Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple Chequeo Múltiple
Chequeo Múltiple
Culminando el segundo de sus cuatro años de periodo presidencial, la mayoría de los logros con los que Gustavo Petro saca pecho son cuestionables; los más acertados tienen sus ‘peros’ y hay un dato clave para la paz que se ha vuelto inchequeable por cuenta del desorden en las cifras.
Al menos ese es el balance que dejó su discurso en la instalación de la nueva legislatura del Congreso, el pasado 20 de julio. En esta rendición de cuentas, declaró que su gobierno “ha sido eficiente”. Esta frase, que incluso causó risas entre los legisladores que se alcanzaron a escuchar en la transmisión en vivo, fue quizás la más polémica de su intervención, junto con la petición de perdón con la que arrancó, por el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) bajo su administración.
El argumento principal para el autoelogio, al que se refirió como “un elixir y un oasis” en medio de esas “turbulencias”, fue la reducción de la pobreza. Esta fue el eje de gran parte de su discurso ese día y se relaciona con varias de las afirmaciones verificables que hizo: que si cayó pese al estancamiento económico; que cuál fue su relación con los ingresos laborales y, en particular, con el salario mínimo; que si por primera vez se redujo más en la ruralidad más que en las ciudades.
Esto último resalta particularmente, porque el campo fue protagonista en sus palabras ese día. Habló del crecimiento de la agricultura, supuestamente sin precedentes; de una caída en los precios de los alimentos en comparación con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la cifra, siempre problemática, de tierras compradas para cumplir con la entrega de 3 millones hectáreas a población campesina y comunidades rurales que no tienen, que se pactó en el Acuerdo Final de Paz que firmó el Estado con las FARC en 2016.
Por otro lado, el turismo fue el otro tema en el que Petro destacó dos importantes resultados: un récord de visitantes extranjeros al país y el aumento de su importancia en las divisas que recibe nuestra economía. Esto último, además, lo comparó con los datos del carbón.
Al aplicar nuestra metodología de verificación, que incluyó consultarle a la Casa de Nariño por el sustento de las afirmaciones sin que hayamos recibido respuesta hasta el momento de publicar esta nota (esta llegó dos semanas después y pasado casi un mes desde que enviamos las preguntas)*, encontramos que cinco de estas declaraciones son cuestionables, dos resultaron ‘verdaderas pero…’ y una, inchequeable. Los detalles de cada una, en el mismo orden del discurso, están a continuación.
“Como nunca antes en mucho tiempo -no lo recuerdo cuando era congresista-, la agricultura de Colombia ha crecido. Comparado a los periodos anuales, llegó a tener 9% el mes pasado de crecimiento y, sobre todo, concentrado en la producción agraria de alimentos”: 12:21.
“Bueno, yo tengo que decirles que en el terreno de la agricultura nos está yendo bien y muy bien. Estadísticas del 9% de crecimiento anual no son para despreciarlas; hay que sostenerlas, claro. Nunca antes la agricultura, por lo menos durante este siglo, había crecido a esos niveles y es lo que yo llamo salir de la extracción para pasar a la producción”: 23:48.
La mención del presidente Petro sobre la mejoría en el sector agrícola del país se puede constatar con comunicados previos, como el que se publicó el pasado 16 de mayo por el Ministerio de Agricultura, con datos atribuidos al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que publicó las estadísticas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) colombiano durante el primer trimestre de este año.
Al acudir a las cifras de la entidad, en busca de reportes publicados o referidos a “el mes pasado” (única pista temporal que ofreció el mandatario sobre el dato de 9% de crecimiento en el sector), encontramos que justamente el boletín más reciente corresponde a dicha actualización para el mes de mayo del PIB nacional trimestral.
Los cuadros de desempeño presentados allí por el DANE segmentan las cuentas nacionales en sectores, entre los que se encuentran “Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca”, “Industrias manufactureras” y “Construcción”, por ejemplo.
En el cuadro más pormenorizado de las cuentas nacionales, el apartado de agricultura se divide entre “Cultivo permanente de café”, “Ganadería”, “Silvicultura y extracción de madera”, “Pesca y acuicultura” y, finalmente, una categoría que engloba la mayor parte de las actividades ligadas a la agricultura:
“Cultivos agrícolas transitorios; cultivos agrícolas permanentes; Propagación de plantas (actividades de viveros, excepto viveros forestales); actividades de apoyo a la agricultura y la ganadería, y posteriores a la cosecha, explotación mixta (agrícola y pecuaria) y caza ordinaria y mediante trampas y actividades de servicios conexas”.
Este último apartado reporta un crecimiento del 9,3% anual, pero no se refiere al último mes, sino a la comparativa del volumen de producción entre los primeros trimestres de 2023 y 2024. Al tomar la evolución histórica de este segmento, encontramos que desde 2006 ha sobrepasado el 9% de crecimiento al menos en siete oportunidades más.
De hecho, de octubre de 2016 a junio de 2017 fueron tres trimestres consecutivos por encima de esa cifra, con un récord histórico de 17% en el periodo de enero a marzo que aún no se ha superado.
Según explicó el Ministerio de Agricultura en su momento, los resultados llegaron tras una favorabilidad climática iniciada en junio de 2016 tras una intensa temporada de calor, acompañada de “créditos récord en desembolsos al sector agroindustrial”. Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), le dijo a Semana que otro factor importante fue la salida de las FARC de los territorios después de la firma del Acuerdo Final de Paz en noviembre de 2016, con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Nuestros colegas de La Silla Vacía consideraron, aparte del PIB trimestral, otras estadísticas como el Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) y el crecimiento del PIB anual. En ninguno de los dos casos hay una cifra que ronde el 9% mencionado por el presidente Petro. Tampoco es verdad, en ninguno de los casos, que ese nivel de crecimiento sea inédito en lo corrido del siglo.
Sobre los avances logrados en el primer trimestre de 2024, se destaca un aumento del 5,5% en el valor agregado conjunto de la agricultura, ganadería, pesca y silvicultura, apalancado por la producción y exportación de frutas cítricas y leguminosas frescas, entre otros productos.
Estos datos continúan un desempeño en ascenso del sector, como comprueba el boletín trimestral de Bancolombia, publicado en febrero de 2024, previo al informe publicado por el DANE en mayo. Este análisis independiente, mostró cómo crecieron un 7,2% los cultivos distintos al café en el cuarto trimestre de 2023, siendo que el propio PIB cafetero también experimentó una ligera recuperación.
