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Falso
Un jarabe de componentes naturales, producido en Ambato, Ecuador, ha ganado popularidad en Nariño como supuesto tratamiento curativo contra el virus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad del COVID-19.
El particular jarabe, llamado Supal-20, es promocionado en Facebook, donde se venden presentaciones de 200 mililitros a un valor que ronda los 120.000 pesos.
Según las indicaciones del empaque, se trata de una mezcla de ajo, cebolla cabezona, cebolla puerro, perejil, Vitamina C y ‘ushupundi’ (allium sphaerocephalon) conocido también como ajo de monte, ajo de cigüeña o ajo macho, un tipo de ajo de uso ornamental.
Una de las publicaciones sobre este medicamento es un video publicado por el medio local Nariño Noticias, en el que se ve a uno de los médicos ecuatorianos que promociona el jarabe en el sur de Colombia.
“Después de dar a conocer el Jarabe Supal 20 y demostrar que sanó a varios pacientes positivos de Covid-19, la comunidad Pastusa ha buscado de gran manera al doctor Fabián Yansaguano, oriundo de Ambato Ecuador”, dice la publicación, que ha logrado 560 reacciones, ha sido compartido más de 250 veces y cuenta con 103 comentarios de personas preguntando cómo conseguir el producto.
Sobre el médico Yansaguano, encontramos que su nombre completo es Edgar Fabián Yansaguano Quinatoa, según se ve en otra publicación en Facebook.
Con el nombre del supuesto médico no encontramos ningún registro en la base de datos de títulos registrados de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de Ecuador; y tampoco es visible su información profesional en Google.
Pero en redes sí encontramos que Yansaguano es la mano derecha del médico Mauricio Nuñez Arista, quien es el creador del producto Supal 20. Y es graduado de la Universidad de Cuenca, según la base de datos oficial mencionada.
El medicamento del doctor Nuñez tiene su propia cuenta en Facebook, donde describe el producto de esta manera: “SUPAL 20 / Combate y previene el COVID-19 Es un suplemento 100% natural, cuenta con registro sanitario y permanentemente se realizan análisis micro biológicos por laboratorios avalados por el ARCSA”.
El ‘Arcsa’ es la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia de Ecuador. Revisamos la base de datos de Registros Sanitarios Vigentes de ese organismo y no encontramos resultados de este producto.
Por el contrario, hallamos que la entidad sanitaria ha adelantado operativos contra la producción del popular jarabe, pues no cuenta con registros sanitarios, y los laboratorios donde se produce tampoco están autorizados para este fin. De hecho, son lugares registrados como plantas de elaboración de licor, según informó la entidad tras una acción de decomiso.
Además, consultamos al Ministerio de Salud de Ecuador, que le confirmó a Colombiacheck la ilegalidad del producto.
“Este producto es fabricado en un establecimiento que no cuenta con permiso
de funcionamiento de la ARCSA. Se ha decomisado el mismo pero con diferente nombre (“COVIT-20”). El producto SUPAL 20 no cuenta con Registro Sanitario Ecuatoriano”, señaló el Ministerio.
Sobre los efectos del jarabe para hacer frente al COVID-19, la cartera de salud indicó: “Al no contar con Registro Sanitario, no se tiene información sobre la calidad, seguridad y eficacia del producto; por lo que no se recomienda su uso al no conocer sus verdaderos efectos”.
Según describe el mismo frasco de Supal 20, el jarabe es hecho a partir de “ajo, cebolla paiteña (morada), perejil, cebolla puerro, vitamina C y ‘ushupundi”. Este último es la planta allium sphaerocephalon, conocida como ajo de monte, ajo de cigüeña o ajo macho; un tipo de ajo de uso ornamental.
Como ya hemos mencionado en otros chequeos (1, 2, 3 y 4), no hay sustento científico para afirmar que estos alimentos brindan un efecto curativo o preventivo frente al virus del SARS-CoV-2. A pesar de que son vegetales ampliamente usados para aliviar síntomas de otras patologías por sus componentes antioxidantes, como muestra esta publicación científica de la revista Nova Scientia.
“Sí sabemos que alimentos como el ajo o la cebolla se usan, por ejemplo, contra la gripa, pues tienen unos compuestos que favorecen a los pacientes y pueden reducir la duración de los síntomas; pero frente al coronavirus se tendría que estudiar y hacer un análisis, de lo contrario sería un tema especulativo, y con la salud no se puede especular sin bases científicas”, explica el docente Jorge Eliécer Robles, docente de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, experto en fitoquímica (química de productos naturales).
Un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid, destacó algunas propiedades de la cebolla, como “compuestos azufrados”, que son sustancias volátiles que se desprenden de la cebolla al cortarla.
