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Inchequeable
A un año del atentado de la Escuela General Santander, Margarita Restrepo, senadora del partido Centro Democrático, publicó el pasado 12 de enero una columna de opinión en Los Irreverentes (que después replicó en su página web y compartió en su cuenta de Twitter) titulada “Con el ELN no hay nada de qué hablar”.
En ella, la congresista justifica la posición del presidente Iván Duque frente a las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN de esta manera: “Mientras continúen las acciones de violencia, no hay nada de qué hablar”.
Entre los argumentos que entrega la senadora en su columna, sostiene que “Hoy por hoy, el grueso de los miembros del ELN son niños que fueron reclutados contra su voluntad”. Y agrega que “por tratarse de un crimen de lesa humanidad, castigado con penas severas por la corte penal internacional [afirmación que es verdadera como contamos en otro chequeo], resultaría impensable que un gobierno serio como el del presidente Iván Duque contemplara la posibilidad de sentarse a dialogar con la guerrilla que comanda el narcotraficante alias ‘Gabino’, mientras haya un solo niño en sus filas”.
Preguntamos a la senadora Restrepo por las fuentes en las que basó su afirmación sobre “el grueso de los miembros del ELN” y hasta el momento de publicar esta nota no obtuvimos respuesta de su parte. Incluso, le formulamos la pregunta en respuesta al trino en el que compartió su columna, pero no nos contestó.
Después de consultar a varias fuentes, concluimos que su afirmación es inchequeable. Entidades estatales no poseen ningún documento que dé cuenta de la cantidad de miembros del ELN que ingresaron a la guerrilla siendo menores de edad. E investigadores de organizaciones no gubernamentales, afirmaron que es casi imposible obtener dicha información.
El reclutamiento se refiere, de acuerdo con el marco de los Principios y Directrices sobre los Niños Asociados a Fuerzas Armadas o Grupos Armados (conocidos como los Principios de París), “a la conscripción o alistamiento obligatorio, forzado y voluntario de niños y niñas a cualquier tipo de grupo o fuerza armada”.
En este sentido, dice el informe “Una guerra sin edad” publicado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, cuando se habla de un niño o niña asociado a un grupo o fuerza armada se refiere a:
“(...) cualquier persona menor de dieciocho años que esté o haya sido reclutada o utilizada por un grupo o fuerza armada en cualesquiera condición, incluyendo pero no limitándose a niños, niñas usadas como combatientes, cocineras, vigías, mensajeras, espías o para propósitos sexuales. No se refiere solamente a una niña o niño que esté haciendo parte o haya sido parte directa en hostilidades”.
Como contamos en un chequeo anterior, aunque según el Estatuto de Roma es un crimen de guerra “reclutar o alistar a niños menores de 15 años”, en el Código Penal Colombiano (Ley 599 del año 2000, Artículo 162) el delito de “reclutamiento ilícito” cobija a “menores de 18 años”.
Consultamos a la Defensoría del Pueblo, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, el Ejército, el Ministerio de Defensa, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y la Alta Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales; entidad que tiene la secretaría técnica de la Comisión Intersectorial de Prevención del Reclutamiento y Utilización de Niños, Niñas y Adolescentes - Ciprunna. La única respuesta concreta que nos dieron provino de esta última dependencia, que señaló, en un correo dirigido a Colombiacheck, que no lleva los registros de “los presuntos casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, ni la diferenciación por parte de los presuntos autores de este delito”.
Después de publicado este chequeo, recibimos una respuesta del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. De acuerdo con la entidad, “el ICBF no cuenta con datos históricos de niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados(as) por el ELN y/o por otros grupos armados ilegales, ya que no hay estudios que garanticen esa información”. Y concluye diciendo que la única fuente de datos con que cuenta “son los que se encuentran registrados en el sistema de información del programa especializado, que corresponde a niños, niñas y adolescentes que se han desvinculado de los grupos armados”.
Aparte de esta información, ninguna otra entidad nos dio respuesta sobre las cifras. Ni siquiera señalaron la existencia o inexistencia de las mismas.
En la mayoría de casos nos remitieron al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad que cuenta con el Programa de Atención Especializada para el restablecimiento de niños, niñas y adolescentes víctimas del reclutamiento ilícito, que se han desvinculado de los Grupos Organizados Armados al margen de la ley. Y que, como mencionamos, nos dio respuesta el 29 de enero de 2020.
Entre tanto, consultamos a expertos de distintas organizaciones que han investigado sobre las dinámicas de las guerrillas colombianas, y todos concluyeron que la afirmación de la congresista Restrepo no tiene asidero en la realidad. Además, dijeron que es imposible determinar si la mayoría de miembros del ELN ingresaron siendo menores, a menos de que se les pregunte uno por uno a todos ellos. Y, hasta donde pudimos conocer, ese trabajo aún no ha sido realizado.
Por otro lado, Andrés Felipe Aponte, investigador del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), sostiene que “es muy difícil constituir un ejército a partir de personas que no quieren estar ahí, que llegaron a la fuerza, que no están convencidos de los lineamientos ideológicos. Es muy costoso en términos de mantener la cohesión tanto como para desarrollar acciones militares”. De acuerdo con su experticia, “hay que tener un cierto involucramiento de los integrantes para hacer parte de las acciones que despliega un grupo armado”.
Esta misma opinión la tiene Luis Eduardo Celis, investigador de la Redprodepaz, quien afirma que “en términos del análisis, no se puede armar una fuerza con reclutados forzados”.
Álvaro Villarraga, exdirector del Centro Nacional de Memoria Histórica sostiene que “el ELN no tiene una guerrilla numerosa ni un reclutamiento masivo. Es más bien focalizado en unas zonas donde tiene sus frentes”.
