Con la ya conocida etiqueta #ConLosNiñosNoTeMetas, en redes sociales han atacado una cartilla orientadora sobre diversidades que emitió la Alcaldía de Bogotá para docentes de colegios distritales, con el fin de combatir la discriminación en contra de la población LGBTI en esos centros educativos.
Actores de sectores religiosos, políticos y transfóbicos acudieron de nuevo a narrativas antiderechos y desinformaciones contra el documento distrital. Por ejemplo, diciendo que favorece la “implementación de la ideología de género y una agenda trans en los niños y niñas”, “la hormonización y sexualización en niños”, y la “promoción de cambios de sexo y mutilaciones en menores de edad”.
Por eso, en este explicador, Colombiacheck aclara lo que realmente dice la cartilla, hacia quién está dirigida, si atenta o no contra las libertades de educación y los derechos de los padres de familia y cuál es el soporte legal y constitucional del documento.
Una búsqueda avanzada en la red social X con las palabras clave “cartilla” y “Galán” arrojó múltiples publicaciones en las que incluyen las etiquetas #ConLosNiñosNoTeMetas y #Galanconlosniñosno, en las que diferentes usuarios mostraron su rechazo al documento y atacaron al alcalde, Carlos Fernando Galán, por su expedición.
La primera ha sido usada en el pasado por sectores transfóbicos políticos y religiosos para mover y amplificar desinformaciones acerca de las infancias trans, tal como explicamos en nuestra investigación “#ConLosNiñosNoTeMetas: desinformaciones y odio contra circular de SuperSalud sobre población trans”. No es casualidad la repetición del mensaje, pues algunos de los protagonistas son también los mismos.
En esta ocasión, uno de ellos es el activista cristiano Jonathan Silva, conocido por difundir desinformaciones y narrativas antiderechos explicadas en los chequeos “Proyecto de Ley 272 no ‘avala la amputación de órganos a menores de edad’ ni impone la ‘ideología de género’”, “Activista cristiano desinforma en video viral sobre el proyecto de ley ‘Inconvertibles’” y “Es falso que con el proyecto de ley Inconvertibles quieran cerrar iglesias ‘por no estar a favor de la ideología de género’”.
El 6 de febrero de 2025, a través de su cuenta de X, el influenciador trinó: “El alcalde @CarlosFGalan sacó guida de educación sexual integral para profesores de colegios públicos y que se enseñe a niños. Aquí la denuncia” (sic).
La publicación incluye un video un poco más de 1 minuto en el que Silva dice lo siguiente:
“Ojo papás, porque el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, acaba de expedir el documento que docentes en colegios públicos tendrán que enseñar a sus hijos. Este documento tiene algo y es que salió con un transfondo transgénero. Es más, en la bibliografía de esta cartilla se utilizan argumentos de organizaciones que promueven las infancias trans, como Sentiido u otras como Colombia Diversa. Esto realmente es un peligro para la sociedad, es un peligro para la libertad de educación y no nos podemos callar (...) El alcalde está promoviendo las mal llamadas infancias trans a través de la educación”.
En esta misma línea, la cuenta de X ‘Distopía prensa’ (@DistopiaPrensa) publicó una fotografía del mandatario distrital junto a una bandera LGBTI y la descripción “Galán impone una cartilla con ideología de género, en colegios públicos, para adoctrinar a niños sobre cambio de sexo. #GalanConLosNiñosNo” (sic).
El mayor retirado Jorge Castillo (@JorgeECastilloL), veterano del Ejército Nacional, también publicó el 11 de febrero un video de un plantón realizado a las afueras de la Secretaría de Educación de Bogotá, en contra de la cartilla.
