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Sábado, 06 Agosto 2022

Las promesas de Duque en Tumaco: palabras lejos de llegar a buen puerto

Por José Felipe Sarmiento

El centro pesquero no se construyó, la vía a Mataje se terminó pero no ha abierto y los programas juveniles no llegaron a tiempo, mientras el Estado sigue en deuda con la paz.

En lugar del centro de acopio prometido en 2018 por el presidente Iván Duque, un grupo de clientes espera a los pescadores de Tumaco en un espacio de unos 20 metros cuadrados bajo un plástico negro que hace las veces de techo con goteras, sostenido por una estructura de guadua sin paredes, y algunos se sientan en sillas plásticas o bancas rústicas de madera mientras llegan las lanchas con peladas, lisas, pargos, entre otros.

Las dos mesas del sitio apenas permiten acomodar un par de platones con mercancía. Los demás recipientes, junto con algún costal, descansan en los asientos liberados por los hombres, en carretillas o sobre la arena. Da igual si es afuera o dentro del refugio. Todo en la playa El Bajito se humedece al paso de la brisa del Pacífico nariñense que arrastra, hasta el último rincón, la llovizna mañanera casi horizontal del sábado 16 de julio.

Cuando estaba en campaña, el entonces candidato del partido Centro Democrático aseguró que la ciudad sería uno de sus primeros destinos oficiales como gobernante si llegaba a ganar, para liderar un consejo de seguridad. En eso cumplió, porque el 10 de agosto de 2018, tres días después de mudarse a la Casa de Nariño, aterrizó allá para reafirmar varios compromisos.

Así lo resaltó ese día al asistir a una feria de emprendimientos. Sus palabras en el evento están consignadas en el portal de la Presidencia y en su canal oficial de YouTube.

En las elecciones, Duque fue el ganador en San Andrés de Tumaco desde la primera vuelta (33%) y se reafirmó en la segunda (52%). Una victoria que se veía más como la excepción que como la regla en el Pacífico, una región habitada sobre todo por personas afros e indígenas históricamente discriminadas y excluidas. Colombiacheck también describió este panorama en un reportaje posterior a esos resultados.

Su entonces contrincante y pronto sucesor, Gustavo Petro, fue quien ganó en el Distrito Industrial, Portuario, Ecoturístico y Biodiverso en 2022, al lado de la líder ambiental y afrofeminista caucana Francia Márquez como vicepresidenta. Allí obtuvieron el 60% de la votación el 29 de mayo y subieron al 74%, tres de cada cuatro votos, el 19 de junio.

Visto ese giro, este medio visitó la población para hablar de primera mano con sus habitantes sobre los logros y las deudas de la administración saliente con su territorio. El balance es que la mayoría de los propósitos que expresó ese 10 de agosto no llegaron a buen puerto en su mandato, que ahora está a punto de terminar.

Los pescadores y la plaza

Entre los compradores de El Bajito está Carlos Alberto Filoteo, quien dejó la pesca hace unos ocho meses para atender y administrar el puesto de pescado frito de sus abuelos, construido sobre un andén de una calle de barrio en el centro. Dice que se pasó “del mar a la tierra” porque le va mejor económicamente.

“La pesca es a la suerte. Se arriesga mucho, se invierte mucho y se gana poco. Hay días en que no se pesca nada o se pescan 30.000 pesos y hay días en que se pescan millones”, dice. Calcula que la inversión diaria entre gasolina, comida e implementos puede ser de 200.000 pesos.

Junto a él, esperan varios revendedores que proveerán de pescados frescos a otros restaurantes como el suyo. Son la opción más rentable para la mayoría de pescadores artesanales.

Juan España, uno de ellos, explica: “Allá [en El Bajito] le compran lo que uno trae y sin escogerle, porque en las pesqueras es clasificado. Entonces es la garantía que uno tiene un poquito más de vender por fuera”.

En la vereda Llanaje, de donde viene, conformaron una asociación que está en crisis por las deudas que adquirió tras un fallido intento de llevar su producción a Bogotá. Es de un grupo de colegas que, como él, rondan los 40 años y llevan 30 dedicados a esa actividad. Entre todos reúnen su pescado y lo venden a varias pesqueras, según la que esté pagando mejor.