Según este gráfico de Statista, el principal producto de exportación agrícola en Colombia durante 2023 fue el café sin tostar, seguido por los capullos de flores, el banano y el aceite de palma, entre otros.
Finalmente, cabe anotar que un posible factor asociado al crecimiento del sector puede estar en el mencionado análisis publicado por Bancolombia, pues este registró para 2023 una caída de los precios de fertilizantes en el país que superó la caída de los precios internacionales. Además, se reportó un aumentó en la importación de dichos abonos.
Tanto este informe independiente como el Ministerio de Agricultura alertaron en sus comunicados que existe expectativa a raíz de la variabilidad climática, cuyos estragos en los meses venideros podrían perjudicar el buen pie con el que inició este año el sector agrícola.
En resumen, sí existe un indicador reciente que sustenta la cifra mencionada por el presidente Gustavo Petro. Sin embargo, calificamos su afirmación como cuestionable, en tanto es poco precisa sobre las actividades registradas en dicho segmento de la agricultura, a la vez que es impreciso en el período estudiado, que no responde al “mes pasado”. Es incorrecto, además, sugerir que el crecimiento del último trimestre es inédito, puesto que los datos históricos demuestran que ha habido varios periodos con crecimientos superiores al 9%.
* En su respuesta extemporánea, Presidencia sustentó el dato en un boletín del Ministerio de Agricultura publicado en marzo, no “el mes pasado” (que habría sido junio), y que se refiere a un aumento de 9,1% en las exportaciones agrícolas al comparar enero de 2024 con el mismo mes de 2023. No es un dato de crecimiento económico del sector en general, como se entiende del discurso, y el documento tampoco aporta argumentos con relación a que sea un logro histórico en los términos en los que lo presentó Petro. Por tanto, se mantiene la calificación de cuestionable.
“Me parece que [el crecimiento de la agricultura] es una de las mejores noticias que tiene Colombia; por eso cayó el precio de los alimentos por debajo del promedio de la OCDE”: 12:56.
La afirmación de que “cayó el precio de los alimentos por debajo del promedio de la OCDE” es cuestionable. Lo que bajó fue la inflación, es decir, la velocidad a la que aumentan esos precios, pero eso no quiere decir que hayan bajado. Además, aunque sí es cierto que han aumentado menos que el promedio de esa organización al menos desde diciembre de 2023, esto tiene sus matices.
Al respecto, Colombia se posicionó mejor que otros países latinoamericanos del grupo en los primeros meses de 2024. Sin embargo, con los datos más recientes, pasa al ras y hay que tener en cuenta que la media de ese organismo está jalonada hacia arriba por la crisis inflacionaria de Turquía.
Para ver qué tan cierto es lo que Petro dijo sobre el precio de los alimentos nos fuimos al banco de datos de la OCDE, que mide en distintos aspectos a los países que son miembros y algunas economías que no hacen parte de la organización, como Sudáfrica o Argentina.
De acuerdo con el índice de precios al consumidor (IPC) que registra mensualmente la entidad, es cierto que en mayo de 2024 el país tuvo un crecimiento en el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas para los últimos 12 meses menor al que registró en promedio la OCDE en el mismo periodo.
La tabla de abajo muestra el IPC de alimentos en mayo de los países miembro de la organización. Colombia y el promedio de la OCDE están en rojo y azul, respectivamente.
Mientras que el promedio de crecimiento del organismo internacional ese mes fue de 4,76%, el de Colombia fue del 4,4%. El porcentaje colombiano es el mismo que registró el DANE. Los datos también muestran que la disminución de la inflación del precio de los alimentos en el país es una constante desde enero de 2023, cuando esta fue de 26,2%.
Sin embargo, este mismo mes fueron pocos los países cuyo precio de los alimentos aumentó más del promedio de la OCDE. Específicamente, solo en Turquía (70,14%), Noruega (5,39%), México (6,00%), Corea del Sur (5,1%), Israel (5,16%) e Islandia (5,23%), el precio de los alimentos creció más.
Sin embargo, esto se debe justamente a la extrema cifra turca, que jalona hacia arriba la media de la organización. Es una tendencia sostenida desde 2012 en ese país, como ha analizado el Banco Mundial, y que se debe, entre otros factores, a la depreciación de su moneda, la lira. Solo hasta julio de 2024 la crisis ha dado señas de comenzar a ceder.
Sin contar la inflación de Turquía, el promedio de la OCDE baja más de dos puntos porcentuales y se ubica a poco más del 2% en mayo. Esto es aproximadamente la mitad del ya citado incremento de 4,4% registrado por Colombia el mismo mes.
Además, en junio aumentó al 5,27%, aunque aún no se conocía la media de todo el conjunto para poder comparar, pues hay países que todavía no reportan el dato ese mes. No obstante, sí hay una tendencia general a la baja en el grupo.
El índice de precios de los alimentos colombiano ha estado por debajo del promedio de la OCDE desde diciembre de 2023, es decir que sí se ubicó por debajo en este gobierno. Al mirar el comportamiento en el tiempo de este indicador desde que Petro asumió el poder en agosto de 2022, este no es muy distinto a la tendencia internacional.
En los primeros meses de 2024, Colombia sí mostró una inflación mucho más baja que la de los otros países latinoamericanos incluidos en los datos de la organización, Chile y México, contrario a lo que pasaba antes. No obstante, desde abril está de nuevo en subida.
De acuerdo con una investigación del mismo ente multilateral, hecha a finales de 2022, y otra de la Universidad de Bilecik, en Turquía, publicada en 2023, la inflación en los países del grupo fue una secuela de la pandemia de covid-19 que se intensificó bruscamente por la guerra entre Rusia y Ucrania, particularmente en Europa. Sin embargo, “los altos precios de la energía y, en menor medida, de la comida son un fenómeno global”, advertía la primera.
Inflación de alimentos en la OCDE - Tabla del Financial Times.
Esa tendencia comenzó a revertirse en 2023 y los precios de alimentos regresaron a niveles previos a ese conflicto bélico, como reportó Financial Times en abril de 2024. “Los productos agrícolas han caído significativamente en los últimos dos años, desde el pico de precios que vino con la invasión de Ucrania, y esto es una fuerza desinflacionario incluso en mercados minoristas”, le dijo Carlos Mera, director de bienes agrícolas del banco neerlandés Rabobank, a ese medio de comunicación.
Precios de distintos tipos de alimentos - Tabla de Financial Times.
