Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero... Verdadero pero...
Verdadero pero...
Desde el inicio de la vacunación en el mundo contra el COVID-19, a finales de 2020, no han faltado las desinformaciones en torno al supuesto efecto de las vacunas sobre la fertilidad (1, 2, 3), y recientemente han estado circulando pantallazos y publicaciones en Facebook y Twitter redes sociales (1, 2, 3, 4, 5) en las que se habla sobre el efecto de la inmunización en el semen de acuerdo con un estudio publicado por la revista Andrology con el nombre de “La vacuna contra el covid-19 BNT162b2 (Pfizer/BioNTech) afecta temporalmente la concentració4n de semen y el recuento móvil total entre los donantes de semen”.
Algunos de los post dicen lo siguiente:
“Las inyecciones primarias de ARNm de #Pfizer afectan ‘temporalmente’ a la concentración y la movilidad del semen de los donantes. El alcance del estudio no incluyó los efectos de las dosis de ‘refuerzo’ adicionales. El semen de los no vacunados es oro”, con comillas que dan a entender que el efecto no es temporal.
“Ya no es teoría de ‘conspiración’. La (vacuna) Pfizer perjudica el SEMEN temporalmente”.
“La vacuna contra el Covid-19 Pzifer BNT162b2 afecta temporalmente la concentración de semen y el recuento móvil total entre los donantes de semen”.
Como ya hemos hecho antes en Colombiacheck al verificar informaciones con respecto a la pandemia (vea más en nuestro especial), decidimos chequear qué de cierto había en los pantallazos y posts en redes sociales, corroborando que, si bien la publicación científica efectivamente reporta un efecto de la vacuna Pfizer sobre “la disminución de la concentración de semen y del recuento móvil total”, este no es permanente y luego los parámetros se recuperan con normalidad. Es decir, calificamos el contenido viralizado como “verdadero pero” ante la falta de contexto que le rodea.
Comencemos a explicar de qué trató el estudio y cuáles fueron sus resultados.
La investigación estuvo enfocada en cómo puede influir el medicamento biológico de Pfizer en el semen y para ello empleó datos de 37 donantes de esperma y 216 muestras en las que evaluó cuatro aspectos: el volumen de semen, la concentración de espermatozoides, motilidad (capacidad de movimiento de estos gametos) y recuento móvil total o conteo de células.
El tiempo del análisis abarcó cuatro fases: previo a la vacunación (una referencia de control y para comparar), luego entre 15 y 45 días después de recibir las dos dosis; seguido de entre 75 y 125 días después, y, por último, una vez que transcurrieron más de 145 días al completar la vacunación.
El hallazgo más destacable fue que entre 75 y 125 días se produjo un descenso del 15,4% de la concentración de espermatozoides lo cual condujo a una reducción del 22,1% en el recuento celular. Ni en el volumen del semen ni en la motilidad de los espermatozoides hubo cambios significativos.
Según los investigadores este impacto era temporal, ya que luego de los 145 días había una normalización de los valores iniciales, lo que es “una demostración de recuperación a largo plazo tras la vacunación”.
“Encontramos una disminución temporal selectiva de la concentración de espermatozoides y el conteo móvil total tres meses después de la vacunación, seguida de una recuperación entre donantes de espermas”, recalca el estudio.
Esto puede deberse, explica el artículo científico, a que la vacuna, más que tener un efecto directo sobre las células testiculares, produce síntomas adversos como “dolor, enrojecimiento o hinchazón (...) fiebre, fatiga, dolor de cabeza” los cuales a su vez generan una respuesta del sistema inmune y, con ello, “la disminución temporal de la concentración” de espermatozoides.
“Mohamed Abdelhamid et al. han sugerido recientemente que la fiebre por infección por el virus SARS-CoV-2 induce un efecto negativo reversible en los parámetros del semen hasta un ciclo (74 días) de espermatogénesis (proceso de formación de espermatozoides). El estudio actual apoya esa noción no solo con respecto a la respuesta sistémica febril, que altera la espermatogénesis, sino también sobre el momento y la duración de estas alternancias”, aclara la investigación y cita este artículo.
“Desde una perspectiva clínica confirma informes anteriores sobre la seguridad y confiabilidad general de las vacunas”, resume.
El equipo investigador también reconoció que una de las principales limitaciones de su evaluación es incluir solo donantes de semen y no una representación de la población en general, en la que podría haber personas con problemas de fertilidad.
Nuestros aliados de Maldita.es consultaron sobre la investigación a Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital de La Zarzuela y presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, quien les explicó que la disminución de ciertos parámetros “es una bajada discreta”. “No hace que los niveles caigan por debajo de los valores normales establecidos por la OMS, por lo tanto, no tiene impacto sobre la fertilidad (…) Es casi algo anecdótico, ya que se recuperan los valores previos en unos meses”.
Los valores referenciales para el semen humano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los que se refiere el especialista fueron establecidos en 2010 en su última actualización. Allí pueden encontrarse datos sobre el pronóstico de fertilidad de la población, la calidad del semen de una persona y el diagnóstico de infertilidad.
Moncada también advierte que, aunque hubiese habido un descenso más notorio en los parámetros del análisis publicado por Andrology, “eso no indica inequívocamente que se vea afectada la capacidad fértil, ya que “esta depende de muchos factores y no hay una relación directa”.
En 2021, en una investigación publicada el 17 de junio por la revista Journal of the American Medical Association, médicos de la Universidad de Miami concluyeron no haber encontrado “ninguna disminución significativa en ninguno de los parámetros que miden espermatozoides” en un grupo de 45 hombres mayores de 18 años, evaluados antes y después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNTech o Moderna y luego, otra vez, al menos 70 días después de ser inmunizados con la segunda dosis.
“Medimos el volumen de semen, la concentración de espermatozoides y la cantidad total de semen en movimiento y concluimos que no hubo disminución en ninguno de los parámetros al compararlos con los niveles normales”, dijo en una declaración Daniel González, estudiante de medicina de la universidad y uno de los autores del estudio.
También en un trabajo científico publicado en Frontiers in Public Health se analizaron cambios en los parámetros de semen en quienes asistían a clínicas de fertilidad en busca de técnicas de reproducción asistidas. Para el análisis se tuvieron en cuenta las vacunas de ARN mensajero, como Pfizer/BioNTech, y las de vector viral, como Oxford/AstraZeneca, y tampoco se notaron variaciones significativas en la calidad del semen. Para los autores, estas vacunas “deben considerarse seguras para la salud reproductiva de los hombres”.
Otro grupo de científicos israelíes expuso un resultado similar en un estudio publicado el 26 de enero de este año en la revista Reproductive BioMedicine Online. En este caso se observó la producción de esperma de 43 hombres antes y después de ser inmunizados con el biológico de Pfizer/BioNTech. “Nuestros resultados demuestran que la vacuna no reduce los parámetros de esperma”, reportaron los autores.
Igualmente los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos subrayan que hasta la fecha no hay prueba de que ninguna vacuna, incluyendo a las producidas contra el COVID-19, cause problemas de fertilidad.
En conclusión, aunque el pantallazo en redes sociales menciona información de un estudio que efectivamente reporta el efecto temporal de la vacuna Pfizer en el semen de los participantes, solo fue en algunos parámetros analizados y estos luego se normalizaron; además, hasta la fecha no hay evidencia científica que permita concluir que la inmunización contra el coronavirus repercuta en la calidad del semen o la fertilidad, la evidencia, por el contrario, apunta a que no hay afectaciones a largo plazo en ese sentido.