de su afirmación verdadera.