También vale aclarar, aunque no afecta directamente el chequeo de la afirmación puntual, que compararse con este organismo no es lo mismo que con el mundo, como lo hizo el presidente de manera más general un poco más adelante en el mismo discurso. “Colombia está entre los países del mundo que menos ven crecer los precios de su alimentación”, dijo.
El ente multilateral únicamente mide estos índices de sus 38 miembros. Sobre todo, hay que tener en mente que estos son principalmente naciones europeas y otras potencias económicas, por lo que se ha ganado el apodo del ‘club de países ricos’.
Al revisar mediciones del precio de los alimentos más globales, Colombia está mejor que la mayoría de países, pero lejos de ser uno de los que tienen menos aumentos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ocupa el puesto 71 entre 157 países con menor aumento del IPC de los alimentos. En los datos del Banco Mundial, Colombia no hace parte de los países en los que la inflación de alimentos es menos del 2%, como los vecinos Perú y Panamá; aunque está en el segundo mejor rango, del 2 al 5%, junto a Brasil, Estados Unidos, Canadá, Australia y España, entre otros.
Entonces, la frase de Petro que compara los precios de alimentos de Colombia con el promedio de la OCDE es cuestionable, pues en realidad estos no cayeron, aunque sí aumentaron menos de acuerdo con los datos de mayo de 2024. Sin embargo, el dato nacional va en aumento de nuevo y la diferencia es muy pequeña, sobre todo teniendo en cuenta que la media del grupo está jalonada hacia arriba casi al doble por la extrema crisis de los precios en Turquía que apenas empieza a controlarse.
* En su tardía respuesta, Presidencia sustenta la afirmación de Petro con una gráfica publicada el 23 de mayo en la cuenta oficial de Twitter de la OCDE en español. Sin embargo, los datos que esta muestra corresponden a marzo y, de hecho, coinciden con la información analizada por Colombiacheck directamente en el portal del organismo, pero no eran los más recientes para el momento en el que el mandatario dio su discurso, cuando la brecha entre la inflación de alimentos en Colombia y el promedio del grupo ya se estaba cerrando. Además, no hubo realmente caída de precios pese a la reducción en el alza. Por tanto, la calificación se mantiene en cuestionable.
“La Declaración Unilateral de Estado [el Acuerdo Final de Paz de 2016] dice que debemos entregarle al campesinado de Colombia 3 millones de hectáreas fértiles. ¿Saben ustedes cuántas hemos podido nosotros comprar? Para no hablar de pasados gobiernos, que sería muy triste y aburridor nombrarles sus cifras, en dos años: 184.000 hectáreas”: 21:18.
Esta cifra se enmarca en la discusión sobre adquisición de tierras, fundamentada en el primer compromiso suscrito por el Estado colombiano en el Acuerdo de Paz con las FARC: “Hacia un Nuevo Campo Colombiano: Reforma Rural Integral”. Uno de los objetivos allí establecidos es la entrega de 3 millones de hectáreas destinadas a población rural desposeída a través del Fondo de Tierras.
La compra de tierras no es la única fuente de la que se alimenta el Fondo, pues el punto 1.1.1 del primer capítulo del Acuerdo establece seis vías mediante las cuales pueden ingresar terrenos para la llamada Reforma Rural Integral:
Esta diversidad de fuentes la expusimos en mayo del año pasado en “¿Cuál es el enredo con las cifras de las tierras para la reforma rural integral?”, donde abordamos la crítica del presidente Petro al gobierno anterior por, supuestamente, sólo comprar 17.000 hectáreas para cumplir el objetivo de entregar tres millones.
Pero dicho artículo también abordó las inconsistencias que había en la contabilidad de las tierras entregadas para cumplir la meta, como ya había denunciado el Observatorio de Tierras en el informe “Las deudas de la paz: dimensiones agrarias”, publicado en agosto de 2022, donde se encuentra, por ejemplo, esta comparativa de las últimas cifras presentadas por la entonces saliente administración de Iván Duque sobre ingreso de hectáreas al Fondo de Tierras:
En el pasado, hemos tomado como referencia El Contador Oficial de la Reforma Agraria, publicado por el Ministerio de Agricultura, que está a cargo del Fondo de Tierras, y donde se refleja hasta el día de hoy una cifra de 88.155 hectáreas compradas. Lo hicimos, por ejemplo, el pasado mes de enero con “En su nuevo periódico, gobierno Petro insiste en uso de cifras falsas y engañosas sobre tierras”.
Sin embargo, tras consultar a la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y realizar una revisión de la información disponible, consideramos que hasta ahora la información oficial no ha sido certera ni concluyente en materia de compra de tierras, al punto en que los datos del contador se encuentran desactualizados. A falta de una fuente externa que permita contrastar las cifras, calificamos esta afirmación como inchequeable.
El Contador Oficial de la Reforma Agraria surgió a mediados del año pasado como respuesta al conteo irregular de hectáreas ocurrido bajo la dirección de Gerardo Vega en la ANT. Durante su tiempo al aire, el instrumento ha permitido ver sobre la marcha los ajustes que se realizan al interior de la entidad en materia de compra de tierras, pues mientras en agosto de 2023 se contabilizaron 28.359 hectáreas que aumentaron hasta 157.151 en febrero de 2024, para el corte del 22 de mayo la cifra cayó a las ya mencionadas 88.155.
Previo a estos ajustes públicos, ya había a una decisión interna de cambiar la metodología con la que se contabilizan las hectáreas dispuestas para la meta, como quedó consignado en el Séptimo Informe al Congreso de la República Sobre la Ejecución de los Recursos y Cumplimiento de las Metas del Componente para la Paz del Plan Plurianual de Inversiones, elaborado por la Contraloría General de la República, con corte a marzo de 2023, donde se registró una caída drástica de las hectáreas contabilizadas en el informe anterior.
Avance de la meta en el Sexto informe de la Contraloría General de la República
Avance de la meta en el Séptimo informe de la Contraloría General de la República
Según reza en el informe [Pág. 51], la ANT comunicó a la Contraloría que tras revisar las inconsistencias en las cifras registradas en los indicadores para cumplir la Reforma Rural Integral, modificó la fuentes de cálculo para el objetivo de tres millones de hectáreas, de manera que se contabilice sólo “bajo la concepción de entregar tierra nueva, fértil, que no esté ocupada para población sujeta de ordenamiento que no tiene tierra o tierra insuficiente. El principal concepto para definir las fuentes que alimentan este indicador es la no ocupación previa”.
