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Chequeo Múltiple
En la posesión del nuevo jefe de Estado de Colombia, Gustavo Petro, el presidente del Senado, Roy Barreras, hizo una intervención de 21 minutos dedicada a la paz en la que destinó apenas 54 segundos a hablar del gobierno anterior, el de Iván Duque, en referencia a que la administración entrante llegaría a “recuperar lo perdido”.
El congresista del Pacto Histórico, misma coalición del mandatario al que le tomó juramento este 7 de agosto, por el partido Alianza Democrática Amplia (ADA) criticó los aumentos de la pobreza, la inequidad, el desempleo, la deuda pública y los cultivos ilícitos en el periodo que había iniciado en 2018. Así que Colombiacheck decidió verificar ese balance.
Ya teníamos algunos de esos datos verificados en nuestro especial ‘4 años de Duque’ sobre el cumplimiento de 28 metas del Plan Nacional de Desarrollo; en el chequeo ‘Discurso final de Duque ante el Congreso tuvo sobre todo datos cuestionables y verdaderos pero…’ a 25 afirmaciones de su última intervención para instalar sesiones en el Capitolio, e incluso en otro, sobre una desinformación en su contra, titulado ‘Publicación dice que Petro recibe un país ‘desfalcado’ con base en datos económicos cuestionables’.
Además, hace cuatro años también chequeamos las palabras de Ernesto Macías, quien presidía el Congreso en ese momento y le puso la banda presidencial al recién electo candidato de su partido, el Centro Democrático. El entonces senador hizo un examen mucho más extenso sobre los resultados del saliente Juan Manuel Santos. El artículo ‘Chequeo al discurso de Macías y la publicidad del Centro Democrático’ concluyó que dijo más frases falsas y engañosas que verdaderas.
Esta vez, de las seis afirmaciones verificables de Barreras, tres son cuestionables; dos, falsas y una, ‘verdadera pero…’.
Colombiacheck le escribió al senador para preguntarle por las fuentes y posibles aclaraciones frente a sus datos. Al momento de publicar esta nota, no ha respondido.
“Hace cuatro años a pesar de las dificultades, teníamos una tasa de desempleo del 9,4% hoy es del 11,3%”.
En agosto de 2018, cuando Duque llegó al poder, la tasa de desempleo desestacionalizada (o sea, eliminando los efectos temporales para poder comparar entre diferentes momentos del año) era de 9,1%, según los registros del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Es decir que estaba incluso tres décimas por debajo de lo que dijo el senador en su discurso, aunque sí había sido de 9,4% en junio de ese año.
En junio 2022, según la serie #desestacionalizada:
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) July 29, 2022
🔹La tasa de #desempleo nacional fue 11,7 %, 1,2 p.p. superior a la de mayo 2022.
🔹En comparación con febrero 2020, hubo una reducción de 188 mil personas #ocupadas y 2,1 millones salieron de la fuerza #laboral. pic.twitter.com/QVkbX0W1h2
El dato más reciente hasta el momento es el de junio de 2022, cuando la medición se ubicó en 11,7% de desempleo. O sea que son cuatro décimas por encima del dato presentado por Barreras.
En consecuencia, es cierto el aumento que señaló el congresista pero la comparación no es precisa. La distancia es mayor por siete décimas porcentuales en total.
Se podría esgrimir que la causante del aumento es la pandemia de COVID-19 y en parte sería cierto. Sin embargo, como lo contó Colombiacheck al verificar que Duque no cumplió su meta de dejar el desempleo en 7,9%, este indicador ya venía en aumento antes de la crisis, en su primer año y medio de gestión.
Como lo dijo el mismo exmandatario el 20 de julio, los 5,7 millones de empleos perdidos por la emergencia sanitaria se habían recuperado hasta el último dato disponible en ese momento, que era el de mayo. Por eso su afirmación fue ‘verdadera pero…’: tenía razón en eso al mismo tiempo que omitía que, bajo su mandato y antes del golpe internacional por las medidas para enfrentar al SARS-CoV-2, la tendencia ya era negativa.
En diciembre de 2019, cuando China informó sobre la detección del nuevo coronavirus, la tasa desestacionalizada ya era de 10,5% y en febrero de 2020, justo antes de la detección del primer caso de COVID-19 en Colombia, iba en 11%. Había subido casi 2 puntos porcentuales desde que Duque llegó al poder.
Así que Barreras se descachó por poco en las cifras pero tiene razón en su afirmación sobre el aumento del desempleo. Por tanto, su afirmación al respecto es ‘verdadera pero…’.
Hace cuatro años teníamos “una tasa de pobreza aún dolorosa del 26%, pero hoy es del 39%”.
Barreras no aclaró en su intervención a cuál de las dos mediciones de pobreza se refería, si a la monetaria o a la multidimensional. La primera depende del nivel de ingresos de los hogares y la segunda, de varios indicadores sobre sus condiciones de vivienda, salud, educación, empleo y situación de la infancia.