Se estima que el ELN tiene más de 4.000 miembros y cerca de 5.000 milicianos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Defensa y el libro Milicias guerrilleras: estudios empíricos y financieros, publicado por la Universidad Externado de Colombia.
Una tabla construida por la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) con información de la Unidad de Víctimas muestra la tendencia de reclutamiento de NNA de los últimos nueve años (de 2010 a 2019).
En esa tabla, se ve que el reclutamiento de NNA ha ido disminuyendo con el paso de los años a nivel nacional. Y sumando el total de reclutados que ha habido en ese periodo de tiempo, la cifra apenas corresponde la mitad de miembros totales del ELN (1.957), sin contar los milicianos.
Eso sin tener en cuenta que la tabla cuenta el total de niños reclutados por todos los grupos armados.
La Unidad de Víctimas nos suministró las cifras completas y actualizadas del Registro Único de Víctimas (RUV). Según este registro, “con corte al 1 de enero de 2020, hay un total de 8.095 víctimas únicas incluidas por el hecho victimizante de Vinculación de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) vinculados a actividades relacionadas con grupos armados”. Es decir, ese es el registro de personas que fueron victimizadas de esta manera y no hay más información precisa sobre la permanencia o la desvinculación de las mismas.
“Históricamente”, dice la información de la unidad, “el mayor número de víctimas únicas incluidas por vinculación de NNA reportan hechos ocurridos en el periodo 2000-2012; concentrando el 55,1% de la totalidad del registro para este hecho victimizante. Durante los años posteriores (2012-2019) se presenta una reducción del 83% en el número de víctimas únicas incluidas por eventos relacionados con vinculación de NNA”.
Contando las cifras completas que tiene registradas la Unidad de Víctimas, desde 1986 hasta 2019, como muestra la tabla, es posible que se alcanzara el número de miembros del ELN para establecer que, en el conteo histórico de la guerrilla más antigua en armas del país, la mayoría de sus miembros hubieran ingresado siendo menores de edad. Pero, nuevamente, el conteo del RUV incluye los NNA reclutados por todos los grupos armados y no es posible determinar si los menores víctimas continúan haciendo parte de grupos ilegales.
En cuanto a que los menores “fueron reclutados contra su voluntad”, como afirma la senadora Restrepo, también hay varias dudas por parte de los expertos.
Según Aponte, la mayoría de menores reclutados dicen que fueron a la guerrilla de forma voluntaria. Legalmente se cuentan como reclutados forzosamente, así está establecido en los principios internacionales mencionados anteriormente. Pero en un país con tantas diferencias entre lo rural y lo urbano, pensar en los niños y niñas como un grupo homogéneo, sin matices, no es tan sencillo. Haría falta entender cómo varía la noción de infancia y adolescencia territorialmente.
Especialmente entre los 15 y 17 años el tema se complejiza, de acuerdo con Villarraga, “porque en zonas rurales, los muchachos que salen a trabajar son más maduros. Hay zonas grises sobre las que no se puede tener un concepto plano frente a que todos los menores en todas las circunstancias fueron reclutados forzosamente”.
Para Aponte, hay que tener en cuenta factores contextuales en torno a que los grupos guerrilleros se constituyen como una organización informal de gobernanza, no hay presencia del Estado, no hay oportunidades para niños, niñas y jóvenes. Eso posibilita, en opinión del experto de Cinep, “una trayectoria viable para que algunas personas vean en el grupo armado no solo un mecanismo de distinción sino una trayectoria de vida ajustada a los parámetros de su realidad”.
Y en ese mismo sentido se ubica otro de los factores que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la afirmación de Margarita Restrepo: la composición y forma de actuar del Ejército de Liberación Nacional.
A diferencia de las Farc, el ELN “se expresa de forma muy variada dependiendo de los anclajes que ha desarrollado y de acuerdo a los acumulados que desarrolla en el territorio”, dice Andrés Aponte.
Diego Alejandro Restrepo, coordinador de la línea de conflicto, paz y posconflicto de Pares, sostiene que en los territorios en los que el ELN ha tenido una presencia histórica la relación de prácticas de violencia se disminuye debido a una suerte de “legitimidad” que tiene en esas regiones. “Las prácticas de violencia no son las mismas en los lugares en los cuales está disputando el territorio con otros grupos armados”, dice el investigador de la Fundación Paz y Reconciliación.
Pero además, “a pesar de que el ELN cuenta con unas instancias centralizadoras (Comando Conjunto Central, COCE, y la Dirección Nacional, DN), estas nunca han podido integrarlo ni homogenizarlo plenamente”, dice el artículo “Descifrando al ELN: Por qué es tan difícil negociar con esta guerrilla” publicado en el diario El Espectador.
No es lo mismo el ELN en el Arauca, en donde se ha constituido en un actor que incidió en la constitución del territorio, al ELN en el Chocó, donde se fortaleció a partir del narcotráfico, de acuerdo con el investigador del Cinep.
Y en ese sentido, puede que hoy haya comandos que reclutan más menores que otros, pero su forma organizativa dificultaría aún más contar todos los menores que han ingresado al ELN en contra de su voluntad.
Así que, frente a la imposibilidad de determinar cuántos de los NNA reclutados por grupos armados han ingresado históricamente al ELN y si todos entraron en contra de su voluntad, concluimos, de acuerdo con nuestra metodología, que lo que dijo la congresista es inchequeable*.
* Actualización. Después de haber publicado el chequeo (el 23 de enero) recibimos una información del ICBF (el 29 de enero) que resultó relevante para la calificación de este chequeo. Por ello, decidimos cambiar la calificación de Cuestionable a Inchequeable.