Según el Instituto Kroc para Estudios Internacionales de Paz de la Universidad de Notre Dame, basado en Estados Unidos y que monitorea el cumplimiento del Acuerdo por disposición de las partes, para noviembre de 2023 las fichas técnicas e indicadores del Plan Marco de Implementación no se encontraban actualizados en el Sistema Integrado de Información para el Posconflicto (SIIPO), razón por la cual su capacidad de análisis y sus conclusiones se vieron limitadas.
El Quinto Informe al Congreso Sobre el Estado de Avance de la Implementación del Acuerdo de Paz, elaborado por la Procuraduría General de la Nación, notificó que también con corte a noviembre de 2023:
“La ANT había recibido un total de 3.977 predios postulados para compra, que representan un área estimada de 753.870 Ha. De estos, 1.448 con una extensión de 201.798 Ha se consideraron viables para su adquisición, mientras que 985 con 230.597 Ha no resultaron factibles, y los 1.544 predios restantes se encontraban pendientes de revisión técnica y jurídica. De tal forma, al cierre del periodo de análisis de este informe, la ANT había finalizado la compra de seis predios con un área de 869 hectáreas, que registran haber sido entregados materialmente a la Agencia y su respectivo ingreso al Fondo de Tierras para la RRI, los cuales se ubican en los departamentos de Cauca, La Guajira, Meta, Tolima y Bolívar”.
Junto a estas cifras, sólo encontramos otra fuente independiente de datos en el informe trimestral de la Misión de Verificación en Colombia de la ONU, cuyo reporte más reciente asegura que el Gobierno Petro ha adquirido en total (entre las diversas fuentes, no sólo a través de compra) 266.156 hectáreas para aportar al objetivo de entregar tres millones. Sin embargo, incluso allí se evidencian los ajustes en los datos, puesto que el reporte anterior, con corte el 27 de marzo, aseguraba que se habían adquirido 401.157 hectáreas.
Al consultar a la ANT sobre los datos de compra de tierras, nos aseguraron que con corte al 24 de julio, se han comprado 191.000 hectáreas, sobrepasando por 7.000 las que afirmó el presidente Petro en su discurso del 20 de julio. Según nos explicaron, estos terrenos se distribuyen en 115.000 destinados al campesinado y 76.000 destinados a pueblos étnicos.
Aunque no nos explicaron por qué se encuentran desactualizados los datos del Contador Oficial, cabe anotar que los cortes en dicho instrumento hasta ahora han sido espaciados por uno o más meses y que, desde el 22 de mayo, fecha del último corte, han sucedido coyunturas importantes como el nombramiento de Martha Carvajalino en reemplazo de Jhenifer Mojica en el Ministerio de Agricultura.
Así pues, en Colombiacheck calificamos como inchequeable la afirmación del presidente Petro en relación a la compra de tierras, dado que las cifras en el portal oficial se encuentran aparentemente desactualizadas y, en el curso de este mismo año han sufrido variaciones importantes, de modo que no son una fuente confiable para ratificar el dato.
La mayoría de informes independientes datan de mediados o finales de 2023 y, contrario a ofrecer luces sobre el desarrollo de estas adquisiciones, reportan a su vez el proceso de ajuste al interior de la ANT que no permite un análisis detallado de la gestión.
* Al responder la consulta por el sustento de la declaración presidencial, su equipo de comunicaciones solo refirió un trino de la misma ANT publicado el 7 de agosto (es decir, cuando ya este chequeo estaba publicado y tres semanas después del discurso). El mensaje contiene una infografía en la que se da el dato de 195.985,64 hectáreas adquiridas en este gobierno. A falta de un respaldo confiable y dados los antecedentes problemáticos con el manejo de estas cifras, la calificación sigue siendo inchequeable.
“No por nada las estadísticas del DANE nos mostraron, por primera vez también, que donde más caía la pobreza en Colombia el año pasado era precisamente en el mundo rural. Estábamos acostumbrados a ver lo contrario, que era en la ciudad donde se conquistaba más socialmente y que en los campos siempre permanecían los grandes porcentajes de la miseria y de la pobreza. Y hoy mostramos con modestia que sucedió lo contrario, que redujimos en 10 % en un solo año, 10 % la cantidad de pobres en el campo”: 24:22.
Horas antes del discurso del presidente Petro, la web del ministerio de Agricultura publicó la nota de prensa “La pobreza monetaria en el campo colombiano se ha reducido, según informe del DANE”. Allí, se destacó la reducción de 4,7 puntos porcentuales en la incidencia de la pobreza monetaria en zonas rurales, pasando de 45,9% en 2022 a 41,2% en 2023. Este descenso es superior al del promedio nacional y al de cabeceras urbanas y, efectivamente, se puede comprobar en la más reciente actualización del DANE en esta materia.
Según explica la misma entidad, “la línea de pobreza monetaria es el valor en dinero que necesita una persona al mes para adquirir una canasta básica de alimentos, servicios y otros bienes mínimos para vivir”. Una persona con ingresos por debajo de esa línea se considera en situación de pobreza monetaria.
En 2023, la línea de pobreza monetaria fue de 435.375 pesos, en un aumento del 9,7 % frente al año 2022, cuando se ubicó en 396.864 pesos. Aún así, la diferencia entre 2022 y 2023 señala que alrededor de 524.000 personas en la ruralidad salieron de esta condición. Esa cantidad corresponde al 9,8% de la población situada en pobreza monetaria para 2022 (5’309.000).
El reporte del DANE señala, además, que en el último año cayó también la pobreza monetaria extrema, entendida como la condición en la que aún si se invierten todos los ingresos en comida, no se alcanzan a satisfacer los requerimientos alimenticios básicos. Para 2023, la línea de pobreza monetaria extrema se ubicó en 218.846 pesos.
Como se ve en la tabla, este indicador es importante, dado que entre 2021 y 2022 presentó un ligero incremento, a diferencia de la pobreza monetaria que completa dos años a la baja.
Finalmente, cabe resaltar que en el mes de abril se presentaron los resultados de la más reciente medición de pobreza multidimensional, en donde se reportó que 232.000 personas en la ruralidad salieron de esta condición, que integra factores como salud, educación y acceso a servicios públicos, entre otros. Con este resultado, se completan tres años de reducción del indicador.
Sobre que esta sea la “primera vez” que las cifras del DANE muestran un descenso mayor de la pobreza en el ámbito rural, consultamos las cifras históricas de pobreza monetaria publicadas por la entidad. Estas se dividen en dos series que no pueden compararse entre sí debido a cambios metodológicos.