En el clip aparece el exmilitar entrevistando a la directora de la organización antiaborto y antiderechos Nazer Colombia, Carol Borda, una de las líderes de la manifestación. La activista dice:
“Estamos aquí porque estamos protestando contra un documento de la Secretaría de Educación que busca imponer la ideología de género en los colegios y en los niños. El discurso sobre la biología no es un discurso de odio, es ciencia y todo lo que este documento promueve es anticientífico en todo sentido y también es peligroso, porque eso puede promover que haya una transición social, incluso una transición hormonal, porque lastimosamente en Colombia, los niños se pueden hormonar”.
Un día después, Alejandro Ospina Angarita (@AlejOspinAng), presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Petrolera y Energética de Colombia (Utipec), también publicó un video de una manifestación en contra del documento, esta vez frente a la Alcaldía de Bogotá, en el que él afirma:
“Estamos aquí para decirle al alcalde Galán que no lo elegimos para que ideologice a nuestra generación naciente. Es ‘grooming’, se llama eso. Es ganarse la confianza de los menores, para luego exponerlos al abuso sexual; eso es lo que están haciendo. No tiene sentido alguno y no nos van a engañar al decirnos que esta es una causa para prevenir la discriminación. El Estado debe proteger a esa minoría de niños que hoy están confundidos, porque adultos perversos les han hecho creer que están en el cuerpo equivocado. Las infancias trans no existen, es una invención de la perversidad de los pederastas y no se puede convertir en el pretexto para que a nuestros hijos se les exponga a esa doctrina perversa de la ideología de género que les traerá confusión y que los expondrá”.
La cuenta Julieth Gómez (@July_G0mez), que suele compartir desinformaciones sobre diversidad y género, realizó tres publicaciones (1, 2, 3) en contra del documento:
La concejal Diana Diago, del partido Centro Democrático, publicó en sus redes sociales un video en el que advierte que Galán supuestamente “promueve la ideología de género en los colegios distritales con la cartilla”.
Luis Miguel López Aristizábal, representante conservador por Antioquia, también compartió en sus redes sociales un video criticando la cartilla. Su publicación advierte:
“¡Atención padres de familia! 🚨 Mientras en el mundo rechazan el adoctrinamiento de niños, aquí parece que lo quieren imponer. La Secretaría de Educación de Bogotá impone una agenda que vulnera el derecho de los padres a educar a sus hijos. No permitiremos que el Estado reemplace su autoridad. ¡La educación debe formar, no adoctrinar! ¡Los niños NO son un experimento ideológico!”.
Cabe mencionar que este congresista ha desinformado en el pasado con una postura en contra del aborto y contra los derechos de la población trans.
Estos discursos están llenos de elementos que no son ciertos y tergiversan el sentido del documento, así como sus alcances y fundamentos, con el propósito de atacar y oponerse a los derechos de las infancias y adolescencias con orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género disidentes de la cisheternorma. Incluso dicen de forma explícita que estas personas supuestamente “no existen”.
La cartilla se titula “Orientaciones para docentes que protegen la diversidad y combaten la discriminación. Cumplimiento de Política Pública LGBTI”. Fue lanzada por la Secretaría de Educación con lineamientos conceptuales, normativos y pedagógicos para la construcción de espacios educativos que respeten la diferencia y la diversidad, con el fin de garantizar que ninguna persona sea discriminada por esas características.
El documento busca cumplir el plan de acción de la política pública de la población LGBTI, según el documento del Consejo de Política Económica y Social del Distrito Capital (CONPES DC) 16 de 2021. En particular, responde al compromiso de generar un “documento de estrategias pedagógicas diseñadas para la inclusión e implementación del enfoque de la política pública LGBTI de Bogotá en los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) de las Instituciones de Educación Distrital (IED) con especial énfasis en educación para la sexualidad y construcción de ciudadanía”.
En consecuencia, presenta a los docentes distintas representaciones y conceptos para entender las identidades de género, orientación sexual y expresiones de género; así como las vivencias y violencias que pueden estar experimentando estudiantes que pertenecen a poblaciones históricamente discriminadas por esas razones en las escuelas distritales.
