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Cuestionable
El 7 de agosto de 2022 será la posesión del presidente electo Gustavo Petro, de quien los medios han dicho que es el primer presidente de izquierda que tendrá Colombia. Como es costumbre, el equipo de empalme de Petro y el de el presidente saliente, Iván Duque, acordaron un cronograma de trabajo que comenzó el miércoles 29 de junio y en el que se procura dar continuidad al trabajo de todos los sectores del ejecutivo.
En redes sociales también empiezan a circular desinformaciones que se refieren a esta transición entre gobiernos. Recientemente verificamos un supuesto trino de Petro en el que le solicita a clínicas y hospitales realizar cirugías estéticas gratis, pero encontramos que se trataba de un montaje.
También en Facebook, un usuario compartió una imagen el 20 de junio de 2022, un día después de la segunda vuelta de elecciones, en la que enumera cinco indicadores económicos y asegura que el presidente Duque los entrega peor de lo que los recibió. “En resumen Petro recibe la presidencia, completamente un país desfalcado” (sic), dice la descripción de la publicación que ha sido compartida más de 465 veces desde el 20 de junio.
En Colombiacheck aplicamos nuestra metodología de verificación y encontramos que la publicación de redes exagera las cifras económicas que presenta, no tiene en cuenta el impacto que tuvo la pandemia por COVID-19 en la economía y concluye, además, que el país está en ‘desfalco’, un término que se le asigna a algún tipo de fraude o estafa y no al desempeño económico de un gobierno.
La principal definición de ‘desfalcar’ es “tomar para sí un caudal que se tenía bajo obligación de custodia”. En general, se relaciona con delitos en los que se desvían los recursos, en especial públicos, hacia personas o entidades a los que no estaban destinados originalmente. Es lo que en algunos países se llama malversación, como en España.
El Código Penal de Colombia también contempla la malversación y dilapidación de bienes en el ámbito privado, pero la apropiación o la destinación diferente de dineros públicos se estipula como peculado, del que se establecen diferentes tipos. Sin embargo, los cambios en las estadísticas mencionadas por la publicación no prueban que se hayan cometido tales conductas.
La publicación asegura que el presidente Duque “recibió el país con desempleo del 9,4% y lo entrega en 12,1%”. Tuvimos en cuenta la medición de desempleo que ofrece el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para esos dos momentos, y encontramos que, aunque los datos son cercanos, no reflejan el impacto que tuvo la pandemia por COVID-19 en el mercado laboral, principalmente durante el año 2020.
Tomamos como referencia las cifras de agosto de 2018, cuando comenzó el gobierno de Duque, y la medición más reciente, pues este aún está en funciones. De acuerdo con las series de las tasas desestacionalizadas de mercado laboral, el desempleo nacional para agosto de 2018 fue del 9,1% y para mayo de 2022 fue de 10,6%. Este último dato también se encuentra en el último boletín técnico de la entidad, publicado el 30 de junio de 2022.
La desestacionalización es un proceso estadístico que consiste en ajustar las series de datos y remover efectos temporales, como la Semana Santa y los días feriados, para así realizar comparaciones razonables entre diferentes periodos de tiempo.
La tasa de desempleo del DANE para agosto de 2018 es 0,3 puntos porcentuales menor que la que “recibió Duque”, según la publicación de redes, y la tasa de desempleo de mayo de 2022, la última disponible, es 1,5 puntos menor en comparación con la supuesta tasa que “Duque entregó”.
Más allá de eso, si bien es cierto que esta variable ya había aumentado a 10,4% para diciembre de 2019, su crecimiento se disparó con la llegada de la pandemia. En mayo de 2020, con el impacto del periodo más estricto de la cuarentena nacional para evitar la transmisión del virus, llegó a un pico de 20,7%.
Desde entonces, se ha ido recuperando. Cerró 2021 en 12,2% y llegó a mayo de 2022 en 10,6%, el mismo valor que tenía en enero de 2020, cuando el COVID-19 apenas se estaba empezando a detectar en diferentes partes del mundo. Esto demuestra que sí ha habido una recuperación poscrisis.
#DANELeCuenta | Según la serie desestacionalizada, que permite comparaciones intermensuales, la tasa de #desempleo a nivel nacional para mayo 2022 fue 10,6 %, 0,7 p.p. inferior a la del mes anterior.