La primera de ellas, que incluye 19 años de registros en el período 2002 - 2020, corresponde a la Misión de Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (MESEP). Según esta medición, en varios períodos la caída de la pobreza monetaria en la ruralidad fue mayor que en áreas urbanas, como se ve en las porciones sombreadas del gráfico, la mayoría de 2008 a 2017, entre el final de la presidencia de Álvaro Uribe (2002-2010) y la mayor parte de los dos períodos consecutivos de Juan Manuel Santos (2010-2018).
Es verdad que la pobreza monetaria sí ha sido consistentemente superior en el campo a través del tiempo, pero como evidencian las visualizaciones, incluso se han registrado años en los que la pobreza rural disminuye y la urbana asciende. El caso más emblemático es 2020, a raíz de la pandemia de covid-19, en la que se implementaron apoyos para hogares rurales.
Así se puede apreciar en la información del período 2012-2021, basada en la información de la Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares (ENPH) y cuyo muestreo se realiza a través de Gran Encuesta Integrada de Hogares – GEIH.
El análisis también permite apreciar que la reducción de la pobreza en 2023 para el mundo rural es una de las más pronunciadas frente a los períodos ilustrados con base en la ENPH, sólo superada por la caída de 2020.
Para obtener los datos de 2022 y 2023, el DANE realizó nuevos ajustes metodológicos que cambiaron los valores del año 2021 respecto de la serie anteriormente presentada, si bien los resultados, registrados en la primera imagen de esta verificación, pueden compararse con la serie 2012 - 2021.
Así pues, calificamos la afirmación del presidente Petro como cuestionable, pues mezcla un dato verdadero con otro falso para sacar pecho. Mientras las cifras de descenso de la pobreza en la ruralidad corresponden a los datos oficiales emitidos por el DANE y efectivamente reflejan una tendencia a la baja de estas condiciones en el llamado “mundo rural”, una revisión a las cifras históricas demuestra que esta no es la primera vez que la pobreza desciende con mayor fuerza en zonas rurales que en áreas urbanas.
* En su tardía respuesta, Presidencia solo señaló: “La información se encuentra en las cifras oficiales de pobreza monetaria
presentado por el DANE”. A continuación, adjuntó en enlace al sitio donde la entidad reporta los boletines estadísticos en esta materia, el mismo de donde Colombiacheck tomó los datos para este chequeo. Por tanto, la calificación se mantiene en cuestionable.
“Y dicho y hecho, porque el año pasado rompimos un récord: 6 millones de turistas extranjeros. Nunca se había alcanzado semejante cifra (con problemas, porque el perfil de ese tipo de turismo tiene que variar y sabemos por qué, porque viene en busca de otras cosas que no nos interesan, que la dignidad de esta sociedad no debe permitir, la dignidad de sus hombres y de sus mujeres). Pero estamos aumentando el turismo incluso este año, sobre el año pasado, ya ha aumentado 7,3 % por encima del año 2023”: 26:55.
Según explica el Ministerio de Comercio Industria y Turismo, MinCIT, los visitantes no residentes son el principal indicador del turismo en el país. Este dato aglutina tres tipos de turistas: los extranjeros no residentes, colombianos que residen en el exterior y pasajeros que llegan en cruceros a Colombia.
En el informe preliminar más reciente del MinCIT sobre turismo se dice que hasta mayo de este año, el país había recibido a 2’589.689 visitantes no residentes. Estos son 200.538 personas más que en el mismo periodo de 2023, cuando a Colombia habían llegado 2’389.151 turistas. El incremento es del 8,4%.
El 7,3% al que se refiere Petro es un dato que aparece en un informe de visitantes del ministerio, pero solo hasta abril. No obstante, este era aún un dato preliminar.
El número de turistas de abril de 2024 que aparece en el Portal de Información Turística de Colombia es de 2’155.862. En el mismo mes del año pasado, el número fue 1'969.469: un aumento del 9,97 %.
Como el MinCIT le explicó a los colegas de La Silla Vacía en un chequeo sobre este dato, esta diferencia de cifras ocurre porque “el portal de información turística es actualizado constantemente con el número de visitantes rezagados que han sido reportados a la fecha para meses anteriores. Por esta razón, el porcentaje de crecimiento de turistas extranjeros para abril de 2024 es hoy incluso mayor al mencionado por el presidente el 20 de julio”.
Sobre el récord de seis millones de visitantes en 2023 al que también se refirió Petro, según muestra el Portal de Información Turística de Colombia, al país llegaron 6’102.383 visitantes no residentes, un poco más de la cifra que dio el presidente durante el discurso.
Sin embargo, el país ha venido superando su “récord” de visitantes no residentes al menos desde 2015, sin contar el 2020 y 2021, años en los que el sector cayó debido a la pandemia de covid-19. De hecho, con un argumento parecido, Colombiacheck calificó como ‘verdadera pero…’ una sacada de pecho similar en 2019 al entonces presidente, Iván Duque, en el discurso de dio por su primer aniversario de gobierno.
La diferencia en la afirmación de Petro con respecto a la de su antecesor, es que el aumento interanual de turistas entre 2022 y 2023 es mayor que en años anteriores. Esta vez, el país pasó de recibir más de 4,7 millones de turistas a los 6 millones que referenció el actual mandatario, un aumento del 27%.
Sin embargo, de acuerdo con Sandra Abreu, politóloga con más de 10 años de experiencia en política pública de turismo, este crecimiento tiene al menos dos explicaciones: la reactivación de los cruceros, que vio un aumento del 151 % para la temporada 2022-2023, y una recuperación global del sector turístico, que aumentó en 33,9% ese año, según el barómetro de la Organización Mundial del Turismo.
“El crecimiento entre 2022 y 2023 hace parte de la tendencia del crecimiento global. De hecho, Sudamérica creció 48,8%. Los cruceros en 2023 volvieron a la normalidad. En 2019, llegaron 361.000 cruceristas y, en 2023, fueron 345.000. O sea, esto es una vuelta a la normalidad, a lo que teníamos en 2019”, explica.
Gráfico del comportamiento del turismo entre 2010 y 2023 de la Organización Mundial del Turismo.
Abreu también apunta a que ahora hay más colombianos en el exterior. “En el 2019, llegaron 900.0000 colombianos residentes en el exterior. Hoy vamos en un millón y medio. Allí hay un número importante”.
Por último, la experta señala que en Colombia “las políticas de promoción se han mantenido, como la de cielos abiertos, que son esfuerzos que llevan años a los que se les ha dado continuidad y que permiten que se vean estos resultados”.