Las dos cifras son entregadas anualmente por el DANE. En consecuencia, el último dato disponible para ambas es el de 2021. Frente a 2018, una aumentó y la otra se redujo.
La pobreza monetaria era de 34,7% en 2018, no de 26% como dijo Barreras. En 2019 ya había subido un punto porcentual antes de dispararse al 42,5% con la pandemia de COVID-19 en 2020. Aunque en 2021 se redujo, como destacó Duque el 20 de julio, la tasa de 39,3%, en la que sí acierta el congresista, efectivamente sigue por encima de la que había hace cuatro años, con lo que se incumplió otra meta del Plan de Desarrollo.
El índice multidimensional, en cambio, arrancó el cuatrenio en 19,1%. En el primer año de administración bajó a 17,5%. Con la pandemia tuvo un repunte y se ubicó en 18,1% para 2020, pero en 2021 bajó hasta el 16%.
Las cifras del discurso se parecen más a las de la desinformación citada en la introducción a este artículo que a la realidad. El trino cuestionable había tomado la tasa de las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas como si fuera la nacional y, aparte, comparaba la de 2018 con el pico de 2020 y no con la información más reciente, información que mezclaba con otra más acertada.
En este caso, de los dos indicadores en los que el senador pudo haber señalado ese aumento vertiginoso de 13 puntos porcentuales, ninguno lo cumple. El que aumentó lo hizo en menos de 5 puntos y el otro disminuyó. Así que la afirmación es falsa.
Hace cuatro años teníamos “un coeficiente de Gini, el de la inequidad, el de la vergüenza, del 0,508, hoy es del 0,520. La pandemia puede explicar pobreza sobreviniente pero no creciente inequidad”.
El coeficiente de Gini mide la desigualdad en una escala de 0 a 1. Un resultado más alto es más desigual. El más utilizado es por ingresos y, en consecuencia, el DANE los publica en los mismos boletines de pobreza monetaria cada año.
En su intervención, Barreras usó exactamente las mismas cifras para este indicador que la desinformación sobre el país supuestamente ‘desfalcado’ que recibiría Petro de Duque. Así, su error es el mismo que el encontrado en ese chequeo: comparar un dato cercano al de 2021 con 2017, cuando el presidente era Juan Manuel Santos, y no con 2018, que fue en el que cambió la administración.
Es decir que el 0,508 realmente corresponde a 2017 y aumenta la diferencia respecto a 2021 porque el Gini ya había subido a 0,517. En consecuencia, la diferencia con el 0,523 del último dato disponible es de 0,006, la mitad del 0,012 planteado por la publicación viral y por Barreras en su discurso.
Fuente: Boletín del DANE sobre pobreza monetaria 2021.
Por otro lado, como con la pobreza monetaria o el desempleo, ya venía en aumento en 2019, cuando se ubicó en 0,526, pero en 2020 llegó a 0,544 y después de eso se recuperó. Esto sí se explica, al menos en parte, por los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 y las medidas para enfrentarla, contrario a la afirmación del senador.
En junio de 2022, la revista Nature publicó un análisis basado en datos del Banco Mundial que muestra “cómo las personas con menores ingresos han tenido las pérdidas financieras más grandes” en medio de esta crisis. Un estudio del mismo ente financiero internacional publicado en febrero sobre los efectos de la emergencia sobre la desigualdad en mercados emergentes y economías en desarrollo señala que el índice de Gini por ingresos aumentaría más y en más países a raíz de estos sucesos.
Colombia fue incluida en la muestra del artículo y presenta un escenario menos pesimista. Como se puede ver en el gráfico de la página 19 sobre el porcentaje de variación del indicador esperado sin COVID-19 (barras) y con pandemia (equis), el cálculo era que la desigualdad en el país (COL) sí se reduciría, pero mucho menos de lo proyectado antes de la crisis. Sin embargo, sigue habiendo un efecto que Barreras niega por completo.
De modo que el senador se aproxima a la cifra actual de desigualdad pero exagera sobre el aumento en el periodo presidencial de Duque y le resta toda la importancia a la pandemia, un factor que sí influyó en este resultado al menos de manera parcial, a pesar de que el indicador ya venía en aumento desde el primer año de gobierno. Por tanto, la frase es cuestionable.
Hace cuatro años “teníamos 516 billones [de pesos] de deuda pública, hoy tenemos 750 billones”.
La cifra que da el senador para 2018 es muy superior a la deuda bruta del Gobierno Nacional Central para el tercer trimestre de ese año, según la información histórica disponible en el portal del Ministerio de Hacienda. El valor era de 470,6 billones de pesos. Una vez más el dato que da Barreras coincide es con la desinformación del país ‘desfalcado’.
En lo que sí se acerca es en la cifra más reciente, que es la del primer trimestre de 2022: 759 billones de pesos. Es decir que la diferencia es incluso mayor que la planteada en el discurso por casi 50 billones.