“Porque no tenemos una parte fija dónde vender. Porque, por medio de los precios, al pescador aquí la empresa lo abandona mucho”, se queja.

Ese lugar ya debería existir. “Antes de diciembre del año 2019, vamos a tener un centro integral de producción mixta en Tumaco, donde la mitad sea un centro de acopio y la otra mitad sea un mercado que promueva los productos de esta región, generando oportunidades productivas”, anunció Duque en agosto de 2018.

La promesa consta no solo en su referido discurso sino también en un trino publicado en esa misma fecha. Desde entonces le asignó la tarea al Departamento para la Prosperidad Social, cuya entonces directora, Susana Correa, estaba sentada detrás de él mientras hablaba en la feria de emprendimiento.

Pero pasaron los cuatro años de gobierno y la obra no se hizo.

Incluso quienes hacen un balance más positivo de las acciones de su administración en favor del puerto reconocen que este es su pendiente más claro. “Lo único que considero que, en términos generales, no se cumplió fue lo de la plaza de mercado, pero fue por un tema de Ley de Garantías o algo así”, señala la directora de la Cámara de Comercio de Tumaco, Zaida Mosquera.

Así es. Según la trazabilidad del proyecto que Prosperidad le envió a Colombiacheck, los recursos para ejecutarlo en donde hoy queda la vieja galería aparecieron apenas en diciembre de 2021. La Alcaldía radicó la solicitud el 29 de mayo de 2020, de modo que la revisión le tomó a la Nación año y medio, por lo que el convenio interadministrativo por 7.302 millones de pesos se firmó cuando ya estaba en vigencia la Ley de Garantías para los comicios de 2022.

Es decir que esta fue una de las iniciativas en las que se sacó provecho de la reforma inconstitucional que, con la excusa de la reactivación económica tras la pandemia de COVID-19, se le hizo a esa norma en el Presupuesto General de la Nación, para suspender la prohibición de este tipo de contratos en medio de la campaña. En consecuencia, lo firmado se cayó junto con esta excepción cuando la Corte Constitucional la tumbó y ordenó dar por terminado todo lo suscrito bajo su amparo.

La decisión estaba advertida desde que se empezó a discutir el cambio, pues el procedimiento que se usó en el Congreso, con aval e impulso del Ministerio de Hacienda, era abiertamente contrario a la Carta Política. Así lo señalaron en su momento gremios, juristas y organizaciones como Transparencia por Colombia y la Misión de Observación Electoral (1, 2, 3).

Como resultado, la plaza de mercado hoy no es el prometido centro de acopio y ventas con 73 locales para todo tipo de productos (15 de cárnicos), bodegas, cuartos fríos, parqueaderos, plazoleta de comidas y hasta zonas verdes y de juegos. Sigue siendo la misma mole gris de paredes carcomidas y techo a medio caer de toda la vida, solo que ahora tiene afiches desteñidos de ‘Fico presidente’ en la fachada.

Fachada de la plaza de mercado de Tumaco

La renovación de la galería es uno de esos incumplimientos crónicos de los gobiernos locales, departamentales y nacionales en Tumaco.
Foto: José Sarmiento / Colombiacheck - CdR

“Es un edificio viejo abandonado que se está cayendo desde que yo estaba en la primaria y pasaba por ahí”, recuerda Alí Aguiño, de 46 años, un trabajador de otra empresa pesquera tumaqueña que está tratando de entrar al mercado bogotano. Igual que Mosquera, compara lo que se esperaba de la promesa con el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas, Ecuador, inaugurado en 2016.

Frontera y seguridad

Ese municipio ecuatoriano, capital de la provincia homónima, está a solo 212 kilómetros y unas tres horas en carro del puerto nariñense por una carretera terminada que aún no se puede usar para transporte vehicular ni de mercancía entre los dos países (son 62 km y dos o tres horas menos que a Pasto). Esta es la vía por Mataje, que se empezó a estudiar en 2002 y a construir en 2015.

En el mentada feria del 10 de agosto de 2018, Duque también expresó su deseo de completar esa conexión binacional: “Yo espero que en estos cuatro años podamos hacer realidad ese anhelo, para que Tumaco también se convierta en un enclave productivo hacia un mercado tan importante como el del país vecino y el país hermano”.

