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Viernes, 19 Marzo 2021

Vicepresidenta acierta en mujeres beneficiadas con subsidio al salario, pero los hombres son mayoría

Por José Felipe Sarmiento

Con motivo del Día de la Mujer, Marta Lucía Ramírez destacó que el Estado ha apoyado el pago de 1,5 millones de trabajadoras como una política de equidad, a pesar de que no ha sido paritario.

En la emisión del 8 de marzo del programa de televisión del gobierno, Prevención y Acción, la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, fue invitada para hablar sobre las políticas de género que lidera desde ese cargo. Uno de los logros que destacó fue que el Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF) “ha dado apoyo en la nómina para sostener el empleo de 1,5 millones de mujeres”.

Este subsidio es un reembolso a las empresas de una parte de los salarios de sus empleados para que los mantengan contratados formalmente en medio de la crisis por la pandemia de COVID-19. El valor actual es de 454.263 pesos, 50 por ciento del salario mínimo, para trabajadoras en general y cualquier persona en actividades especialmente afectadas o 363.410 pesos (40 por ciento) para hombres en otros sectores.

Tras la introducción que le dio el presidente, Iván Duque, la funcionaria le dijo que “hacer parte de su gobierno realmente ha sido muy satisfactorio porque nuestra política de equidad de género es algo que llegó para quedarse”. En ese marco, presentó varios logros, entre ellos el “empoderamiento económico” por medio de esos auxilios.

Colombiacheck encontró que los números cuadran pero el programa no fue concebido como una política de equidad. Por el contrario, el enfoque diferencial surgió mucho después y el mérito es más del Congreso que del gobierno. Por tanto, las declaraciones de la vicepresidenta son cuestionables.

Su secretaria privada, Natalia Ramírez, fue consultada para este chequeo y dijo que la persona encargada del tema y que podría confirmar la información era la consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, Gheidy Gallo. Esta funcionaria, por medio de su equipo de comunicaciones, entregó el dato exacto de 1’529.230 mujeres beneficiadas con el PAEF hasta diciembre de 2020.

Esto es consistente con el consolidado de 1’648.566 empleadas subsidiadas hasta enero, del que da cuenta el informe más reciente de la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales (UGPP). Sin embargo, las beneficiarias representan el 41,6 por ciento de los 3,96 millones de trabajadores cubiertos por el programa; menos de la mitad.

Pirámide poblacional de beneficiarios del PAEF tomada del informe de UGPP a enero de 2021

De acuerdo con el archivo de internet Wayback Machine, el sitio de esta entidad informaba que el total era de 3,37 millones de personas el 31 de diciembre de 2020. Así, el millón y medio de empleadas formales a las que se refirió la vicepresidenta representaba el 45,3 por ciento en ese entonces, una proporción un poco más alta pero tampoco paritaria.

Mientras tanto, las mujeres han sido mucho más golpeadas por la crisis económica que generaron la pandemia de COVID-19 y las medidas para enfrentarla. Según los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) hasta enero de 2021, el desempleo de los hombres es del 11,1 por ciento contra el 19,6 por ciento de las mujeres. La diferencia creció 2,6 puntos en el último año y es la más alta por lo menos desde 2015.

El PAEF actual considera esta situación con el subsidio diferencial. Sin embargo, esto fue una iniciativa del Congreso que entró en vigencia seis meses después de que el gobierno puso en funcionamiento la medida.

Evolución y enfoque de género

El decreto ley que creó el programa fue expedido el 8 de mayo y establecía el mismo nivel de ayuda para cualquier empleo: 40 por ciento de un mínimo. El gobierno sacó dos decretos poco después con los que le hizo algunas modificaciones al original, uno el 19 de mayo y otro el 4 de junio. Sin embargo, la cuantía siguió siendo igual para todas las personas beneficiadas.

Estas medidas llegaron ya al final del periodo más estricto de cuarentena nacional, que empezó a mediados de marzo y disparó el desempleo desde abril. Entre tanto, la brecha de género desestacionalizada (comparable mes a mes), que en febrero era de 6,2 puntos porcentuales, llegó a mayo con siete décimas más y en junio ya era de 8,8 puntos.

A pesar de estos datos, el enfoque diferencial por género solamente fue incluido a partir del 22 de octubre, cuando fue sancionada la ley que amplió el PAEF. En ese momento, el desempleo de los hombres ya venía en una reducción mucho más marcada que el de las mujeres, al punto que la diferencia entre los dos era de 10 puntos porcentuales.