La cartilla también contiene algunas pautas generales para el desarrollo de acciones formativas por parte de los docentes en los diversos ciclos de la trayectoria escolar, basado en lo que escuchan y observan sobre lo que requieren los grupos. En ninguna parte se invita a promover determinada identidad u orientación sexual.
De hecho, en las actividades propuestas, según cada momento de desarrollo, se incentiva el conocimiento y cuidado del cuerpo, la autoconciencia, autoestima, el diálogo y las relaciones respetuosas, bajo el marco de relaciones afectivas seguras, constructivas y libres de violencias.
Li Cuellar, directora y cofundadora en Fundación Sentiido, una organización colombiana sin ánimo de lucro que produce, aporta conocimiento y capacita sobre género, diversidad y cambio social, señaló que las afirmaciones de que supuestamente este tipo de herramientas “promueve la sexualización o la hormonización en menores de edad”, hacen parte de las campañas de desinformación, sobre todo aquellas que están basadas en el miedo:
“Este tipo de campañas hacen que las personas actúen por miedo y no por reflexión. Está claramente demostrado que la orientación sexual y la identidad de género es algo que no se puede cambiar. Por lo tanto, una cartilla no va a transformar la identidad de un estudiante, sino que le dará herramientas a los profesores, quienes a su vez les dan más herramientas a los estudiantes para entender el mundo y entenderse ellos mismos”.
Además, en Colombia no existen las “cirugías de cambio de sexo” para menores de edad. Estas se realizan únicamente a partir de los 18 años y solo si el paciente así lo dispone, como ya hemos explicado.
Las desinformaciones también aseguran que la cartilla “será enseñada a niños, niñas y adolescentes en las escuelas”. Sin embargo, el documento está dirigido exclusivamente a los docentes, con el fin de que éstos ayuden a proteger a los estudiantes más vulnerables, que en muchos casos pertenecen a la comunidad LGBTIQ+.
Cifras del Sistema de Alertas de la Oficina para la Convivencia Escolar de la Secretaría de Educación Distrital mostraron que, de 2014 a 2024, la agresión física agrupó la mayoría de los casos de violencia y abuso, con 29,35%. Le siguen la violencia sexual con 27,68% y la negligencia con 21,93%.
En el módulo de abuso y violencias también se registraron casos relacionados con discriminación y hostigamiento escolar. Por ejemplo, durante el 2024, el 11,96% de los casos reportados incluyeron situaciones de discriminación u hostigamiento, siendo las orientaciones sexuales, las identidades y expresiones de género las que ocupan el primer lugar entre las causas.
La fundación Sentiido realizó una encuesta en 2022 a 3.246 jóvenes colombianos entre los 13 y 21 años con el fin de saber cómo vivieron la pandemia las personas LGBTI.
En el ámbito escolar, el 92% de los estudiantes encuestados manifestó que escuchó comentarios homofóbicos o transfóbicos en su colegio y el 65,5% reportó que estos vinieron de parte de maestros o del personal administrativo de las instituciones. En esa misma línea, sólo el 18% dijo que el personal de la escuela había intervenido en estas situaciones, afectando la percepción de seguridad de los estudiantes y la motivación para asistir a clase.
Cuellar le dijo a Colombiacheck que “muchos profesores no tienen las herramientas suficientes o el conocimiento para abordar estos temas en el colegio y el acoso escolar; y se ha demostrado que los estudiantes LGBTIQ experimentan discriminación por su identidad y que esto los puede conducir al detrimento de su salud mental, a que renuncien al colegio, a que experimenten mucha soledad, violencia física, psicológica, entre otros efectos negativos”.
Por su parte, Beldys Hernández, abogada y coordinadora del área de incidencia y litigio de la organización Colombia Diversa, dijo que la expedición de la cartilla beneficia a la población LGBTI en la medida en que fomenta entornos educativos libres de discriminación y violencias, así como la promoción del respeto por el otro. “Permite que las personas puedan crecer y desarrollarse libremente, lo que termina beneficiando a todas las personas, no solo a una parte de la población”, señaló.