Por todo esto, calificamos como ‘verdadero, pero…’ la declaración. Aunque la cifra es correcta de acuerdo a datos preliminares e incluso el resultado final fue superior, el récord se ha venido rompiendo año a año desde 2015 (sin contar dos años de la pandemia) y el incremento de 27% en 2023 hace parte de una tendencia global que refleja una recuperación generalizada del turismo en el mundo a niveles previos a la pandemia.
* Para sustentar la afirmación de Petro, su equipo de comunicaciones envió un dato distinto, mayor al que él mismo dio: “En el primer semestre de 2024 se alcanzó un crecimiento del 8,5% frente al mismo periodo del año 2023”. Este, según la misma respuesta enviada a Colombiacheck, fue tomado de un boletín del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo que fue publicado el 5 de agosto de 2024, casi tres semanas después del discurso ante el Congreso. Por tanto, es imposible que esa haya sido realmente la fuente en la que se basó la declaración y, en todo caso, no cambia la calificación de ‘verdadero, pero…’, pues el contexto es el mismo.
“Y ya las estadísticas arrojan que las divisas que traen los turistas extranjeros, sumadas en un año, alcanzaron las divisas del carbón; es decir que la segunda rama en actividad económica más próspera de Colombia hoy es el turismo, la belleza de Colombia”: 27:43.
Inmediatamente después de exaltar la recuperación en turismo, el presidente comparó los ingresos de este sector con el de las exportaciones de carbón, material del que el país es el principal productor en Latinoamérica.
“Ya las estadísticas arrojan que las divisas que traen los turistas extranjeros, sumadas en un año, alcanzaron las divisas del carbón. Es decir, que la segunda rama en actividad económica más próspera de Colombia hoy es el turismo, la belleza de Colombia”.
La cifra exacta de las divisas que produjo el turismo el año pasado es 9.028 millones de dólares, según se muestra en el informe mensual de turismo del ministerio publicado en enero de 2024. Esto son 1.649 millones más de los que generó el sector en 2022, un crecimiento de 22,3%.
Según dijo el entonces ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, en una nota de prensa de la entidad, este aumento “está relacionado con la llegada récord de visitantes no residentes que tuvimos en 2023. Esto implicó para nuestra economía una mayor dinámica de consumo y de gasto en los sectores asociados con el turismo, y tuvo un efecto muy positivo en los territorios visitados”.
La información sobre las ganancias de turismo del Portal de Información Turística de Colombia, que engloba los viajes y transporte aéreo de pasajeros, muestra que el total en 2023 fue un poco menor a la cifra celebrada inicialmente por el exfuncionario: 8.980 millones de dólares, 21,7% más que en 2022. De todas formas, la cifra es la más alta registrada desde el año 2000.
En cuanto al carbón, como muestra un boletín estadístico de la Agencia Nacional de Minería, ANM, en 2023 el país recibió en total 9.163 millones de dólares por concepto de exportación de carbón. Esto son 183 millones más que el turismo, según el portal de información del MinCIT, una diferencia alrededor del 2 %, que le da en parte la razón a Petro en que prácticamente se igualaron.
Por otro lado, la cifra del carbón es menor a los 12.288 millones de dólares que generó en 2022, una disminución del 25,4 %, a pesar de que en 2023 solo se exportó 0,9% menos en términos de peso, como se puede ver en el mismo boletín estadístico de la ANM.
De acuerdo con un informe de la balanza de pagos, un instrumento que registra los intercambios financieros del país con otras economías del mundo, “las menores ventas externas de carbón y café se explican por la reducción en sus precios implícitos de exportación (15,0% y 23,2%, en su orden) y por las menores cantidades vendidas (1,1% y 7,8%, respectivamente)”.
Es decir que los precios internacionales del carbón estuvieron a la baja durante el 2023, como también aseguró Carlos Cante, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón). Según explican en la ANM, en 2023 los precios del carbón rondaron los 100 dólares por tonelada, una caída drástica en comparación con el 2022, cuando la tonelada llegó a cotizarse en 400 dólares.
Esta depreciación responde a una dinámica mundial que comenzó en 2021, cuando la demanda global del mineral creció súbitamente para responder a la reactivación económica tras la pandemia, según explica la Agencia Internacional de Energía. Desde mediados de 2022, los precios han caído debido a una sobreoferta del material, la penetración de electricidad renovable y bajos precios del gas, agrega el Banco Mundial.
De esta manera, es cierto que los ingresos del turismo en 2023 se aproximaron mucho a los que registró el carbón en el mismo periodo, como dijo Petro, pero aún así la cifra recaudada por turismo fue menor. Además, este acercamiento se debió a la combinación de la recuperación del turismo y una disminución en las divisas que dejó el carbón.
Históricamente, las principales exportaciones del país, tal como las registra el DANE, son el petróleo y sus derivados, el café, el carbón y el ferroníquel. Según esta entidad, en 2023 el petróleo fue el producto que más aportó divisas al país, seguido por el carbón, el café y, por último, el ferroníquel.
Si bien estas son las exportaciones tradicionales, las remesas también son una fuente de divisas importante que, en 2023, envió 10.091 millones de dólares al país.
De acuerdo con un informe del Banco de Bogotá del pasado junio, las cifras del primer trimestre de 2024 permiten proyectar que el turismo será el tercer mayor generador de divisas durante el año, solo por detrás del petróleo y las remesas.
#InformeBdB 💵El turismo se convertiría en el tercer mayor generador de dólares de la economía colombiana sobrepasando al carbón en 2024 💵
— Investigaciones BdB🥈🥈🥈🥉 (@IEBancodeBogota) June 20, 2024
🏝️Informe: https://t.co/wOzCQHaGbD pic.twitter.com/jvubAKUT51
“La entrada de divisas relacionada con turismo totalizó USD 2.178 millones (M) en el primer trimestre del año, 22% más que un año atrás y representando ahora 2,1% del PIB, cuando entre 2000 y 2019 era de apenas 1,2% del PIB”, explica la entidad, que también proyecta que en 2024 el turísmo sí superará las divisas generadas por el carbón.
Sin embargo, las remesas no se cuentan dentro del producto interno bruto, como explica el doctor en ciencias económicas y director del programa Director del Programa de Economía de la Universidad Javeriana de Cali, Jaime Ahcar Olmos. “Se suele aceptar que un alto ingreso por remesas es el reflejo de la incapacidad de un país de generar suficiente empleo, de manera que en el pasado y en el presente muchos de sus habitantes han dejado sus familias atrás para trabajar en otro país y enviarles ayuda”.
