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Miércoles, 25 Septiembre 2024

Desinformación que vincula a Petro con mortal secuestro de Nicolás Escobar Soto circula de nuevo

Por José Felipe Sarmiento

El empresario fue plagiado por el M-19, pero no hay evidencia de que el hoy presidente haya participado en el crimen, pues no era parte de la estructura militar de la guerrilla sino de su ala política.

3 DATOS CLAVE:

  1. En varias redes sociales circula de nuevo una imagen en la que se vincula falsamente al presidente, Gustavo Petro, con la muerte del ejecutivo Nicolás Escobar Soto, ocurrida en 1979, cuando estaba secuestrado por el M-19, guerrilla a la que entonces pertenecía el mandatario.
  2. El grupo ilegal sí fue el autor del plagio, que duró siete meses. Sin embargo, diferentes fuentes, incluyendo opositores y críticos del actual mandatario, reconocen que él no participó en el crimen, puesto que no integraba la estructura militar sino que recién había ingresado al brazo político del movimiento armado.
  3. Escobar murió junto con sus captores en un operativo en el que militares, en busca de armas robadas, hicieron estallar la entrada al sótano de la casa donde la víctima se encontraba en cautiverio, una de las mal llamadas “cárceles del pueblo” que mantenía el M-19 en ese entonces.

Aunque fue desmentida por Colombiacheck en noviembre de 2023 con el chequeo “Falso, Petro no secuestró al empresario Nicolás Escobar Soto”, en redes sociales ha seguido circulando la desinformación que vincula directamente al presidente con el plagio, cometido por el M-19, que terminó en la muerte del gerente petrolero en 1979.

“Cacas petro secuestraba, extorcion a todo colombiano” (sic), escribió un usuario de Facebook el pasado 15 de septiembre junto a la misma imagen chequeada en ese entonces, a la que simplemente se le adiciona una frase superpuesta que dice: “Súbanla a las redes, hay que acabar con el”. Se trata de la captura de pantalla, con un filtro sepia, de una vieja publicación que hizo el industrial barranquillero Federico Arango Bacci en la misma red social.

Allí aparece un aparente recorte de prensa que contiene la foto del ejecutivo petrolero y financiero al lado de un texto ilegible por la baja calidad de la imagen; una foto del actual mandatario nacional con una mujer y, sobre ambas imágenes, este texto:

“No dejemos el pasado en el olvido, esta persona NICOLAS ESCOBAR SOTO, fue secuestrado por Gustavo Petro, enterrado vivo durante más de 8 meses, su cuerpo fue encontrado con ampollas y podrida algunas de sus extremidades en la mal llamada ‘CÁRCEL DEL PUEBLO’, huecos de más de 4 metros de profundidad, donde les tiraban la comida y los secuestrados tenían que comer con su propio excremento y aun asi, existe gente que apoya a este genocida de gustavo petro urrego, el ser más perverso en la historia de colombia” (sic).

La historia real, contada en nuestra verificación ya mencionada, es distinta. Aunque, en 1978, el Movimiento 19 de Abril (M-19) sí secuestró al empresario, el actual presidente de Colombia no participó en el crimen, pues hacía parte de la guerrilla, pero en el ala política, no en la militar. La muerte de la víctima se produjo por una detonación que hicieron militares que llegaron a su lugar de cautiverio, el sótano de una casa, buscando armas robadas.

La misma desinformación ha sido compartida por diferentes usuarios, no solo recientemente sino en enero en Facebook. También fue difundida en X en febrero por Alba Marina Messa (@albamarinamessa), una cuenta con 35.500 seguidores que se define como “antipetrista” y seguidora de los expresidentes Álvaro Uribe en Colombia y Donald Trump en Estados Unidos. Pasó por TikTok en abril y el pantallazo de esta red saltó a Threads en junio.

Nuestros colegas de La Silla Vacía también han desmentido dos veces la narración falsa de este crimen que circula en redes sociales para atacar a Petro: en diciembre de 2023 y el 24 de septiembre de 2024.

Petro no participó en el crimen

Escobar Soto, presidente de la junta directiva del Banco de Colombia y gerente general de la Texas Petroleum Company (Texaco) en el país, se estaba bajando de su carro Dodge Coronet para entrar a un edificio de Chapinero, en el oriente de Bogotá, cuando fue secuestrado por miembros del M-19, el 29 de mayo de 1978 a las 11:45 de la mañana. Los criminales se bajaron de una Toyota y un Renault, lo rodearon y lo obligaron a subir a uno de estos vehículos para llevárselo.