“Cuando llegan a los ojos, producen picor y el lagrimeo que conocemos. Pero también tienen un efecto mucolítico, expectorante, cuando llegan a las vías respiratorias, por lo que tradicionalmente se ha usado cuando hay problemas respiratorios”, dice el artículo publicado por el Departamento de Nutrición de la institución educativa.
Además, este alimento contiene “flavonoides, principalmente quercetina y canferol (kaempferol), que son antioxidantes naturales de las plantas. La quercetina es el flavonoide más abundante en la dieta”, dice la publicación.
La epidemióloga Mónica Pujadas, infectóloga y pediatra de la Facultad de Medicina en la Universidad de la República - Udelar - (Uruguay), explica sobre las cebollas y otros vegetales como el ajo:
“Como muchas veces ocurre, detrás de una tradición o creencia popular hay una base científica que al menos en parte puede sustentarlo. En este caso, las cebollas contienen flavonoides (compuestos químicos producidos por vegetales) y en especial flavonoides polifenólicos como quercetin, que a través de distintos estudios han demostrado algunos efectos antiinflamatorios, antimicrobianos, antioxidantes y anticitotóxicos (que combaten la toxicidad de algunas células)”, explicó la especialista uruguaya en un chequeo de AFP Factual.
Sin embargo, “no puede atribuirse a la cebolla un poder curativo como para la neumonía” que provoca el nuevo coronavirus, debido a “la complejidad de los procesos de salud y enfermedad”, y a que “las enfermedades habitualmente, aún las que reconocen etiología (origen de la enfermedad) infecciosa, son determinadas por múltiples factores y no un solo agente causal”, agrega la epidemióloga Pujadas.
En ello coincide el docente Jaime Restrepo, de la Universidad del Valle, investigador de Colciencias y doctor en Ingeniería de Alimentos: “Estas plantas tienen compuestos naturales antioxidantes que pueden favorecer el sistema inmunológico, porque son ricas en compuestos químicos que estimulan el desarrollo de linfocitos T. Pero que tengan efecto contra el virus del coronavirus... eso hay que comprobarlo, esto no se puede decir sin un sustento científico, sería irresponsable”.
También consultamos al epidemiólogo Róbinson Pacheco, investigador de la Universidad Libre: “Lo que se ha demostrado es que algunos vegetales como la cebolla o el ajo sirven para despejar las vías respiratorias, esto podría funcionar para aliviar algunos síntomas. Pero no hay ningún estudio científico que demuestre que quienes toman este tipo de medicinas naturales, se alivien; y quienes no las tomen, no se alivien”.
Sobre el consumo de ajo, la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha mencionado algunas recomendaciones en su sitio web. “El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas. Sin embargo, no se han obtenido pruebas de que comerlo proteja contra el virus que causa el brote actual”, señala la organización.
Respecto a la vitamina C, como ya hemos explicado en otra verificación de Colombiacheck, no hay pruebas de que tomarla prevenga el contagio del coronavirus.
Según el sitio web del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, tomar Vitamina C en suplementos o alimentos puede reducir el riesgo de contraer un resfriado común, pero no un virus como el SARS-CoV-2.
“Tomar regularmente suplementos de vitamina C reduce el riesgo de resfriarse entre las personas que realizan ejercicio físico intenso, pero no en la población general. La ingesta regular de vitamina C puede provocar resfriados más breves, pero no después de que ya ha comenzado el resfriado”, explica el centro en su página web.
El uso de esta vitamina para hacer frente al COVID-19 ya ha sido desestimado en otras plataformas de verificación de información como Chequeado (de Argentina), Polifact y FactCheck.org (de Estados Unidos).
De acuerdo con Politifact, en base a un estudio de Harvard Health Publishing (un sitio de publicaciones médicas de la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard) y el especialista Bruce Bistrian, jefe de Nutrición Clínica del Centro Médico Beth Israel Deaconess, “los datos muestran que la vitamina C es solo marginalmente beneficiosa cuando se trata del resfriado común”.
Aosfatos, un medio de fact-checking de Brasil, citó recientemente una revisión bibliográfica elaborada por la Biblioteca Cochrane (repositorio de ensayos clínicos controlados en medicina), que concluyó que la vitamina C puede ser útil para las personas expuestas a breves períodos de ejercicio físico intenso y puede valer la pena que los pacientes con resfriado común prueben de forma individual si la vitamina C terapéutica es beneficiosa para ellos. Pero, no por ello, la medida garantiza su efectividad en todos los casos y, mucho menos, para este virus en específico.
Por estas razones, no es posible asegurar con sustento científico que el jarabe Supal 20, hecho a base de cebollas, ajos, perejil y Vitamina C, tenga algún poder curativo o preventivo contra el virus SARS-Cov-2 o la enfermedad del COVID-19.