El subsidio diferencial para trabajadoras no estaba en el proyecto que presentó el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Tampoco se discutió en las comisiones terceras conjuntas y, aunque sí fue planteado en ambas plenarias, solo la del Senado aprobó un artículo nuevo en el que decía que los reembolsos sobre los salarios de las mujeres serían superiores en un 20 por ciento.

Esto fue cambiado en el informe de conciliación, donde quedó plasmada por primera vez la redacción actual. Esta fue producto de un acuerdo entre el Ministerio de Hacienda y los congresistas comisionados para unificar las versiones del proyecto aprobadas en cada cámara, liderados por el senador conservador David Barguil.

De modo que, si bien el gobierno apoyó el enfoque diferencial, este fue una iniciativa del Legislativo y llegó cuando ya muchas mujeres se habían quedado sin trabajo. También es difícil saber cuál fue el impacto de la diferenciación por género que introdujo la ley, pues los boletines de la UGPP hasta agosto no discriminaban los datos por esa variable, como lo reconoció la misma entidad al ser consultada por Colombiacheck.

No obstante, al revisar los de septiembre en adelante (octubre, noviembre, diciembre y enero), se confirma que el porcentaje de mujeres siempre ha estado entre el 42 y 44 por ciento de las personas beneficiarias de cada mes. Es decir que, en todo caso, han sido minoría.

Economistas: llegó tarde

Para el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, el programa llegó tarde en términos generales. “El PAEF se creó durante el segundo Estado de Emergencia, cuando en especial las empresas micro, pequeñas y medianas ya se habían quedado sin ingresos”, señala un análisis de su blog.

La economista Paula Herrera Idárraga, profesora de la misma institución, coincide en este punto con énfasis en los empleos de las mujeres. Ella es una de las autoras de varios informes conjuntos con el DANE en los que se estudió el impacto que tendría la pandemia sobre el empleo con enfoque de género.

“Si descontamos el sector de la construcción, que es altamente masculinizado, las mujeres se iban a ver especialmente afectadas”, dice. De modo que la docente considera que era previsible que las tasas de desempleo femenino, que ya eran altas antes de la crisis, iban a aumentar mucho más. Algunos de estos puntos ya habían sido tocados en un episodio de Chequeo Amplificado, el podcast de Colombiacheck.

Una de las investigaciones muestra, con datos de 2019, que ellas eran la mayoría de las personas ocupadas en sectores particularmente vulnerables a los cierres generalizados para controlar la emergencia sanitaria, como el comercio al por menor, los hoteles y restaurantes o los servicios domésticos. Otro de los documentos señala que también eran las más afectadas por la informalidad en esas mismas actividades.

Herrera Idárraga hace especial hincapié en los efectos sobre el cuidado remunerado, al que se refiere uno más de sus trabajos con el DANE, y el no remunerado. Esto incluye algunos servicios que se mantuvieron cerrados más tiempo del esperado, como los educativos.

Por un lado, señaló que esto implica pérdidas de puestos para las mujeres en trabajos altamente feminizados, que representan casi un tercio de su ocupación laboral. Por el otro, advirtió que también aumenta la presión sobre otras mujeres que no pueden, por ejemplo, enviar a sus hijos a colegios o guarderías y se enfrentan a una mayor carga sin retribución económica en sus propios hogares.

La profesora puso como ejemplo que “otros países, como Francia, incluso dieron subsidios a los servicios domésticos para que las familias pudieran seguirlos pagando”. En contraste, consideró que en Colombia faltó sensibilización para ambas partes y criticó que muchos empleadores obligaron a sus empleadas a asumir los costos de las medidas de bioseguridad necesarias para su labor.

Finalmente, la investigadora dijo que las políticas de reactivación económica en general han estado dirigidas a los sectores más masculinizados de la economía, donde el empleo de mujeres ronda el 8 por ciento y es poco probable que aumente en el corto plazo. Según ella, el plan de inversiones para la reactivación económica que aprobó el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) es “lamentable en cuanto a enfoque de género”.

Así que, a pesar del acierto de la vicepresidenta Ramírez en el número absoluto de beneficiarias con el PAEF, este no es paritario con los hombres y mucho menos está en consonancia con la mayor afectación que han tenido las mujeres. Además, las medidas para incorporar un enfoque de género llegaron por el Congreso y de forma tardía, por lo que la afirmación que lo presenta como un logro en materia de equidad es cuestionable.