Dos años después, tras el consejo de seguridad del 17 de septiembre de 2020 en el puerto, al tiempo que se jactaba por la inversión en el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) del Pacífico Nariñense y ofrecía recompensas por los cabecillas de turno de las disidencias de las extintas FARC que operan en la zona, prometía que 2021 sería el año de la inauguración tanto de esa carretera como de la plaza de mercado. La diferencia es que con la primera sí cumplió.

Luego de 11 meses más, el 14 de agosto de 2021, el presidente colombiano y su par ecuatoriano, Guillermo Lasso, se reunieron en el nuevo puente internacional sobre el río Mataje para cortar la cinta. “Es un hecho que, indudablemente, permitirá el incremento y el fomento de actividades comerciales y productivas de la zona”, declaró el mandatario vecino, como lo recogió un comunicado de su gobierno.

Mosquera, de la Cámara de Comercio, destaca la carretera como una de las obras más importantes que se lograron en Tumaco por medio de la estrategia de Zonas Futuro. Esta fue creada e implementada por la administración Duque en teoría con el propósito de acelerar seis PDET prioritarios, incluído el de esta región, entre los 16 formulados con base en el Acuerdo Final de Paz de 2016.

No obstante, esa iniciativa ha sido cuestionada por reñir con el espíritu participativo de los programas y por su enfoque en la seguridad desde lo militar a pesar de que, en el papel, busca una intervención integral del Estado. Tales falencias han sido señaladas por organizaciones sociales en los territorios seleccionados e instituciones como las fundaciones Paz y Reconciliación (Pares) e Ideas para la Paz (FIP). Según esta última:

“Esta estrategia no logró tener incidencia en los territorios. La falta de voluntad de algunos sectores y de recursos para impulsar estas iniciativas, además de la preponderancia del enfoque militar y la superposición con otros procesos que se venían presentando (como es el caso de la implementación de los PDET), afectó la legitimidad de la iniciativa y causó desconfianza en las comunidades”.

En sus palabras de inauguración de la vía a Mataje, Duque incluso afirmó que esta construcción es una muestra de que “es con infraestructura como se puede vencer también la amenaza de la ilegalidad”. Enseguida aseguró que hubo que levantar minas antipersonas para hacerla.

A pesar de sus aseveraciones, el diario ecuatoriano El Universo daba esta noticia en marzo de 2022: “Falta de un Centro de Atención de Frontera imposibilitaría reabrir el flujo vehicular en el puente binacional de Mataje, según Fuerzas Armadas”. Del lado colombiano está listo, pero del otro no, aunque la principal razón que ha esgrimido el gobierno de Lasso para mantener el cierre es el COVID-19.

Medios locales como La Hora también reportaron que, según las autoridades diplomáticas de Ecuador, “la inseguridad sería un limitante para la funcionalidad del puente fronterizo debido a que el Gobierno de Colombia no brinda las garantías”. Al fin y al cabo, como contó el portal La Silla Vacía en julio pasado, la violencia en la zona se sigue reeditando pese a las muertes de comandantes de grupos ilegales.

La más recordada allí es la de alias ‘Guacho’, del Frente Óliver Sinisterra, en diciembre de 2018. El anuncio de Duque dejó una de las frases célebres de su gobierno cuando, en un juego de palabras que venía usando desde la campaña, declaró que al disidente “se le acabó la guachafita”.

Casi cuatro años después, la ilegalidad aún campea en el puerto. Solo en lo que va de 2022, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), han matado a siete líderes sociales en su jurisdicción, seis indígenas y una afro, dos mujeres y cinco hombres, dos en febrero y cinco en julio:

  • Segundo Cortés Nastaucuas
  • Bolívar Lavin Delgado
  • Juan Orlando Moreano
  • John Faver Nastacuas
  • Carlos José García
  • María Piedad Aguirre
  • María Verónica Pai Cabeza

Hace un año, cuando se realizó el evento inaugural del cruce fronterizo, también iban siete de estos asesinatos, sumados al de un firmante de la paz. En los siguientes meses de 2021, seis líderes más cayeron en esa lista.

Cacao y paz

El martes posterior al puente festivo en el que se realizó el evento inaugural del cruce fronterizo, el noticiero gubernamental ‘Casa de Nariño En Línea’ tituló en YouTube: “Hechos. El cacao colombiano se verá beneficiado con conexión Espriella-Río Mataje”. Esa sigue siendo la expectativa, pero no se ha concretado.