Siete meses después, el 3 de enero de 1979, el empresario terminó siendo uno de los cuatro muertos por la explosión de la placa de cemento que obstruía la entrada al sótano donde lo tenían sus captores. La detonación con dinamita fue ejecutada por militares, en medio de un allanamiento a la casa en la que lo tenían cautivo, ubicada en el barrio Lucerna, de Kennedy, en el suroccidente de la misma ciudad.

El operativo no llegó allí en una misión de rescate. Su fin era el de recuperar cerca de 5.000 armas que la misma guerrilla acababa de robar del Cantón Norte, en la capital del país, una de las instalaciones más importantes del Ejército.

Petro, nacido el 19 de abril de 1960, tenía 18 años en ese entonces y estaba estudiando Economía en la Universidad Externado. Según su autobiografía, fue justamente en 1978 que se unió al primer comando del M-19 en Zipaquirá, Cundinamarca, donde vivía.

Él mismo describe al grupo armado, que firmó la paz y se desarmó en 1990, como “compartimentado” en el sentido de que solo los jefes tenían comunicación y compartían información con mandos más altos. “La información era mínima desde el punto de vista organizativo para quienes ingresábamos previendo que, ante un golpe desde el Estado, nadie pudiera rastrear la cadena. Eso se lo habían aprendido a los Tupamaros uruguayos”, cuenta en el libro, titulado ‘Una vida, muchas vidas’.

Siendo joven y recién reclutado, Petro no hacía parte de esos cargos u órganos decisorios del grupo armado. De hecho, sus funciones siempre estuvieron ligadas al brazo político de la organización, haciendo proselitismo, e incluso fue personero y luego concejal de Zipaquirá, Cundinamarca, en la primera mitad de la década de 1980, hasta que fue detenido en octubre de 1985 y estuvo preso por porte ilegal de armas hasta febrero de 1987.

En esto coinciden las declaraciones que han dado a diferentes medios de comunicación el politólogo Darío Villamizar, actual embajador de Colombia en República Dominicana nombrado por su gobierno, y el exsenador zipaquireño Everth Bustamante, miembro del partido opositor Centro Democrático. Ambos hicieron parte del M-19.

Las “cárceles del pueblo”

Desde 2020, Colombiacheck ha identificado varias desinformaciones más que, como esta, tergiversan la historia de las mal llamadas “cárceles del pueblo” (1, 2, 3, 4), que en realidad eran casas destinadas al cautiverio de personas secuestradas por este grupo guerrillero en Bogotá, Cali y Caquetá.

El propio comandante Jaime Bateman Cayón reconoció su existencia en un artículo de 1980, citado por la politóloga Ginneth Esmeralda Narváez Jaimes en su tesis de la Maestría en Historia de la Universidad Nacional, titulada ‘La Guerra Revolucionaria del M-19 (1974-1989)’. Sin embargo, no eran los huecos húmedos y llenos de excrementos en medio de la selva que se suelen describir en este tipo de mensajes.

En el libro ‘Militares y Guerrillas: La memoria histórica del conflicto armado en Colombia desde los archivos militares, 1958 - 2016’, de los también politólogos Juan Esteban Ugarriza y Nathalie Pabón Ayala, incluso aparece la descripción del lugar donde estaba recluido Escobar Soto al momento de su muerte. El testimonio es de uno de los militares que participaron en la operación de ese 3 de enero:

“En la entrada de la cocina, junto a la papelera de un baño, se bajaba una baldosa. Ahí había una argolla pegada a una plataforma corrediza. Al bajar la argolla se corría una planta del piso que conducía a una plataforma. Por ahí se bajaba en un ascensor de compensación de fuerzas. No podía ser ni muy pesado, ni muy liviano, mínimo tres personas. Por este ascensor se bajaba a la ‘cárcel del pueblo’. Donde yo entré había una cama empotrada con su reja. A cinco metros de profundidad”.

De modo que, nuevamente, Colombiacheck califica como falsas las imágenes en las que se relaciona a Petro con el secuestro de Escobar, cometido por el M-19, y su muerte en cautiverio, descrita en circunstancias muy distintas a las reales. El presidente, que en ese entonces era un joven recluta del ala política de la guerrilla, no estuvo implicado en el crimen, que terminó con el fallecimiento del empresario por una acción militar.