Sin embargo, este es otro dato que hay que analizar en el contexto de la pandemia porque en diciembre de 2019 era de 533,7 billones y fue en el primer trimestre de 2020, cuando el COVID-19 apareció en escena, que se disparó a 604,3 billones de pesos.
Por otro lado, este dato tiende a aumentar y el análisis más adecuado, según le explicó el economista Jorge Llano a Colombiacheck para la verificación del trino desinformador, es como porcentaje del producto interno bruto (PIB). De esta manera, es aún más evidente el golpe pandémico pero también la posterior recuperación parcial, que las cifras en brutas en pesos no dejan ver.
La deuda bruta del Gobierno Nacional Central equivalía al 47,6% del PIB en el tercer trimestre de 2018, según el Ministerio de Hacienda. En diciembre de 2019 ya había subido al 50,3% pero con la pandemia se disparó: al cierre de 2020 había alcanzado el 65%. En 2021 bajó ligeramente al 63,8% y el último dato, de marzo de 2022, fue del 59%.
Es decir que, si bien está 11,4 puntos porcentuales por encima de lo que recibió Duque, ha decrecido 6 puntos frente al cierre del primer año del COVID-19. Al desconocer este contexto y dar una cifra equivocada del 2018, a pesar de que se acercó a la de 2022, la afirmación es cuestionable.
Hace cuatro años “teníamos 7,4% de pobreza extrema, hoy 12,2%”.
La reducción de la pobreza extrema, que también es una medida monetaria pero con un umbral mucho menor (indica que un hogar recibe menos de lo que vale la canasta básica de alimentos), fue otra promesa no cumplida de Duque. Sin embargo, de nuevo Barreras exagera la diferencia con respecto a 2018 aunque acierta en el dato de 2021, que es el más reciente disponible.
El verdadero dato que tiene el DANE para 2018 es de 8,4%, un punto porcentual más que lo dicho por el congresista. El aumento entonces es de 3,8 y no de 4,8 puntos.
Como en los casos anteriores, la pandemia fue un factor determinante en ese crecimiento de la pobreza extrema. No obstante, también había empezado a crecer desde el primer año del gobierno recién finalizado. Así, en 2019 marcó 9,6% y en 2020 subió a 15,1%.
Con la recuperación en 2021, quedó efectivamente en el 12,2% que mencionó Barreras.
Así que el senador acierta en la cifra final pero rebaja la inicial, con lo que el aumento bajo la administración de Duque parece mayor. Por tanto, esta frase también es cuestionable.
“Nos dijeron entonces que habíamos dejado un mar de coca de 180.000 hectáreas, actualmente hay 245.000”.
Como hemos explicado en varios chequeos (1, 2, 3) sobre cultivos de coca, en Colombia la medición oficial es realizada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) en el marco del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), que hace un reporte anual de las hectáreas de coca.
El otro sistema de medición conocido es el que hace Estados Unidos a través de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés), que también es anual.
Estos monitoreos tienen sistemas de medición diferentes, por lo que las cifras de uno no son comparables con las del otro.
De acuerdo con el informe ‘Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2018’, preparado por la Unodc, el área neta de cultivos de coca en 2017 era de 171.000 hectáreas y pasó a 169.000 hectáreas en 2018 (una reducción de 1,2%), año en el que inició el gobierno del expresidente Iván Duque.
Igualmente, según el informe de 2020, publicado en julio de 2021 y que es el más reciente disponible, se reportó una reducción del 7% en el área sembrada de coca en el país, pasando de 154.000 hectáreas en 2019 a 143.000 hectáreas en 2020.
Estados Unidos presentó sus cifras recientemente y en varios medios de comunicación se informó de la disminución de 2021, con respecto a 2020. En este gráfico publicado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés), una organización líder en investigación e incidencia que promueve la defensa de los derechos humanos en América, está el número de hectáreas de cultivos de coca, según el gobierno norteamericano.
En 2018 había 208.000 hectáreas de cultivos de coca y se pasó a 234.000 hectáreas en 2021. Esta medición muestra un incremento en los cultivos de coca durante el gobierno de Iván Duque.
En este otro gráfico de Wola se comparan las cifras tanto de las hectáreas de coca, en ambas mediciones (EE.UU. y Unodc), como el número de hectáreas erradicadas.
Nuestros colegas de La Silla Vacía publicaron el 6 de julio de 2020 la nota ‘Más hectáreas de coca, el fracaso final de la lucha contra las drogas’, en la que revelaron que el más reciente informe de la Unodc muestra un aumento de más del 10% en las hectáreas cultivadas, el final de la disminución que venía desde 2018.
Esto quiere decir que Barreras no acierta en la cifra de hace cuatro años, aunque se acerca a la de Unodc, que es 10.000 hectáreas menor que la suya, y la contrasta con el dato de la Casa Blanca en 2020 como si fuera el más reciente, cuando ya está el de 2021, con el que la diferencia es menor. Como ya explicamos, estas mediciones no son comparables. Por estas razones, lo que dijo Barreras es falso.