Así, las remesas sí aportan divisas a la economía del país, pero no se cuentan como una actividad productiva.
De todas formas, por ahora, el turismo fue la tercera actividad económica que más divisas aportó el año pasado (o la cuarta si se tiene en cuenta las remesas). En cualquier caso, no fue la segunda, como afirmó el mandatario. El turismo tampoco ha superado al carbón, aunque sí están cerca de hacerlo, no solo porque su tendencia de crecimiento se mantiene, sino por la caída de los precios de ese combustible fósil. Por todo esto, calificamos como cuestionable la afirmación de Petro.
* Sobre este punto, la respuesta de la Casa de Nariño a la consulta de Colombiacheck por las fuentes del discurso de Petro solo dice: “Las divisas del carbón representaron para marzo de 2024 un total de 8,105 millones de dólares, mientras que el turismo representó un total de 7,946 millones de dólares”. El sustento adjunto es un informe especial publicado por el área de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercados del Banco de Bogotá el 20 de junio, el mismo que ya se había tenido en cuenta y citado en el chequeo. Por tanto, la calificación no cambia, sigue en cuestionable.
“La pobreza se mide a través de unas líneas que llaman de pobreza monetaria y de pobreza monetaria extrema. Salieron hace dos días. ¿Y qué resultado dieron para el año 2023, año de estancamiento económico? 0,7% creció el PIB, donde los presagios malos eran los más posibles, porque en un país estancado económicamente, ¿qué puede pasar con la pobreza? Y lo que encontramos en esa estadística de hace dos días, que hay que analizar obviamente en los debates parlamentarios a fondo, es que redujimos 10% el número de pobres en un solo año y con estancamiento económico. Y sacamos 1’600.000 personas de la pobreza monetaria y sacamos un millón 1’120.000 personas de la pobreza extrema”: 47:12.
Al destacar la reducción de la pobreza en el contexto de estancamiento económico de 2023, Petro acertó en casi todos los datos, aunque se descachó por un punto porcentual con la cantidad de personas que salieron de pobres y en una décima de crecimiento del producto interno bruto (PIB). Por eso su afirmación es ‘verdadera pero…’.
Como se puede ver en el boletín más reciente del DANE sobre el crecimiento económico, publicado en mayo, la cifra de 0,7 % coincide con la comparación de los meses de enero a marzo de 2024 frente a los mismos de 2023. El promedio de todo el año anterior, en cambio, fue ligeramente menor, de 0,6 %.
Este último dato es el que el presidente debió tomar como referencia para contextualizar la reducción que pretendía destacar en las mediciones de la pobreza, ya que estas se calculan anualmente. En lo que acierta de todas formas, e incluso el menor aumento del PIB le da mayor razón, es en que se trató de un año de estancamiento en la economía.
Así lo calificó, por ejemplo, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) en un comunicado de mayo, en el que expresó su preocupación por los balances del primer trimestre de este año y de todo 2023. “Con este resultado se completaron cuatro trimestres de estancamiento económico, que son un llamado de alerta para el país”, advirtió el gremio.
La desaceleración se evidencia al comparar con los crecimientos de los dos años previos: 7,5 % en 2022, cuando Petro llegó a la Presidencia, y 10,6 % en 2021. Aunque vale recordar que estos valores se debían al rebote de la actividad económica en su recuperación tras la recesión mundial provocada por las grandes cuarentenas y otras medidas tomadas en medio de la pandemia de covid-19 (el PIB nacional había caído 6,8 % en 2020).
Según el panorama general del Banco Mundial para Colombia publicado en abril de 2024, la cifra del año pasado fue el resultado combinado de una inquietud inversionista por el gobierno del país y la eliminación de las medidas de reactivación que ya habían cumplido su función. “La economía creció un 0,6 % en 2023, ya que la necesidad de desmonte de las medidas de estímulo y el aumento de la incertidumbre alrededor de la dirección de la política afectaron la inversión fija”, explicó el ente multilateral.
A continuación, con ese contexto, el mismo organismo financiero estimaba “que la tasa de pobreza se mantuvo estancada en 2023, en tanto los mercados laborales mostraron mejoras limitadas”. Justo lo que señaló Petro en su discurso es que esto no sucedió así y que las mediciones a este respecto, que el DANE reveló recién el 16 de julio, contradijeron ese pronóstico al mostrar una reducción en la población clasificada en esa condición por su nivel de ingresos.
El anexo al boletín estadístico detalla que la pobreza monetaria, que es la que afecta a quienes no reciben lo suficiente para costear bienes y servicios mínimos para vivir, pasó de afectar a 18’332.000 personas en 2022 a 16’708.000 en 2023. En consecuencia, las 1’624.000 que salieron del umbral representan una mejoría de 8,9 %.
Esto quiere decir que Petro acertó con la cantidad, que redondeó a 1,6 millones. Al mismo tiempo, exageró la proporción en poco más de un punto cuando dijo que era el 10 %.
El mismo archivo del DANE indica que la pobreza extrema, en la que están quienes ni siquiera alcanzan a costear la canasta alimentaria básica, aquejaba a 6’905.000 habitantes del país en 2022 y esta cantidad bajó a 5’786.000 en 2023. Por tanto, 1’119.000 personas superaron esa situación, un 16,2 %.
En este caso, Petro no se refirió a la proporción, pero sí acertó en la cantidad redondeada de personas que dejaron esa condición: 1’120.000, dijo.
Es así como, en términos generales, lo que señaló el presidente con relación a la reducción de la pobreza en el contexto de estancamiento económico es correcto. Lo calificamos ‘verdadero pero…’ sobre todo por el descache con el porcentaje de reducción, que lo exagera ligeramente, aunque también por la imprecisión menor en el aumento del PIB.
* En su respuesta, Presidencia adjuntó las cifras del DANE tal y como las había registrado ya Colombiacheck en esta verificación, tanto en lo referente al 0,6 % de crecimiento del PIB en 2023 (una décima menos de lo que dijo Petro en su discurso), como en el número de personas que salieron de la pobreza monetaria y extrema en ese año. No mencionó el porcentaje, donde estaba el ‘pero’ de la afirmación, por lo que la calificación se mantiene.