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) June 30, 2022
Para las 13 ciudades principales fue 11,3 %.#Empleo 👉https://t.co/xkzHlmNps3 pic.twitter.com/uD6Ij6SwsY
“Las cifras de crecimiento luego de la pandemia han estado muy por encima de lo esperado por los diferentes analistas, ese crecimiento es una condición necesaria, aunque no suficiente para bajar el desempleo”, explica el economista Jorge Llano Salamanca. El académico y exfuncionario señala que “en particular, la respuesta del empleo ha sido deficiente”, pero lo atribuye a la falta de flexibilidad del mercado laboral colombiano.
Sin embargo, Llano también señala que “hubo decisiones erradas, como el incremento fuerte del mínimo por encima de la inflación, que pudo haber tenido un efecto en la creación de empleo”. Es decir que esta medida sí pudo hacer más lenta la reducción del desempleo tras la crisis de la pandemia, pero esta última no se puede sacar de la ecuación al analizar los resultados del gobierno saliente.
En el caso de la pobreza, la situación es similar pero la publicación tiene un problema adicional: no explica a cuál de las posibles mediciones de esta variable se refiere cuando señala que en 2018 era de 26,9% y Duque la entrega en 39,9%.
La pobreza multidimensional, que se calcula con una serie de indicadores sobre la situación de los hogares en dimensiones como la salud y la educación, de hecho bajó 3,1 puntos porcentuales de 2018 al último dato disponible, que es el de 2021, según el DANE. Pasó de 19,1% a 16%.
Ya en 2019 había bajado a 17,5% pero en 2020, primer año de la pandemia, había vuelto a subir a 18,1%. Así que también hubo recuperación.
En todo caso, estas cifras son muy distintas a las que muestra la publicación.
La pobreza monetaria, que depende del promedio de ingresos por persona en cada hogar, era de 34,7% en 2018 y en 2021, de 39,3%. Sin embargo, este aumento de 4,6 puntos también esconde la recuperación pospandemia, pues en 2020 llegó a subir hasta el 42,5%.
No obstante, los datos en la imagen tampoco coinciden con la tasa nacional sino, a medias, con la de las 13 principales ciudades y sus áreas metropolitanas.
En efecto, allí la pobreza monetaria era de 26,7% en el año en 2018. Es cierto que también aumentó a 34,3% para 2021 pero, de nuevo, esto representa una caída de 5,6 puntos porcentuales frente al pico pandémico de 2020, cuando fue de 39,9%, que es lo que supuestamente “entrega” Duque, según la publicación, a pesar de ser una cifra desactualizada.
En resumen, lo que compara realmente no es la cifra nacional que recibió el gobierno y la más reciente, sino el dato promedio de las principales ciudades para el año de la posesión frente al peor momento de la crisis, que fue hace más de un año.
“En términos de pobreza, el crecimiento ha ayudado mucho, pero hay un efecto negativo asociado al crecimiento de la inflación que al ser el ‘impuesto’ más regresivo le pega mucho más duro a los más pobres, y eso a su vez hace que la desigualdad se deteriore”, señala el economista Llano. Esto también se relaciona, según el analista, con el golpe a los ingresos de las familias que representa el desempleo, que sigue siendo alto pese a su recuperación pospandemia.
La publicación de redes afirma también que el presidente Duque recibió el país con “desigualdad de Gini de 0,508 y lo entrega en 0,523”. Se refiere al coeficiente de Gini, un indicador económico que mide la desigualdad de ingresos entre los habitantes del país, siendo 0 la máxima igualdad y 1 la máxima desigualdad.
En su informe estadístico de pobreza monetaria, el DANE entrega un boletín con la medición del coeficiente de Gini desde 2012 hasta 2021. Los datos muestran que el coeficiente de Gini para cuando Duque comenzó su mandato fue 0,517 y no el que dice la imagen de redes. De hecho el dato de la imagen de 0,508 es el Gini del año 2017, durante la presidencia de Juan Manuel Santos.
El Gini más reciente disponible, de nuevo, es el de 2021 y sí es 0,523. Sin embargo, este es otro indicador que se agudizó durante el primer año de la pandemia, cuando llegó a 0,544, pero los registros también muestran que luego disminuyó.
Como ya se mencionó antes, Llano también relaciona la dificultad para la recuperación en esta variable con los efectos de la inflación.
El Ministerio de Hacienda reporta trimestralmente la deuda bruta del Gobierno Nacional Central, que tiene unos niveles considerablemente menores a los que presenta la publicación de redes.
Cuando Duque empezó su mandato, en el tercer trimestre de 2018, el valor era de 470,6 billones de pesos, no de 516 billones de pesos. De igual forma, para el primer trimestre de 2022, la cifra más reciente disponible, es de 759,5 billones de pesos, mucho menor que la que supuestamente “entrega Duque”, según la imagen.