“Conectarnos con nuestro país hermano, Ecuador, nos sirve para vender nuestros productos y también comprar. No solo lo que es el cacao, también frutales, la pesca”, dice Carmen Rodríguez España, representante legal de la Asociación de Mujeres Afro con Emprendimiento Empresarial (Afromuvaras) del consejo comunitario Las Varas, en el corregimiento San Luis Robles.

Donde hoy queda la central de procesamiento de esa organización, en la que una buena cosecha de 3 toneladas semanales de cacao en baba proveniente de las fincas cercanas se convierte en una en seco, hace apenas dos años solo se podía comprar este último ya producido para revenderlo en el casco urbano y que de ahí se fuera a una industria de otra parte del país. Ahora la asociación está creando su propia marca de chocolate de mesa.

Esto se debe a que el sitio ya cuenta con espacios como un cuarto de fermentación y marquesinas de secado. La mayor diferencia la han logrado con los recursos de la paz. Las líderes de las 500 mujeres vinculadas a la iniciativa los agradecen y señalan que esto no hubiera sido posible sin la ruta del PDET.

El proyecto que las benefició tuvo un valor de 206,5 millones de pesos, según el visor de inversiones de la Agencia de Renovación del Territorio (ART). Además de la intervención en las instalaciones, incluyó capacitación.

“Allí miramos una parte de cumplimiento de esos acuerdos, pero también necesitamos que se vea reflejado en abundancia ese mejoramiento de vías para sacar este producto de buena calidad, que es el que necesitamos, el que sostiene a las mujeres y los hombres de los territorios, nos permite desvincular a nuestros jóvenes de grupos al margen de la ley y aportarle a este proceso de paz”, dice la representante legal.

Fruto de cacao y flores en un árbol

A pesar de las dificultades técnicas que enfrenta en Tumaco por el tipo de suelo, el cacao es un cultivo tradicional en gran parte de su ruralidad.
Foto: Cristian Arévalo / Colombiacheck - CdR

Del otro lado del mismo corregimiento, la sede de la Corporación de Servicios y Asistencia Técnica Las Varas (Corpoteva), que ya contaba con alguna infraestructura de procesamiento, cambió los cuartos y bodegas de madera que componían casi todo el lugar por construcciones de ladrillo y cemento para desarrollar su producción. No solo es el chocolate. También hace infusiones y hasta exfoliantes con la cascarilla del grano.

Esta organización compartió con otras dos un proyecto de la ART por 78,95 millones de pesos para mejorar las marquesinas de secado. El resto de la transformación se hizo con dineros de cooperación internacional, sobre todo de Europa y Estados Unidos, que también recibe gran parte del crédito por parte de Afromuvaras en la suya.

Para John Erwin Cortés, representante de la Comercializadora Campesina de Cacao Tumaco (Comcacaot), beneficiaria del mismo proyecto que Corpoteva, han sido las instituciones internacionales las que han “apoyado decididamente la cacaocultura”. En cambio, califica como “decepcionante” la gestión nacional y dice que los apoyos, por ejemplo para la siembra, “se quedaron a media agua”.

Según el visor de inversión regionalizada en PDET de la ART, en el distrito se terminaron 135 proyectos por un total de 95.310 millones de pesos en el periodo presidencial de Iván Duque, incluyendo 6 compartidos con municipios vecinos por 2.143 millones. También deja 10 en ejecución por 64.446 millones de pesos (uno por 10.460 millones es compartido), tres financiados por 4.858 millones y uno estructurado por 14.430 millones.

Un poco más de la tercera parte de los que ya están completos corresponde a 46 mejoramientos de sedes educativas y de primera infancia en la zona rural que suman 4.211 millones de pesos del Presupuesto General de la Nación. Por otro lado, donde más plata hay es en los 18 proyectos por 36.682 millones de pesos del trazador presupuestal para la paz, pero estos tienen nombres mucho menos específicos que incluyen financiación de proyectos en abstracto, entrega de subsidios, reparación a víctimas y hasta vacunación.

Por otro lado, las obras PDET que la ART ha ejecutado son 37 por 9.969 millones. Esto incluye sobre todo la construcción y el mejoramiento de vías terciarias y placas huellas, infraestructuras peatonales, casas o salones comunales, escenarios deportivos, viveros agroforestales, escuelas, otros centros de cacao y una biblioteca.