“¿Cómo se hizo [para sacar a millones de personas de la pobreza]? Es bueno para el análisis. Lo harán ustedes profundamente en sus debates parlamentarios y en sus comisiones, pero la estadística del DANE nos alumbra unas causas, unos porqué se pudo lograr. No fue por los subsidios que, entre otras, disminuyeron porque los subsidios del covid se acabaron. El determinante más grande de la caída de la pobreza el año pasado en Colombia se llama, según las categorías del DANE, ‘ingresos laborales’: 8 puntos de 10, el 80% de la responsabilidad de la caída de la pobreza en Colombia se llama ‘ingresos laborales’.
¿Qué entiende el DANE por ingresos laborales? Pues, indudablemente, que haya aumentado empleo, que sí aumentó, pero en una cantidad que no determina una caída de la pobreza del 10%. Indudablemente tiene que ver, y eso lo hizo este gobierno, por el aumento sustancial del salario mínimo”: 49:32.
Petro da varios datos aquí que coinciden con las cifras del DANE, aunque el peso que les da a los ingresos laborales en la mejoría de los ingresos de la población más pobre no es exacto y no hay una medición específica que demuestre la relación directa que establece con el aumento del salario mínimo, de modo que su declaración es cuestionable.
El pasado 16 de julio, el DANE presentó los resultados de pobreza monetaria del 2023. Este indicador calcula los hogares que, por sus ingresos mensuales, no pueden cubrir lo mínimo por persona para vivir o, incluso, pobres extremos a quienes no les alcanza ni siquiera para la canasta básica de alimentos.
La entidad tiene en cuenta los ingresos reales, que es la plata que les entra a los bolsillos a las familias, y sus fuentes (de dónde viene ese dinero). En una de las formas de comparar, los hogares se dividen en cinco grupos del mismo tamaño, 20% de la población en cada uno, que forman una escala de menores a mayores ingresos.
La pobreza monetaria afecta al 33 % de la población, según la misma presentación del DANE. En consecuencia, es probable que la mayoría de los niveles 1 y 2 estén en pobreza, como le explicó a Colombiacheck el economista Carlos Sepúlveda, director del Centro de Investigación en Equidad y Progreso Inclusivo de la Universidad del Rosario.
Efectivamente, la fuente de ingresos laborales fue la que más contribuyó al aumento de ingresos en todos los grupos de hogares, especialmente en el grupo 1, que es el 20% más pobre. En ese caso, fueron 8,92 puntos porcentuales de un 10 % de mejora, es decir, casi 90 % y no el 80 % que dijo Petro.
En el 2, los ingresos laborales representaron 5,09 puntos dentro de un aumento de 6,7%, lo que corresponde a un 76 %. Esto es más cercano al 80 % que dio el presidente, pero tampoco exacto, y las contribuciones laborales en los otros quintiles también oscilan entre 74 y 116 %.
Los mismos datos muestran la contribución negativa en el caso de los subsidios, registrados como “ayudas institucionales”, sobre todo en el grupo de menores recursos, llamado técnicamente quintil 1. No obstante, la presentación del DANE de todas formas advierte que, sin estos, la incidencia de la pobreza hubiera sido 4,4 puntos porcentuales más alta.
El presidente señaló el bajón en los subsidios que, en efecto, coincide con el fin del programa Ingreso Solidario que creó el gobierno de Iván Duque por la pandemia de covid-19 y venció en diciembre de 2022.
Petro también mencionó la subida del empleo, aunque dijo que no explicaba la supuesta reducción de 10 % en la pobreza (que en realidad fue de 8,9 %, como explicamos en el chequeo anterior). Cabe recordar que la tasa de desempleo fue de 10,2% en 2023, menor a la del 2022 que se ubicó en 11,2%, y la ocupación llegó a 57,6%, mayor a la registrada de 56,5% un año antes.
Al respecto, las cifras del DANE sí muestran que esta se redujo en la mayoría de ciudades en las que mejoró la ocupación y viceversa, si bien la relación varía mucho entre unas y otras e incluso hay excepciones donde ocurrió lo contrario, como Villavicencio y Neiva.
Sin embargo, el principal énfasis del mandatario fue la relación que estableció entre caída de pobreza y aumento del salario mínimo para 2023, que fue del 16%. A diferencia de lo que sucede con los subsidios, por ejemplo, no hay información específica en los datos del DANE que permita evidenciar esto.
En la presentación de las cifras, la directora del DANE, Piedad Urdinola, señaló: “Los análisis realizados confirman que los efectos del crecimiento de los ingresos de los hogares y de su redistribución generó esa reducción de la pobreza, a pesar del incremento de los precios”.
Por otro lado, a pesar del peso estadístico de los ingresos laborales, la politóloga Silvia Otero, también profesora del Rosario, y el economista Horacio Coral Díaz, exdirector de Desarrollo Social del Departamento Nacional de Planeación, coinciden en señalar que esto no es razón para subestimar otros factores en la reducción de la pobreza. La primera apunta, por ejemplo, a las remesas y el segundo enfatiza en el ya mencionado aporte de 4,4 puntos por cuenta de los subsidios.
* La respuesta de Presidencia con respecto a este punto fue: “Según el DANE la contribución de los ingresos de las familias para determinar el índice de Pobreza Monetaria, el más representativo en todos los quintiles sociales son los ingresos laborales”. Como evidencia, adjuntaron la presentación de la entidad con los principales resultados sobre pobreza monetaria en 2023. Esta información ya había sido tenida en cuenta en el chequeo y no contradice las imprecisiones ya señaladas en el discurso de Petro. Por tanto, la calificación se mantiene en cuestionable.
En cada chequeo, añadimos lo pertinente con relación a las respuestas de la Presidencia de la República, que llegaron apenas el 21 de agosto a las 10:04 p.m., en un oficio firmado por Gabriel Gómez Romero, recién nombrado secretario de Comunicaciones y Prensa. Es decir que el Gobierno se tomó casi un mes para responder la consulta que se le envió por correo electrónico el 22 de julio, primer día hábil tras el discurso, en la noche.
El 6 de agosto, con la nota recién publicada y cuando justo se cumplía el plazo máximo de 10 días hábiles para resolver peticiones de información, de acuerdo con los términos del artículo 14 de la Ley 1437 de 2011 (modificado por la 1755 de 2015), el funcionario encargado previamente de la misma dependencia, Giovanny Andrés López Cabezas, había enviado otro oficio en el que se limitaba a anunciar que estaban revisando y elevando consultas para responder en otros 10 días hábiles que se cumplieron el 22. Es decir, en la práctica, se duplicó el plazo legal.