Pasar al contenido principal

Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso Falso

Falso

Jueves, 11 Marzo 2021

Uso de tapabocas no altera funciones cognitivas ni hay pruebas de que producirá demencia

Por Gloria Correa

Se trata de un mensaje de una cuestionada “experta” alemana, quien asegura que el uso de tapabocas altera las funciones cognitivas debido a que genera hipoxia. No hay evidencia científica que la respalde.

Desde febrero circula por Facebook una imagen en la que se lee que según una especialista alemana en neurofisiología y neurotoxicología llamada Margarite Griesz Brisson, el uso prolongado de tapabocas puede, entre otras cosas, degradar gravemente las funciones cognitivas y hará que en unos años aumenten los casos de demencia. 

Colegas verificadores de Maldita en España ya lo han verificado, evidenciando que lo allí afirmado es falso.

Sin embargo, otras imágenes con información similar han circulado también por Facebook desde octubre de 2020, en diferentes idiomas, atribuidas a la misma médica (1,2 , 3, 4, 5, 6, 7). Estas también fueron verificadas por colegas de la International Fact Checking Network (IFCN) como Correctiv, AFP Factual, Newtral, Animal Político y la agencia Reuters.

Toda la información que circula en tales publicaciones, proviene de un video del pasado octubre de 2020, el cual fue verificado por colegas de AFP Factual, en el que la alemana Margareta Griesz Brisson (como realmente se llama), critica las medidas tomadas por las autoridades alemanas para frenar la propagación del COVID-19, ya que para esa fecha, el gobierno alemán endureció las restricciones, imponiendo el uso de mascarilla obligatoria en las calles.

mascarillas y enfermedades con etiqueta falso

En Colombiacheck también hemos señalado en chequeos previos que es falso que el uso de tapabocas cause hipoxia, hipercapnia o neumonía (1, 2) o aumente el riesgo de infarto o cáncer

Ahora revisamos la evidencia científica para verificar lo que se le atribuye a la alemana en la publicación que circula recientemente, pero tampoco encontramos estudios científicos que soporten tales afirmaciones, por lo que calificamos como falso el contenido de la misma. 

A continuación lo que encontramos en Colombiacheck sumado a lo que los colegas verificadores de la IFCN hallaron al respecto: 

Margareta Griesz Brisson, la cuestionada “experta” alemana

El medio de verificación alemán Correctiv, señaló que múltiples especialistas e instituciones alemanas han desmentido las afirmaciones de Griesz-Brisson durante la pandemia. 

Griesz Brisson dice ser neurofisióloga y neurotoxicóloga, especializada en terapias naturales y adepta a la medicina alternativa, pero su nombre no aparece en los registros oficiales de la Asociación Federal de Expertos y Especialistas Alemanes, según aclararon los colegas de Maldita. Tampoco se encuentran publicaciones científicas de ella en plataformas como Google Scholar o en la base de datos PubMed, que funcionan como repositorios de artículos académicos.

Al hacer una búsqueda en Google del nombre de la alemana, aparece como directora médica del instituto privado británico London Neurology & Pain Clinic, donde se ofrecen tratamientos médicos alternativos para el dolor. A los colegas de AFP Griesz Brisson les respondió vía electrónica en octubre de 2020, pero no respondió a las preguntas sobre su vídeo, pidió que respetaran su trabajo y su experiencia en neurología y repitió sus críticas a la obligatoriedad de llevar mascarilla en Alemania.

captura de pantalla de página de empresa de Griesz Brisson

Información que se lee sobre Margareta Griesz Brisson en la página de la London Neurology and pain clinic.

Los colegas de Correctiv se enteraron, a través de la Comisión de Calidad de la Atención de Inglaterra (CQC), el regulador de los servicios de atención médica y social en dicho país, que la empresa de la que Griesz Brisson aparece como directora, no está registrada. Lo que señalaron puede deberse a que no llevan a cabo “actividades reguladas”, por tratarse de tratamientos alternativos, poniendo en evidencia que las conductas que sigue la “experta” se encuentran fuera de las regulaciones del ejercicio médico en Inglaterra.

Estudios han demostrado que el tapabocas no altera las funciones cognitivas

Según el mensaje que estamos verificando la alemana Griesz Brisson señala que “el uso continuo de las mascarillas puede degradar gravemente las funciones cognitivas, siendo los principales síntomas de alerta: fuerte dolor de cabeza, somnolencia, mareos, problemas de concentración y mareos. En primer lugar porque provocan déficit de oxígeno y saturación de dióxido de carbono”.  