Al mismo tiempo, su base de datos reconoce la participación de la cooperación internacional en 22 de los proyectos finalizados, por un monto de 3.997 millones de pesos. La mayoría están representados en intervenciones similares, además de dotaciones de equipos médicos. Sin embargo, los recursos extranjeros pueden ser mayores a los registrados oficialmente como parte de los programas, como indican los testimonios.

En 2020, cuando Duque dijo falsamente ante las Naciones Unidas que su inversión en los PDET superaba los 780 millones de dólares, Colombiacheck también encontró que el verdadero monto de la cooperación era particularmente difícil de rastrear.

De todas maneras, las inversiones que ya se han hecho aún no son suficientes para las asociaciones cacaoteras.

Íngrid Rodríguez Quiñones, asesora de Afromuvaras, incluso se queja de que ideas pensadas y pedidas por la comunidad rural se han terminado haciendo en el área urbana. “Contábamos con que íbamos a quedar con la Casa de la Mujer Empoderada en nuestro consejo comunitario”, protesta, pues la vicepresidenta y canciller saliente, Marta Lucía Ramírez, la inauguró en la ciudad en diciembre de 2021.

Las diferentes organizaciones coinciden en reclamar más y mejores vías para sacar sus productos, drenajes para que el agua excesiva del suelo no ahogue los cultivos, apoyo a la comercialización…

Corpoteva fue ganadora en 2015 del Cacao de Plata, segundo puesto del Concurso Nacional de Cacao Fino y de Aroma, y proveedora del chef japonés Susumu Koyama para una de las recetas con la que obtuvo el reconocimiento a la ‘Excelencia Extranjera’ en el Salón del Chocolate de París en 2014. A pesar de esto “hemos conseguido clientes, pero no que necesiten en cantidad”, explica Carolina Quiñones, integrante de la corporación.

Su compañero Mauro Blandón explica que, por ser entidades sin ánimo de lucro, “recibimos un recurso que directamente no es nuestro y nosotros, como dicen por ahí, tenemos que someternos a los precios que directamente ellos nos quieran prometer a nuestro grano”.

Marquesinas de secado de cacao y herramientas de Corpoteva

Además de procesar el grano, Corpoteva les da asistencia técnica con apoyo internacional a cultivadores de la región.
Foto: Cristian Arévalo / Colombiacheck - CdR

Estas condiciones son fundamentales, además, porque el cacao también iba a ser la punta de lanza de la sustitución de cultivos ilícitos en Tumaco, el segundo bastión cocalero del país, al menos hasta el informe más reciente de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con corte a 2020. El documento destaca, al mismo tiempo, que ese año redujo en una cuarta parte su área sembrada, el mejor avance del país.

Al final, el saldo del programa allí sigue en rojo, según documentó La Silla Vacía en marzo. En parte, como ya ha explicado Colombiacheck en verificaciones como “Duque alardea por la reducción de cultivos ilícitos, pero la producción de coca ha aumentado”, publicada en junio de 2021, porque una sola hectárea ahora rinde más para la fabricación de pasta base.

Cortés, de Comcacaot, señala que la gran mayoría de familias que pretendía hacer parte de esa iniciativa, también surgida del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC, cumplió con deshacerse de sus matas de coca. “Pero cuando llegó el momento de plantar el cultivo sustituto, no fue posible porque faltó apoyo”, afirma.

Así también lo ha documentado, por ejemplo, el Observatorio de Tierras conformado por las universidades del Rosario, Javeriana y Nacional. “En la encuesta realizada en Tumaco, el 49% de las personas encuestadas consideró que la implementación [del programa de sustitución] había empeorado con el gobierno Duque, mientras un porcentaje similar (48%) consideraba que se había mantenido igual”, advirtió en un informe de diciembre de 2021.

Las demoras de la Nación en la entrega de recursos e insumos para la plantación del cacao a cambio de la coca y la subsistencia de las familias mientras salía la primera cosecha son una muestra de la queja transversal que tienen diferentes sectores en el puerto: desde Bogotá, todo llega tarde.