Lejos de “atentar contra la libertad de educación” o los “derechos de los padres de familia”, la cartilla es una herramienta más para el abordaje del desarrollo humano de la sexualidad, pero desde la inclusión y diversidad.
Hernández explica que el documento expone diferentes enfoques que han orientado la formulación de políticas públicas en el ámbito de la educación y otros sectores. Uno de ellos es el de derechos humanos, que sitúa a las personas en primer lugar como sujetos de derechos, en condiciones de igualdad y dignidad inherentes a su ser y existencia en el mundo. Es decir, busca garantizar que, en cualquier escenario, haya respeto por las diferencias y la eliminación de la discriminación.
Una encuesta de 2016 sobre clima escolar para la población LGBTI, hecha por Colombia Diversa, mostró que son los adultos los que principalmente promueven el acoso escolar a los estudiantes por sus diferencias relacionadas con su sexualidad, identidad y orientación. Sobre esto, Li Cuellar enfatiza que la cartilla en realidad resulta una herramienta más que ayuda a los profesores y alumnos a tener conversaciones más amplias, transparentes e informadas sobre la diversidad.
Frente a la supuesta vulneración de los derechos de los padres, la experta expone que cada vez más familias en Colombia piden que la educación sexual sea una responsabilidad compartida entre los colegios y el hogar. Esto se basa en los resultados de una encuesta que hizo Sentiido en 2024 a 2.843 madres y padres de familia de cinco regiones del país, que mostró que “el 95% de papás y de mamás del país está a favor de que sus hijos e hijas reciban una educación sexual integral y de calidad (ESI). Además, el 90% apoya la igualdad de derechos para las personas LGBTIQ”.
Mauricio Albarracín, abogado constitucionalista, le explicó a Colombiacheck que el documento orientador para docentes no vulnera la libertad de enseñanza ni los derechos de los padres, sino que por el contrario, es una garantía de los derechos de niños, niños y adolescentes a ser educados, a no ser discriminados y a ser tratados en igualdad de condiciones en instituciones educativas:
“La Constitución establece en el artículo 67 que los padres podrán elegir la educación de sus hijos. Sin embargo, esa elección de la educación se hace bajo los lineamientos de las instituciones educativas del sector público y privado. En este caso, la elección de la educación para los hijos no puede ir en desmedro de los derechos de niños, niñas y adolescentes, cuando los lineamientos emitidos son para prevenir la no discriminación en las escuelas públicas a razon de la orientación e identidad sexual de los estudiantes”.
Según Albarracín, los padres de familia no pueden argumentar su derecho a educar libremente a sus hijos para justificar cualquier tipo de discriminación u oponerse a la prevención de la misma:
“Ningún derecho es absoluto, ni siquiera la potestad de los padres, la cual también tiene límites. Si bien algunos padres de familia pueden estar o no de acuerdo con este tipo de iniciativas, están en todo su derecho dentro de su libertad de conciencia y de religión, lo cual, recordemos, es un asunto netamente personal. Es decir, esta no es una razón para oponerse a un documento que en este caso es inofensivo y que recoge la jurisprudencia y las normas ya existentes en Colombia”.
La cartilla también responde a obligaciones constitucionales, como los derechos a la igualdad ante la ley y la no discriminación o al libre desarrollo de la personalidad, y legales contenidas en normas como:
La Corte Constitucional ya ha emitido sentencias que reconocen estos derechos, como:
Pese a la relevancia de la cartilla, desde Colombia Diversa y Sentiido, advierten que aún quedan garantías pendientes para los estudiantes LGBTI en las escuelas, como lo es la aplicación de este tipo de herramientas, el acompañamiento y la vigilancia por parte de la Secretaría de Educación, para que no se quede en la emisión de un simple documento, sino que sea apropiado y efectivo en los centros educativos.