Miércoles, 19 Diciembre 2018
Lo ancestral, la memoria y la resistencia, remedios de jóvenes contra la guerra
Por
Pablo Medina Uribe
En la segunda mitad de la década del noventa la historia de Tumaco cambió. La llegada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) seguidas por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hicieron que en este rincón del país se librará una aguerra por los cultivos de coca, y por las rutas al mar Pacífico para el tráfico de armas y drogas. En consecuencia, el 50% de la población ha sido víctima del conflicto armado, según el Registro Único de Víctimas. El dato, que desanima a muchos, alienta a otros a trabajar por las comunidades desde lo ancestral, la memoria y la resistencia; ese es el caso de Fabio Muriano, Paola Gómez y Leonardo Castro, tres jóvenes que intentan cambiar la historia de su territorio a través de una huerta, la Casa de la Memoria, y la música y el teatro
En la segunda mitad de la década del noventa la historia de Tumaco cambió. La llegada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) seguidas por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hicieron que en este rincón del país se librará una aguerra por los cultivos de coca, y por las rutas al mar Pacífico para el tráfico de armas y drogas. En consecuencia, el 50% de la población ha sido víctima del conflicto armado, según el Registro Único de Víctimas. El dato, que desanima a muchos, alienta a otros a trabajar por las comunidades desde lo ancestral, la memoria y la resistencia; ese es el caso de Fabio Muriano, Paola Gómez y Leonardo Castro, tres jóvenes que intentan cambiar la historia de su territorio a través de una huerta, la Casa de la Memoria, y la música y el teatro
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