Juventud y futuro

Otro retraso fue el del programa Sacúdete, recién elevado a política de Estado en julio de 2022, que busca beneficiar a la población joven con formación e infraestructura para ella. En su primera visita presidencial a Tumaco, Duque también creó una expectativa sobre la llegada de estos beneficios que tampoco se cumplió.

“Espero, en los próximos 18 meses, estar viniendo a Tumaco a dejar cuadrada la primera piedra para que tengamos un centro Sacúdete que sirva para la comunidad de esta región”, dijo en su discurso. Los cuatro años de gobierno se fueron sin arrancar esa construcción.

La convocatoria para la contratación se abrió y cerró apenas en julio de 2022, a menos de un mes de la salida del mandatario. Entre la promesa y su realización, se comprobó que la distribución de estos centros estuvo marcada por el pago de favores políticos a congresistas y sus aliados en las regiones e incluso salió salpicada en el escándalo de corrupción que tiene en detención preventiva al senador liberal Mario Castaño.

Antes, el programa había convocado a algunas actividades en la ciudad, como un taller de huerta casera en noviembre de 2020 con una institución local y un curso de creatividad en la Universidad Nacional en junio de 2021. Con lo que no contaba era con la infraestructura propia que se había prometido.

Rosa María Castro, presidenta de la Plataforma Distrital de Juventud, interpreta que el anclaje del programa en el puerto solo fue posible después de la instalación del primer Consejo Nacional de Juventud. “Estuvimos allá [en Bogotá] hablando y también como que regañándolos a todos, sacudiéndolos”, relata.

El reclamo de las voces del Pacífico era, según sus palabras, que “no podemos clasificar las comunidades por que una es menos o más importante que las otras”. Demandaron que la implementación de políticas como esta sea equitativa entre los diferentes territorios, no primero para el centro del país y luego para los demás.

Es que incluso las iniciativas diseñadas para la población del litoral le han quedado debiendo a Tumaco. El 10 de agosto de 2018, Duque también anunció que, con el fin de apoyar los estudios de posgrado de personas afro, lanzaría las Becas Hipólita, bautizadas con el nombre de la mujer esclavizada por la familia de Simón Bolívar que es reconocida por haber sido su nodriza.

Finalmente, fueron creadas como créditos condonables para maestrías y cursos de corta duración con sostenimiento incluido en las mejores universidades del mundo según escalafones internacionales. Un informe del Ministerio de Educación asegura que hasta 2021 iban 88 personas beneficiadas en todo el país y que en 2022 se llegaría a 96 en total.

El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) le informó a Colombiacheck, por medio de su equipo de prensa, que desde la primera convocatoria, en 2020, hasta julio de este año se han seleccionado 82 estudiantes para estos apoyos. Ninguno ha favorecido a alguien de Tumaco.

Castro reconoce que sí hay beneficios educativos por medio de otros programas. Sin embargo, el acceso es limitado y tiene barreras burocráticas (como la necesidad de certificar la negritud para acceder a cupos especiales universitarios). La líder juvenil critica el énfasis que se hace en ciertas carreras mientras que se dejan otras de lado. “Los jóvenes de Tumaco no solamente queremos ser ingenieros”, explica.

Como con Sacúdete, siente que el gobierno a duras penas empezó a escuchar cuando ya estaba de salida y “a raíz de todo el tema del Paro Nacional”, las protestas que pusieron a Duque contra las cuerdas en 2021. “Los jóvenes dijimos, bueno, vamos a tomar esta posición para exigir programas de una manera muy sana”, recuerda.

La exigencia de cambio también se reflejó en las urnas. Ahora habrá que ver si se materializa bajo la administración de Petro.

Los pescadores piden más que ayudas ocasionales. Comerciantes y campesinos necesitan que se abra la famosa carretera a Ecuador, con garantías de seguridad, y que se hagan más vías terciarias, entre otras obras. La implementación de la paz sigue siendo una deuda enorme con Tumaco, que requiere de apoyo a la ruralidad, en especial en donde aún predomina la coca. La juventud quiere ser más escuchada y más libre.

Duque le prometió a la población tumaqueña mucho de eso pero, al contrastar sus palabras de 2018 con la situación actual, resulta que en la mayoría de puntos cumplió más bien muy poco o nada.

* Esta investigación fue elaborada con el apoyo de la Fundación Nacional para la Democracia (NED).