Encontramos una investigación realizada por científicos de la Universidad de Estocolmo, publicada en octubre de 2020 en la revista Temperature, cuyos resultados contradicen las afirmaciones de la alemana, pues los investigadores evaluaron si existía alguna afectación de las funciones cognitivas asociada al uso de tapabocas y encontraron que no.

En el estudio expusieron a ocho adultos sanos a un ambiente de 40 grados centígrados y 20 por ciento de humedad, usando y no usando mascarilla. Así evaluaron diferentes variables. Lo único que observaron llamativo fue que los individuos reportaron un aumento de la sensación de ahogo, sin que eso se tradujera en afectación de sus niveles de saturación de oxígeno. Tampoco observaron un impacto en el rendimiento de las pruebas cognitivas y motoras aplicadas.

Así mismo, un estudio publicado en la revista Phisiology and Behavior revela que se analizó el efecto de usar mascarilla en 50 estudiantes universitarios voluntarios durante dos clases de 150 minutos. Los autores concluyeron que es seguro el uso de mascarilla quirúrgica durante las clases inferiores a ese período de tiempo, no produciendo deterioro cognitivo. Sin embargo, recomiendan tomar descansos cada dos horas.

De ese modo, a pesar de que la evidencia científica es limitada en el tema, va en sentido contrario a lo que la alemana afirma.

Griesz Brisson señala además que la supuesta alteración de las funciones cognitivas se debe primero al “déficit de oxígeno y saturación del dióxido de carbono” que causan.

Pero estas últimas afirmaciones también son falsas. Ya en Colombiacheck explicamos en chequeos previos (1, 2) que  el uso de mascarillas no deriva en hipoxia, o falta de oxígeno en los tejidos, ni tampoco en hipoxemia que hace referencia a bajos niveles de oxígeno en la sangre.

Al buscar en la base de datos Pubmed de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, encontramos un estudio hecho por investigadores canadienses, quienes evaluaron los niveles de saturación de oxígeno en personas adultas mayores sanas usando mascarillas no médicas en ambientes comunitarios. El mismo fue publicado en la revista científica JAMA en octubre de 2020.

En la investigación se reclutaron 28 participantes de 65 años o más y midieron la saturación de oxígeno antes, durante y después de usar la mascarilla por al menos una hora. Los autores reportaron que la saturación de ninguno de los participantes cayó por debajo de los valores normales mientras usaban los tapabocas y que las diferencias en los valores de saturación de oxígeno mientras usaban la máscara y antes de usarla fueron mínimas.

A pesar de tratarse de un pequeño estudio, y las limitaciones que puede tener, los investigadores señalaron que “en este estudio el uso de una mascarilla facial no se asoció con disminución de la saturación de oxígeno en los adultos mayores”, lo cual es opuesto a lo que Brisson señala sin sustento alguno.

En otro estudio publicado, en la edición de marzo de 2021 de la  revista de la Sociedad Americana de Tórax, se evaluó la saturación de oxígeno de 15 médicos en comparación con 15 veteranos con enfermedades pulmonares, todos usando mascarillas quirúrgicas.

Los autores reportaron que el intercambio de gases no se vio significativamente afectado por el uso de mascarilla quirúrgica según los resultados obtenidos, incluso en sujetos con grave deterioro pulmonar.

En el mismo sentido, el doctor Pablo Eguía, neurólogo y vocal de la Sociedad Española de Neurología, explicó a AFP Factual: “El tejido del que están compuestas las mascarillas filtra partículas, no gases. Y el oxígeno, al igual que el dióxido de carbono, son gases. Por lo tanto, tanto el oxígeno como el dióxido de carbono circulan a través del tejido de la mascarilla”.

Por otra parte, el especialista alemán, jefe de Neumología y Medicina de Cuidados Intensivos en el hospital alemán Kloster Grasfchaft, Dominic Dellweg también aclaró a AFP Factual: “La mascarilla da una mayor resistencia al respirar. Nuestros músculos respiratorios tienen que trabajar más para respirar aire a través de la mascarilla, principalmente nuestro diafragma. Puede ser incómodo e incluso hace que falte el aliento, pero no es una señal de falta de oxígeno en el cuerpo, los valores de oxígeno y dióxido de carbono están en un rango normal”.

Finalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también señala que “utilizar mascarillas médicas durante mucho tiempo puede ser incómodo, pero no provoca intoxicación por dióxido de carbono, ni hipoxia”. Así mismo, desde la Mayo Clinic enfatizan que es importante aclarar que ese malestar asociado con el uso de mascarillas no debe dar lugar a preocupaciones de seguridad, ya que esta práctica de bioseguridad ha demostrado mejorar la salud pública principalmente durante la pandemia.