La deuda pública sí aumentó durante la presidencia de Duque. En todo caso, la cifra también debe ser analizada teniendo en cuenta el impacto de la pandemia; por cuenta de esto, la deuda se disparó en el primer trimestre del 2020. Pasó de 533,7 billones en diciembre de 2019 a 604,3 billones en el primer trimestre de 2020, es decir, aumentó 13,23%.
Similar a lo que ocurre con la cifra de pobreza, la desinformación no hace referencia a una medición específica de la deuda pública. De tal forma que también realizamos contrastes con otros datos, como la deuda bruta del Gobierno General y la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF), un dato disponible en el portal del Banco de la República.
La del Gobierno General, que incluye los entes territoriales, para septiembre de 2018, un mes después de la posesión de Duque, fue 474,9 billones de pesos y para diciembre de 2021, el más reciente, fue 783,8 billones de pesos. Es decir que también creció, pero sin llegar a los niveles que da la publicación de Facebook.
La deuda del SPNF para septiembre de 2018 fue 474,9 billones de pesos y para diciembre de 2021 fue 777,4 billones de pesos. Nuevamente un incremento lejos de los valores que presenta la desinformación.
Además, Llano señala que “en general, estas variables se muestran como porcentaje del PIB para hacer una comparación más adecuada con otros países y para tener una relación clara de cuánto del PIB (que es la producción dentro del país en un año) se necesitaría para pagar esa deuda”. Al hacer esa relación, de nuevo, es evidente el efecto de la pandemia y la posterior recuperación en la mayoría de las mediciones.
La deuda bruta del Gobierno Nacional Central equivalía al 47,6% del PIB en el tercer trimestre de 2018, cuando Duque llegó al poder, según el Ministerio de Hacienda. En diciembre de 2019 ya había subido al 50,3% pero con la pandemia se disparó: al cierre de 2020 había alcanzado el 65%. En 2021 bajó ligeramente al 63,8% y el último dato, de marzo de 2022, fue del 59%.
Es decir que, si bien está 11,4 puntos porcentuales por encima de lo que recibió Duque, ha decrecido 6 puntos frente al cierre del primer año del COVID-19.
La del Gobierno General tiene un comportamiento parecido. En septiembre de 2018 representaba el 49,4% del PIB. Había subido al 52,3% en diciembre de 2019 y luego escaló al 67,2% en 2020. En cambio, cerró 2021 en el 66,6% e incluso alcanzó a estar en el 64,5% en septiembre.
En cuanto al sector público no financiero, su deuda era el 49% del PIB cuando Duque llegó al cargo. Ascendió a 51,2% al cierre de 2019. En 2020 subió drásticamente y terminó el año en 64,3%. Contrario a las otras, en 2021 no se recuperó y continuó hacia arriba, llegando a 66,1% en diciembre.
En general, el economista Llano considera que “gracias al crecimiento económico, tanto el déficit como la deuda, que son caras de una misma moneda (déficit de hoy es incremento de la deuda) han venido mostrando una recuperación más acelerada de lo esperado, así como lo mostraron los datos del Marco Fiscal de Mediano Plazo”.
Precisamente sobre el déficit, los valores que da la imagen vuelven a ser muy superiores a los que muestra el balance fiscal oficial del Gobierno Nacional Central que recoge el Banco de la República. Además, como con la deuda, están expresados en pesos cuando lo más recomendable es mostrarlos como porcentaje del producto interno bruto (PIB), un cálculo que se recoge en los marcos fiscales de mediano plazo (2019, 2020, 2021 y 2022).
En 2018, cuando Duque asumió la Presidencia, el déficit era de 30,3 billones de pesos, 3,6 billones menos que en 2017. En 2019 siguió bajando, cerró en 26 billones de pesos. Con la pandemia, en 2020, se multiplicó y llegó a 77,8 billones de pesos. En 2021 siguió creciendo, hasta cerrar el año en 83,1 billones.
No obstante, al mirar estos datos con relación al PIB, también se empieza a ver una recuperación en el último año. En 2018, el déficit representaba el 3,1% y en 2019 había bajado a 2,5%. Fue en el pandémico 2020 que llegó al récord de 7,8%. En 2021, pese a que siguió alto, perdió 7 décimas y quedó en el 7,1%, según el cálculo provisional más reciente.
En consecuencia, Colombiacheck califica como cuestionable la publicación que advierte sobre la supuesta entrega de un país “desfalcado” de Duque a Petro, no solo porque tergiversa el significado de esa palabra sino también porque los datos en los que se basa mezclan cifras imprecisas, desactualizadas y descontextualizadas.