Mascarillas no están contraindicadas en todos los niños y adolescentes

En la publicación que estamos verificando continúan señalando que para Griesz Brisson “la imposición de mascarillas sólo puede darse por indicación médica en casos concretos y puntuales, pero está absolutamente contraindicada en los niños y adolescentes. Es más, califica su uso diario como ‘muy peligroso’ y su imposición una decisión criminal”.

Sobre el uso de mascarillas en niños, encontramos una  investigación publicada en la revista JAMA el pasado 2 de marzo de 2021, en la que investigadores italianos evaluaron la función respiratoria de 47 niños de dos años de edad en adelante, quienes utilizaron mascarilla durante al menos 30 minutos y realizaron un test de ejercicio.

Los autores de dicho estudio encontraron que el uso de la mascarilla no se asoció con cambios en los parámetros respiratorios o signos clínicos de dificultad respiratoria en los niños evaluados. Así, enfatizaron que estos hallazgos sugieren que el uso de mascarillas quirúrgicas entre niños puede promoverse durante la pandemia especialmente en vista de la reapertura de escuelas.

Desde la OMS también aclararon que un grupo internacional y multidisciplinario de expertos examinó estudios sobre la transmisión de COVID-19 en los niños, así como las limitadas pruebas disponibles sobre el uso infantil de mascarillas.

A partir de dicho análisis, y teniendo en cuenta otros factores, como las necesidades psicosociales y aspectos esenciales del desarrollo de los niños, la OMS y el UNICEF recomendaron que “el uso de mascarilla no debe ser obligatorio para los niños de hasta cinco años, en aras de la seguridad y el interés general del niño, así como su incapacidad de utilizar adecuadamente una mascarilla con una asistencia mínima”.

También recomiendan que la decisión de utilizar mascarillas en niños de entre 6 y 11 años se base en factores como si hay transmisión generalizada de COVID-19 en el área donde reside el niño, la capacidad del infante para usar la mascarilla de forma segura y adecuada, el acceso a las mascarillas, así como su lavado y cambio en determinados lugares, la supervisión adecuada de un adulto y las instrucciones para el niño sobre cómo ponerse, quitarse y llevar puesta la mascarilla de forma segura, entre otras.

Finalmente, para niños a partir de los 12 años desde la OMS indican que utilicen mascarilla en los mismos casos que los adultos, principalmente cuando se dificulte mantener el distanciamiento social. 

El doctor Pablo Eguía, también explicó sobre este tema a AFP Factual en octubre pasado: “Las mascarillas tampoco detienen el desarrollo cognitivo de los niños o de los adolescentes”, según el experto, “aunque es cierto que las células del cerebro son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno, por lo que algunas comienzan a morir en menos de cinco minutos después de interrumpirse el suministro de oxígeno, las mascarillas no producen este efecto, en ningún caso. Lo único que es cierto es que el cerebro necesita un suministro constante de oxígeno para funcionar”.

Por lo tanto, lo que señala la alemana Griesz Brisson sobre la contraindicación de las mascarillas en todos los niños y adolescentes carece también de evidencia científica o respaldo por autoridades de salud.

Tampoco hay estudios que asocien el uso de mascarillas a demencia

En relación a lo último que señala la alemana que el uso de mascarillas “hará en unos años aumentar notablemente los casos de demencia”, buscamos en bases de datos médicas (como Pubmed, Scielo, Sciencedirect, Litcovid) si existían estudios científicos previos que asociaran la demencia con el uso de mascarillas, pero no encontramos ninguno.

La demencia, según la OMS, afecta hoy en día a aproximadamente unos 50 millones de personas en el mundo, y es un síndrome, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria más allá de lo provocado por el envejecimiento. Puede ser causada por diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares.

En el plan global de acción contra la demencia 2017-2025 de la OMS, enfatizan que la creciente evidencia científica sugiere una interrelación entre la demencia y ciertos factores de riesgo, como la inactividad física, la obesidad, el uso de tabaco, el uso nocivo de alcohol, la diabetes mellitus o la hipertensión en la mediana edad. Además, se han asociados otros factores de riesgo potencialmente modificables que incluyen el aislamiento social, el bajo nivel educativo, la inactividad cognitiva y la depresión de la mediana edad, pero en ningún caso se ha establecido una asociación al uso crónico de mascarillas. 

Por el contrario, múltiples investigaciones científicas y publicaciones (1, 2, 3, 4, 5 y 6) han resaltado durante la pandemia el beneficio del uso de las mascarillas para disminuir la transmisión del coronavirus.

De esta manera, concluimos que el mensaje atribuido a la alemana Griesz Brissman sobre los efectos del uso de mascarillas es falso ya que carece de sustento científico. Además, desalienta el uso de este elemento de protección personal que contribuye en la protección de contraer la infección por el nuevo coronavirus.